Ya están aquí. No falta ninguno. Biden, Macron, Johnson, y, por supuesto, Pedro Sánchez con Felipe VI. Según fuentes del Gobierno de coalición, la cumbre de la OTAN es una "reunión de democracias para servir y defender a la democracia".

Así es. Democracia, libertad, derechos humanos... Los valores de Occidente que tan bien resumía el secretario general del PSOE y presidente español hace unos días al referirse a la masacre de Melilla: "Si ustedes ven las imágenes, verán que la gendarmería marroquí se ha empeñado a fondo en tratar de evitar este asalto violento a la valla".  A fondo sí. 37 inmigrantes asesinados. Gran trabajo en el flanco sur.

Durante los próximos días toda la parafernalia más despreciable de las mentiras imperialistas llenará nuestra vida diaria. Un bombardeo propagandístico sin parangón, para vender las bondades made in USA.

El Gobierno más progresista de la historia nos habla de los momentos difíciles que el mundo atraviesa, y defiende que no hay otra que rearmarse hasta los dientes. ¿Contra quién o quiénes? Contra el reino del mal, Rusia, y los arcángeles de Satanás, los chinos. ¿Y quién nos protegerá de estas amenazas letales? El imperio de la justicia y la libertad, el imperialismo norteamericano.

Las celebraciones empezaron pronto, tal como el pasado 30 de mayo cuando el Teatro Real de Madrid se vistió de gala para “conmemorar” el 40 aniversario del ingreso del Estado español en la OTAN. Era solo el aperitivo.

“La cumbre del 29 y 30 marcará un antes y después en la historia de la OTAN”, remachó el presidente ese día. Efectivamente, el contexto en el que tiene lugar, en plena guerra imperialista en Ucrania, y con Finlandia y Suecia solicitando incorporarse a la Alianza, hace que este encuentro sea un acto de reafirmación otanista y que tenga especial trascendencia.

Sánchez repite, como si de un mantra se tratara, que “la OTAN es un frente común de países que defiende la democracia y la libertad”, pero la realidad es bien distinta. La Alianza Atlántica es un organismo para velar por los intereses imperialistas de EEUU y de los Gobiernos europeos afines. Para hacerlo no ha dudado en protagonizar guerras que han destruido naciones enteras: Vietnam, Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Yugoslavia o, ahora mismo, Yemen… Y hoy con el objetivo de mantener su posición dominante en Europa arma al régimen reaccionario de Ucrania para prolongar la guerra y debilitar a Rusia, en su cruzada contra China, el gran rival del imperialismo estadounidense en la lucha por la hegemonía mundial.

Toda la palabrería sobre “democracia” y “defensa del derecho internacional” utilizada no puede ocultar que el Gobierno español no es más que un fiel lacayo de Washington en esta pelea entre bloques imperialistas. Poco importó al presidente del Gobierno la libertad de los pueblos cuando, siguiendo los dictados de Washington, traicionó al pueblo saharaui reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, vulnerando sin problema la legalidad internacional que dice defender.

Como servidor aplicado y buen anfitrión, el Ejecutivo no va a escatimar medios en organizar la próxima cumbre de la OTAN. Participarán 20.000 policías en el despliegue para blindar el evento, a los que se dotará de 6.000 cartuchos para pistolas Taser. Estas pistolas violan la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, pero el autodenominado Gobierno “más progresista de la historia” no tiene ningún problema en facilitárselas a la policía.

La entrega a la OTAN es total, y la aportación del Estado español a la política de guerra impulsada por la Alianza no deja de crecer. Este Gobierno ha sido de los primeros en obedecer las órdenes de Washington y comprometerse a incrementar el gasto militar al 2% del PIB. Un gasto que desde 1996 a 2022 ha crecido un 129%.  Hoy oficialmente se dedica el 1% del PIB (algo más de 10.000 millones de euros) a este concepto pero, en realidad, si se contabiliza el gasto camuflado en otros ministerios, además del de Defensa, el desembolso es mucho mayor.

Hasta el momento, el Gobierno de Sánchez ha entregado a Ucrania munición, equipos de protección individual y armas ligeras (lanzagranadas o ametralladoras). Ahora ultima la entrega a Kiev de armamento pesado (misiles antiaéreos y unos cuarenta carros de combate Leopard) y se ha ofrecido a instruir a sus militares. Además, el Estado español reforzará su aportación al despliegue militar de la OTAN en el este de Europa con más efectivos en Letonia, donde actualmente tiene desplegados 500 militares. Pero no es suficiente. Margarita Robles acaba de pedir 3.000 millones de euros extras, casi un 25% de incremento respecto al gasto del año pasado, en el presupuesto del Ministerio de Defensa para reforzar a la OTAN.

El PSOE y la OTAN: una historia de engaño y manipulación

El 30 de mayo de 1982, siendo presidente del Gobierno Calvo Sotelo de la derechista UCD, el Estado español entró en la OTAN, a pesar de que en ese momento, según una encuesta publicada por El País, el 52% de la población estaba en contra, tan solo el 18% estaba de acuerdo, y el 30% restante no respondía.

Por entonces el PSOE pedía la salida de la OTAN con el lema engañoso y conscientemente ambiguo: “OTAN, de entrada no”. Pronto el Ejecutivo Felipe González, que desde el primer momento se erigió en un decidido defensor de los intereses de los grandes empresarios y banqueros, tanto en política interior como en la exterior, pasó a defender la permanencia en la Alianza.

El 12 de marzo de 1986, en el referéndum sobre la permanencia del Estado español ganó el SÍ que promulgaba el PSOE. Este SÍ fue con tres condiciones: “no integrarse en la estructura militar; la prohibición de instalar o introducir armas nucleares en territorio español, y la reducción progresiva de la presencia militar estadounidense”.

Las condiciones acordadas en el referéndum jamás se cumplieron. En 1988 se firmó un nuevo tratado con EEUU que permitía la introducción de armas nucleares y en 1999, siendo presidente Aznar, el Estado español se integró plenamente en la estructura militar de la OTAN. Antes, en 1995, el “socialista” Javier Solana, fue nombrado secretario general de la Alianza, cargo que ostentaría hasta 1999. Fue el máximo representante de la OTAN cuando esta arrasó la antigua Yugoslavia causando miles de muertos.

Desde la primera misión en 1992 hasta hoy el Estado español ha desplegado alrededor de 125.000 militares en 22 operaciones (seis en la actualidad) por todo el mundo.

La Cumbre de la Alianza y la impotencia de la política de UP

Mientras el PSOE sigue fiel a esta trayectoria, la posición política de los dirigentes de Unidas Podemos es cada día más insostenible. Mientras los ministros con carné del PCE Yolanda Díaz y Alberto Garzón se cuadran con el PSOE y la OTAN apoyando el envío de armas y sus acciones, las ministras Ione Belarra e Irene Montero aunque se oponen de palabra al aumento del gasto militar, al envío de armas a Ucrania y se declaran contrarias a la deriva militarista de su Gobierno, en los hechos se pliegan y no hacen nada por evitarlo.

Es más. Mientras IU y el PCE llaman a participar el 26 de junio en la manifestación organizada por la “Plataforma Estatal por la OTAN No” contra la cumbre de la OTAN que el Gobierno al que pertenecen organiza, la ministra Díaz —que alegó “problemas de agenda” para no asistir a los actos del 40 aniversario de pertenencia a la OTAN— empieza a justificar sin ningún pudor su presencia en la Cumbre de Madrid. El 9 de junio declaraba: “Creo que no me van a invitar, pero si lo hacen, hay que ser institucional”[1].

El naufragio de la estrategia política de los dirigentes de UP avanza por momentos. Lejos de obligar al PSOE a hacer una política de izquierdas, renuncian a dar cualquier batalla o se mimetizan con la socialdemocracia oficial y ceden en todos los frentes. En este caso, Podemos ni siquiera mandará a ninguno de sus miembros en el Gobierno ni de su dirección a la manifestación contra la OTAN, ¡por respeto a Pedro Sánchez! ¿Dónde está el respeto a los millones de trabajadores y jóvenes que les pusieron donde están con sus votos para cambiar de raíz sus condiciones de vida? No se puede llevar a cabo una política en beneficio de la mayoría sin confrontar con los poderes fácticos y siendo parte de un Gobierno capitalista que acepta las “reglas del mercado”. Esa es una de las grandes lecciones de estos dos años de Gobierno PSOE-UP.

Contra el incremento del gasto militar, contra el militarismo y el imperialismo, ¡OTAN no, bases fuera! Es urgente levantar una izquierda revolucionaria que luche por echar abajo este sistema podrido, basándose en la fuerza del movimiento obrero y con el programa de la transformación socialista de la sociedad.

¡Todos a la manifestación de Madrid! El domingo 26 de junio a las 12 horas desde Atocha a Plaza de España

Notas:

[1]  Yolanda Díaz, sobre su presencia en la cumbre de la OTAN: “Creo que no me van a invitar, pero si lo hacen, hay que ser institucional”

 


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