La huelga que estalló el pasado lunes 19 de octubre en los 20 plateles que conforma el Colegio de Bachilleres (Colbach) se da en un contexto de polarización extrema de la lucha de clases; por un lado el gobierno federal ha declarado la guerra a los sindicatos y los derechos laborales, por el otro el ataque el SME ha abierto un ambiente entre las masas en donde la idea de la huelga general está más cerca de materializarse que nunca, estos factores determinan la táctica y la estrategia que puede llevar al triunfo al la lucha del Colegio de Bachilleres que es importante no tanto en sí mismo sino porque puede ser un catalizador significativo para el movimiento en general, la huelga de bachilleres es la muestra más clara de que las condiciones para impulsar la huelga general (empezando con un paro de 24 horas) no sólo están presentes sino que incluso corren el riesgo de pudrirse ante la dirección de muchos de los sindicatos (empezando por el mismo Esparza, dirigente del SME) que se empecinan en no ponerle fecha a el paro nacional.

Los trabajadores del Colbach han demostrado tener una importante tradición de lucha que se ha reflejado en los últimos años, la huelga del 2005 y la huelga del 2007 son ejemplos de ello; en el pasado con la huelga los compañeros de Bachilleres habían logrado concesiones importantes y también algunas derrotas; en el 2007, con una huelga de 24 días, los trabajadores fueron capaces de lograr la nivelación salarial para el 100% de trabajadores académicos y administrativos y duplicar los recursos para la realización de este proyecto, además de lograr un incremento del 4.25%. En 2005 los trabajadores realizaron una huelga de 41 días que terminó en derrota al no lograr el cumplimiento de la clausula 68 de su CCT que contemplaba el vale para libros entre otras violaciones. La huelga del 2005 señala que si la huelga de bachilleres no rompe el asilamiento y contribuye a desencadenar la huelga general corre muchas posibilidades de ser derrotada.

Las demandas inmediatas del Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores del Colegio de Bachilleres (S.I.N.T.C.B.) son el respeto a su contrato colectivo y la renivelación salarial que contempla los siguientes puntos: a) La recategorización de ciertas plazas administrativas de base, b) La basificación de plazas administrativas ilegalmente signadas como de confianza, c)programa de estímulos por calidad y eficiencia para el personal administrativo de base, d) programa de titulación para el personal administrativo, e)Aplicación de un programa de profesionalización académica integral para el personal académico; además de lo anterior los trabajadores del Colbach están levantando demandas políticas en contra de la nefasta RIEMS. El S.I.N.T.C.B. exige que los 112 millones de pesos que la cámara de diputados etiquetó para el Colbach sean aplicados para cumplir estas justas demandas.

Si bien es cierto que el gobierno federal cuenta los recursos para cumplir las demandas de los trabajadores, las cuatro reuniones que se entablaron en la Secretaria del Trabajo previas al estallamiento muestran que la táctica del gobierno es no ceder en nada, hasta el momento de escribir este artículo el gobierno federal se había negado a entablar si quiera una mesa de negociaciones con el sindicato (de todas formas advertimos que el dialogo sin movilización es un atrampa mortal para el movimiento). El ataque al SME muestra que el régimen está desesperado por acabar con los sindicatos y sus conquistas laborales, que el margen de negociación con las autoridades, por el momento, se reduce a cero y sólo representa un mecanismo para desgastar, desviar la atención y dar atole con el dedo (las negociaciones entre el SME y el gobierno federal son una muestra de ello).

La lucha del Colbach se inserta en la coyuntura del ataque al SME; para el régimen es trascendental ganar la batalla, aislar al movimiento, evitar que la lucha del SME decante en una huelga que pueda poner en cuestión la continuidad del gobierno de Calderón; si bien nuestra hipótesis central es que el régimen no cederá ante la huelga del Colbach, tampoco estaría totalmente descartada la hipótesis de que el gobierno pudiera tratar de “comprar la paz social” para aislar la lucha del SME y abrir las puertas para futuros ataques en un marco de mayor certidumbre para el gobierno cediendo a algunas de las demandas del Colbach; la huelga del Colbach es peligrosa porque puede marcar la pauta para otros sectores, ser el ejemplo de que lo que se requiere es una huelga general, ello pudiera obligar al gobierno a cumplir con algunas de las demandas del Colbach para hacer que la huelga se levante con la idea de que el aislamiento del SME será la garantía para que esas concesiones puedan ser arrebatadas junto con la destrucción de los derechos sindicales en nuestro país. Si bien no se puede descartar esta hipótesis es claro que el movimiento del Colbach no se puede confiar, sobre todo porque si esta tesis se materializa sólo querría decir que el movimiento en su conjunto tendría mucho más que ganar y que la victoria sería pírrica, sólo un repliegue táctico del gobierno para asegurar ataques de mayor calado.

Es la misma coyuntura (lucha del SME) que determina la táctica del gobierno la que debe ser considerada por los compañeros del Colbach. Para los sindicatos y en concreto para el S.I.N.T.C.B. eso sólo puede significar que los métodos de lucha deben elevarse a un nuevo nivel. Los compañeros del Colbach han planteado correctamente que se impulsarán coordinadoras zonales de sindicatos para tejer lazos de apoyo en las zonas vecinas a los 20 plateles que servirán también para movilizaciones conjuntas; la huelga en el Colbach sólo podrá triunfar y romper el muro que ha impuesto el gobierno federal si logra romper el aislamiento y vincularse con la lucha del SME impulsándola al mismo tiempo hacia la huelga general sumando sus demandas a las del resto del movimiento. En concreto ello significa que el S.I.N.T.C.B. debe unirse al frente de sindicatos “afectados por el neoliberalismo” que impulsa el SME agitar al interno de este frente en torno a la necesidad de convocar ya a una huelga general de 24 horas con vistas a paros escalonados que puedan decantar en una huelga general, sumando sus demandas a las del conjunto de los sindicatos y de los trabajadores en general; para que la lucha triunfe debe levantar demandas que agrupen a todos los trabajadores y que los llamen a luchar: contra los impuestos, contra las contrarreformas a la Ley Federal del Trabajo, contra las privatizaciones e incluso por la caída de Fecal. Las coordinadoras zonales en este contexto pueden servir como comités promotores de la huelga general al mismo tiempo que se difunden las demandas particulares del Colbach, la demanda en contra de la RIEMS puede servir para aglutinar a los estudiantes y padres de familia. Sólo alimentándose y catalizando el movimiento en general la huelga del Colbach puede evitar desgastarse y triunfar, al mismo tiempo que impulsa al movimiento en general hacia adelante.

La convulsiva situación actual, la impresionante marcha obrera del jueves 15 de octubre, la consigna de huelga general que flota en el ambiente (aún cuando la dirección del SME evade ponerle una fecha concreta), son elementos que deben llenar de ánimo y optimismo a la huelga del Colbach, la paradera está seca y sólo falta que se encienda la chispa, sólo con el fuego general de la combatividad y la unidad clasista la huelga puede triunfar, sólo hay que encontrar las táctica y la estrategia que rompa el aislamiento y encienda la chispa.

¡Ni una huelga aislada más¡

¡Todo el apoyo a la huelga del Colbach¡

¡Huelga general ya¡

 


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