El pasado lunes 10 de octubre el CCH plantel Sur dio por finalizado el paro académico que se realizó por la innegable violencia hacia estudiantes y la negligencia hacia esos casos. Tan solo una semana después, el lunes 17, una alumna fue violada en los baños del edificio P, en pleno horario de clase, alrededor de las 4 pm. 

Ante esto, con mucha valentía, la compañera se dirigió a su salón y luego a la oficina de asuntos estudiantiles, donde le dijeron que no tenía pruebas; fue canalizada al departamento de jurídico, donde se le pidió discreción y que no se acercara con ninguna feminista del plantel. La compañera fue a hacer la denuncia formal y se le dijo que las evidencias serían recolectadas, sin embargo, los días siguientes los baños siguieron en uso y lavados, como si no hubiera pasado nada. 

Esta situación es indignante, porque la actitud que toma la dirección del Plantel y de la Universidad es aparentar que no pasa nada y llevar todo con toda normalidad. ¡Violaron a una compañera en el plantel! Nada es normal, nada está bien ¿por qué entonces seguir como si nada pasara? 

Ante esto, la madre de la compañera se acercó con las estudiantes organizadas del plantel para pedir ayuda y el día jueves 20 realizamos una marcha denunciando no solo lo grave del asunto, sino visibilizando que las autoridades además de su negligencia conscientemente quieren ocultar y callar estas situaciones. 

¿Por qué pasa esto? La impunidad con que la Universidad trata estos casos manda el mensaje a los agresores de que pueden violentarnos sin que pase nada y tener una herramienta más para seguir sometiendo. El machismo imperante en esta sociedad, machismo que esta universidad reproduce a través de sus estándares clasistas y morales, manda el mensaje que nuestros cuerpos se pueden tocar, violar, ultrajar, maltratar sin consecuencia alguna.

Este tema no lo vamos a cambiar con más seguridad en la entrada o más vigilantes. Se tiene que afrontar marcando que la violencia machista institucional es también culpable de que haya agresores por ahí campando a sus anchas. Esto lo vamos a cambiar cuando haya una asignatura obligatoria de sexualidad libre de machismo y lgbtifobia, inclusiva, científica, laica, que enseñe a ejercer nuestra sexualidad de manera libre y sana y no basada en la pornografía, el maltrato, la violencia y la cultura de la violación.

Lo vamos a cambiar construyendo un frente único de lucha entre toda la comunidad de la escuela, que incluya maestrxs, tutores, trabajadorxs, alumnxs, estos sectores no somos enemigos, ni el enemigo a vencer. Por supuesto, hay personas dentro de estos sectores pagados por las autoridades o reaccionarios, pero no por unos cuantos dejaremos de hacer un llamado combativo a la unidad en la lucha contra un enemigo común: los directivos, la Rectoría y el machismo. Tenemos que aprender a distinguir quiénes son nuestros aliados sinceros y combativos, y estrechar lazos para hacer la lucha más amplia, fuerte e invencible. 

  • Exigimos justicia para la compañera, una investigación a fondo y dar con el responsable. 
  • Demandamos cero secretismos de los directivos, tenemos derecho a informarnos de los problemas que están pasando e involucrarnos en las soluciones. 
  • No más impunidad, solución inmediata a todas las denuncias. 
  • Exigimos servicios médicos y psicológicos dignos y suficientes dentro del plantel. 
  • Demandamos una asignatura de educación sexual integral, científica, laica e inclusiva.  

¡Ni una violentada más! 

¡Fuera el machismo de nuestras escuelas, ya!


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