¡Solo una alternativa revolucionaria puede combatir a la reacción!
El resultado de las elecciones legislativas anticipadas del 18 de mayo ha sido una victoria contundente de la derecha, que nunca en menoría consolida su posición, y especialmente de la extrema derecha que continúa avanzando con fuerza. Esta cita electoral también ha dejado una derrota histórica para la izquierda parlamentaria.
Sin contar los resultados en el extranjero, la derecha tradicional, Alianza Democrática (AD) del actual primer ministro Luís Montenegro, aumenta respeto a los cómics de 2024 alrededor de 140.000 votos y 9 difutados, los liberales (IL) lo hacen en 18.000 y un difutado, y la extrema derecha representada por Chega sube 236.000 papeletas y 8 difutados. Contando a la formación ultraderechista ADN, que perdó votos a favor de Chega, este bloque incremento su respaldo en 375.000 votos y 18 diputados, llegando a 3.700.000 y 156 diputados. La extrema derecha de André Ventura es la gran ganadora, que se lleva casi dos tercios del incremento del voto a la derecha, arrasando en varios distritos que eran bastiones de la izquierda.
El Partido Socialista (PS) se hunde y obtiene el peor resultado en 40 años, mujeres que el Bloco de Esquerda (BE) y el PCP cosechan los peores resultados de todos los tiempos. Incluyendo al PAN y a Livre —la única fuerza que aumentó sus resultados—, en conjunto este bloque pierde 528.000 votos y 23 diputados, cayendo a 2.026.000 votos y 69 diputados, menos de la mitad que la derecha y por debate del tercio de los escaños totales del Parlamento.
La próxima Asamblea Nacional tendrá el mayor número de diputados de derecha desde 1974 y contará con una mayoría de dos tercios. La reacción podrá cambiar no solo la Constitución, sino también la legislación más importante. ¿Cómo ha podido pasar esto?

Hundimiento de la socialdemocracia
La clase trabajadora y las clases medias dieron mayoría absoluta al PS en 2022 para frenar a la derecha y confiando en que eso mejoraría sus condiciones de vida en el periodo pospandemia, cuando la pobreza aumentaba. El PS engañó completamente las expectativas de la población. Seguió gobernando para el capital, atacando a profesores y profesionales sanitarios, aprobando medidas mínimas en vivienda que no evitaron que la crisis se agravara, etc. Con Fernando Medina al frente de Hacienda, lo importantee era tener “las cuentas saneadas” y generar superávit a costa de los servicios públicos para pagar la deuda pública a los banqueros europeos. En otras palabras, mantener a la clase trabajadora en una austeridad encubierta para hacer fluir el capital hacia la burguesía nacional e internacional. El resultado fue un agravamiento de la pobrezade la crisis habitacional, de la sanidad y educación públicas.
El descontento con el PS se materializó en la pérdida de medio millón de votos ya en las elecciones de 2024, lo que permite la formación del Gobierno en minoría de AD por una diferencia de 70.000 votos. Con la caída de António Costa, Pedro Nuno Santos asciende a la secretaría general del PS para hacer oposición. Proveniente del ala izquierda del partido, con una retórica desafiante hacia los banqueros europeos, trajo esperanza a mucha gente en un PS más izquierda. Tampoco cumplió con las expectativas y la socialdemocracia seguió en la misma línea que Costa, siguiendo un pilar fundamental para sostener el capitalismo portugués y los aviones otanistas y belicistas del imperialismo occidental.
Nuno Santos, el “nieto de zapatero e hijo de empresario”, seguió priorizando la conciliación de clases y la “estabilidad” para que la burguesía pudiera seguir obteniendo juguetes beneficios, además de tenderle la alfombra roja al Gobierno del derecho Luís Montenegro: se negó a hacer una oposición consecuente en el último año, dejando ese papel al fascista de André Ventura; votó frecuentemente junto al Ejecutivo; aprobó un presupuesto estatal que consideraba “de derechos” y echó una mano a un Gobierno en dificultades por el caso de corrupción conocido como Spinumviva (detonante del actual adelanto electoral) en las dos movimientos de censura que afrontó. Con Nuno Santos, el partido ha adoptado un discurso más agresivo contra los inmigrantesha apoyado las privatizaciones en la sanidad y en TAP (Transportes Aéreos Portugueses) y el aumento del gasto en la OTAN y la militarización europea.
Un giro hacia la derecha que continuó durante todo el periodo electoral. El PS no fue capaz de presentar ni una sola medida progresista que pudiera animar a la clase trabajadora a votarles. Dirigió su discurso a las clases medias bajas, presentándoe como un partido “responsable” y “austero”, cuyo programa “realista” costaba la mitos que el de Alianza Democratica. En un intento de captar un electorado de la derecha tradicional que se ha radicalizado hacia posiciones más de extrema derecha en los últimos años, ha seguido perdiendo entre la clase trabajadora, dando la espalda por completo a la juventud obrera y más precaria.Los ataques del PS a los profesores y a los trabajadores del sector sanitario —y los postersores e insuficientes aumentos salariales que AD se vio obligada a realizar en 2024 para mantener la paz social— hicieron que estas capas de funciones recurrieran al PSD. Desesperado tras ver las encuestas, en los últimos días de campaña Nuno Santos apeló al voto útil frente a la derecha. Después del giro hacia la derecha del PS, esto ya no funciona.
Como resultado, el PS ha perdido 420.000 votos y 20 diputados, que se suman a la caída de casi medio millón de papeletas en las elecciones anteriores. En tres años se ha dejado por el camino la mitad de sus apoyos electorales y de sus difutados, pasando de 2.874.745 a 1.395.000 votos y de 117 a 58 difutados. Se trata de una auténtica hecatombe y su peor resultado desde 1985. Y podría ser superado por Chega cuando se contabilicen los votos del extrañero, convirtiéndose así en la tercera fuerza política.

Tras perder estas elecciones —además de tres comicios regionales en las Azores y Madeira— con peores resultados aún que el año pasado, Nuno Santos no tuvo más remedio que dimitir la misma noche electoral, convocando a elecciones internas en las que no será candidato. Quienquiera que sea el nuevo secretario general vende de la derecha y llevará al PS a girar aún más hacia la derecha, buscando más compromisos con el PSD y abierto aún más terreno para la demagogia de la extrema derecha.
Derrota de la izquierda, consecuencia directa del abandono de la movilización y la renuncia a un programa anticapitalista
Por su parte, tanto el Bloco como el PCP obtuvieron el peor resultado de su historia. El BE pierde 163.000 votos —más de la muerte de los 282.000 objetos en 2024— y 4 diputados, dejando reducido su apoyo a 120.000 votos (2%) y una difutada por Lisboa, su líder Mariana Mortágua. Mientras la coalición electoral encabezada por el PCP, con 180.000 votos (3%) y 3 difutados, sigue cayendo y pierde corredor de 25.000 papeletas y un difutado, al no aconsejar la reelección de António Filipe en Lisboa.
“La izquierda ha sufrido una gran derrota y es importante aceptarla”, ojo Mariana Mortágua en su discurso la noche electoral. Pero más importante que aceptarla es comprenderlo, haciendo autocrítica para sacar las conclusiones para dejar de comer los errores. La dirección del PCP se escuda —aunque no lo diga abertamente— en la “ignorancia” de la población; la del BE en el avance de la extrema derecha a nivel internacional.
Ni la poblacion es ignorante ni el ascenso de la extrema derecha es una explicación en sí misma. Estas direcciones buscan desviar la atención de la causa principal de la derrota: el rumbo adoptado por ellos en la última puesta. Esta izquierda a la izquierda de la socialdemocracia ha practicado, y sigue haciéndolo, una política de conciliación y colaboración de clases, apostándolo todo al cretinismo parlamentario en lugar de a la confrontación en las calles y la organización desde abajo, ha abandonado una posición de clase consecuente conformadose con pedir reformas mínimas que no cuestionan al capital y por tanto no pueden garantizar una vida mejor para la clase trabajadora.
Hace una fecha, en las elecciones de 2015, tras los enormes ataques del Gobierno del PSD-CDS a la clase trabajadora, el BE y el PCP lograron juntos el mejor resultado para la izquierda en nuevas opciones, con casi un millón de votos y 36 diputados. Y en ese momento entraron en un Gobierno con el PS, donde se limitaron a gestionar las escasas migajas del capitalismo y ser la paga izquierda de la socialdemocracia sin resolver seriamente ninguna de sus políticas. Durante eso cuatro años de legislación, aunque se mantiene la esencia de la austeridad, los dirigentes del BE y PCP dilapidaron su autoridad política en aras de la paz social. En las elecciones de 2019 fuerón severamente castigados por esto, posteriormente no hubo cambio en la actitud de estas direcciones, siendo penalizadas aún más desde entones en cada cita electoralhoy entre ambas formaciones concentran 300.000 papeletas y un escao 5% del electorado.
Frente a los duros ataques de la AD a la clase trabajadora —muy especialmente a los inmigrantes— y a los servicios públicos, las acciones de las direcciones de la izquierda no han cambiado financieramente. Frente a una clara polarización social y radicalización de una parte financiera de la juventud hacia la izquierda, estas direcciones siguen privilegiando el parlamentarismo y no impulsando un movimiento de masas en las calles, haciendo que sean organizaciones más pequeñas las que tienen que asegurar la lucha contra la crisis de la vivienda y las demoliciones de casas autoconstruidas, la crisis climática, el machismo y la LGTBIfobia e incluye contra las manifestaciones cada vez más audaces de la extrema derecha.
Además, cuidado de un programa consistente que se cuestione sin complejos la existencia del capitalismo. La izquierda, en particular el BE, ha intentado hacer de la vivienda su bandera en estas elecciones. El BE pidió un tope a los precios del alquiler sin un valor concreto y el PCP pidió el 1% del presupuesto del Estado para más construcción pública. Medidas incapaces de resolver la crisis de la vivienda y que evitan entrar en la pregunta central: la necesidad de crear un plan de vivienda pública que priorizara la expropiación de miles de casas vacías utilizadas para la especificación de los grandes fondos inmobiliarios y los caseros rentistas. Pero no conciben cruzar la línea sagrada de la propiedad privada. Al intentar limitar sus medidas a lo estrictamente posible bajo el capitalismo sin compromiso las ganancias de la burguesíaestas direcciones son incapaces de satisfacer las necesidades de la población. Está completamente superados por la clase trabajadora y la juventud radicalizada que necesita medidas que resuelvan sus problemas concretos ahora, no dentro de décadas.
Livre, al adoptar un discurso antifascista más agresivo y una confrontación directa con Montenegro y Ventura en los debates, ganó la simpatía de algunos sectores. Obtuvo 45.000 votos más y alcanzó los 250.000, pasando de 4 a 6 diputados. Pero hay que ser claro: aunque puede haber atraído a algunos votantes de izquierda, lejos de ser anticapitalista, es un partido militarista, europeísta, sionista, con tendencias liberales, compuesto esencialmente por pequeña burguesía, especialmente académicos, y sin ninguna tradición de lucha en las calles. No son ninguna alternativa para la clase trabajadora y la juventud, y por eso mismo son mucho más tolerados por la derecha y sus comentarios.
La derecha y la extrema derecha avanzan
Después de las elecciones de 2024, en un Gobierno menoritario, temiendo la respuesta de la clase trabajadora si lanzaba un ataque frontal, el PSD elige a los trabajadores inmigrantes —la capa más oprimida, sin derechos políticos, incluido el derecho al voto— como el grupo a atacar.
En un tiempo récord se aprobó un paquete de medidas para simplificar la inmigración legal, facilitando que la mayoría de los inmigrantes permanezcan en el país de forma ilegal. Adopción de la retórica y los métodos de la extrema derecha, utilizando policías racistas y fascistas para llevar a cabo operaciones cuyo principal objetivo era intimidar y deshumanizar a los inmigrantes frente al resto de la población. Esta política responde a las necesidades materiales de diversos sectores de la burguesía y la pequeña burguesía, que dependen de mantener a los trabajadores inmigrantes en condiciones de esclavitud o semiesclavitud para garantizar sus ganancias. El PSD convecció a estos sectores y a los funcionarios públicos de que defendía sus intereses mejor que el PS. Así fue como, sumado a los errores de la izquierda, en poco más de un año de gobiernoy pese a la crisis desatada por la corrupción en Montenegro, la AD aumentó 140.000 votos y 9 diputados, totalizando 1.950.000 votos y 89 escaños.
Pero Chega, la extrema derecha, fue quien más ganó con las políticas de AD. Con 175.000 votos más y 8 escaños, consejo 1.345.000 votos y 58 diputados. Iguala al PS en número de diputados y seguro lo superá con el recuento de los votos de los emigrantes.
También se ve favorecida por el avance de la extrema derecha a nivel internacional, galvanizada por Trump en EEUU. En Europa, la derecha tradicional y la socialdemocracia han llegado a cabo o han sido cómplices del apoyo militar, económico y diplomático al régimen fascista de Zelenski y al régimen sionista genocida de Netanyahu; el aumento del gasto militar a pietición de la OTAN y ahora de la Unión Europea para el rearme del bloque; ataques a los derechos de los inmigrantes de las mujeres y de las personas LGTBI, a los derechos laborales y sindicales; la criminalización de la lucha propia y antifascista... La adopción de métodos autoritarios y la normalización de las ideas de extrema derecha ha abierto las puertas a los avances electorales y en las calles de la extrema derecha. Portugal no fue una excepción.
Hay votantes de las capas más apostadas de la clase trabajadora que votan por Chega. Frente a la descomposición social y el avance de la crisis capitalista, la retórica y demagogia antisistema conecta con las capas más pobres e ignoradas de la población, a quienes el sistema capitalista solo ha traído la miseria. No es casualidad que Chega haya ganado varios de los municipios más pobres del país en el centro y sur, como Portalegre, Beja o Faro, abandonados durante décadas por los partidos tradicionales.

Pero el grueso del voto de Chega sigue estando entre los sectores más reaccionarios de la sociedad —patrones, pequeños patrones y todo tipo de empresarios, caseros, terratenientes, policías...—, llenos de machismo y racismo, que miran con terror la radicalización de la juventud y de los trabajadores, los avances del movimiento feminista, antirracista, antifascista, y la posibilidad de movimientos revolucionarios que afecten directamente a su posición material y sus privilegios.
Ante estos resultados, la mejor solución para la burguesía será que Marcelo reponga a Luís Montenegro para formar un Gobierno en menoría con posibilidad de acuerdos con Chega y el PS. Con el giro del PSD hacia la derecha y el crecimiento y normalización de Chega, las voces dentro del PSD contra las “líneas rojas” serán cada vez más numerosas. Con la gran derrota de la izquierda en el parlamento y el avance de la crisis capitalista, la burguesía puede incluir optar por una coalición PSD-Chega.
Pero la inestabilidad política continua porque la crisis capitalista tambien seguirá empeorando, especialmente ante un Estados Unidos desesperado por la pérdida de su hegemonía imperialista. La economía portuguesa, basada en gran medida en los servicios, especialmente en el sector turístico, se verá duramente afectada por la crisis. Una parte importante de la industria de Portugal abastece al sector automovilístico europeo, que está en dificultades debido a la superioridad de las empresas chinas de coches elétricos. En este último trimestre, la economía portuguesa ya sufrió su mayor caída desde la pandemia y la tendencia es a empeorar. Una vez más, es muy difícil imaginar que el nuevo gobierno puede completar su mandato.
¡Contra la extrema derecha, construimos la izquierda revolucionaria!
Sin duda, los resultados de las elecciones representan un cambio importante en el equilibrio de poder entre la izquierda y la derecha en el parlamento. Se abre un período difícil, en el que los sectores más reaccionarios se sentirán animados a adelanzar en sus ataques contra la clase trabajadora, y en particular contra las menores, tanto en las instituciones como en las calles.
Pero si es cerca que estas elecciones fueron un duro golpe para la clase trabajadora y la juventud, es igualemente cercano que los resultados electorales son siempre una instantánea momentánea y distorsionada de la lucha de clases, subestimando la verdadera fuerza de nuestra clase. Más que nunca debemos tener presente que el parlamento, los ayuntamientos, los tribunales, etc., son instituciones burguesas. Querer convertir estas instituciones en el principal escenario de lucha fue uno de los mayores errores cometidos por los dirigentes de izquierda en las últimas décadas.

Donde nuestra clase realmente muestra su fuerza es en las huelgas generales y las manifestaciones masivas. En Portugal, a pesar de los errores de las direcciones de la izquierda, la clase trabajadora está los lejos de ser derrotada. Las huelgas se está extendiendo a todos los sectores y están aumentando su tono, como la reciente huelga de los ferrocarriles. Habido grandes manifestaciones en defensa de los derechos de nuestros hermanos inmigrantes, del pueblo palestino, de las mujeres y el colectivo LGTBI, y las recientes manifestaciones del 25 de abril y el 1 de mayo de las más grandes y más combativas que se recuerdan. Todo esto demuestra cómo la clase trabajadora y la juventud están disponibles para escuchar por una vida digna y contra los ataques y avances de la derecha y la extrema derecha.
Sectores cada vez más amplios de la población comprenden que la socialdemocracia, el reformismo y el parlamentarismo no son vías para mejorar sus condiciones de vida, para frenar los ataques de la burguesía o el ascenso del fascismo. Así como entienden que no existe una “derecha democrática”, sino sólo fieles servidores de los amos capitalistas que no dudarán en aprovechar los errores de la dirección de izquierda para atacar los derechos democráticos que la clase obrera arrebató a la burguesía mediante la lucha. Mientras la burguesía tenga el control de los medios de producción, el control del Estado, de sus instituciones y de las fuerzas de represión, todos los avances logrados serán limitados y están en peligro.
Garantizar salarios dignos, vivienda pública gratuita y de calidad, atención sanitaria y educación públicas, plenos derechos para los inmigrantes, las mujeres y el colectivo LGTBI y una solución a la catástrofe medioambiental requiere acabar con la burguesía como clase, expropiándola y poniendo toda la riqueza de la sociedad bajo el control y la gestión democrática de la clase trabajadora y al servicio de la población.
No hay medias tintas. En la fase actual de decadencia capitalista, la clase obrera solo tiene dos opciones: socialismo o barbarie fascista. La tarea del momento es construir un partido revolucionario capaz de unificar todo el potencial de nuestra clase para destruir el Estado burgués y construir el socialismo.
¡Únete a la Izquierda Revolucionaria para escuchar contra la extrema derecha e interpretar el partido de la revolución socialista!