Hace unas semanas Jésus fue asesinado por un adolescente de ideología Incel al interior del CCH Sur, este hecho ha conmocionado a toda la comunidad universitaria derivando en una serie de paros estudiantiles que se han desatado desde entonces para exigir garantías de seguridad a las autoridades de la UNAM, pero ¿Qué es la ideología Incel y cómo podemos combatirla?

Incel es la abreviatura de célibe involuntario, ideología misogina de ultraderecha producto del capitalismo patriarcal.

El capitalismo patriarcal ahora precariza la existencia y las formas de vincularse. Los adolescentes Incel viven excluidos de un mercado donde “ganan” los hombres con capital (estético o económico); donde el amor y el sexo se presentan inherentes a la máxima productividad o al mayor capital, esta lógica competitiva conlleva a la soledad vista como un fracaso personal.

La frustración Incel odia a las mujeres porque el patriarcado les impuso que el acceso a las mujeres (vistas como mercancías) es la medida de su valor como “hombre”, el capitalismo intensifica esa lógica al asociar la virilidad con el consumo, la competencia y el poder.

Los Incels son la versión extrema de ese proceso: idealizan la dominación masculina y odian a las mujeres por no “cumplir” su papel sumiso. En sus foros, hablan de las mujeres como objetos sexuales egoístas. Ese lenguaje deshumaniza y, sobre todo, muestra la injerencia hasta lo más íntimo de una ideología reaccionaria altamente peligrosa en un país feminicida como México. Dejando entrever también la opresión, el abandono emocional y de la educación que, debiera ser integral, crítica y con perspectiva de género. 

El auge del fenómeno Incel no puede entenderse sin la manipulación global del Internet que ha convertido a los Incel en un recinto de aislamiento y radicalización, sin ningún tipo de regulación. Básicamente por un exceso de información, estereotipos o modelos idealizados  y un acceso indiscriminado a la pornografía que no pueden ser procesados.

Los foros Incel funcionan como comunidades del resentimiento, espacios donde se promueve su ideología del fracaso que se basa en la supervivencia del más “apto”, es decir, que hay machos y hembras alfa (conocidos como Chads y Staceys) que representan el nivel superior, con una mayoría de hombres en el nivel medio (conocidos como Normies) y luego un grupo minoritario de hombres en el nivel inferior que son los Incels.

Se habla de “hipergamia femenina”, de “píldoras rojas” y “píldoras negras”, de un “complot femenino” que oprime a los hombres. El Incel, antes que persona, es visto como un nicho de mercado: un consumidor masoquista del dolor que el mismo sistema le provoca, una siniestra trampa que refuerza el patriarcado.

La Nueva Escuela Mexicana debe implementar en sus programas de educación herramientas para identificar, separar y desechar el exceso de información disponible, además de impartir educación sexual contra estereotipos y violencia machista; es decir, no sólo limitarse a lecciones de Biología sobre métodos anticonceptivos como parte del sistema reproductivo y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, a enseñar un condón y como se usa, lecciones que, sin restarles relevancia, reflejan cómo la visión patriarcal aún domina los programas de estudio. Es absurdo e indignante que las adolescencias no conozcan de qué va la higiene menstrual, sus productos y cómo se usan. Actualmente las lecciones deben ir más allá, sobre la relación entre la pornografia, los estereotipos y la violencia machista, incluso, en temas “tabú” como aún lo es la menstruación.

Las asignaturas de Formación Cívica y Ética y Socioemocional debieran educar a las adolescencias para los derechos humanos, el manejo y tolerancia de la frustración, fortalecimiento de autoestima, empatía, pensamiento crítico y respeto a la diversidad. No obstante, la erradicación de la frustración Incel y el machismo no se logra únicamente con lecciones o exámenes, sino revisando a fondo los materiales didácticos, las interacciones entre docencia y estudiantado y los valores que se reproducen en el aula, combatiendo la violencia machista y estructural solapada desde las autoridades máximas y derribando a un sistema que mercantiliza nuestros cuerpos y relaciones.

No es una coincidencia que el fenómeno Incel encuentre refugio en las escuelas y en las Universidades “Autónomas”, que traducen autonomía por impunidad, que simulan protocolos de género pero que, en el día a día, encubren agresores y desprecian de fondo los derechos humanos de las mujeres, de las que sus altos funcionarios y académicos son agresores sexuales intocables, misóginos que celebran la violencia machista. No es casualidad que ahí, en ese caldo de cultivo, ocurran ataques brutalmente violentos por adolescentes que, en lugar de verter su frustración hacia la transformación social, la canalizan en odio asesino.

Liberar a las mujeres y a los hombres del capitalismo patriarcal es la misma lucha, porque el sistema ha reducido los vínculos afectivos humanos a transacciones donde las relaciones amorosas operan con base en un monopolio. El sexo se compra con capital (estético o económico) y, quienes no logran acumular a ese capital son objetos inservibles, condenados al desamor y al resentimiento.

El Incel es un problema de clase de una juventud marginada y sin futuro, desde la izquierda marxista se tiene el desafío de rescatar a la juventud del discurso de odio, que involucra enseñar que la masculinidad no implica violencia, sino que se reconstruye desde la empatía, la solidaridad y la conciencia de clase.

Una perspectiva marxista y feminista no busca escarnecer al Incel, sino visibilizar y demoler las premisas que lo fabrican, para finalmente entender cómo la lógica de acumulación capitalista produce adolescentes y hombres que solo pueden concebir su valor a través de la dominación masculina y su existencia a través de la violencia machista.

 

Por eso exigimos:

¡Justicia para Jésus de CCH Sur!

¡Asignaturas obligatorias de educación sexual contra estereotipos y violencia machista!

¡Educación integral, crítica y con perspectiva de género en todas las escuelas!

¡Fuera machistas y misóginos de la educación pública!

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