Actualmente PEMEX es una de las empresas proveedoras más importantes de recursos para el gobierno federal, aportando aproximadamente el 40 por ciento de sus ingresos, por lo que la paraestatal no sólo es rentable en las manos del Estado, sino incluso es uno de sus principales sostenes financieros.

A pesar de lo anterior, Calderón y la clase a la que representa, la burguesía, insisten en lo que ellos entienden por “reforma energética”, la cual no es otra cosa más que profundizar la paulatina privatización de los recursos energéticos, que redunde para ellos en más ganancias y lucrosos negocios. Según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, organismo patrocinado por el Consejo Coordinador Empresarial, la reforma petrolera es necesaria para evitar que PEMEX quede rezagada en el mercado mundial. Para esta gente, PETROBRAS, empresa paraestatal brasileña que en los últimos años ha sido desmantelada a partir de su paulatina privatización, es un modelo a seguir.

En la celebración 75 de la expropiación petrolera, en marzo pasado, Calderón reconoció que PEMEX aporta unos 650 mil millones de pesos al erario público, lo que supone cerca de una tercera parte del presupuesto federal ejercido en 2010. Ello, claro, sin contar con los servicios que la propia paraestatal tiene que pagar a 146 empresas que realizan actividades de transporte de combustibles y logística, como la Cámara Nacional de Autotransportes de Carga, PROSIGA o bien Transportes Especializados Ivancar (TEISA) propiedad de la familia Mouriño, a las que la paraestatal tiene que pagar por dichos servicios. Calderón y la burguesía no están preocupados por mejorar la productividad de PEMEX, sino única y exclusivamente por las ganancias que esta les podría ofrecer en caso de permitir una mayor apertura a inversionistas privados.

Una verdadera reforma a PEMEX que permita el fortalecimiento del sector energético, pasa necesariamente por la eliminación de todos los contratos con las empresas privadas, así como la cancelación de la deuda contraída por PEMEX a través de los PIDIREGAS. Con ello la paraestatal podría realizar inversiones importantes como la construcción no sólo de una refinería, sino de una red de producción y refinamiento que permita la producción de los hidrocarburos básicos e, incluso, medios y altos. Además significaría un ahorro por dichas actividades y el aumento de los ingresos a la propia paraestatal. Asimismo dicha reforma tendría que transformarse en una reforma fiscal que signifique la cancelación de prerrogativas de pago de impuestos a los grandes empresarios, lo que permitiría que PEMEX deje de pagar los platos que rompen los empresarios que legalmente evaden impuestos, y se traduciría en una mayor capacidad de inversión de la propia paraestatal.

La burguesía y Calderón ven en PEMEX un lucroso negocio y quieren terminar de privatizarla para justificar más ataques al gasto social (educación, salud y vivienda) con la excusa de los pocos recursos del Estado. El rescate de PEMEX, significa la defensa de los derechos que la clase trabajadora y los jóvenes hemos arrebatado a la burguesía en las batallas pasadas para mejorar las condiciones de vida de los explotados. Pero esta batalla no debe ser sólo defensiva, sino también ofensiva. Para preservar y ampliar nuestras conquistas sociales, es necesario, acabar con la corrupción, despilfarro y saqueo de PEMEX que se encuentra en manos de burócratas y la dirección charra del sindicato; debemos expulsar a esta gentuza y poner la paraestatal bajo la administración directa y democrática de los trabajadores.

En el contexto actual de crisis económica la burguesía está buscando la manera de que mantener su tasa de ganancias, cargando sobre nuestras espaldas la crisis que ella misma ha generado y quiere seguir eliminando todas nuestras conquistas y derechos sociales. Esto sólo lo podremos impedir mediante la conformación de un Frente Único de Lucha entre los sindicatos, el PRD, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y demás organizaciones de la clase trabajadora y de los explotados, que impulse acciones colectivas, tales como paros y huelgas para demostrar el verdadero poder de los trabajadores, sin cuyo amable permiso no se mueve nada en la sociedad.

La defensa de PEMEX y de los recursos naturales pasa por luchar por un sistema en el que estos se encuentren en manos de la sociedad. Un sistema en el que la producción esté regida no por la ganancia de unos pocos, sino por la primacía de satisfacer las necesidades de la población, es decir una sociedad socialista, donde la economía se planifique de manera racional. Los compañeros del periódico Militante, prensa de la Tendencia Marxista Militante, te invitamos a que te organices y luches con nosotros por la defensa de PEMEX y la transformación socialista de la sociedad.

¡Basta de seguir exprimiendo a PEMEX!

¡Ponerla bajo la administración directa y democrática de los trabajadores!


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