Entre la base estudiantil persiste un ambiente de rabia y desconfianza hacia las autoridades y el gobierno. Ese es el punto fundamental en el cual debemos basarnos, si fortalecemos la organización y le damos mayor orientación política se puede revertir la situación actual. La base estudiantil tiene fuerzas para seguir luchando por el complimiento de las demandas pendientes y contra los nuevos ataques. ¡La lucha en defensa de la educación pública, debe continuar!

Acuerdos que nada resuelven

Se acordó que los pliegos petitorios locales se “analizaran y resolverán a partir de una mesa de trabajo que se llevará a cabo en cada unidad”, estás serán “públicas y resolutivas”. Esto quiere decir que hasta ahora, las autoridades no han cedido en ninguna demanda estudiantil, lo único que ofrecen es un debate con aparente capacidad resolutiva. Esto queda claro en el documento firmado cuando dicen que “el director general del IPN se encargará de resolver los puntos que le competen”. ¿Cuáles son los puntos que le competen a Fassnacht y que él mismo resolverá?, ¿cuáles no?, ¿cómo se resolverán aquellos puntos que él no pueda resolver? En los acuerdos firmados vuelve a quedar claro que los cambios decisivos en el IPN siguen estando en manos de la dirección general y no en manos de la comunidad estudiantil.

El descaro de Fassnacht es increíble, pues su respuesta es la misma que ofrecieron tras el fin de la huelga del 2014, prometiendo un Congreso Nacional Politécnico que no se sabe cuándo se realizará y cuya capacidad resolutiva sólo estará en el marco de lo que al director general le competa.

Persiste la represión

Respecto a la demanda de sacar a la policía y al porrismo de las escuelas, nada se ha avanzado. Ya desde los acuerdos del 2014 se estableció la conformación de un órgano “estrictamente de vigilancia y de seguridad de la comunidad politécnica (no policial, ni militar) encargado de proteger, salvaguardas y garantizar la integridad de la comunidad politécnica (…)”. También, el gobierno federal se comprometía a desarrollar una investigación contra los grupos porriles. A más de un año, no hay nada cumplido, el porrismo sigue actuando con toda libertad a pesar de que en Facebook y Youtube se podrían encontrar pruebas contundentes en torno a quienes son sus dirigentes.

Con los acuerdos del 9 de mayo, las autoridades se vuelven a reafirmar como cómplices de estos grupos de choque a los que no están dispuestos a tocar ni con el pétalo de una rosa. Los acuerdos más recientes son ridículos, pues ofrecen: asesorar y acompañar a los estudiantes que denuncien la existencia de porros. De la construcción de aquel órgano para sustituir a la policía, ni una palabra.

Corrupción y privatización

Todo el régimen de corrupción, arbitrariedades y privilegios de las autoridades sigue en pié. Existen casos aberrantes donde directores obligan a estudiantes a vender, por ejemplo, chocolates para mejorar sus calificaciones. En otros casos obligan a vender “dulces caseros” so pretexto de mejorar la infraestructura de la escuela. Otros casos tienen un tinte “académico”, donde los estudiantes adquieren calificaciones dependiendo de si los proyectos productivos que crean, son capaces de generar beneficios económicos reales. El capital que se deriva de esos “proyectos académicos” es manejado por las mismas autoridades.

Por otra parte, hay todo tipo de cobros, por exámenes, cursos, aulas, etcétera. Todo ello a pesar de que el artículo 5º de la Ley Orgánica del IPN dice textualmente: “La educación que imparta el Instituto Politécnico Nacional será gratuita”. Los acuerdos firmados no establecen una batalla contra la destrucción de la gratuidad de la educación en el IPN ni contra todos los actos de corrupción, explotación y hasta robo a los estudiantes.

El punto que sí es claro y contundente en los acuerdos firmados es el que plantea que el paro debe terminar el miércoles 11 de mayo.

El ambiente en las escuelas

En todas las escuelas se están debatiendo los acuerdos y el fin de la huelga. Entre el sector de estudiantes que apoyan la lucha, existe una amplia heterogeneidad respecto a cómo actuar. Algunos, viendo que no se ha resuelto ninguna demanda, respaldan la continuidad de la huelga; al mismo tiempo que son conscientes de que la participación estudiantil se ha reducido considerablemente, producto de las enormes confusiones que han acompañado al movimiento desde que inició. Otros compañeros que estando de acuerdo con la lucha, no ven cómo esta pueda repuntar, por lo que se inclinan por levantar la huelga para no perder el semestre.

Un elemento que abona más confusión, es la falta de coordinación e información entre representantes y la base estudiantil. En el CECyT 3 la asamblea expulsó al comité que firmó los acuerdos porque nunca consultaron a la asamblea de la escuela. Su acuerdo, hasta el día de hoy, es mantener la huelga hasta por lo menos el lunes 16 de mayo.

A pesar de lo caótico de la situación, lo más importante es que existe un ambiente de rechazo a los acuerdos que no han resuelto nada, de desconfianza a las autoridades y de voluntad para seguir luchando.

¡La lucha debe continuar!

Las autoridades no han ofrecido ninguna concesión importante, al contrario, han lanzado todo tipo de políticas para debilitar al movimiento, desacreditarlo y desorganizarlo. Por tanto, es necesario mantener la lucha. Es necesario revertir la desmovilización, el aislamiento y la falta de participación de buena parte de la comunidad. Todos estos factores ya jugaron un papel negativo en la huelga del 2014. Una huelga que ve sus fuerzas reducidas, cansadas y aisladas caerá fácilmente; se verá obligada a firmar acuerdos desventajosos; o no tendrá fuerzas, posteriormente, para convertirlos en realidad.

En estos momentos, el debate entre los activistas y en las asambleas tiende a reducirse a la continuidad o no del paro. Ese es un aspecto que formalmente se resolverá con una votación. Pero las fuerzas reales para mantener el paro las aportará la participación consciente, amplia y decidida de la comunidad. La tarea del sector más activo es reforzar las condiciones que permiten la participación política amplia de la base estudiantil. Esa es la clave no sólo para mantener el paro, si así se decide, sino para mantener la lucha en su conjunto.

Entre el movimiento hay un apoyo instintivo a la continuidad de la huelga, más por el hecho de que ninguna demanda se ha resuelto. Ello no debe generar una división innecesaria entre el movimiento, ya que la mayoría está dispuesta a continuar la lucha. El aspecto más decisivo está en reactivar las movilizaciones y romper el aislamiento de la lucha. Es fundamental salir a las calles para difundir las razones de la lucha y la necesidad de solidarizarse con ella. Es necesaria la unidad con los propios trabajadores y profesores de izquierda dentro del mismo Politécnico...si se logra avanzar en estos factores no sólo podríamos sostener el paro, sino sobre todo, podemos obligar a las autoridades a resolver las demandas del movimiento. ¡La lucha debe reforzarse y continuar!

Organizar la vanguardia

En todas las escuelas existen decenas de activistas que siendo o no representantes formales son una pieza clave de la lucha. Su compromiso y voluntad es indiscutible, pero en muchos casos sus esfuerzos se dispersan al no estar organizados en un plan de acción sistemático. Es vital para reforzar la lucha en estos momentos y para asegurar su continuidad más allá de esta coyuntura, la organización de comités estudiantiles que se basen en la discusión política y en la acción colectiva. Esta es la mejor manera de romper la campaña de confusión que permanentemente lanzan las autoridades, así como su resistencia a cumplir las demandas estudiantiles.

¡No hay tiempo que perder! La lucha sigue viva. Aislados cada uno de nosotros es nada, unidos somos una fuerza indestructible.

Asiste a la reunión de “Balance y tareas de la lucha politécnica” que se realizará el sábado 21 de mayo a las 11 hrs. en la casa de la cultura Barrios Unidos, Zarco no 82, colonia Guerrero. A dos cuadras del metro Guerrero.


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