Un numeroso grupo de padres del colegio, apoyados por sindicalistas y por el Sindicat d’Estudiants, acompañó a los nueve niños cuya escolarización en el Cremona impide la Conselleria. Esta lucha contra la eliminación de la última línea que queda, es decir, contra la desaparición del centro, es un referente para el movimiento educativo. Las madres, padres y docentes aprobaron en junio ignorar la decisión arbitraria, injusta y antidemocrática de la Conselleria, que haciendo caso omiso de ellos y del Consell Escolar Municipal impuso la escolarización de esos nueve niños en otro colegio, separándolos así de sus hermanos.
La determinación de los miembros de Tots Som Cremona es clara: no pararán hasta garantizar la pervivencia del centro. Ante esta decisión, Alberto Fabra y su consellera, Mª José Català, han tenido la desvergüenza de presionar a la directora para que expulsara del centro a los nueve niños y de utilizar la Policía Nacional para expulsar también a los padres. También fueron expulsados los seis maestros en paro que se ofrecieron para atender gratuitamente a los nuevos alumnos.
Los dirigentes corruptos del PP han demostrado ya muchas veces no tener ningún escrúpulo en la utilización de la represión, pero la entrada de la policía en un colegio público es un jalón en su trayectoria reaccionaria. Si creen que nos van a amedrentar lo tienen claro: no lo pudieron hacer en la primavera valenciana y no lo van a hacer ahora.
Los sindicatos han declarado su solidaridad con el colectivo. Es el momento de ir más allá: concretar ya un calendario de asambleas y movilizaciones en solidaridad con el Cremona, y en defensa de la educación pública.


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