El presente artículo fue publicado ayer en la página web del Comité por una Internacional de los Trabajadores, lo publicamos aquí al momento en que el ataque por parte de Estados Unidos y el imperialismo europeo ya ha comenzado.

 

La administración de Donald Trump se está preparando para otra posible ronda de ataques con misiles contra objetivos del régimen en Siria. Esto podría desencadenar una cadena explosiva de acontecimientos que podría conducir a una conflagración militar más grave entre las principales potencias internacionales y regionales de Medio Oriente. Moscú ha respondido a las amenazas abiertas de Trump diciendo que atacaría a las unidades estadounidenses involucradas en cualquier ataque en suelo sirio.

Tanto Trump como la Primera Ministra británica, Theresa May, están atravesando tiempos políticos turbulentos y necesitan desviar la atención de los problemas de sus administraciones. En Gran Bretaña, ha sido muy conveniente para May que el supuesto ataque con químicos nerviosos, sin pruebas concretas, se produjera en el período previo a esta crisis. Junto con Francia, donde el presidente Emmanuel Macron lidia con una nueva ola de acción obrera, y Arabia Saudita que ha ofrecido facilidades para apoyar a los otros tres, todos están aumentando su retórica y flexionando sus músculos contra el régimen de Assad y sus partidarios en el Kremlin. Utilizan con cinismo el pretexto de un presunto ataque químico reciente en Douma, la principal ciudad de Ghouta oriental en los suburbios de Damasco, con ese fin.

Este abominable ataque, que supuestamente ha causado la muerte de docenas de personas, se atribuye, sin pruebas fundamentadas hasta ahora, al régimen de Bashar al-Assad y a sus patrocinadores extranjeros. Sin duda, el régimen de Assad ha defendido su gobierno corrupto a lo largo de los años a través de ríos de sangre inocente. Desde el CIT no apoyamos nada este brutal régimen reaccionario, ni a sus patrocinadores rusos e iraníes. Sin embargo, ¿por qué lanzaría el ejército sirio un ataque químico ahora, provocando la ira de las potencias imperialistas occidentales? Aunque no se descarta, la lógica táctica detrás de tal decisión no es obvia. En efecto, la victoria militar en Ghouta oriental estaba al alcance del régimen, lo que afianzó el control de Assad sobre la mayoría de los centros urbanos de Siria. Algunos comentaristas han especulado que este reciente ataque podría haber sido iniciado por fuerzas yihadistas "rebeldes" para hacer entrar más profundamente al imperialismo yanqui en el conflicto.

Independientemente de quién sea el responsable de este ataque, la urgencia de usarlo como excusa para otra intervención imperialista en el Medio Oriente debe ser rechazada y resistida rotundamente. Quince años después de la invasión y ocupación de Irak, millones de personas recuerdan las mentiras de los políticos gobernantes y sus amigos en los medios de comunicación pro-establishment y pro-empresariales para justificar esa guerra calamitosa. Justificadamente, muchos no están dispuestos a aceptar sin críticas la versión oficial de los eventos presentados ahora por los gobiernos occidentales y los principales medios de comunicación. Otras intervenciones occidentales en Afganistán, Libia, también han sido un desastre para los pueblos de la zona y sólo han empeorado la crisis.

La guerra en Irak precipitó la decadencia del imperialismo yanqui en el Medio Oriente; la guerra en curso en Siria la ha expuesto aún más, proporcionando un espacio abierto para que Rusia e Irán expandan su influencia regional. Ésto, combinado con el avance de la administración de Trump hacia un apoyo más abierto y descarado a los archienemigos de Irán, Israel y Arabia Saudita, ha llevado las tensiones regionales a un nivel muy alto.

Las tensiones en la región entre las principales potencias, precariamente controladas durante la batalla contra ISIS, han vuelto a salir a la luz con renovada intensidad, ya que el protoestado de ISIS casi se ha desmoronado. Los recientes acontecimientos han visto una escalada en las escaramuzas militares "interestatales" en territorio sirio, con un compromiso militar más profundo por parte de Israel, Turquía, Irán y otros países.

Es probable que los ataques aéreos de Trump sean una muestra de fuerza de duración limitada, como ocurrió en abril de 2017, cuando la armada estadounidense disparó 59 misiles de crucero Tomahawk contra una base aérea siria. Opciones más amplias, como una guerra total por el "cambio de régimen", no sólo supondrían el riesgo de arrastrar a toda la región a las llamas de una gran guerra, sino que también acelerarían las grandes convulsiones políticas y sociales en las capitales occidentales y en todo el mundo. Pero la guerra tiene su propia lógica, y los nuevos ataques aéreos de Estados Unidos en una situación tan explosiva podrían tener consecuencias imprevistas.

Hipocresía


A medida que aumentan las tensiones interimperialistas en Oriente Medio y en todo el mundo, la pura hipocresía y el doble rasero de las clases dominantes también están alcanzando proporciones asombrosas. Acusando a Assad de "desprecio por las vidas humanas", Trump, May y Macron han extendido recientemente la alfombra roja al príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman, el arquitecto jefe de la carnicería y la hambruna deliberada de Yemen, que está matando a un niño cada diez minutos por término medio. Todos se desvivieron para felicitar al carnicero contrarrevolucionario Al-Sisi por su reciente y absurda "reelección" en Egipto; todos dieron de facto acaso libre a la operación de limpieza étnica del presidente turco Erdogan en África, así como a los francotiradores israelíes que asesinaban a tiros a palestinos desarmados en Gaza, cuya condena fue vetada por el imperialismo estadounidense en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Ninguno de los comentaristas que mostraron indignación por el uso de armas químicas para justificar una nueva agresión militar en Siria se sorprendió cuando el año pasado el ejército estadounidense utilizó fósforo blanco en áreas densamente pobladas de Mosul y Raqqa en la batalla contra ISIS. Cientos de civiles podrían entonces ser ignorados y sus ciudades destruidas en nombre de la "guerra contra el terror". La misma lógica ha sido utilizada por los partidarios de Assad y Putin para tratar de racionalizar los asedios asesinos y los bombardeos brutales contra la población civil que vive en zonas de Siria en manos de grupos rebeldes armados, la mayoría de los cuales tienen una inclinación fundamentalista islámica, como los salafistas de "Jaysh al-Islam", que hasta hace poco tenían el control de Gouta Oriental.

En realidad, la matanza asesina de Assad y sus aliados, al igual que los asesinatos de civiles que trajo consigo la "liberación" imperialista occidental de ISIS, combinada con la pobreza masiva y la alienación de millones de personas, es probable que actúen como agentes de reclutamiento para los futuros grupos armados sunníes extremistas - a menos que sean desafiados por una alternativa genuina. Paralelamente, las acciones de despiadadas bandas armadas de tipo salafista y yihadista han ayudado a Assad a mantener, a través del miedo, el control sobre importantes sectores de la población. Una nueva ronda de ataques aéreos imperialistas tendría el mismo efecto, reforzando la narrativa de Assad comparando su régimen con una fortaleza que se defiende de terroristas y enemigos imperialistas internos y externos.

El CIT se opone enérgicamente a todos los ataques militares contra Siria, así como a cualquier intervención extranjera y a la intromisión en el país. El derramamiento de sangre y la destrucción, que no han disminuido en los últimos siete años, deben detenerse, no intensificarse aún más. Esta es una tarea que todas las potencias capitalistas e imperialistas existentes involucradas en la región, luchando entre sí por el poder, el prestigio y las ganancias, han demostrado ser totalmente incapaces de cumplir. Simplemente no puede haber solución a los horrores a los que se enfrenta el pueblo sirio sobre la base de este sistema podrido.

 

Mientras que el pueblo sirio está soportando todos los golpes de la contrarrevolución y la guerra, en países como Irán, Turquía y Egipto existe una clase obrera importante y poderosa. Aliada con los pobres y oprimidos de la región, y uniéndose con un movimiento antibélico muy necesario en Occidente, esta fuerza, armada con políticas socialistas democráticas, puede mostrar una salida a la pesadilla a la que se enfrentan Siria y el resto de Oriente Medio.


Nosotros defendemos:

  • Detener los ataques de Trump contra Siria - retirada de todas las fuerzas extranjeras de Siria ahora - no a la interferencia de todas las potencias exteriores en la región.
  • Construir un movimiento internacional de masas contra la guerra
  • Por la creación de comités de defensa unidos, multiétnicos y sin sectarismo religioso en todas las partes de Siria para defender a los trabajadores y a los pobres contra los ataques sectarios étnicos y religiosos y militares de todas las partes.
  • Por la construcción de sindicatos independientes y partidos obreros de masas, con un programa de tierras para las masas y fábricas para los trabajadores.
  • Abajo la dictadura, el capitalismo y el imperialismo, por la unidad de los trabajadores y el socialismo
  • Por una confederación socialista democrática de Oriente Medio y África del Norte que respete los derechos de todas las minorías

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