En los últimos días Enrique Graue, rector de la UNAM, ha sido uno de los principales voceros de la movilización Vibra México, convocada para el próximo domingo 12 de febrero. El 7 de febrero pasado en un evento sobre los 100 años de la constitución, comprometió oficialmente a la Universidad en dicha movilización, so pretexto de la defensa de la dignidad y la soberanía nacional.

La marcha Vibra México se ha tratado de diferenciar de la marcha de Mexicanos Unidos, convocada el mismo día, entre otros, por Isabel Miranda de Wallace quien ha señalado que “no es una marcha contra el gobierno de Enrique Peña Nieto sino para apoyarlo ante las negociaciones con el mandatario de Estados Unidos” (Milenio, 8/02/2017). Pero pese a los matices, queda claro que en el fondo la idea de ambas movilizaciones es la misma: mostrar unidad detrás de Enrique Peña Nieto. Al respecto, según Proceso, “Graue dijo que esta no será una protesta contra la impunidad, la corrupción y la inseguridad como las que se han dado a lo largo de los últimos meses en repetidas ocasiones” (Proceso, 9/02/2017). Queda claro entonces que se trata de una marcha que no busca otra cosa sino reforzar la menguada autoridad del impresentable presidente.
Desde hace ya varios años los universitarios nos hemos venido movilizando contra los ataques impulsados por el gobierno con el silencio de las autoridades universitarias. En 2011 lo hicimos contra la “Guerra al narcotráfico” de Calderón que ha significado más de cien mil muertos en el país. En 2012 contra la imposición de Peña Nieto, que auguraba más ataques contra el pueblo trabajador y la juventud. En 2013 contra la Reforma Educativa que ha supuesto un ataque al magisterio democrático y sus condiciones laborales. En 2014 por la aparición de nuestros compañeros normalistas de Ayotzinapa. Incluso, más recientemente ha habido movilizaciones contra los recortes a Ciencia y Tecnología que afectan directamente a la Universidad. Pero en ninguna de estas ocasiones, Graue ni su antecesor José Narro, han hecho declaraciones de apoyo o solidaridad argumentando que “en la universidad no se hace política”. Por el contrario, se han encargado de solapar y encubrir a los impulsores de estos ataques, mismos que durante años se han beneficiado de la subordinación al imperialismo norteamericano, quienes tampoco se han ruborizado en ningún momento de ésto.
Desde el Sindicato de Estudiantes (México), llamamos a los jóvenes a seguir organizándonos contra los ataques de Trump al mismo tiempo que luchamos contra el gasolinazo y las reformas estructurales de Peña Nieto, ambos son nuestros enemigos, así lo han demostrado y lo seguirán haciendo. La única salida que tenemos los jóvenes hijos de trabajadores es organizar nuestra propia fuerza contra los responsables de los ataques, ya sea extranjero o nacional, en una organización democrática, combativa y de clase.
¡Ni un apoyo a los asesinos!
¡Ni Peña, Ni Trump, mejor revolución!

 


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