La conciliación con la derecha no es el camino

Las declaraciones de AMLO del pasado jueves 11 de agosto en el sentido de que de llegar a la presidencia en 2018, no habrá persecución ni represalias contra los corruptos que se han beneficiado del poder (“…otorgamos amnistía anticipada”, en palabras de AMLO) implica en la práctica:

a) Perdonar a los políticos y empresarios coludidos con las bandas de narcotraficantes que han bañado de sangre a nuestro país.

b) Perdonar a los políticos y empresarios que han hecho multimillonarias fortunas a costa del erario público a través de toda clase de contratos y licitaciones con el Estado.

c) Perdonar a los políticos y empresarios que se han beneficiado de las privatizaciones.

d) Perdonar a políticos y empresarios que han arruinado al IMSS, al ISSSTE y de más dependencias públicas para hacer jugosos negocios.

e) Perdonar a los políticos y empresarios que están detrás de las empresas mineras que han saqueado y envenenado el agua y millones de hectáreas de tierra a miles de familias campesinas en todo el país.

f) Perdonar a los políticos y empresarios que impusieron la mal llamada reforma educativa para estimular el proceso de privatización de la educación y de paso golpear los derechos de los profesores.

g) Perdonar a los responsables de la tragedia en la guardería ABC, a los culpables de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, a los que están de tras de la masacre en Nochixtlán.

En síntesis, la postura de AMLO significaría perdonar a la mafia del poder que ha transformado a México en un territorio con más de 200 mil muertos producto de la pseudo guerra contra el narco; en un país con más de 20 mil desapariciones forzadas; y 70 millones de pobres.

¿Es posible perdonar todo ello? La respuesta es simple y sencilla:¡No!

AMLO tiene que corregir pues con esa política únicamente genera confusión entre sus seguidores y entre millones de trabajadores que buscan las formas de cambiar el gobierno. La supuesta “amnistía anticipada” sólo mina la base de apoyo de Morena, al mismo tiempo que genera entre la derecha una sensación de fuerza e impunidad, pues quien debiera ser la oposición irreconciliable a sus fechorías, “ya los ha perdonado”.

La postura que tendría que adoptar AMLO, y que es la que esperan los millones de pobres que ven en él una opción, debería ser la de llevar a la cárcel a toda la mafia del poder (políticos y empresarios), expropiando todos sus bienes y fortunas para ponerlas al servicio del pueblo trabajador a través de obras sociales: más escuelas, hospitales, universidades, caminos rurales, obras hidráulicas, pensiones verdaderamente dignas para los adultos mayores, becas universitarias, seguro universal de desempleo, etcétera. Estas medidas son el camino para mantenerse como alternativa de transformación social.

Las concesiones políticas a la derecha no abren sino que cierran alternativas para el avance de Morena. Los coqueteos con la mafia del poder, abonan nuevos descalabros electorales y un mayor distanciamiento de las luchas populares, abriéndole el paso a la continuidad de los gobiernos de la derecha.


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