El gobierno de Peña Nieto no ha cesado en sus ataques contra trabajadores, campesinos y jóvenes, imponiendo reformas estructurales como la educativa, la laboral o la energética, y acordando recortes generalizados que tratan de desmantelar nuestra educación y salud públicas. Dichos ataques han sido respondidos por trabajadoras y trabajadores en las calles, como vimos a inicio de año con las movilizaciones contra los gasolinazos, llegando incluso en Mexicali a tomarse el Palacio de gobierno.


En este contexto, el proceso electoral que se avecina en el 2018, se presenta para un sector de los trabajadores y los jóvenes como una oportunidad para golpear al Régimen, evitar la continuidad del priismo y romper con las políticas privatizadoras y de ataques contra la mayoría de la población. Ahora ya está en marcha la Reforma al Sector Salud, que quiere dejar a miles de personas sin este servicio, y continúan los recortes educativos, los últimos en las becas de Posgrado.


En este contexto Morena aparece como una alternativa de cambio frente a las políticas de Peña Nieto. Las últimas encuestas incluso han posicionado a AMLO y a Morena como los punteros en esta próxima contienda electoral. Pero es necesario que dicha victoria se asiente en un auténtico programa de cambio que revierta completamente las políticas criminales de Peña Nieto y del PRI, y que se base en la organización de las luchas que se están dando en las calles, de los campesinos de San Quintín, de la CNTE, de las y los trabajadores de la salud o de las maquilas, para evitar que de nuevo se nos arrebate el cambio.

¿Es posible gobernar para todos?


Tanto AMLO como la dirección de Morena están llamando a gobernar para todos, y con este argumento justifican la alianza con un sector de grandes empresarios del Régimen. Se ha llegado a una serie de acuerdos con elementos muy reaccionarios como Alfonso Romo, empresario regiomontano que participó de la campaña de mentiras y criminalización contra AMLO en 2006, Miguel Torruco, consuegro del multimillonario Carlos Slim, o Esteban Moctezuma, personaje totalmente ligado al priismo más reaccionario, a la matanza Acteal y a la ultra reaccionaria TV Azteca.


¿Por qué querrían semejantes personajes apoyar ahora a AMLO? La realidad es que dichos elementos no actúan así por casualidad, sino por puro interés en defensa de sus negocios y corruptelas. Saben que el Régimen sufre una profunda crisis política, y que la economía se enfrenta a graves problemas que pueden agravarse dramáticamente como consecuencia de las políticas de Trump. Ante esta situación, determinados sectores del poder económico y político parecen querer refugiarse en la autoridad de AMLO y Morena, ¿pero con qué fin? Principalmente para asegurar que continúen aplicándose los planes estructurales de privatizaciones y recortes del actual Gobierno de Peña Nieto. Estos elementos saben que tal y como están las cosas habrá que continuar golpeando a la mayoría de la población, a los sectores más humildes, y creen que si es Morena y AMLO quien lo hace resultará más fácil.


Tanto AMLO como la dirección de Morena deben ser coherentes con las aspiraciones del pueblo trabajador. No se puede plantear la lucha contra las élites económicas y políticas, causantes de la penosa situación que vivimos, de la precariedad en el empleo y los bajos salarios, de la destrucción de nuestra educación y sanidad, de la privatización de PEMEX, etc… y al tiempo plantear una alianza con esos mismos elementos. O se está con los que estamos luchando en las calles contra Peña Nieto, el PRI y el Régimen, o se está con aquellos que tratan de destruir nuestras condiciones de vida y nuestro futuro. Intentar unir a ambos sectores en un gran Pacto Nacional es imposible.


Morena es una organización que se ha construido con el esfuerzo militante de cientos de miles de trabajadores, campesinos y jóvenes en todo el país. Esos mismos trabajadores, campesinos y jóvenes que han participado en el movimiento Yo soy 132, en la heroica lucha de la CNTE contra la Reforma educativa, o en el movimiento de Ayotzinapa por la aparición de nuestros 43 normalistas. Los mismos que han luchado contra la corrupción del Régimen y el narcotráfico, exigiendo verdad y justicia ante la desaparición de sus hijos y familiares. Es la misma gente que ha organizado las protestas contra los gasolinazos, consiguiendo por el momento frenar al Gobierno. Es en toda esta gente en la que debe basarse AMLO y la dirección de Morena, y no en los Romo, Torruco y Moctezumas de turno, a los que sólo les importa mantener sus privilegios.


Por ello es necesario que desde ya se dé un giro de 180 grados, excluyendo de las candidaturas y equipos de Morena a todos estos sectores corruptos y arribistas, e incluyendo en las mismas a los militantes del movimiento que están demostrando cada día en las calles su compromiso con un verdadero cambio: los estudiantes que luchan contra los recortes, los campesinos de San Quintín, los maestros de la CNTE, los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos y de los miles de desaparecidos en la guerra del narco, etc…

Las elecciones se ganan luchando en las calles


Por otro lado es necesario entender, como nos demuestran los procesos electorales de 2006 y 2012, que el factor central para poder verdaderamente evitar el fraude y ganar es la organización y la lucha. E incluso en este caso surgirá una inmediata batalla una vez se llegue a la Presidencia, ya que dichos elementos infiltrados actuaran con todas sus armas para evitar que algo cambie, e incluso para intentar obligar a AMLO a aplicar las mismas políticas de Peña Nieto.

Preparar esa batalla requiere basarse en el movimiento, y comenzar por organizar la lucha contra los recortes, privatizaciones y ataques que hoy estamos sufriendo. AMLO y Morena deben por tanto volver a las calles, y basarse en las luchas que ya se están dando.

¡La organización y la lucha es el único camino!


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