¡No kings, no imperios!

Millones de jóvenes y trabajadores desafiaron al Gobierno de Trump durante el No Kings Day del sábado 14 de junio. En los 50 estados de EEUU se llevaron a cabo más de 2,000 acciones, con la participación de miles de mexicanos. Fue una demostración de fuerza contundente que dejó en ridículo los intentos de intimidación de la Administración Trump a través de su desfile militar y su autoelogio. Mientras tanto, el Gobierno de Claudia Sheinbaum no ha ofrecido más que discursos y llamados a la paz.

Una lucha potente contra el avance de la ultraderecha en el corazón del imperialismo

El levantamiento que estamos viendo en EEUU tiene una enorme relevancia en medio del ascenso global de la ultraderecha. Así como la llegada de Trump al poder envalentonó a sus esbirros ultraderechistas en América Latina, estas poderosas manifestaciones representan un llamado urgente a frenar el fantasma del fascismo que recorre el mundo.

El miedo y el shock de los primeros meses han sido rebasados, lo mismo que el escepticismo inicial sobre la seriedad de las amenazas de Trump. Finalmente se ha impuesto la organización y la lucha, pero el levantamiento masivo no ha sido como acusa Kristi Noam –secretaria de Seguridad Nacional– por la apelación de Claudia a la movilización, que ella misma niega, sino todo lo contrario. 

Ha sido tras ver cómo los gobiernos latinos, incluido el de México, han capitulado una y otra vez frente a los amagos de Trump y tras ver que el Partido Demócrata tampoco metería las manos de verdad para defender a la comunidad latina, cuando la conclusión ha sido clara: la única salida es la autoorganización y la autodefensa con un movimiento masivo para derrotar las políticas trumpistas. 

En este ánimo, millones han enfrentado no solo al ICE o a los cuerpos policiales racistas, sino también a marines y destacamentos del “ejército más poderoso del mundo”, incluso desafiando el toque de queda en Los Ángeles. Y si bien las detenciones no se han hecho esperar, lo cierto es que no han conseguido frenar las movilizaciones. Hasta ahora se han desplegado más de 4,000 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines en Los Ángeles y el gobernador de Texas, Greg Abbott, movilizó 5,000 efectivos adicionales el pasado sábado. 

Además, miles de trabajadores nativos se han sumado a una movilización que no ha dejado de escalar en masividad y combatividad indignados por la pesadilla que representa el ICE. Pero para el movimiento está claro que la lucha va más allá. Hoy vienen por los migrantes, pero las alarmas de guerra suenan para todos y todas: los pobres, las racializadas, los negros, la sexodisidencia, pero también contra la izquierda, contra el movimiento propalestino y contra cualquiera que ose denunciar el autoritarismo trumpista. Es por ello que se ha respondido con tanta fuerza. 

La clase obrera en EEUU está demostrando el camino a seguir, que no es el de la pasividad y las negociaciones por arriba. La amenaza es muy seria y provoca un sufrimiento enorme a la mayoría de los 38 millones de mexicanos que viven en EEUU. 

El carácter racista y fascista de la amenaza es claro y por ello la respuesta debe ser contundente. No es gratuito que este sábado se gritaran muchas consignas antifascistas, la realidad salta a la vista aunque haya muchos interesados en querer ocultarlo. 

Un ejemplo de ello son las amenazas de Kristi Noem: “Si no te vas ahora, te encontraremos, te arrestaremos y te deportaremos”.

O las del sheriff del condado de Brevard, Florida, Wayne Ivey, que en su conferencia El Estado contra los disturbios, afirmó: “Si nos escupen, irán al hospital y a la cárcel (…) Si golpean a uno de nosotros, irán al hospital y a la cárcel, y lo más probable es que los muerda uno de nuestros perros grandes y hermosos que tenemos aquí (…) Si lanzan un ladrillo, una bomba incendiaria o apuntan con un arma a uno de nuestros agentes, notificaremos a su familia dónde recoger sus restos, porque los mataremos. No vamos a jugar, esto tiene que parar”.[1]

Ron DeSantis no se podía quedar atrás y dio su permiso para que los automovilistas atropellen manifestantes sin consecuencias legales. 

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" El carácter racista y fascista de la amenaza es claro y por ello la respuesta debe ser contundente. "

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ya ha enviado medio millón de avisos de cancelación a migrantes con permiso humanitario provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, exigiendo su salida del país.

Se han deportado a casi 20,000 mexicanos desde el inicio del segundo mandato de Trump, México es el país con mayor número de detenciones y deportaciones[2]. Pero la violencia contra los migrantes sigue escalando, durante las manifestaciones de este sábado 14 de junio fue asesinado Arthur Folasa y un día antes se conoció la muerte del mexicano Jesús Molina en un centro de detención de Georgia. 

La verdadera violencia es la del Estado asesino, el mismo que hace detenciones de padres y madres durante las ceremonias escolares frente a las escuelas de sus hijos y que provoca decenas de heridos durante las protestas.

Como buen fascista, Trump impulsa su ofensiva con propaganda racista de la “amenaza extrajera” para movilizar a su base social contra el movimiento, difundiendo carteles que llaman a denunciar migrantes sin papeles, similar a lo que hacían los nazis para detener judíos. Esto se suma al llamado de cazarrecompensas de hace unos meses y genera una atmósfera de odio en la que los elementos más desclasados, lúmpenes y racistas toman fuerza para lanzarse a la acción, como lo ha hecho el asesino de la congresista demócrata estatal Melissa Hortman y John Hoffman. 

Mientras Trump nos hace la guerra, el Gobierno de México habla de paz 

Tras las acusaciones de Kristi Noem de instigar las movilizaciones en EEUU, Claudia Sheinbaum publicó en su cuenta de X que eso era “absolutamente falso (...) No estamos de acuerdo con las acciones violentas como forma de protesta (…) condenamos la violencia venga de donde venga”. 

Hay mucha preocupación del Ejecutivo por deslindarse de las maravillosas manifestaciones, que en su mayoría han sido pacíficas y han logrado cimbrar al Gobierno reaccionario e imperialista de Trump. Sus reproches sobre las formas “violentas” del movimiento tienen el efecto contrario al apaciguamiento de la fiera, y terminan colaborando con la propaganda oficial, que intenta criminalizar la protesta y justificar la represión, la militarización y el intervencionismo. Pero, sobre todo, es su inacción y subordinación lo que les anima a ir a la ofensiva con más fuerza. La debilidad invita a la agresión.

El Gobierno de Sheinbaum habla de paz, pero envió 10,000 miembros de la Guardia Nacional a la frontera norte a petición de EEUU. 

No es casual que califiquen la presencia de banderas mexicanas en las protestas como amenazas de invasión o que difundan propaganda falsa sobre el supuesto financiamiento al movimiento desde carteles, ONG y sindicatos magisteriales mexicanos. 

Tampoco está por demás señalar lo patético que suena llamar a la paz a un Gobierno que financia el genocidio en Gaza fortaleciendo al nazionismo o que empuja a Oriente Medio y a Europa a la guerra.

Sheinbaum no interviene, pero Trump sí

Es el momento de combatir al imperialismo estadounidense desde dentro y desde fuera. No será con negociaciones tibias, como propone Claudia Sheinbaum, que se pueda contrarrestar su ofensiva. Es esta última estrategia la que le ha permitido al imperialismo estadounidense penetrar cada día más en nuestro territorio.

¿Cómo derrotar a este enemigo histórico que nos robó la mitad del país, saquea nuestros recursos mediante sus transnacionales, fortalece al crimen organizado con la corrupción de la DEA y lava el dinero del narco con el aval de sus bancos?

El militarismo de Trump no se limita a sus fronteras. Considera a América Latina su “patio trasero” y pretende controlar al Gobierno mexicano para cerrar el paso a mercancías chinas a través del país, establecer presencia militar en la frontera norte, incrementar su presencia militar en el Pacífico y garantizar una negociación favorable del T-MEC que subordine aún más a México.

Trump va en serio. Ya declaró como “terroristas” a ocho cárteles mexicanos y anunció que irán tras políticos supuestamente vinculados al narco. En el contexto de las movilizaciones le retiraron la visa a la morenista Melissa Cornejo por un post de apoyo al movimiento, aunque luego lo borró. Y aún así, Sheinbaum asegura que EEUU no interviene en la política mexicana.

Recientemente, la Secretaría de Economía emitió una lista de incremento arancelario a 544 productos chinos, a raíz de la presión de Washington para frenar la triangulación en el ingreso de aluminio y acero chino a Estados Unidos a través del país[3]. Este suceso no tiene precedentes históricos. 

Por otro lado, EEUU sigue siendo el principal proveedor de armas para el país con un 90,7%. En 2018, México adquirió armas por valor de 1,339 mdd.[4]

En abril de 2024 había cinco solicitudes del Ejecutivo aprobadas por el Senado para permitir el ingreso de militares en territorio nacional, so pretexto de participar en la actividad de adiestramiento bajo el programa de “Mejorar la Capacidad contra Armas de Destrucción Masiva”. En una de ellas se permitía el ingreso a los estados de México, Chiapas y Chihuahua[5] de 436 militares estadounidenses en diferentes tropas, entre los meses de mayo y agosto de 2024.

En abril de este año el Senado aprobó la entrada de 120 miembros del ejército de EEUU para tareas de adiestramiento en el norte del país. 

¡Levantar un movimiento de masas a ambos lados de la frontera para derrotar al trumpismo!

Hay que avanzar. Necesitamos una huelga general de trabajadorxs nativxs y migrantes, para demostrar quién tiene el verdadero poder. Hay que organizar comités de autodefensa y asambleas en barrios, escuelas y centros de trabajo, levantar piquetes, explicar que si hoy vienen por lxs migrantes, mañana vendrán por lxs demás para garantizar que se siga gobernando para la oligarquía que domina en EEUU y a los pueblos latinoamericanos.

Tenemos que tirar a Trump y todo el sistema capitalista que representa. Solo podremos lograrlo con la lucha organizada, con la toma de fábricas y empresas, tanto en EEUU como en México y en todo el mundo. El poder económico y político estadounidense se sostiene sobre un puñado de corporaciones: Apple, Microsoft, NVIDIA, Alphabet, Amazon, Walmart, ExxonMobil, UnitedHealth, JPMorgan, Goldman Sachs, BlackRock, Meta, Tesla, etc. Las mismas que llevaron a Trump al gobierno, que despojan de recursos al país y explotan exhaustivamente a la clase trabajadora en México.

Con esas empresas en manos de las y los trabajadores y al servicio de la sociedad, podemos asegurar la derrota del trumpismo y la caída del capitalismo global para construir una nueva sociedad sin fronteras ni despojo, donde nadie se vea obligado a abandonar su territorio ni a vivir en la pobreza.

 

[1] https://aristeguinoticias.com/1206/mundo/sheriff-amenaza-a-manifestantes-violentos-te-mataremos/

[2] https://mexico.quadratin.com.mx/autorizan-senadores-ingreso-de-militares-de-eu-para-adiestrar-marinos/

[3] https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Presion-de-Washington-crucial-en-alza-de-aranceles-20240424-0150.html

[4] https://cenital.com/la-preponderancia-militar-de-estados-unidos-en-america-latina/

[5] https://mexico.quadratin.com.mx/autorizan-senadores-ingreso-de-militares-de-eu-para-adiestrar-marinos/

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