En octubre del 2009, el gobierno federal asestó un duro golpe a los trabajadores de uno de los sindicatos más importantes del país: el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Este hecho fue obra de la política antiobrera que la derecha ha venido impulsando desde 2006, año en que México entró en el proceso continental de revolución que se vive en América Latina. Este ataque tuvo a bien agrupar a las diversas capas de obreros, campesinos y estudiantes que se mantienen en lucha desde 2006. Miles encontraron en la lucha del SME un elemento de cohesión ante los demoledores ataques hacia los derechos laborales que se han aplicado sin recelo a lo largo de la administración de Felipe Calderón (FeCal).

Como resultado de esta política, hoy en día millones de trabajadores no cuentan con empleo, ni seguridad social, ni vivienda, ni garantías de educación para sus hijos y ya no digamos derechos laborales. La carestía de la vida ha llevado a que las familias obreras tengan que reducir gastos en todos los rubros para poder cubrir solo lo mínimo.

El Contexto

La burguesía nacional, siendo condescendiente con la burguesía internacional, habla de recuperaciones económicas a corto plazo, de generación de empleos, de reducción en los costes de la vida y de un sinfín de bondades más, sin embargo, las cifras alcanzadas y las metas trazadas respecto a una recuperación económica no respaldan sus palabras, todo lo contrario.

En México, las consecuencias de la crisis en la que vivimos se reflejan en que, en este 2010, la cifra de personas que se encuentran en situación de pobreza se incrementará en 6 millones. Según el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), 53 millones de personas, 49.3% de la población total en el país, vivirán en situación de pobreza. Esto quiere decir que, al llegar al tercer trimestre de este año, 15 millones de personas vivirán en situación de pobreza extrema, 4 millones más que en 2008.

A pesar de ello, y a diferencia de experiencias similares en México en otras épocas, esta vez la burguesía ha tenido que empujar demasiado para poder llevar adelante sus contrarreformas. Cada vez que han aprobado un ataque que atenta contra la clase trabajadora ésta ha respondido con masivas movilizaciones que han adquirido un carácter más combativo y más militante. Desafortunadamente estos deseos de luchar no han sido lo suficientemente capitalizados por los dirigentes sindicales, los cuales o han optado por medidas que solo dispersan el movimiento como vapor en el aire o de plano han maniobrado de mil y un maneras para impedir que sus respectivos sindicatos entren de lleno en la lucha.

Al imponer a un gobierno encabezado por la derecha, la burguesía le apostaba a poder aplicar medidas mucho más severas en el terreno de lo laboral. Para poder avanzar en sus intentos de enriquecerse más y vivir a costa de los trabajadores necesitaban que el gobierno fuera más allá, sin embargo, sus intentos han sido en vano, simplemente no han podido ir más allá de lo que quisieran; para ellos, la situación ideal sería conseguir sus objetivos sin la objeción de nadie y sin encontrar resistencia alguna.

Las divisiones de la capa gobernante

La crisis del capitalismo ha hecho brotar todas las contradicciones inherentes a él de una manera más clara. Aquella unidad ficticia de la burguesía se ha desmoronado totalmente. La crisis ha recostado los beneficios y la pelea por una tajada más grande del pastel es cada vez más evidente. A la par de la lucha feroz por los mercados, los diferentes sectores de la burguesía buscan salvaguardar sus intereses mediante el único método que conocen: pisotear los derechos de las clases explotadas.

El gobierno no es otra cosa que un títere de los dueños del dinero y obedece a su mandato. La burguesía está teniendo pérdidas escandalosas y para ella ha llegado el momento de poner orden. A la burguesía no le interesa el quién, sino el cómo y cuándo; es decir, si el PAN, el PRI, o la derecha del PRD aseguran mantener intactos sus negocios, a ellos se sujetarán. Han urgido a Calderón a que tome medidas más severas y una de esas medidas ha sido la de atacar ferozmente a las familias obreras y campesinas.

Sin embargo, las mismas contradicciones han generado fuertes discusiones entre la clase gobernante. El PAN ha demostrado ser incapaz y, además, ha hecho visible que sin el apoyo del PRI es tremendamente débil. El PRI, por su parte, busca regresar al poder en las elecciones de 2012. Sumados a ellos, la derecha del PRD, encabezada por Jesús Ortega, ha impulsado en varios Estados las alianzas con el PAN bajo el argumento de que antes de que regrese el PRI es necesario la unificación con el PAN. En realidad, todo eso no está separado de la lucha de clases. Las presiones y las tensiones sobrepasan sus mismos límites, hay mucho en juego y aquel que se porte mejor a los ojos de la burguesía será el que tendrá su apoyo. El PRD no tiene nada que hacer con el PAN y el PRI pues representan intereses hostiles a los del pueblo trabajador, mismo que conforma la base de apoyo del perredismo. Los trabajadores y campesinos pobres debemos dar la lucha para forzar la ruptura del PRD con los partidos de la burguesía, el PAN y el PRI, y para expulsar de este partido al ala de derecha representada por Jesús Ortega, quien no es otra cosa mas que un aliado de Calderón infiltrado en el partido. ¡Fuera traidores del PRD!

Las contrarreformas a la LFT

Para poder dar respuesta a las presiones que desde la burguesía emanan, el gobierno federal ha tenido que terminar, paulatinamente, con derechos como la seguridad social o el empleo y ha tenido que tomar medidas más drásticas como el aumento del IVA, que ha traído como consecuencia un espectacular aumento de los precios de los productos de la canasta básica, esto por mencionar solo algunos aspectos.

Desde hace unos meses, el secretario de trabajo, Javier Lozano Alarcón, ha declarado que la ley laboral, como existe ahora, es obsoleta y no cumple con lo requerido por el mercado. Las más de 400 modificaciones que se están planteando son medidas que anteriormente se han intentado aplicar sin éxito. 12 años, para ser exactos, han costado a la burguesía los intentos de modificaciones a la Ley Federal del Trabajo (LFT).

La iniciativa, presentada por la bancada del PAN este 18 de marzo, contempla la modificación de 419 artículos de la Ley Federal del Trabajo vigente. Según explicó José Gerardo Delos Cobos Silva, diputado de Acción Nacional, lo que se busca con estas modificaciones es "abreviar los tiempos de huelga con el arbitraje, una mayor claridad cuando se demanda la titularidad de los contratos colectivos, mayor reconocimiento a los estatutos de los sindicatos; más certeza jurídica en los procesos de huelga, agilidad en los procedimientos de conflictos individuales en materia de seguridad social, y la incorporación de la tecnología en los procedimientos juridisccionales".

Según diversos medios consultados, la iniciativa está basada en cinco ejes principales:

  1. Facilita el acceso al mercado laboral y la creación de empleos. Para lograr este eje la iniciativa contempla la inserción de nuevas modalidades de contratación individual, limita la recuperación de los salarios caídos, exime al patrón de la obligación de recontratar a un trabajador con una antigüedad menor a 3 años al momento del despido, incorpora la multihabilidad del trabajador con el objetivo de incrementar la productividad y vincula la capacitación del trabajador con la productividad.
  2. Promueve la igualdad de género y la no discriminación en las relaciones laborales mediante el establecimiento de afiliación obligatoria de la patronal al Instituto del Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (Fonacot) y el fortalecimiento de la regulación para la contratación de trabajadores mexicanos que laboran en el extranjero, entre otras cosas.
  3.  Fortalece la procuración e impartición de la justicia laboral. Se incluirá el arbitraje obligatorio en los conflictos huelguísticos, se incorporan más requisitos para la tramitación de demandas de titularidad del Contrato Colectivo del Trabajo (CCT), se incorporarán nuevos requisitos para el trámite de emplazamientos a huelga y firma del CCT, se declarará inexistente una huelga si el sindicato no cumple con los requisitos para el emplazamiento previstos en sus estatutos además de que se negará el trámite a emplazamientos a huelga por incumplimiento al CCT o contrato ley cuando no queden claras las violaciones y su forma de reparación. Este mismo punto también establece que se deberán respetar los derechos de terceros para la restitución de la posesión de bienes en el caso de las huelgas estalladas.
  4. Fortalece la transparencia y la democracia sindical a partir de obligar a las dirigencias sindicales a difundir la información sobre la administración de su patrimonio a sus agremiados además de que, en caso de que la organización sindical cuente con más de 150 agremiados, deberá dictaminar esa información por medio de un auditor externo. También se obligará a hacer el voto libre, directo y secreto, se eliminará el descuento obligatorio de las cuotas sindicales por nómina y se suprimirá la “cláusula de exclusión por separación”.
  5. Endurece las facultades normativas, de vigilancia y sancionadoras de las autoridades del trabajo. Para ello se tipificará como delito la contratación de menores de 14 años, se reglamentará la subcontratación, tercerización u outsoursing, se facultará a las autoridades para la clausura inmediata de centros de trabajo, se incorporarán derechos y obligaciones de patrones y trabajadores ante contingencias sanitarias y se incrementarán los montos de las sanciones por infracciones de Ley.

Pura verborrea cínica!!!

No es nuestro objetivo, por ahora, detenernos mucho en este tema, sin embargo, estos cinco ejes principales demuestran ampliamente los funestos objetivos de la derecha hacia el futuro de los trabajadores. El argumento fundamental de la derecha es el de que en un mundo globalizado como en el que vivimos el impulso de la productividad es necesario y que de no impulsar la reforma los costos serán mayores en cuanto a repercusiones económicas para esta y próximas generaciones. En esencia la contrarreforma propatronal del PAN lo que pretende es otorgarle al Estado un control mayor del que ya tienen sobre el ejercicio del derecho a huelga, controlar la vida sindical casi al grado de eliminar su autonomía, despedir libremente a los trabajadores evitando que estos generen derechos y antigüedad, incrementar la explotación laboral por medio de la mentada multihabilidad, etcétera; el descaro sobre las verdaderas intenciones de dicha contrarreforma es tanto que los anzuelos que hipócritamente lanza el PAN (derechos para la mujer y los minusválidos) no logran engañar a nadie.

La verdad es que tras el decreto de expropiación de Luz y Fuerza del Centro se encontraba disfrazado el objetivo de desmembrar al sindicalismo mexicano. El SME era estorboso para los planes de la burguesía por el hecho de que tenía un CCT muy por encima que el del resto de los sindicatos. Contrario a lo que se ha dicho acerca de que los trabajadores del SME eran privilegiados debemos decir, en honor a la verdad, que los agremiados del SME lucharon durante generaciones enteras para conseguir ese CCT, nadie les regaló nada. La estrategia del gobierno de FeCal era quitar los obstáculos del camino con rumbo a la mutilación de la LFT y de los derechos democráticos de los trabajadores, producto de cientos de luchas llevadas adelante en más de un siglo.

La respuesta obrera

Pero la estrategia de la derecha no resultó ser tan eficaz. Desde 2006 a la fecha las movilizaciones obreras han tenido el tinte de alcance nacional y, además, han contado con la unificación de diversos sectores, incluso de aquellos que no se habían integrado nunca o pocas veces, tal es el caso del sector industrial.

El ataque al SME, como decía anteriormente, logró cohesionar a diferentes sectores de trabajadores, los cuales se encontraban dispersos y que ahora se están movilizando en la misma lucha. Después del llamado zapatista, en 1994, la lucha contra el fraude electoral del 2006 o la lucha contra la Nueva Ley del ISSSTE en 2007 por ejemplo, no había habido un respuesta similar y mucho menos una unidad y solidaridad con alguna lucha como con la del SME.

Pero no han sido solo los trabajadores de LyFC los que han impulsado un proceso de lucha poderoso. A este proceso se suma un contexto de huelgas y movilizaciones que no son para nada desdeñables. En 2008 vivimos las movilizaciones masivas en defensa del PEMEX y en 2009 vivimos diversas movilizaciones durante todo el año. Vimos, por ejemplo, la lucha de los trabajadores de Olympia de México, pertenecientes a un sindicato afiliado a la CROM; vimos también la lucha de los trabajadores de la Volkswagen en Puebla, la lucha del magisterio en diversos Estados contra la ACE y la continuación y fortalecimiento de la lucha de los trabajadores mineros en Cananea, Sombrerete, Taxco y otros lugares; sólo por mencionar algunas.

También fuimos testigos de la movilización obrera más grande después de las convocadas por AMLO en 2006, la del 15 de octubre de este año, convocada por el SME y que logró aglutinar a más de 500 mil personas en la Ciudad de México. Vivimos un Paro Nacional el 11 de noviembre que logró aglutinar a decenas de miles de trabajadores en buena parte del país y, además, asistimos a una serie de varias huelgas en el sector hotelero en Acapulco, Zihuatanejo y algunos otros importantes centros turísticos, entre muchas otras. También en 2009 fuimos testigos de diferentes paros laborales de trabajadores y policías municipales.

A pesar de los discursos triunfalistas de Calderón, este 2010 ha iniciado con una realidad muy similar a la del año pasado para la clase trabajadora en relación a la crisis económica. No hay ninguna novedad, lo que si hay son más y más aumentos en servicios y bienes de consumo. En otras circunstancias y en otra época, la respuesta de los trabajadores sería nula o casi nula, sin embargo esto no ha sido así.

En enero de este año fuimos testigos de una importante movilización obrero-campesina que logró sumar a obreros, trabajadores, campesinos y estudiantes en una sola movilización. Pero un dato que llama la atención es el hecho de que, según la Canacintra, el número de huelgas del primer trimestre del 2010, comparado con el de 2009 ha disminuido considerablemente, sin embargo la duración de las huelgas estalladas en este mismo periodo son de duración más extensa; al mismo tiempo, sucede lo contrario con los emplazamientos a huelga los cuáles aumentaron copiosamente. En el año 2008 los emplazamientos fueron 10,814 y en 2007 se registraron 9,045 mientras que en  2009 fueron más de 13,000 emplazamientos de acuerdo al registro oficial que lleva la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) desde 1983 sobre el número de huelgas estalladas. Dentro del número de huelgas estalladas se encuentran los recientes casos del Colegio de Posgraduados de la Universidad de Chapingo y Aeroméxico Travel. Además, está el caso del sector de la minería del que hablaremos un poco más adelante.

La huelga del Colegio de Posgraduados (ColPos) es la segunda en un periodo de un año. En enero de 2009 los trabajadores paralizaron al ColPos debido al mismo motivo por el que lo hacen ahora. En esa ocasión la huelga tuvo una duración de 96 días. El 18 de enero de este año, los trabajadores decidieron parar las actividades teniendo como demanda principal la homologación de los trabajadores  del ColPos con los trabajadores del CINVESTAV del IPN. La exigencia es la de obtener una homologación diferida a cinco años, de 2009 a 2013. La diferencia de sueldos con los investigadores del CINVESTAV raya entre 20 y 50%, en que un investigador auxiliar gana actualmente en el Colegio de Postgraduados alrededor de 6 mil 150 pesos catorcenalmente, y un titular, 9 mil 800 pesos. La Secretaría de Agricultura no ha hecho más que alargar las negociaciones con el Sindicato y, de hecho, a la fecha se encuentran estancadas. Las autoridades le tiran al cansancio, declaró el líder del Sindicato hace unos días.

El otro caso, el de Aeroméxico Travel, terminó con mejoras administrativas para los trabajadores pero sin un aumento salarial. La huelga, iniciada el 2 de marzo, terminó el pasado 10 de marzo y logró arrebatar a la empresa la posibilidad de que los trabajadores elijan su descanso acumulado mensual, equivalente a los domingos; acceso a un seguro de gastos médicos mayores, extensivo a familiares con cargo a los sobrecargos; preferencia de contratación de la empresa Aerovías de México después de tres años de servicio en la chartera; pago de salarios caídos al 50 por ciento, y un convenio de boletos de descuento con empresas internacionales. (La Jornada, 11 marzo 2010 p.38).

Por otro lado, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA), emplazó a huelga para el 16 de marzo. De realizarse, la huelga paralizaría en su totalidad los vuelos de todo tipo de la aerolínea y Grupo Aeroméxico hubiera tenido pérdidas millonarias. Antes de llegar a esa situación, Grupo Aeroméxico decidió acordar con la ASSA, entre otras cosas, un incremento salarial de acuerdo con la inflación anualizada más un punto porcentual durante el presente y los próximos dos años. Se acordó también que la cobertura del seguro de gastos médicos mayores pagada a los sobrecargos pasará de la categoría de “amplia” a “ilimitada” para los casi mil 300 trabajadores. Además, la empresa se comprometió a gestionar un nuevo seguro de gastos médicos mayores para sobrecargos ya jubilados por el Seguro Social y que tienen más de 60 años.

Un caso más, el de la lucha de la sección 65 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, tiene especial relevancia. La huelga de los mineros de Cananea lleva en pie 3 años. El 30 de julio de 2007 los trabajadores paralizaron la producción de cobre. Con ello, Grupo México, propietario de la Minera Cananea, dejó de invertir alrededor de 1500 mdd y dejó de extraer 130 mil toneladas de cobre. Las pérdidas a las que ascienden por la huelga en la empresa son poderosas, sin embargo, la extracción de cobre es sumamente rentable para el país. México es el 12º productor mundial de cobre.

Tan solo por este pequeño detalle, Grupo México no ha desistido en su intento de recuperar a la Minera, sin embargo se ha negado sistemáticamente a cumplir las demandas de los trabajadores. Para ello, Grupo México se ha encargado de comprar a cuentos magistrados ha podido. El pasado 8 de marzo, la Décima Junta Especial Federal de Conciliación y Arbitraje reafirmó el fallo del laudo emitido el año pasado y que da por terminadas las relaciones entre Grupo México y el Sindicato, obligando así al Sindicato a desalojar la minera.

El Sindicato emitió un comunicado en el que explicó que tanto el fallo como las pretensiones de retomar la Minera por la vía de la fuerza contravienen a la Ley, sin embargo, los trabajadores también han dejado claro que de proceder de manera violenta, o por cualquier otro medio a retomar la minera, la respuesta no solo de la sección 65 sino del conjunto del Sindicato y de otros gremios solidarios sería enérgica. Ya en 2006 el gobierno se atrevió a utilizar la fuerza pública en contra de los mineros de Lázaro Cárdenas, Michoacán. En esa ocasión las fuerzas policiales fueron repelidas en una tremenda batalla que finalizó con el triunfo de los Mineros.

Lo anterior, en conjunto con el tenso panorama social en el que nos encontramos han hecho dudar al gobierno y al mismo Grupo México de proceder de la misma forma dado que podría ser contraproducente y cualquier error, por mínimo que sea, en este momento podría desatar un estallido mucho más fuerte.

A todo lo anterior se le suma una cantidad significativa de paros y huelgas en diferentes puntos del país; tan solo en este mes de marzo, haciendo un sondeo en la prensa burguesa, podemos señalar los casos de los paros laborales de los trabajadores municipales de Cajeme, Sonora; el de la policía municipal de Lázaro Cárdenas, Michoacán; el de los médicos residentes del ISSSTE de Zapopan, Jalisco; el de la Delegación D1221 del SNTE en Reynosa, Tamaulipas; el de los custodios del CERESO de Torreón, Coahuila; también es esa misma ciudad pararon laboralmente los elementos de la policía municipal; emulando al caso anterior también está el de la policía municipal del Cárdenas, Tabasco. También pararon por demandas laborales los agentes de tránsito de Villa Etla, Oaxaca, los policías municipales de San Nicolás, Nuevo León; también actuaron de la misma forma los elementos de la policía ministerial del estado de Sinaloa y los integrantes de la Agencia Estatal de Investigación de Durango.

Durante ese mes también se presentaron paros laborales por parte de los trabajadores del sistema de Colegio de Bachilleres afiliados al Sindicato Independiente de Trabajadores del Estado de Veracruz, también entre los profesores del CEBETIS 39 de la ciudad de Aguascalientes y entre los trabajadores del Cecatis 149 localizado en Huajapan de León, Oaxaca; además de la huelga del parque recreativo La Saucedo, que se extendió durante 37 días, localizado en la ciudad de Hermosillo, Sonora, y la de los trabajadores del ayuntamiento de Compostela, Nayarit.

Considerando estos últimos casos, mas el incremento de los emplazamientos a huelga, sí podemos sacar como conclusión que la conflictividad laboral se ha incrementando. Es cierto que esta aseveración podría verse comprometida al momento de valorar los datos que proporciona la Secretaría del Trabajo en cuanto a la cantidad de huelgas estalladas que dicha dependencia admite, sin embargo no hay ninguna clase de duda respecto a que la realidad está lejos de ser la paz laboral que el gobierno pretende hacer creer por medio de sus cifras. De hecho, una factor importante a tomar en cuenta es el de que en la contabilidad de la Secretaria del Trabajo no se toman en cuenta los paros laborales que se desarrollan en todo el país al margen del arbitrio de las autoridades laborales ni los desarrollados por empleados públicos del poder federal para los cuales el derecho a huelga está sumamente restringido por el “apartado B” del Artículo 123 constitucional; por ejemplo este es el caso de los docentes del CNTE-SNTE que año tras año desarrollan decenas de paros laborales, algunos incluso llegan a durar semanas o meses, en todo México.

Si bien al momento de considerar todo lo dicho en los anteriores párrafos no estamos diciendo que nuestro país está experimentando una oleada huelguística que se extienda a miles de fábricas y de otro tipo de centros de trabajo, lo que sí podemos señalar es que las movilizaciones de masas que hemos atestiguado tras el ataque contra el SME y las huelgas y paros laborales que se registran desde entonces son serios brotes de descontento social que anuncian la fuerte posibilidad del arribo de un periodo de mayor agitación laboral. Por su puesto que el resultado no se dará en línea recta, sino que será a través de un camino contradictorio en el que habrá flujos y reflujos, no obstante, todo ello con una tendencia a una mayor polarización social en la que la cantidad se terminará transformando en calidad, significando ello un nuevo punto de inflexión en la lucha de clases de nuestro país.

La debilidad de FeCal

Es bajo ese contexto de luchas que el pasado 16 de marzo, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Minero y diversas organizaciones aglutinadas en la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular (ANRP), convocaron a un paro nacional en apoyo a los trabajadores del SME, a los trabajadores mineros y para denunciar la política antiobrera del gobierno de Felipe Calderón.

Trabajadores y estudiantes de alrededor de 10 estados se sumaron a las actividades con acciones que iban desde la colocación de banderas rojinegras a las afueras de instalaciones de LyFC hasta bloqueos y tomas de Universidades y carreteras. La respuesta de miles de personas ante el paro realizado fue muy buena, así mismo la disposición por hacer de esta jornada de lucha algo que dejara claro que los trabajadores están dispuestos a seguir adelante a pesar de los ataques de los que han sido objeto.

Aunque aún no está dicha la última palabra, esta fecha era muy relevante para los trabajadores electricistas debido a que el 16 de marzo venció el Contrato Colectivo de Trabajo del gremio y, de no renovarse, las relaciones empresa – obrero, quedarían finiquitadas.

Además, en el terreno de la legalidad, era el último día para que los trabajadores pudieran establecer la figura legal de Patrón sustituto, que implicaba que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en tanto sustituta de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), retomara la relación empresa-obrero que existía con los más de 44 mil trabajadores despedidos.

Para lograr arrebatar al gobierno federal esta demanda era necesario tener una estrategia de lucha lo mejor definida posible, pero desgraciadamente esto no fue así. La huelga tuvo como enemigo principal la falta de organización. A pesar de ello, los trabajadores rompieron este obstáculo y salieron a movilizarse con el apoyo de otros sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantiles y vecinales. 

¿Qué más debíamos hacer?

La táctica que Calderón ha utilizado en contra del SME y otros gremios, como el Minero, ha sido la de la represión, la mentira y la calumnia. La dirigencia del SME y la ANRP tenían como responsabilidad lanzar una convocatoria masiva hacia la huelga, yendo a las zonas fabriles de la ciudad y los estados y haciendo un llamado a los trabajadores a integrarse bajo un programa de lucha amplio y consecuente. A pesar de la magnifica respuesta por parte de diferentes sectores de la clase trabajadora, ante los llamados a luchar aún sigue ausente, al margen de los mineros y los electricistas, la participación de la mayor parte de trabajadores del sector industrial. La necesidad de que los obreros industriales entren a la lucha es imperiosa pues su participación es la principal condición para poner en jaque a FeCal y a la burguesía ya que ellos, en la medida en que la producción de mercancías está en sus manos, si están en condiciones de paralizar al capitalismo mexicano.

León Trotsky explica que la burguesía retrocederá únicamente bajo la condición de que la clase trabajadora la haga sentir que puede perder todo, y esto se puede lograr integrando a la lucha a los trabajadores industriales. Algunos de estos sindicatos son independientes, como el de la VW Puebla, y algunos otros están en las filas de la UNT, como los telefonistas. Los sindicatos independientes y la UNT no deben titubear y, por el contrario, tienen que participar plenamente en la lucha en defensa de LyFC y la LFT. Pero otros sindicatos poderosos tales como el de Pemex y el Suterm, y la mayor parte de los gremios de la industria automotriz, por ejemplo, están bajo el control de los charros de la CTM y demás centrales obreras oficialistas agrupadas en el Congreso del Trabajo. Es por ello que el impulso de una mas firme y demoledora huelga general pasa por organizar brigadas que agiten intensamente entre los trabajadores de ese tipo de sindicatos, haciéndoles llamados a que se unan a la lucha, al mismo tiempo de proponerles que organicen comités de trabajadores que luchen por la democratización de sus sindicatos.

Si bien la clave para fortalecer significativamente la lucha actual es la de integrar a la misma a los obreros industriales, la táctica anterior también tiene que ser aplicada para el caso del sindicato del Seguro Social, bajo la dirección del diputado panista Valdemar Gutiérrez, y hacia los sindicatos agrupados en la FETSE. La tarea más apremiante en estos momentos es unificar al movimiento obrero por medio de un programa común en el que además se plantee la defensa de LyFC y de la LFT y, además, se desarrolle una táctica que gane para la lucha a los obreros industriales y que rompa el cerco que representan los charros sindicales, además de hacer llamados para que López Obrador, el PRD y demás partidos de izquierda se sumen de mejor manera al movimiento. Estas son las principales acciones a las que tiene que lanzarse el SME junto con el FSM, además de la UNT, los mineros y todo el sindicalismo independiente. Lo que el movimiento obrero necesita es un Frente Único para derrocar a Calderón y defender todas las conquistas de la clase trabajadora.

Regresando a la jornada del pasado 16 de marzo, es necesario señalar que las limitaciones de la huelga se encontraron en la desorganización que existió, sin embargo nadie puede reprochar a los trabajadores que participaron en todo el país sobre su combatividad y ánimo de lucha. El contexto en el que se desenvuelve la huelga nacional es bastante contradictorio. Mientras que por un lado el temor al desempleo es latente, amplios sectores de trabajadores están sacando la conclusión de que no hay nada más que perder y que la única alternativa es la lucha.

Los trabajadores sabemos que aunque luchar no necesariamente significa ganar, no luchar significa irremediablemente perder. La lección más importante que los trabajadores debemos sacar de esta lucha es que en tiempos difíciles como en el que vivimos, en los que el gobierno no está dispuesto a ceder ni siquiera un poco, los trabajadores necesitamos dirigentes y luchas a la altura de las circunstancias.

La decisión y combatividad que podamos adoptar no vendrá de la nada ni tampoco podemos esperarla de los líderes que ahora tenemos. Es la base trabajadora la que debe luchar por corrientes de izquierda a lo interno de los sindicatos, por un sindicalismo democrático, combativo y de clase. Aunado a ello, debemos dotarnos de una alternativa de lucha real en contra del capitalismo. Además, es responsabilidad de todos nosotros dirigirnos a la clase obrera industrial y animarle a integrarse a la lucha, lo mismo con el resto de sectores explotados.

A pesar de su pretendida imagen de fortaleza, el gobierno de FeCal es tremendamente débil. Las divisiones existentes en la cúpula gobernante dejan ver cuáles son sus verdaderos intereses. Así como la burguesía tiene sus intereses, las clases explotadas tenemos los nuestros, mismos que son irreconciliables con los de la burguesía. 

Tenemos solo una opción y esa opción es la de levantar un programa que luche, entre otras cosas, por una escala móvil de salarios de acuerdo a la proporción en la que lo hacen los bienes de consumo, la reducción de la jornada de trabajo a 6 horas sin reducción de salario, la expropiación de la banca, la destrucción del TLC y por la industrialización del campo, salud y educación para todos y por la caída del gobierno de Calderón. Para llevar adelante este programa será necesario unir todas las fuerzas y todas las luchas en una sola. Esa será la única garantía para que las clases explotadas podamos vivir en una sociedad libre de explotación.

Es menester nuestro luchar por la unificación obrera y campesina. Ni una lucha aislada más. El hecho de que existan luchas por separado solo fortalecerá la ofensiva del gobierno y la patronal en contra de los trabajadores. Solo existe una garantía para que la clase trabajadora pueda defenderse de esta ofensiva y eso es mediante el camino de la lucha de clases, de la organización y la movilización por nuestras demandas de hoy impidiendo que se nos haga pagar los costes de la crisis económica y la lucha por el socialismo expropiando a los banqueros y grandes empresarios.

*Algunos datos de este artículo han sido tomados de las ediciones del Economista del 5 de enero, de Alianza Tex del 22 de febrero, del Diario de México del 3 de marzo y de CNN, Milenio, El Universal, La Jornada y El Financiero del 18 de marzo.


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