En estas últimas semanas hemos visto crecer y desarrollarse la pandemia de coronavirus, y acelerarse la crisis financiera que desde hace un tiempo se veía, junto con esto la educación pública se ve nuevamente ante una amenaza. Las escuelas han cerrado y según la Organización de Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) 154 millones de niñas y niños han dejado de asistir a clases y el riesgo de que un porcentaje importante ya no regrese está presente, además de las dificultades que conlleva asumir sus cuidados en casa. Y sumamos a las universidades que también han cerrado suponiendo nuevos obstáculos para las hijas e hijos de los trabajadores y las familias humildes. Todas las desigualdades sociales saltan con fuerza con la crisis sanitaria.
Educación básica
El cierre de la educación básica se ha hecho con lentitud y con desorden, suspendiendo clases oficialmente el viernes 20 de marzo cuando en la práctica muchas escuelas ya no citaron a los alumnos desde principios de esa semana. Sin embargo, los maestros aún tuvieron que presentarse hasta el lunes 23 arriesgando así su salud y la de sus familias. La misma Unesco y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señalan que no es sólo el rezago escolar que conlleva la detención de clases sino además “el cierre temporal de escuelas también implica la interrupción del acceso a otros importantes servicios básicos como la alimentación escolar, los programas de recreación, las actividades extracurriculares y el apoyo pedagógico.”
La “alternativa pedagógica” propuesta por el Estado y diversas universidades son las clases a distancia o en línea, cuando en realidad no existe un plan real, esto en los hechos es un engaño calculado. No hay una palabra sobre cómo serán dichas clases, con qué plataformas, no hay para las maestras y maestros orientación pedagógica, formación en tics, etc. además que tampoco hay nada claro sobre la recuperación de los días del calendario escolar, en resumen, no hay ningún plan emergente claro y bien pensado, sólo una declaración vacía desde la Secretaría de Educación Pública.
En primer lugar, hay que decir que la suspensión de las clases se plantea sin dar ningún tipo de alternativa para las madres y padres que no pueden quedarse con sus hijos porque tienen que trabajar. ¿Qué tienen que hacer entonces? ¿Dejar a los niños con sus abuelos, uno de los sectores más vulnerables a la enfermedad? ¿O directamente no ir a trabajar, cuando en el mejor de los casos puedan justificar su ausencia, pero renuncien a la remuneración de esos días? Muchos padres y madres tienen que seguir saliendo a trabajar, poniendo en riesgo a las familias, o si les va un poquito menos mal, pueden trabajar desde casa ¡pero siguen trabajando! No hay una oportunidad real de procurar a los niños, destacando que dentro de las familias son las madres y las abuelas, quienes cargan desproporcionadamente más con el peso del cuidado y educación de los niños, suponiendo que son familias con ambos presentes y no familias monoparentales con madres solteras como en muchos casos. Es por eso que tenemos que exigir que todas las actividades económicas no indispensables para los esfuerzos sanitarios sean paradas con el 100% del salario o subsidio para los desempleados, ningún despido ni ahora ni al terminar la emergencia sanitaria, empezando por quienes tengan hijos o parientes que necesiten cuidados.
Por otro la el peso de la “educación” se les carga a las familias con “guías de estudio” que son verdaderos tabiques de ejercicios que no solamente no son de mucha ayuda para la formación, sino que pueden ser directamente contraproducentes al reforzar la idea en el niño de que la escuela es resolver ejercicios interminables, consecuencia de la educación capitalista que recibimos. Exigimos que el gobierno a través de la SEP ponga en marcha un plan de refuerzos educativos reales, bien pensados y adecuados a los servicios disponibles en las zonas y en las familias porque no todos tienen acceso a internet ni un dispositivo electrónico apto para las actividades. Exigimos que tanto el IMER como canales televisivos transmitan programas culturales y de enseñanza que permitan a los niños y niñas tener acceso a la recreación, cultura y refuerzos pedagógicos. Poner a disposición del pueblo las redes de internet de forma gratuita y poder tener acceso a los catálogos digitales de las bibliotecas públicas del país.
También se debe garantizar el abasto total de alimentos, así como el acceso a los mismos. Por ello, es imprescindible que se adopten medidas de control de precios contra la especulación, el acaparamiento, la desaparición de mercancías o sanciones contra empresas e individuos que especulen. Por otro lado, el gobierno debería centralizar la compra y distribución de manera gratuita o a muy bajo precio todos aquellos productos de pequeños y medianos campesinos a precio de garantía, que el reparto se garantice y vigile mediante comités de vecinos, cooperativas de consumo organizadas desde las colonias y barrios.
Educación superior
En las universidades del país las clases se suspendieron desde antes, pero en algunas de ellas se impuso que los trabajadores, salvo excepciones, se sigan presentando, sin que hasta el momento los sindicatos hayan dicho nada cuando no directamente negociando. Todos esos trabajadores, maestras, maestros y administrativos tienen derecho a protegerse y a sus familias y comunidades, exigimos que se detengan esas labores ya. En algunas universidades como la UNAM donde el 70% de nuestros profesores son precarios y trabajan por horas exigimos que se garantice su sueldo, además, que los contratos por tiempo definido se aplacen sine die y que se conviertan en contratos y nombramientos por tiempo indefinido, con base, todas las prestaciones y derechos sindicales. Este es el momento del nuevo sindicalismo universitario y combativo.
En el caso de las clases suspendidas es el mismo cuento que en básico. Tan solo el 34.42 por ciento de los estudiantes de primer ingreso, tanto de nivel bachillerato como de nivel licenciatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no tiene computadora personal, de acuerdo con datos del Portal de Estadística Universitaria, enfocados al año pasado. Y no hay universidad pública en este país que cuente con la infraestructura digital y tecnológica para soportar clases en línea para el 100% de su matrícula. Implementar medidas de clases en línea causaría que, como siempre, seamos las hijas e hijos de trabajadores quienes llevamos la peor parte, teniendo que exponer la salud saliendo a utilizar alguna computadora prestada o peor aún, acudir a un ciber para cumplir con “las clases”, además de que en muchos casos eso significa un gasto extra para nuestros padres o nosotros mismos que muchas veces ya colaboramos económicamente en casa para sostener los ingresos familiares. No existen hoy condiciones para estas “clases en línea”, nos reusamos a que sean impuestas. Exigimos que el semestre/año tenga ajuste en el calendario para alargarse y que los planes y programas de estudio se reduzcan y ajusten.
También el pago puntual de las becas o apoyos que percibimos, muchos de nosotros trabajamos y estudiamos, y nuestros empleos son precarios y es donde nos están descansando sin salario, exigimos que el gobierno nos otorgue igualmente el subsidio de desempleo u obligue a las empresas a cubrir nuestros salarios. A la par también reclamos la suspensión de los exámenes de admisión tanto en media como en superior, la educación es un derecho y no un privilegio de unos cuantos, cada hijo de trabajador debe tener acceso a la educación de su elección sin tener que enfrentarse a los procesos estresantes de ser seleccionado y más ante lo que significara toda esta crisis ¡educación primero al hijo del obrero!
La Rectoría y su amenaza sobre las tomas
En particular, en la UNAM, esta coyuntura está siendo utilizada para golpear las tomas y paros que existen por la violencia machista dentro de los planteles. Sin ninguna garantía real, sólo de palabra, de quienes antes han amenazado a las compañeras y a todo el movimiento estudiantil, quieren recuperar las escuelas so pretexto de salvaguardar la integridad de las activistas. Mención especial merecen las autoridades de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales quienes están obligando a cursar todas las materias en línea o perder todo el semestre, contradiciendo la Legislación Universitaria y, forzándonos a ceder a sus presiones en un escenario muy complicado como el actual. Exigimos alto a la evaluación y clases forzadas, denunciamos que esto no es más que una maniobra más de la institución para hacerse guaje con las demandas y dar carpetazo ¡solución a las demandas ya!
En los casos de compañeros que deseen evaluarse deben de tener la opción a concluir el semestre en línea o reponerlo presencialmente, sin afectaciones a sus promedios, becas o permanencias. En el caso del bachillerato exigimos la reestructuración de los contenidos y la currícula académica, que la calificación final sea la suficiente para que todas y todos puedan ingresar al siguiente año a la licenciatura de su elección, la suspensión de los exámenes y pase automático y no reglamentado para cada estudiante de último grado.
¡Soluciones ya!
Desde el Sindicato de Estudiantes exigimos al Secretario de Educación acciones claras y contundentes para garantizar los derechos de las y los estudiantes. Ante una emergencia sanitaria que va a ser prolongada, con el estrés que estamos padeciendo en muchas familias que además sufren los contagios y los despidos, los responsables educativos tienen que actuar ya.
Pero no sólo exigimos esto como medida temporal ante la crisis del coronavirus, el gobierno de Morena y López Obrador debe responder a los millones que le votaron. Por una verdadera Reforma Educativa en beneficio de las hijas e hijos de los trabajadores, así como de nuestros profesores, basificación de todos los maestros del país y nivelación salarial. Alza al presupuesto educativo, cultural, ciencia y tecnología. Programa de acceso a la juventud a la cultura y la recreación públicas, gratuitas y populares. Terminar con el obsequio de miles de pesos a la educación privada, eliminar de una vez y para siempre los exámenes de selección y asegurar la gratuidad y los lugares suficientes, con todos los recursos que esto implica destinar a la educación pública desde la educación básica hasta posgrado.
Si no se toman estas medidas, volverán a ser los estudiantes de las clases más favorecidas los que sorteen esta situación, mientras millones de jóvenes de familias trabajadoras nos quedaremos atrás. Lo que está en juego es muy serio es ¡nuestro futuro!
¡Únete al Sindicato de Estudiantes!