Dentro de las batallas que las oprimidas estamos librando es por rescatar el espíritu genuino con el cual nacieron las organizaciones sindicales. El rescatarlas de las garras de los “charros” (líder sindical vendido y protector de los patrones) y ponerlas realmente al servicio de la clase trabajadora es una de las cruzadas que estamos protagonizando y que nos esta costado despidos, represión y muerte.

La propia experiencia en los centros de trabajo nos demostró que la única forma de avanzar en arrebatar mejor salario, seguro social, respeto a la jornada laboral, incluso el poder acceder a un contrato y salva guardar nuestras vidas ante los riesgos laborables, era dando la batalla contra el charrismo sindical. De ahí el paso necesario que hemos dado miles de mujeres y hombres para desprendernos de este lastre, que por naturaleza es machista, se ha convertido en una de nuestras principales luchas.  

En casos históricos y emblemáticos las mujeres trabajadoras estamos jugando un papel de primera línea. No sólo rompiendo con la tradición de inmovilización y traición sino también contra un montón de miedos y prejuicios que las y los compañeros de trabajo tienen a la hora de luchar.

Nosotras vemos la organización sindical no como negocio mafioso para beneficio de unos cuantos, sino como una herramienta para arrebatar nuestros derechos y concientizarnos de nuestras problemáticas y buscar soluciones.   

Este camino no ha sido fácil, para muchas compañeras que tiene familia la lucha sindical se convierte ahora mismo en la triple jornada en la que tienen que dividir su vida y tiempo, además del trabajo asalariado y la esclavitud del trabajo doméstico se suma el trabajo por nuestra emancipación, si bien este es muy liberador y emancipador también es arduo y duro. 

Precisamente por nuestras condiciones de vida es que una masa enorme de nosotras hemos dado el paso a la organización sindical y a la acción, hemos decidido luchar por ser libres y tener condiciones dignas de vida.

El caso del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas SINDJA bajo la dirección de la compañera Abelina Ramírez no sólo se limitan al aumento del salario sino también a combatir el acoso sexual en los ranchos por parte de los mayordomos que es insoportable, así como también el acceso a la educación, salud y el derecho de guardería, también impulsan en las comunidades la implementación de servicios públicos como pavimento, agua, luz, drenaje, alcantarillado, etcétera.

El trabajo jornalero es otro ejemplo claro también de porque exigir equipo de trabajo digno, día con día miles se ponen paliacates que cubren su rostro por completo dejando sólo los ojos descubiertos para así protegerse del sol, de la tierra, pero sobre todo de los químicos con los que diariamente trabajan en las cosechas.

También otra de las batallas es luchar por el reconociendo de enfermedades causadas por el trabajo cotidiano, por ejemplo, su labor se hace mayormente agachadas causando grandes estragos en sus cuerpos y de esto las y los patrones no se hacen no sólo responsables de ningún modo. 

La lucha sindical ha llevado a las mujeres a otro tipo de conclusiones y luchas, por ejemplo, en el caso del SINDJA, contra la violencia machista en los hogares y la batalla contra el alcoholismo en sus comunidades. Por eso formaron Mujeres Unidas en Defensa de las Jornaleras e Indígenas MUDJI, ellas describen así este espacio: “…un espacio de confianza, y que las mujeres del Valle se informen, se sientan acompañadas, organicen “cafecitos” y puedan expresarse libremente sobre los abusos que sufren en los ranchos, en la casa; cómo está su ánimo. Que puedan fortalecer su autoestima y no permitan ningún tipo de abuso.” Hacen talleres y exposiciones didácticas itinerantes en varias comunidades, donde van reuniendo de cinco a diez compañeras.  

Este ejemplo es muestra clara del porque para los patrones la lucha sindical combativa, independiente de la patronal, democrática, consiente de erradicar el machismo y sobre todo de comprender que para lograr que las leyes se cumplan es luchando es tan peligrosa. Por es una herramienta para nuestra liberación y abre la vía para transformar de fondo esta sociedad.

Este camino lo ha seguido y lo están labrando otros sindicaticos como el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y de Servicios Movimiento 20/32 (SNITIS), el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA), el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO), la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA) por mencionar los más destacados, por cierto, donde se tiene muy presente que las compañeras sufren del machismo en su labor diaria, por ejemplo, en el caso de las repartidoras padecen asaltos, extorsiones, intimidaciones, acoso e intentos de violación.

El ejemplo del SINTIIA y del SNITIS, están siendo históricos y también están siendo dirigidos por compañeras obreras, pero no por cubrir una cuota de género inservible sino por su lucha y su papel dirigente, están sirviendo como faro para otros centros de trabajo y empresas para dar la batalla contra los charros y defender contratos colectivos en beneficio de las y los trabajadores. Ambas organizaciones están usando la movilización como única herramienta para doblegar a los patrones y en el caso del SNITIS la huelga como algo útil.

Por supuesto los sindicatos son tan machistas como el resto de la sociedad, por eso también ahí es un campo de batalla no sólo de congruencia sino también de romper con la inmovilidad, haciendo de los sindicatos realmente herramientas de emancipación y de lucha, que defiendan en los CCT así como en los programas y estatutos de los sindicatos las necesidades y derechos de las trabajadoras.

Las mujeres trabajadoras están ahí no sólo luchando sino siendo las dirigentes: maestras, jornaleras, maquiladoras, textileras, taquilleras, conductoras, médicas y enfermeras, trabajadoras del hogar, compañeras de mineros, defensoras del territorio, obreras de la industria automotriz, repartidoras, estudiantes, telefonistas, reporteras, se levantan días a día para organizarse y dando la batalla contra la explotación y la desigualdad.

En el paro y lucha telefonista, en la huelga de Notimex, en los paros locos de las maquilas de Matamoros, en la batalla contra el charrismo sindical y una vida digna en la industria automotriz, en la ofensiva sin cuartel cara a cara contra las patronales de los ranchos en San Quintín, contra las trasnacionales de la industria textil, contra las mineras, ahí donde esta y se desarrolla la guerra contra este sistema están las oprimidas no tímidas, ni ocultas, sino en vanguardia y dirección.  

¡Venga compañeras que aquí estamos forjando el movimiento obrero!


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