El tribunal no ha atendido a los argumentos de fondo que planteaba la parte demandante, CCOO y CGT, que cuestionaban que con los resultados de 2013 se pretendiese justificar por parte de la empresa un plan de despidos tan abultado tanto para ese año como para los siguientes. Por otro lado, a nadie se le escapa, que una sentencia que hubiera obligado a la empresa a retirar el ERE y volver a empezar la negociación de nuevo, como estaba en su mano hacer, habría tenido una repercusión social tremenda, haciendo de la huelga y el triunfo de los trabajadores de Panrico un ejemplo a seguir por el conjunto de la clase trabajadora. ¡Y es justo lo contrario lo que han querido trasladar! Una vez más, la justicia burguesa demuestra su verdadera cara y qué intereses de clase defiende.
Tras conocerse la sentencia, los trabajadores debatieron cómo afrontar la nueva situación. Aparte de recurrir la sentencia al Supremo (que podría prolongarse hasta un año), se planteaba la disyuntiva de continuar o no la huelga. Finalmente se acordó tener una reunión con la empresa antes de tomar una decisión al respecto. En los 7 meses de huelga, la empresa no se ha querido reunir con el comité de huelga ni con el comité de empresa, y ha mantenido una actitud completamente provocadora, vulnerando el derecho de huelga y difamando a los trabajadores.
El 22 de mayo tuvo lugar dicha reunión. Demostrando su catadura moral, demostrando la bajeza humana propia de un mafioso, la dirección de Panrico planteó la reducción de 53 despidos (de 133 a 80 despidos previstos este año en Santa Perpetua) a cambio de echar al comité de empresa y los trabajadores más significados en la huelga. Un “chantaje puro y duro”, como dice Bea Arenas, del comité de empresa, y una demostración más de la ofensiva salvaje a que nos enfrentamos los trabajadores por parte de los capitalistas, donde el que defiende sus derechos es castigado y despedido, como en plena dictadura franquista.

Frente a la sentencia y la provocación de la patronal: por una huelga general de solidaridad en Barcelona

Ante esta provocación los trabajadores han decidido en la asamblea del sábado 24 de mayo mantener la huelga (por 110 votos a favor y 66 en contra), volviendo a destacar como un auténtico ejemplo de lucha y determinación. Lo ha hecho a pesar de que el presidente del comité se empleó a fondo en intentar poner fin a la huelga. Todas las maniobras de la Generalitat, en connivencia con la empresa, y desgraciadamente, con la alta dirección de CCOO de Catalunya, para cerrar cuanto antes este conflicto han fracasado por el momento. ¿Por qué tantos esfuerzos en doblegar a 300 trabajadores? La razón principal es que este conflicto, como el de Coca-Cola en Madrid, se han convertido en una crítica viva al sindicalismo de moqueta y de pactos. Un ejemplo de lucha y dignidad que conecta con el sentir de millones de trabajadores. Esto molesta tanto a la patronal como a la cúpula sindical.
La determinación de los trabajadores de Panrico para vencer en esta batalla es indudable, y la solidaridad desplegada también, con decenas de miles de euros recaudados del conjunto de la clase obrera de Barcelona y del resto del Estado. Ahora es necesario que ese inmenso respaldo se materializa en un salto adelante en la movilización. Hay que redoblar la presión para obligar a la dirección de CCOO de Catalunya y de Barcelona a cambiar drásticamente de orientación.
Frente a la provocación de la empresa hay que convocar inmediatamente una huelga general de solidaridad en el sector industrial de Barcelona que culmine con una gran manifestación en en defensa de los salarios y los puestos de trabajo, y contra cualquier chantaje patronal. El siguiente paso podría ser una huelga general en Catalunya, aglutinando a todos los sectores en lucha, y convirtiendo la huelga de Panrico en un auténtico problema político tanto para la patronal como para sus Gobiernos de CiU y del PP.


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