Este 10 de junio se cumplieron 54 años de aquel día en que la Avenida de los Maestros y las inmediaciones del Metro Normal se empaparon de la sangre de lxs estudiantes organizadxs en defensa de la educación pública y la autonomía universitaria. Nunca perdonaremos, nunca olvidaremos.

El 10 de junio de 1971, alumnxs de distintas escuelas como la Preparatoria Popular, la Normal de Maestros, la UNAM y el IPN, salieron a las calles del entonces Distrito Federal en solidaridad con lxs compañerxs estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León en su lucha por la defensa de la autonomía, por presupuesto y por la destitución del ex militar Arnulfo Treviño, designado como rector. Se trataba de la primera marcha masiva después de 1968, compuesta en gran parte por una capa de estudiantes muy jóvenes que se manifestarían por primera vez, provenientes, por ejemplo, del plantel Tacuba de la Popular y los planteles Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo del CCH, todos estos, fundados un año antes.[1]

De acuerdo con distintos testimonios, momentos antes de que la manifestación iniciara, corría el rumor de que habían grandes posibilidades de que lxs participantes fueran agredidxs ―justificado por la presencia de tanques antimotines y camiones color gris en las calles que desembocan en la Avenida de los Maestros, la México-Tacuba y Circuito Interior―, sin embargo, nadie imaginaba la magnitud del ataque que el Estado les tenía preparado: una masacre ejecutada por el grupo paramilitar “Los Halcones” en colaboración con la policía capitalina, que dejaría centenares de heridxs y por lo menos 120 personas asesinadas.[2] La cifra de asesinatos es imprecisa, pues además de que el gobierno de Luis Echeverría las maquilló sistemáticamente, existen pruebas testimoniales de la existencia de heridxs que fueron rematadxs y desaparecidxs en hospitales, y de comunicaciones de radio de Los Halcones con instrucciones de llevar a lxs heridxs de bala al Campo Militar 1.[3]

Los Halcones

Vale la pena destacar que Los Halcones fue un grupo paramilitar del Estado creado hacia la segunda mitad de la década de los 60, en el contexto de la ola contrarrevolucionaria en América Latina, con el objetivo fundamental de romper los movimientos sociales en México, especialmente el estudiantil. Para conformarlo, se reclutaron jóvenes y trabajadores precarizados de las periferias, porros, y desde luego, militares ―ya sea en funciones o cesados por violencia o malas conductas―, todos estos, en edades de entre 18 y 25 años, quienes serían adiestrados por elementos del Ejército mexicano, como el oficial Rogelio Flores Berrones, entrenado por Estados Unidos para instruir a Los Halcones. El sueldo que recibían, que iba de 60 a 150 pesos diarios ―cuando el salario mínimo era de 32 pesos―, se asignaba con base en el nivel de brutalidad que ejercían, así como de la sección a la que pertenecían, es decir, si eran francotiradores, golpeadores, porros, infiltradores de movientos estudiantiles, etc.[4]

No son cifras, son personas

Cuando Los Halcones inciaron el ataque en la Avenida de los Maestros, un grupo de jóvenes valientes salieron al frente a defender la movilización, entre ellxs, el contingente de la Preparatoria Popular, donde se encontraba Francisco Treviño Tavares, alumno de 19 años de la primera generación del Plantel Tacuba, él, junto con lxs demás compañerxs, lograron repeler a Los Halcones, quienes se escondieron detrás de las filas de los granaderos, tristemente, Francisco recibió 3 disparos de fusil M1 ―uno de ellos con una bala expansiva ―, que le perforaron órganos vitales, dejándolo en estado crítico. Tras exactamente un mes de agonía en la Cruz Roja, Francisco murió el 10 de julio de 1971. [5]

Durante el mes que estuvo internado, su familia, vigilada e intimidada por elementos encubiertos del Estado, recibió enormes muestras de solidaridad de estudiantes organizadxs que realizaban boteos, campañas de donación de sangre y guardias de vigilancia las 24 horas en el hospital, por miedo a que Francisco fuera asesinado o desaparecido, tal y como sucedió en el Hospital Ruben Leñero ―Enrique Treviño, hermano de francisco, cofundador de la Preparatoria Popular, quien también participó en la marcha del 10 de junio, presenció el día de la masacre, junto con otrxs compañerxs con quienes se resguardaba en una casa a los alrededores del Ruben Leñero, cómo Los Halcones sacaban a personas heridas y les ingresaban en camionetas. [6]

Desde que era un niño crecí escuchando la historia de Francisco, hoy entiendo que no solo nos une el parentezco, sino la misma lucha.

Porque ellxs fueron, nosotroxs somos

Sabemos que El Halconazo no es un hecho aislado, la represión estudiantil es una herramienta estructural del capitalismo para defender los intereses de la burguesía. Cuando lxs estudiantes desafiamos nuestra función dentro del sistema y nos negamos a reproducir los mecanismos de dominación, el Estado burgués utiliza la violencia para asegurar su supervivencia; lo han hecho en cientos de ocasiones y lo continuarán haciendo, incluso dentro de un gobierno de izquierda como el de Claudia Sheinbaum, donde en los últimos meses hemos observado casos de represión como el de lxs compañerxs del ENAH el 6 de junio, quienes al movilizarse en una acción pacífica en solidaridad con el pueblo palestino y las madres buscadoras, sufrieron un acto de brutal represión por parte de la Guardia Nacional. Es evidente, buscan desarticularnos y sembrarnos miedo, pero no daremos un paso atrás.

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"Desde que era un niño crecí escuchando la historia de Francisco, hoy entiendo que no solo nos une el parentezco, sino la misma lucha."

La lucha de lxs miles de jóvenes reprimidxs el 10 de junio sigue siendo la nuestra. 54 años después, seguimos defendiendo la autonomía, aun luchamos por la democratización del presupuesto, por más cupos en las universidades, por comedores subsidiados; continúa nuestra lucha para eliminar todos los obstáculos que nos impiden acceder a una educación digna y popular. Por eso nunca ha sido tan claro que porque ellxs fueron, nosotrxs somos.

¡10 de Junio no se olvida!

¡Francisco Treviño Tavares, presente!

 

[1] Enrique Treviño, “El 10 de junio de 1971. Jueves de Corpus”, en Rivas José y Valles Rosa María (coords.), El Halconazo: testimonios 1968-1971, Estado de México, UNAM, 2023, p. 144.

[2] CNDH, “Conmemoración de la Matanza del Jueves de Corpus, “El Halconazo”. 10 de junio”, https://www.cndh.org.mx/noticia/conmemoracion-de-la-matanza-del-jueves-de-corpus-el-halconazo-10-de-junio#:~:text=El%20saldo%20de%20dicho%20acontecimiento,nueva%20matanza%20y%20masacre%20estudiantil. (consultada 9 de junio de 2025).

[3] Rosalía Hernández y Gloria Pedrero, “El 10 de junio de 1971: en las garras de los halcones”, en Rivas José y Valles Rosa María (coords.), op. cit., p. 102.

[4] Enrique Treviño, op. cit. p. 142 s.; Kate Doyle, “The Corpus Christi Massacre. Mexico's Attack on its Student Movement, June 10, 1971”, The National Security Archive, https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB91/ (consultada el 10 de junio de 2025).

[5] Enrique Treviño, ibid., p. 145; Gladys López, Ovarimonio. ¿Yo guerrillera?, Ciudad de México, Itaca, 2013, p. 68.

[6] Loc. cit.; Ibid., p. 66.

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