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Una manifestación que no olvidaremos jamás. Cientos de miles, como nunca, abarrotando el centro de Valencia, desde la Plaça del Ajuntament hasta el Palau de la Generalitat y todas las calles aledañas, en un ambiente de indignación, de rabia y de lucha. El estruendo de decenas de miles de gargantas gritando con fuerza, ¡Mazón asesino!, ¡Mazón dimisión!, ¡Mazón a prisión!, ¡Mientras tú comías la gente moría!, y decenas de consignas más, describen el ambiente electrizante que recorría la marcha.

Por todos los que han fallecido arrastrados por el lodo, por nuestras vecinas y vecinos, hermanos, padres y madres, por los amigos, por las víctimas que han perdido sus casas, sus coches para ir a trabajar, sus institutos y colegios, sus recuerdos de toda la vida, ha sido por todos ellos.

Lo vivido este 9 de noviembre es el ejemplo de cómo la clase obrera y la juventud entendemos la solidaridad: poniendo en práctica el lema de solo el pueblo salva al pueblo en esta semana de acción directa, de autoorganización desde abajo, donde decenas de miles de voluntarios nos hemos llenado de barro hasta las cejas, y uniendo nuestra determinación en esta tarde inenarrable.

Obviamente el señalamiento ha sido rotundo, sonoro y furioso: el Partido Popular, la patronal y las instituciones de este régimen del 78 son responsables. Algunos, que viven en la inopia, querían una manifestación silenciosa. Nos decían que era por respetar la memoria de las víctimas. Pero no, no era por eso. Los que nos decían esto, el PSOE y sus organizaciones afines, pretendían que fuera silenciosa porque el ruido de la denuncia no les gusta, porque saben muy bien que la indignación de la gente apunta a Mazón y a su gestión criminal, pero también a la patronal, a los Juan Roig que pusieron sus beneficios por encima de todo, y al Gobierno central por su complicidad necesaria. Por eso se pretendía silenciar la protesta.

Pero hoy los portavoces del silencio se han llevado una sonora lección. El ruido ensordecedor de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, de la juventud que lo ha dado todo en esta semana, se ha escuchado nítido. No queremos silencio, queremos justicia, luz y taquígrafos, que los responsables de esta incompetencia criminal dimitan y vayan a la cárcel. Que Mazón y su Gobierno no siga ni un minuto más y que den con sus huesos en prisión.

Eso es lo que esta manifestación ha planteado de manera directa y muy sabia. Nada de unidad con los responsables de este crimen. Nada de vamos a dejar nuestra diferencias para encubrir a quienes han hecho posible esta devastación. No nos engañáis. No queremos esos discursos vacíos para que todo siga igual. Queremos y exigimos justicia, y una reconstrucción al servicio de la gente que lo ha perdido todo, no una oportunidad de negocio para los multimillonarios.

Los y las militantes de Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes hemos participado con estos planteamientos en la manifestación, repartiendo más de 20.000 hojas con nuestra posición, que podéis leer aquí, y organizado un cortejo con miles de personas, combativo y que ha dicho las cosas muy claras durante todo el recorrido.

Como otros colectivos de izquierda hemos sido víctimas de las provocaciones de los antidisturbios, sobre los que manda el PSOE y su ministro del interior Marlaska, y que han cargado a lo largo de la marcha golpeando con saña a muchos jóvenes y provocando incidentes. Lo han intentado también contra nuestro cortejo, pero les hemos plantado cara y nos hemos mantenido firmes. ¿Qué dirá al respecto el presidente Pedro Sánchez? Como siempre justificará a su ministro y felicitará a los energúmenos que han protagonizado esta brutal represión. Por nuestra parte lo decimos alto y claro: ¡Dimisión de Marlaska y de la delegada del Gobierno en Valencia!

La manifestación de este sábado ha sido un punto de inflexión. Pero no nos debemos engañar. Si queremos que todos los responsables paguen por este crimen contra la clase obrera, debemos continuar con la movilización en las calles, confiando en nuestras propias fuerzas, impulsando la autoorganización desde abajo, y rechazando frontalmente esos cantos de sirena que nos llaman a aplaudir a las instituciones de un régimen, incluida la monarquía de Felipe VI, que están completamente podridas.

La tarea no ha terminado. Ahora más que nunca hay que continuar con la solidaridad y la ayuda a las víctimas, y acabar con Mazón y su Govern, cuya ineptitud es la causa de un crimen colectivo contra miles de familias trabajadoras.

Únete a Izquierda revolucionaria y al Sindicato de Estudiantes para hacerlo posible.


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