Lo anterior, se suma a una serie de acciones violentas contra los jóvenes y a la criminalización de la protesta social en Puebla. Ya el pasado 2 de mayo, por ejemplo, el subdirector de la Policía Municipal de San Pedro Cholula, asesinó de un balazo en la nuca a un estudiante de bachillerato por haber sido sorprendido grafiteando una barda. Anteriormente, en febrero, también habían sido desalojados violentamente estudiantes que se mantenían en plantón en el zócalo de la capital; en enero pasado, fueron detenidos tres estudiantes que habían participado en una protesta contra Peña Nieto, durante su visita al estado. En los cuatro años de gobierno de Rafael Moreno Valle se calculan ya más de 150 presos políticos.

Los casos mencionados en Puebla y muchos otros a nivel nacional, como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, o la reciente represión (el 5 de junio) también contra estudiantes de la Universidad Veracruzana, son expresión de la crisis y descomposición del régimen político en nuestro país, que ante la nula legitimidad y rechazo social a sus contrareformas y leyes reaccionarias, intenta amedrentar a los jóvenes y tiende a reprimir y criminalizar nuestras protestas legítimas. Se trata de un régimen débil que defiende al sistema capitalista decadente, el cual no ofrece ninguna alternativa de futuro digno a la juventud. Por el contrario, niega a más de 7 millones de jóvenes (de 16 a 29 años) la oportunidad de estudiar o trabajar y ha convertido el suicidio en la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años (La Jornada, 20 y 28/05/15).

¿Cuál debe ser la respuesta de la juventud ante esta terrible realidad? Por supuesto, no las acciones desesperadas ni aisladas, que pretenden sustituir la explicación política, la organización y la lucha de amplias capas de la población trabajadora. Acciones violentas o conspirativas protagonizadas por pequeños grupos, no sólo ponen en riesgo la integridad física de quienes las realizan, sino que además son utilizadas para reprimir y poner en una situación de aislamiento político al movimiento juvenil, del resto de la clase trabajadora. Las acciones de violencia individual no ayudan a elevar el nivel de conciencia y organización de los jóvenes.

Derrocar al actual régimen político (prianista) y acabar con el sistema capitalista, no será obra de unos cuantos individuos, sino de la organización y movilización masiva de los jóvenes y trabajadores en nuestro país. Para eso es necesario organizar brigadas informativas y asambleas en cada escuela y centro de trabajo, donde se definan democráticamente por la mayoría las acciones a impulsar para conseguir los objetivos deseados, así como vincular las demandas estudiantiles a la lucha de la clase trabajadora. ¡A la derecha se le derrota con la movilización y lucha en las calles!

Los integrantes del Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública, somos partidarios de la organización democrática y masiva de los estudiantes, vinculados a la clase trabajadora. Nos pronunciamos contra todo tipo de represión y criminalización contra la juventud. Expresamos clara y firmemente que la defensa de nuestros derechos como estudiantes, hijos de trabajadores, únicamente puede ser exitosa si nos organizamos y movilizamos de forma masiva. Los actos de violencia aislada no son una forma de lucha útil, por el contrario, ponen en una situación de vulnerabilidad al conjunto del movimiento estudiantil.

En el CEDEP luchamos por una educación pública, gratuita, democrática, científica y de calidad; por mayor financiamiento para la educación; por más becas para los hijos de trabajadores; gratuidad del transporte, materiales escolares y comedores; equipamiento completo de aulas, laboratorios, bibliotecas, salas de computo, etc.; contra los exámenes de exclusión y la reducción de la matrícula y por el pase automático a la universidad; por la eliminación de los cuerpos represivos y por un puesto de trabajo digno al terminar nuestros estudios, así como por la transformación socialista de la sociedad.

¡Fuera Moreno Valle y Peña Nieto!

¡Libertad a los presos políticos, no a la criminalización de la juventud”

¡Unidos y organizados… Venceremos!


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