En lo que va de año han sido asesinadas por la policía al menos 193 personas negras (The Guardian). La comunidad negra se enfrenta a un nivel de desempleo desmesurado, a la pobreza, la falta de acceso a servicios sociales y a los encarcelamientos masivos. Por todo el país han estallado protestas contra las dos últimas atrocidades: los asesinatos de Keith Lamont Scott en Charlotte, Carolina del Norte, y Terence Crutcher en Tulsa, Oklahoma, acontecimientos que se producen después de la rebelión de hace unas semanas en Milwaukee. En Charlotte, la ciudad natal de Scott, las protestas han llevado a enfrentamientos con la policía que ha utilizado gas y balas de goma contra los manifestantes. El miércoles 21 de septiembre un manifestante fue disparado y murió en el hospital; también se informó de varios oficiales de policía heridos. La respuesta del gobernador de Carolina del Norte fue declarar el estado de emergencia en la ciudad. Estas muertes no se pueden clasificar de otra forma que de asesinatos a sangre fría. Terence Crutcher se enfrentaba a un problema cotidiano, un coche averiado. Un buen número de policías se presentó allí no para ayudar, sino para criminalizar a Crutcher, incluso llevaron un helicóptero de escolta. Más tarde, tal como se puede ver en el vídeo desde varios ángulos, dos policías de Tulsa dispararon simultáneamente un arma y una taser contra un Crutcher desarmado y que tenía las manos en el aire. El jueves, menos de una semana después del tiroteo, la fiscal de Tulsa acusó a Betty Shelby, una policía blanca de Oklahoma, de homicidio en primer grado. Keith Lamont Scott, un discapacitado de 43 años, estaba leyendo un libro en su automóvil cuando recibió un disparo de un policía de Charlotte, que cumplía la orden de disparar a una persona diferente en un complejo de apartamentos. Ferguson y Baltimore Las rebeliones de Ferguson y Baltimore en 2014 y 2015, respectivamente, sacudieron el corazón de la sociedad norteamericana: cientos de miles de jóvenes y trabajadores negros expresaron su rabia contra la policía y la clase dirigente política. Se aprobaron más de 40 leyes para frenar la violencia policial y obligar a la policía a rendir cuentas a la comunidad. Los informes sobre el Departamento de Justicia y la Fuerza Especial de Obama como policía del siglo XXI, dan a conocer numerosas violaciones y mala conducta en los departamentos policiales de todo el país. Los asesinatos policiales racistas, la encarcelación masiva, la militarización de la policía y las injusticias económicas básicas, aún continúan. El gobernador de Lousiana, John Bel Edwards (Demócrata), firmó el proyecto de ley Blue Lives Matter (la vida de los azules importan), convirtiéndose en el primer estado del país donde los trabajadores de la seguridad pública son considerados una clase protegida mediante una ley de crímenes por odio. Como subrayaba hace más de un año USA Today, “El presidente Obama ha convertido en ley una medida que requerirá ‘alertas azules’ instantáneas en todo el país para avisar de amenazas a los agentes y para ayudar a localizar a los sospechosos que las lleven a cabo”. Los gobiernos locales, estatales y el federal cercarán con un ‘muro azul’ a una policía militarizada que principalmente sirve para proteger la propiedad, el prestigio y el poder del 1% de la población. Desde los acontecimientos de Ferguson y Baltimore, la crisis del capitalismo ha incrementado la polarización racial y de clase en la sociedad, junto con el desarrollo de una conciencia radical. Donald Trump ha estado azuzando los ataques y la retórica racista mientras Hillary Clinton defiende la política de su marido, que llevó a la encarcelación masiva y a una policía más militarizada. Los tiempos que estamos viviendo exigen un esfuerzo concertado para desafiar al sistema capitalista y el racismo. Organizar el movimiento para lograr justicia En varias ciudades del país hay protestas para expresar la rabia por los asesinatos policiales de Tulsa y Charlotte. En esta última ciudad. la cólera ha llevado a muchos jóvenes negros frustrados a enfrentarse directamente con la policía, lanzando botellas contra la fuerza policial militarizada y armada con gas lacrimógeno, pistolas taser y armas automáticas. Nos solidarizamos con los que participaron en las manifestaciones pero necesitamos construir el movimiento para ganar. Para vencer el racismo y la pobreza necesitamos manifestaciones de masas de cientos de miles de personas en las calles, rompiendo la “normalidad”. Los dirigentes sindicales deberían apoyar el movimiento Black Lives Matter no sólo en palabras, sino movilizando a sus afiliados para que asistan a las protestas con contingentes que vinculen la lucha contra la violencia policial a las luchas por empleos decentes, sanidad, educación y servicios públicos. En lugares como Carolina del Norte, donde la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color) aún tiene una base de masas, deberían ayudar a organizar las protestas para transformarlas en manifestaciones de masas movilizando a los barrios de la clase obrera, templos y campus, y que ya han demostrado las posibilidades que existen para ello, con su movilización contra los ataques racistas y sobre los derecho de voto en los últimos años. La constante violencia policial es una señal urgente para centralizar y coordinar las acciones, ideas y el mensaje de nuestro movimiento. Un movimiento unido de la clase obrera, utilizando el método de las protestas de masas, la desobediencia civil no violenta, boicots, paros y huelgas, basado en un programa que ponga las necesidades de la población en primer lugar, se convertirá en la lucha más efectiva contra la opresión racial y de clase. Black Lives Matter, las elecciones presidenciales y un nuevo partido del 99% Los dos principales candidatos presidenciales, Clinton y Trump, han condenado los asesinatos pero sólo en palabras y no en hechos. Clinton ha dicho que ella no tiene una verdadera solución, mientras que Trump ha llamado a la extensión nacional de este desastre, con la racista política de “detener y cachear” del Departamento de Policía de Nueva York. Mientras, la candidata presidencial del Partido Verde, Jill Stein, ha salido en apoyo de Black Lives Matter y se ha pronunciado contra la sistemática opresión racial en nuestra nación. Tenemos que poner fin a la relación abusiva de los dos partidos de las grandes empresas [Republicanos y demócratas] con los trabajadores y jóvenes negros y, particularmente, el Partido Demócrata que bajo la presidencia de Obama ha aplicado la agenda de Wall Street que nos ha llevado a la policía militarizada, a la pobreza endémica y el desempleo permanente. Necesitamos un partido del 99% que defienda un programa que ponga por delante a los millones de trabajadores, jóvenes y gente de color, en lugar de los millonarios. Para erradicar el sistema de opresión racial y de clase, el capitalismo, necesitamos cambiar el sistema, sólo una solución socialista puede superar el legado de la esclavitud, Jim y Jane Crow * y la violencia capitalista en EEUU. Socialist Alternative defiende: • ¡Prisión para los policías asesinos! • ¡Control comunitario de la policía! ¡Comités de supervisión civiles elegidos democráticamente con plenos poderes para realizar investigaciones, contratar y despedir policías y aprobar los presupuestos policiales! • ¡Impuestos a los ricos! ¡Por un salario mínimo de 15$ la hora, programa de creación de empleos e inversión en educación pública y vivienda digna! • Construir un movimiento nacional de masas organizado para coordinar acciones y campañas en todo el país. * Las leyes estatales y locales de Jim y Jane Crow fueron promulgadas entre 1876 y 1965, propugnando la segregación racial en todas las instalaciones públicas por mandato legal, bajo el lema 'separados pero iguales' y se aplicaban a los ciudadanos estadounidenses negros y a otros grupos étnicos no blancos.