La reducción anunciada del gasto es adicional a la disminución de 124 mil 300 millones de pesos para este año, la cual implicó un recorte de 7 mil 800 millones de pesos para las universidades públicas. Pero no sólo el sector educativo ha sido afectado, también el sector agrícola sufrirá un recorte de 33 mil 384 millones de pesos entre el presente año y 2016. Respecto a la inversión en ciencia y tecnología, este año se espera alcanzar una inversión de 0.56% del PIB para el sector, pero está lejos de la que debería ser. En el caso de la salud el gasto público representa apenas el 2.86% del PIB, menos recursos de lo que invierten los países miembros de la OCDE.

Pero dejar en el abandono a la educación, el campo, la ciencia y la tecnología, así como a la salud, no es suficiente para los capitalistas, quieren y necesitan continuar destruyendo los derechos y condiciones de vida de la juventud y la clase trabajadora en nuestro país. En días pasados, el Banco Mundial señaló que en México hubo “una ola” de reformas estructurales (contrarreforma laboral, educativa y petrolera), pero “no es el fin de la historia”, pues el “proceso de cambios debe seguir con su camino”.

Para el narco-gobierno de Peña Nieto, no basta con que más del 50% de los mexicanos se encuentre en la pobreza, en la informalidad o el desempleo; con salarios que han perdido un 80% de su poder adquisitivo respecto a inicios de los años 80; sin acceso a obras públicas, la salud y la educación media superior y superior. Pero estas condiciones de vida que enfrentan millones de jóvenes y trabajadores en México, sigue golpeando su conciencia y buscan diversas formas de cambiar esta terrible realidad. Así lo demuestran las manifestaciones masivas de jóvenes por todo el país, en el último cuatrimestre del año pasado, exigiendo justicia para los estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, y pidiendo la caída de Peña Nieto; así como las movilizaciones históricas de los estudiantes politécnicos contra la tecnificación de la educación; y más recientemente, la lucha por mejores condiciones laborales de miles de jornaleros indígenas en el Valle de San Quintín, Baja California.

Si miramos más atrás en el tiempo, en 2012 también tuvimos la irrupción de los jóvenes en el escenario político a través del movimiento #YoSoy132 contra la candidatura de Peña Nieto; y a finales de 2013 vimos la aparición de las Policías Comunitarias y Grupos de Autodefensa en varios estados del país, para defender a sus familias y luchar contra el narcotráfico. Todos estos movimientos y manifestaciones de lucha en nuestro país, aunque sin un programa acabado y métodos de lucha correctos, muestran la disposición a luchar que existe entre la juventud y la clase trabajadora, y expresan la búsqueda de una alternativa revolucionaria al actual régimen político y sistema de explotación capitalista.


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