En el número anterior de Militante (179) publicamos la primer parte de nuestro punto de vista sobre lo que Jesús Ortega, Andrés Manuel López Obrador y la Tendencia Marxista Militante, proponen respecto a temas como el campo, el empleo y otros temas. Ahora presentamos la segunda parte. Para el siguiente mes terminaremos con esta exposición   


Rubro

Qué propone AMLO

Qué propone J. Ortega

Qué propone Militante

Crisis del campo

- Aumentar el presupuesto destinado al campo; se establezcan precios de garantía y subsidios al fertilizante y a otros insumos

- Apoyar mediante un programa especial la siembra masiva de maíz, frijol, soya, sorgo, trigo y arroz.
- Revisar con sentido de equidad, los precios de la energía eléctrica, diesel y gas LP en el campo.
- La reformulación de la política de subsidios para orientarla a la autosuficiencia alimentaria y a los insumos primarios básicos.
- Acceso al crédito por parte de los agricultores.

La ruina del campo es evidente por tosas partes, traduciéndose ello la pobreza más atroz para millones de familias campesinas y una mayor dependencia alimentaría hacia el extranjero, especialmente hacia los Estados Unidos, cuestión que ha sido muy bien aprovechada por las multinacionales y la burguesía nacional para hacer jugosos negocios monopolizando el mercado de granos y otros alimentos e imponiendo precios exorbitantes para el consumo de esta clase de productos. Con la crisis económica toda esa problemática se agudizará, cuestión por la cual una política adecuada hacia el campo será clave para evitar un mayor empobrecimiento entre los trabajadores del campo y de la ciudad. En esencia las propuestas de AMLO y de Jesús Ortega en este terreno son similares, caminar en esa dirección significaría un aliento para el campesinado pobre, pero en el campo hay fuertes intereses que de no tomarse medidas sobre ellos haría inútiles las iniciativas propuestas por ellos. En el campo, también existe una fuerte capa de sectores que parasitan sobre el trabajo de los campesinos (coyotes, banqueros, terratenientes, agroempresarios,  etcétera) y que necesitan que las cosas sigan  como están pues en buena medida de ello brotan sus privilegios y fortunas. Es por ello, si realmente queremos superar la miseria que se vive en el campo y que su deterioro no se agudice aun más con la crisis económica,  además de la anteriores propuestas, los explotados del campo y de la ciudad debemos luchar por:
- Creación de un sistema de distribución y abasto popular controlado por comités de campesinos, colonos y trabajadores que asegure que la comercialización de los productos del campo beneficie a los campesinos y no a los coyotes, los “bodegueros” y los monopolios de trasporte. ¡Basta de parásitos del campo!
- Cancelación de las deudas bancarias de los campesinos pobres y por el acceso a créditos blandos. ¡No al embargo de tierras por la banca!
- Cancelación de los acuerdos del TLC.
- Por una plan de industrialización del campo: maquinaria, sistemas de riego, instalaciones fabriles para producción de insumos agrícolas así como para la manufacturación de alimentos procesados, etcétera.
- Nacionalización de todos los latifundios, velados y abiertos, y su colectivización bajo el control de obreros y campesinos.
- Nacionalización de los monopolios de la producción y comercialización de productos agrícolas.

Origen de los recursos financieros para aplicar esa política

- Recorte de 200 mil millones de pesos el gasto superfluo del gobierno y empleo de los 200 mil millones de pesos de excedentes que se recibirán este año por precios altos de petróleo. (400 mil millones de pesos en total)

- Dedicar al menos un punto y medio del PIB – financiado mediante la reducción de gasto corriente improductivo del gobierno federal, estatal y municipal. En especial una reducción de cuando menos el 10% de las percepciones de los altos funcionarios de los tres poderes de la unión y de los diversos órganos de gobierno, exceptuando los municipios más pobres del país.

Es cierto que no sólo la reducción sino además la cancelación de todo gasto suntuoso, de los privilegios y de los sobresueldos del aparato del Estado en todos sus niveles y poderes, liberaría una cantidad de dinero importante para atender las necesidades sociales de las mayorías; sin embargo estamos hablando de una crisis que amenaza con empobrecer aún más a los casi 70 millones de mexicanos que ya se encuentran en esta condición y hacer al mismo tiempo que esa cantidad crezca con otro tanto de millones más. Defender verdaderamente el empleo y los salarios, así como sacar de la bancarrota al campo exigen cantidades de dinero para las cuales sería ampliamente insuficiente el ahorro que se podría lograr por medio de la eliminación de absolutamente todos los gastos inútiles y privilegios en el Estado (lo cual no quiere decir que no haya que luchar por eliminarlos) es por ello que, en cuanto a los recursos públicos corresponde, nosotros debemos pugnar para:
- Que el dinero que Calderón está empleando para rescatar a los empresarios sea utilizado directamente para los trabajadores por medio de un seguro universal de desempleo que además de garantizar un ingreso fijo y digno para un trabajador en lo que encuentra nuevamente empleo, le otorgue a él y a su familia acceso a servicios de salud en condiciones optimas.
-Eliminación de los impuestos para los pobres y establecimiento de altas cuotas de impuestos para los ricos.                    
- Empleo de los recursos públicos para la nacionalización de las empresas en quiebra bajo control obrero. Si tras la crisis de 1995 se recató por medio del Fobaproa con más de 500 mil millones de dólares a los banqueros, por qué ahora no emplear cuantiosas sumas del gobierno para rescatar a las empresas quebradas pero no para regresárselas a los patrones, sino para que la pongan a producir los trabajadores bajo su gestión directa.
Una fuente para sanear a este tipo de empresas bajo control obrero, para un programa nacional de desarrollo de obras públicas, para acceder a créditos blandos, así como para industrializar el campo, debe ser la banca privada, sin embargo su papel parasitario que le permite tener magnificas ganancias al mismo tiempo que mantiene una sequía de créditos de ya más de un década, le impiden jugar ese papel y ser un factor de estímulo de la producción. Bajo el capitalismo los intereses de los banqueros y empresarios están por encima de los de los millones de pobres y desposeídos.  Ante esa realidad y ante el reconocimiento de que las acciones que verdaderamente puedan impedir que la crisis incremente la miseria un alternativa firme tiene que ir al fondo del problema y asumir que el dinero que se pueda obtener por medio de las arcas del Estado son insuficientes, es por ello que se tiene que ir a fondo en la lucha  bajo banderas como:
- Por la nacionalización de la banca, la industria, las empresas de trasporte, inmobiliarias, latifundios y los monopolios del comercio bajo control obrero.
- Confiscación de las fortunas y demás propiedades de los empresarios. (encabezadas por Carlos Slim, las 39 familias más acaudaladas de México suman en total una riqueza de unos 135 mil millones de dólares, alrededor del 13,5% de la riqueza de todo el país)


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