Crisis de la democracia burguesa

Considerando las 13 entidades mencionadas, se espera que acudan a las urnas más de 26.6 millones de mexicanos que conforman el padrón electoral. Sin embargo, lo más probable es que el nivel de abstencionismo que ha superado el 50% en los recientes procesos electorales federales, se mantenga. De acuerdo a una encuesta nacional realizada por El Financiero el pasado mes de marzo, el 70% de los mexicanos no confía en las elecciones y el 58% desconfía del Instituto Nacional Electoral. Estos datos revelan que la democracia y las instituciones capitalistas están seriamente desacreditadas ante millones de jóvenes y trabajadores en nuestro país, que no ven en las elecciones la manera efectiva de resolver sus problemas como el desempleo, la precariedad laboral, la carestía de la vida, la falta de acceso a la educación y la salud, entre otros.

La derecha debilitada

Los partidos más importantes de la derecha, PRI y PAN, sus partidos satélites: PVEM, Panal; y el degenerado PRD, seguirán recurriendo a sus métodos tradicionales de compra del voto, presiones, amenazas y acarreo. Pero quien finalmente capitalizará de manera más contundente este método son los primeros. El PRI y PAN serán los que conserven y amplíen su presencia. El PRI gobierna actualmente en Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, mientras que el PAN lo hace en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, por medio de las coaliciones que en su momento estableció con el PRD. En conjunto, la derecha ganará con la mayoría de la minoría de los electores que acudan a votar.

El “triunfo” electoral de la derecha prianista será una mera formalidad, no obstante será publicitado a través de todos sus medios de difusión como muestra de su supuesta fortaleza y aceptación entre la población, para tratar de desmoralizar a los trabajadores y jóvenes que estamos luchando por una transformación social. Pero sabemos que en realidad, la derecha se encuentra seriamente debilitada y sin una amplia base social de apoyo. Se mantienen, sobre todo, no por su fortaleza sino ante la falta de una alternativa electoral de izquierda que tenga fuerza y goce de una amplia confianza entre la clase trabajadora. El papel cada vez más alejado de la lucha social de Morena, producto de la política de su dirección, ha dejado a este partido lejos de poder jugar este papel, al menos por ahora.

Sólo en las elecciones federales del año pasado, el PRI, a pesar de haber sido el partido que más votos obtuvo con el 29% del total, sufrió una caída histórica del 50% (más de nueve millones de votos), lo que significó su segundo peor resultado en los últimos 15 años. Por su parte, el PAN obtuvo su peor resultado en los últimos 25 años con la pérdida de aproximadamente cinco millones de votos, y si nos referimos a su militancia, esta se redujo a menos de 400 mil afiliados a nivel nacional.

Por una izquierda revolucionaria

La crisis de la democracia y las instituciones capitalistas, junto con la seria debilidad de la derecha prianista, lamentablemente no han sido capitalizadas por la izquierda en nuestro país. Las direcciones de partidos como el PRD, PT y Movimiento Ciudadano, en los hechos se han convertido en la quinta columna que sigue sosteniendo en el gobierno a Peña Nieto. En estados como Chihuahua, Oaxaca, Puebla y Sinaloa, se encuentran gobernando con la derecha prianista.

Por lo que se refiere a Morena, su dirigencia nacional ha subordinado las acciones del partido únicamente a las coyunturas electorales. Convencida de que sólo por los cauces institucionales se podrán revertir las contrarreformas laboral, fiscal, educativa, energética, no ha ido más allá de las simples declaraciones de solidaridad con las luchas sociales. Evidentemente, esto no atrae ni crea confianza entre la juventud y los trabajadores que quieren luchar, pues no confían -¡Correctamente!- en que únicamente votando podrán mejorar sus condiciones de vida.

Los resultados positivos que pueda obtener Morena en las elecciones se deberán, no tanto a su táctica y programa, sino a factores como el trabajo arduo de su base militante y honesta, así como por el giro a la derecha del PRD, y el oportunismo del PT y Movimiento Ciudadano que se han asimilado a los gobiernos de la derecha (PRI o PAN), que han alejado a buena parte de su militancia.

Si Morena quiere realmente jugar un papel en la transformación del país, basándose en el apoyo de la izquierda, no bastarán las declaraciones de solidaridad, ni llamados moralistas a revolucionar las conciencias, ni la honestidad de sus candidatos; es necesario luchar en las calles, al lado del magisterio democrático, los campesinos, los obreros, los estudiantes y demás sectores que se encuentran movilizados actualmente.

Frenar las desapariciones y la violencia contra las mujeres; acabar con la corrupción, la explotación infantil y laboral, la precariedad, el desempleo y la delincuencia; resolver la falta de acceso a la educación pública, la salud, la vivienda y la cultura, entre muchas otras necesidades sociales, no será posible sólo con una “buena administración” de los recursos bajo el sistema capitalista. Es preciso acabar con él, construyendo una organización de izquierda revolucionaria, con un programa anticapitalista que luche consecuentemente al lado de los jóvenes y trabajadores por una profunda transformación social en nuestro país. ¡Únete a Izquierda Revolucionaria y lucha con nosotros por una alternativa socialista!


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