¿Qué somos y qué defendemos en Libres y Combativas?


Durante las últimas dos décadas, millones de mujeres nos hemos levantado en todo el mundo para tomar las calles, hacer huelgas y manifestaciones de todo tipo ante la situación mundial que vivimos: la crisis del sistema capitalista, la crisis sanitaria de la COVID, la guerra en Ucrania y la ofensiva genocida de Israel en Palestina, Líbano y Cisjordania. Todos estos eventos demuestran que el sistema no tiene nada que ofrecernos más que miseria, desigualdad, explotación, desempleo, genocidio, guerra y todo tipo de violencia, que se expresa incluso de manera más brutal, para las mujeres trabajadoras, jóvenes y comunidad sexodiversa.

Nos quieren sumisxs, oprimidxs y calladxs, nos usan como chivos expiatorios ante una crisis que son incapaces de resolver, y para justificar su odio y control difunden todo tipo de prejuicios misóginos y LGTBIfóbicos a través de la Iglesia, los gobiernos, las empresas y partidos de derecha; el resultado se refleja en cifras históricas de feminicidios y transfeminicidios en todo el mundo, y México no ha sido la excepción.

En México, durante la pandemia la violencia doméstica creció 25% y los feminicidios se incrementaron a 11 diarios; por otra parte,  la esperanza de vida de la comunidad trans no rebasa los 35 años y nos hemos colocado en el primer lugar de transfeminicidios a nivel mundial. Estas cifras son tan sólo la punta del iceberg de una lacra repugnante.

La otra parte de la opresión, menos visible pero cotidiana, es resultado de décadas de políticas capitalistas que nos condenan a una vida de precariedad laboral y poco acceso a servicios básicos y vitales, situación que los gobiernos morenistas no han revertido. Los históricos recortes en salud, educación y servicios por parte del Estado nos obligan en muchas ocasiones a cargar sobre nuestras espaldas el cuidado de niños, familiares y enfermos. La insuficiencia de becas estudiantiles o la falta de guarderías para nuestras infancias nos aísla y somete a las tareas domésticas, las cuales nos niegan la independencia económica, vulnerándonos incluso aún más. El capitalismo nos quiere aisladxs, divididxs y subyugadxs, mientras con su moral conservadora recluye a las mujeres en sus hogares, o las desprecia en los centros laborales. Por otro lado, este sistema económico patriarcal niega la naturaleza diversa de la humanidad y orilla a las identidades sexuales oprimidas a negarse a sí mismas, al suicidio, la marginación, la pobreza y la prostitución. Por eso, nuestra lucha es una sola contra un sistema que se basa en la opresión para explotarnos.

Como mujeres y comunidad LGTBI perteneciente a la clase trabajadora, defendemos un feminismo anticapitalista y revolucionario. La lucha por nuestros derechos no es únicamente una cuestión de género o identidad sexual, también es una cuestión de clase. Bajo el sistema capitalista no “todxs estamos en el mismo barco”. Muchas, como Norma Piña, Lily Téllez, Xóchitl Gálvez, etc. defienden el sistema capitalista y buscan servirse de él.

Ellas apoyan de manera entusiasta las reformas laborales que favorecen los empleos precarios, las jornadas laborales extenuantes, los recortes en gastos sociales, la penalización del aborto, el pin parental, se oponen a la reforma judicial y a cualquier tipo de progreso en nuestras condiciones de vida. Cuando llegan a posiciones de poder económico y político adoptan los mismos papeles patriarcales y explotadores que históricamente ha ocupado la clase dominante. Ellas defienden los intereses de su clase y están bien con este sistema, porque les garantiza su estilo de vida y sus privilegios a costa de la explotación de millones.

Organización y lucha

La lucha colectiva, la organización permanente y la movilización en las calles es el único camino para cambiar nuestra situación. Hemos demostrado la fuerza que tenemos cuando nos ponemos en marcha: en las manifestaciones masivas de Estados Unidos contra Donald Trump, con el movimiento #NiUnaMenos en América Latina, en Polonia por el derecho al aborto, los históricos 8 de marzo de 2019 y 2024 cuando millones nos movilizamos en todo el mundo y la primera huelga feminista en México de 2019. Gracias a todo esto hemos arrebatado sentencias históricas contra feminicidas y agresores; por ejemplo, los 52 años por el feminicidio de Lesvy. También hemos conseguido la despenalización de aborto a nivel nacional y su total legalización en 20 estados, y una serie de leyes como la ley Íngrid, la ley María Elena, la ley Paola, etc. que suenan muy bien en el papel, pero todavía falta concretarlas en los hechos.

Desde Libres y Combativas, arrebatamos una sentencia histórica de 70 años contra un violador reincidente, tras tres años de lucha en las calles. Sin embargo, ningún logro estará asegurado si no acabamos por completo con este sistema, así lo demuestra la reciente Re penalización del aborto en Aguascalientes.

Sabemos que la liberación de la mujer trabajadora y la comunidad LGTBI es una cuestión de primer orden para quienes aspiramos a transformar el mundo. Por este motivo, desde Izquierda Revolucionaria impulsamos Libres y Combativas, plataforma feminista, anticapitalista y revolucionaria, para unir las fuerzas de quienes sufrimos la opresión y la violencia del capitalismo en la lucha por transformar la sociedad.


¡Basta de violencia contra la mujer y crímenes de odio! ¡Ni una menos!

  • Castigo ejemplar a los responsables de todas las violencias hacia la mujer y LGTBIfóbica. Basta de leyes que no nos protegen. Despido y sanción a todos los policías y jueces que favorecen la impunidad de los agresores.
  • Apoyos sociales y casas refugio suficientes para las mujeres y comunidad LGTBI maltratada. Por un puesto de trabajo digno o subsidio de desempleo, así como acceso a vivienda digna para las víctimas y sus dependientes.

¡Nuestro cuerpo, nuestra decisión!

  • No es suficiente la despenalización de aborto, luchamos por el derecho al aborto libre, gratuito y seguro a nivel nacional. Libertad a todas las presas por abortar.
  • Servicios de planificación familiar, públicos, gratuitos y de calidad. Acceso a la educación sexual integral y especializada, así como a todos los medios anticonceptivos de manera gratuita.
  • ¡Fuera el machismo y la religión de la enseñanza pública! Contra el pin parental en las escuelas.
  • Contra la lacra de la prostitución y la trata de personas. Somos abolicionistas porque vemos en la prostitución una expresión terriblemente violenta del sistema económico sobre nuestra identidad y corporalidad, sin que ello signifique criminalizar a quienes la ejercen. Exigimos acceso a empleo digno para todas las mujeres y comunidad LGTBI, sean migrantes, indígenas o pobres.
  • Contra los vientres de alquiler y todo tipo de mercantilización hacia nuestros cuerpos.

¡A igual trabajo, igual salario! ¡Abajo las cadenas del trabajo doméstico!

  • Acceso a trabajo y salarios dignos para la mujer trabajadora y la comunidad LGTBI. Basta de discriminación por embarazo, estándares estéticos, color de piel, identidad sexual, etc.
  • Castigo ejemplar al acoso sexual laboral.
  • Derecho a seis meses de permiso por maternidad para ambos padres, con salario al 100%. Escuelas infantiles públicas y gratuitas en cada colonia y/o centro de trabajo, que posibiliten compaginar empleo y maternidad/paternidad.
  • Servicio público de lavanderías, comedores, tintorerías, limpieza del hogar, etc. dignos y gratuitos para acabar con la esclavitud de las tareas domésticas.
  • ¡Por una jornada laboral de 40 horas!

¡Al volver a casa no queremos ser valientes, queremos ser libres!

  • No somos una mercancía. Retirada inmediata de cualquier tipo de publicidad sexista que utilice el cuerpo femenino estereotipado para incrementar sus ganancias.
  • Abajo el canon de belleza que nos imponen las grandes multinacionales. No sólo es absurdo e irreal, sino que alimenta prejuicios y afecta la salud mental y física.

¡Queremos ser lo que somos!

  • Por una ley que garantice el ejercicio de nuestra identidad sexual, sin límite de edad para su aplicación, con cobertura nacional que garantice acceso a servicios de salud física y psicológica humanizada e integral.
  • Ilegalización de todo tipo de terapias de conversión.
  • Feminismo no es transfobia. Por una lucha feminista libre de violencia transfóbica.

No hay emancipación de las mujeres sin socialismo, no hay socialismo sin emancipación de las mujeres.    

¡Únete a Libres y Combativas y lucha por una sociedad libre de violencia y opresión!


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