El pasado 27 de junio se cumplieron dos años de la detención de José Manuel Mireles, exlíder de las autodefensas de Tepalcatepec, fue detenido junto a 85 compañeros bajo el pretexto de la portación ilegal de armas de uso exclusivo del ejército, sin embargo, la portación no era ilegal, en realidad tenía permiso de la Secretaria de la Defensa Nacional aunado a la ello el proceso se ha alargado artificialmente para mantenerlo encarcelado injustamente junto con 381 autodefensas más, en junio de este año se presenta la tercera oportunidad para que salga libre, sin embargo, las audiencias y declaraciones pospuestas han aplazado esta posibilidad.

Mireles debe ser reconocido como un preso político. El crimen de las autodefensas no es lo que se acusa en los tribunales sobre la portación ilegal de armas, el crimen en realidad es haber demostrado la debilidad del Estado, haber expuesto los vínculos de éste con el narcotráfico y haber demostrado la fuerza que tiene el pueblo organizado. Las autodefensas han logrado convertir a Aquila en una de las comunidades más tranquilas después de haber sido presa del narcotráfico más rapaz, y como este hay muchos ejemplos más, no ha sido gracias al gobierno, sino gracias a las comunitarias y grupos de autodefensa, que en muchos casos han logrado la paz, e incluso mucho más, sus aspiraciones han crecido hacia el autogobierno y la lucha contra el gobierno, ejemplo de esta última es la unidad lograda entorno a la CETEG, con el movimiento magisterial y otros sindicatos. De esta forma el pueblo organizado y armado se ha convertido en una verdadera amenaza para el gobierno.

Mireles es un preso político y por ello necesita una defensa legal pero sobre todo política. Sin movilización en las calles no será posible la libertad de Mireles. Bajo este entendido hubo diferentes expresiones de apoyo, el 27 de junio decenas de personas se congregaron en La Plaza de Armas de Morelia para exigir su liberación, el magisterio convocó a una manifestación el 29 de junio en Guadalajara y algunas más se han realizado durante el proceso, incluso a nivel internacional. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes, una vez más se impone la necesidad de la unidad en la lucha por los derechos de los trabajadores y la juventud, la justicia y la libertad de los presos políticos.