Nuestro movimiento necesita la más amplia participación democrática de todos los estudiantes en las asambleas. Estas deben ser un espacio donde todos expongamos nuestros puntos de vista sobre la manera de luchar y debatamos de manera compañera las diferentes propuestas, para luego tomar una decisión por la cual luchemos todos juntos. No ayuda a nuestro movimiento tener asambleas donde sólo se debata por horas sin tomar decisiones y nadie se responsabilice de las tareas. Las asambleas deben ser democráticas, donde se den informes, se discutan y aprueben los planes de acción a impulsar de manera conjunta.

Debemos rechazar todo tipo de imposiciones y maniobras burocráticas, que traten de limitar el derecho democrático de expresar los diferentes puntos de vista, con una actitud honesta y compañera. Los métodos organizativos que adopte el movimiento deben ser lo suficientemente flexibles para garantizar la máxima participación de las bases, ésta es la única manera de preservar la unidad y de garantizar que los acuerdos se lleven a la práctica por el grueso del movimiento.

Nuestro movimiento tiene que retomar las mejores experiencias de las luchas pasadas, así como las mejores tradiciones del movimiento obrero. Debemos combatir los prejuicios que se oponen a la organización y rechacen la existencia de una dirección al frente de la lucha. La idea del horizontalismo ha demostrado su inefectividad y paralizado al movimiento con discusiones interminables, donde todos pueden decir lo que quieran, pero no asumir responsabilidades. Debemos dotarnos de una dirección elegida democráticamente, integrada por compañeros completamente comprometidos con la lucha, que reflejen las aspiraciones de la base, la cual es la que en última instancia tiene el poder de decisión. El problema no son los “líderes”, sino la política que defienden, cómo actúan, qué capacidad de control existe de la base sobre estos.

Necesitamos elevar el nivel de organización de nuestro movimiento para desplegar todo nuestro potencial revolucionario al lado de la clase trabajadora. En el CEDEP pugnamos por ¡máxima libertad a la hora de la discusión, máxima unidad a la hora de la acción!, así como por la vinculación de los estudiantes con las luchas de los trabajadores. Debemos unificar las luchas de todos los oprimidos y explotados en nuestro país contra el enemigo común: la burguesía, su gobierno de Peña Nieto y su sistema capitalista fracasado. ¡Por un Frente Único de lucha contra la política represiva del gobierno y por la transformación social!


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