Clara Zetkin, marxista, internacionalista, fundadora de la Liga Espartaquista y del comunismo alemán junto a Rosa Luxemburgo, inició su militancia política en las filas de la socialdemocracia durante sus años de estudiante. Obligada a exiliarse en 1882 después de que Bismarck dictara las leyes antisocialistas, Zetkin se refugió en Zúrich dónde participó activamente en actividades clandestinas y trabó contactos con dirigentes de la talla de Plejánov y Vera Zasúlich, Jenny y Laura Marx, o Paul Lafargue y Jules Guesde.


Tras su vuelta a Alemania en 1891 y hasta el año 1917, Zetkin fue la responsable del periódico Die Gleichheit (La Igualdad) que se convirtió en una herramienta excepcional para despertar la conciencia socialista de las trabajadoras alemanas. Bajo su dirección el periódico aumentó su tirada de 4.000 a 100.000 ejemplares en diez años.


En 1907 Zetkin se convirtió en la responsable de la Mujer del SPD, y en agosto de ese mismo año organizó la primera Conferencia de la Internacional Socialista de Mujeres en Stuttgart, con la asistencia de 59 delegadas en representación de 15 países, entre ellas Rosa Luxemburgo y Alexandra Kollontái. Esta última señaló que los trabajos de aquella Conferencia hicieron “una enorme contribución al desarrollo de un movimiento de trabajadoras en líneas marxistas”.


Dentro del movimiento marxista de aquellos años, Zetkin —al igual que Lenin y los bolcheviques— fue determinante para entender el papel de la mujer trabajadora en la lucha de clases mundial y desarrollar una estrategia para ganarlas a la causa revolucionaria.


En 1910 la Conferencia de Mujeres Socialistas volvió a reunirse en Copenhague. El paso adelante era visible: asistieron a la reunión más de 100 mujeres de 17 países y, a propuesta de Clara Zetkin, se aprobó celebrar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en tributo a las huelguistas del textil de Nueva York y de todas las mujeres que dieron su vida contra la explotación capitalista y por la plena igualdad de derechos políticos, laborales y sociales. El 8 de marzo de 1911 se celebró por primera vez el Día de la Mujer Trabajadora en Austria, Alemania, Suiza y Dinamarca, con mítines de masas.


Conversaciones con Lenin


Tras el asesinato de Rosa Luxemburgo y Kart Liebknecht, Zetkin fue elegida diputada en el Reichstag y ocupó cargos de responsabilidad en el KPD. También desempeñó un importante papel en la Internacional Comunista durante sus años heroicos, antes del triunfo del estalinismo y de la degeneración burocrática de la URSS.


El libro compila los recuerdos de las conversaciones que Clara Zetkin mantuvo con Lenin tras el triunfo de la revolución bolchevique y la fundación de la Internacional Comunista. La relevancia de estas conversaciones no residen en las anécdotas personales, sino en el fondo político de los asuntos que aborda: la guerra, la lucha de clases en países clave como Alemania, la cultura, la posición de los comunistas ante la opresión de la mujer, la disputa con el feminismo burgués, los problemas de la construcción socialista en un país sumido en la pobreza, y las relaciones personales, familiares y la sexualidad en esta etapa de transición…


Muestra también la enorme trascendencia que Lenin otorgaba a la lucha por la emancipación de la mujer trabajadora, y su extrema sensibilidad en esta cuestión. Su publicación en el momento actual contribuirá a arrojar luz sobre muchas controversias que recorren el movimiento feminista.


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