En México anualmente mueren 190 mil mujeres a causa del aborto inseguro
El pasado 8 de marzo marcó un nuevo salto en la lucha de la mujer trabajadora por sus derechos; ese día en México y el mundo millones se movilizaron exigiendo fin a toda una serie de relaciones de opresión y dominación de genero que brotan de la sociedad capitalista, mismas que entre otras cosas les niegan el derecho a decidir sobre su voluntad y su cuerpo. En ese contexto resonó especialmente fuerte la exigencia del derecho al aborto libre y seguro. En definitiva el pasado 8 de marzo representó una jornada ejemplar para el resto del movimiento obrero, a la vez de un paso muy sólido en la dirección correcta en pos de los derechos de nuestras compañeras de clase.
Esclavitud moderna
En primer lugar, la defensa revolucionaria por el aborto libre pasa por reconocer que la mujer tiene el derecho incondicional de decidir y actuar sobre su vida y su cuerpo. La no aceptación de ese principio significa el poner a la mujer en estatus idéntico al de los esclavos del viejo imperio romano, en el que estos eran considerados un “instrumentum vocale” pues se les veía como una simple herramienta para el trabajo cuya única diferencia con los animales era que el habla. Para el amo romano, su esclavo era un objeto que no tenía derecho a pensar por sí mismo ni a tener voluntad propia sobre su vida y su cuerpo.
Para un proletario consiente esa razón, es decir el derecho a que la mujer trabajadora pueda disponer libremente de su cuerpo y su voluntad, por sí misma debe ser suficiente razón para marchar al lado de sus compañeras de clase en la lucha por sus demandas, sin embargo existen más razones aún para movilizarse con ellas de manera enérgica y poner un hasta aquí definitivo a los crímenes del capitalismo.
Cifras sangrientas
Se calcula que en México cada año, al lado de los 200 mil abortos legales, se desarrollan aproximadamente 750 mil interrupciones ilegales e inseguros del embarazo, mismo que de entre ellos el 25% se traduce en defunciones. En realidad se trata de cifras espeluznantes pues estamos hablando de un rango de 190 mil mujeres que mueren cada año por practicarse abortos insalubres. Esa cantidad supera de manera significativa los 33 mil 341 de muertos que en 2018 que dejó en nuestro país el terror del narcotráfico.
En realidad se trata de una masacre que a toda costa debe ser frenada por la más basta movilización de la clase trabajadora, mujeres y hombres marchando todos justos y no parar hasta lograr el derecho al aborto libre, seguro y gratuito.
Criminalización
Cada que la mujer trabajadora da un paso importante en pos de sus derechos, la respuesta de la burguesía suele ser extraordinariamente histérica; ejemplo de ello es la aprobación para criminalizar el aborto en Nuevo León de parte de Congreso local, ello tan sólo a dos días de la jornada internacional de lucha del 8 de marzo.
Tras ese resultado ahora son ya 19 las entidades federales en la que se contemplan penas de cárcel para la mujer que aborte. Solamente en la Ciudad de México ese derecho es legal en toda su extensión, entidad esta última en la que desde 2007, año en que se legalizó, rige una tasa cero en defunciones por aborto inseguro.
La persecución contra la mujer y sus derechos se ha intensificado, de ello hablan los 4200 expedientes judiciales abiertos y las 228 mujeres presas por aborto ilegal en los últimos tres años.
La derecha se organiza
La burguesía y sus esbirros gritan y actúan fuerte contra los derechos de la mujer, pues ahora suman a su ofensiva al Capitolio de los EEUU, para tratar de penalizar el aborto en todo el país, incluido en la Ciudad de México. De ello hablan las declaraciones en Twitter del vicepresidente de aquel país Mike Ponce, quien el 18 de enero, en apoyo a la movilización antiabortista desarrollada ese día en Washington, destacó que avanzarían para derrotar a las leyes que legalizan el aborto en dicha nación y que harían lo mismo en el caso de la Ciudad de México.
La declaración de Ponce es un abierto llamado de la ultraderecha yanqui a su homóloga en México, para cerrar filas. Por su parte el PAN desde diciembre de 2018 había hecho publica sus intenciones de llevar al poder legislativo una iniciativa para prohibir el aborto en todo México.
Morena
En el marco del 8 de marzo pasado, por lo que corresponde a Morena, las contradicciones fueron más que patentes. Por un lado en la ceremonia oficial en Palacio Nacional vimos a un AMLO dubitativo, el cual esquivó asumir una posición abierta y de cara al país rechazando el planteamiento del PAN para criminalizar al aborto en todo el país, pero que también hizo lo mismo ante la demandad de cientos de miles de mujeres que reclaman el derecho al aborto seguro y gratuito.
La actitud esquiva de AMLO contrastó con la de Olga Sánchez, secretaria de Gobernación y número 2 en el gobierno de Morena, quien ese día además de participar en la calle movilizándose al lado de los contingentes femeninos, expresó públicamente su rechazo a la iniciativa panistas y se dijo dispuesta a hacer todo lo que esté a su alcance por legalizar el aborto.
Un hecho que resultó del todo lamentable fue el espectáculo de la senadora morenista Lilly Téllez, quien montada en cólera despotricó contra las defensoras del derecho al aborto, calificando de asesinato al acto del aborto y desde su curul se dijo dispuesta a organizar y llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha por la penalización del aborto en todo México. Así fue la reacción de la senadora morenista ante el hecho de que, obra de un grupo feminista, todas las curules de la cámara de senadores el 8 de marzo amanecieron con una pañoleta verde encima, pañoleta emblema del movimiento internacional a favor del aborto.
Contra el oportunismo
La jornada del 8 de marzo también fue escenario para que elementos abiertamente ligados al PRIAN de forma directa o periférica, demagógicamente se intentarán hacer pasar ante los medios como proabortistas. Este es el caso de Patricia Mercado, senadora por MC, y Xóchitl Gálvez, senadora del PAN, quienes al igual que en su momento Martha Sahagún o Rosario Robles, se llenan la boca hablando de los derechos de la mujer al mismo tiempo que en los hechos apoyan una política de ataques contra sus condiciones de vida y de trabajo.
Esa clase de elementos oportunistas no pueden tener ningún espacio en la lucha, pues no dudarán en traicionar al movimiento. Estas mujeres burguesas y explotadoras no tienen cabida en nuestra lucha, ellas no son nuestras aliadas.
Alto a la política criminal antiabortista
El aborto ilegal y su cada vez mayor criminalización ha dejado un saldo rojo que hace palidecer a las cifras de muertos por los efectos del narcotráfico. En realidad se trata de una forma no reconocida de feminicidio a escala masiva el cual inevitablemente seguirá escalando si no forzamos la marcha atrás de las políticas antiaborto.
AMLO deben dejar de titubear, adoptando una posición firme usando su mayoría parlamentaria para legalizar el aborto en todo el país, objetivo para el cual será necesario que sea purgada la facción parlamentaria de Morena de elementos abiertamente de derecha como Lilly Téllez, a la vez de llamar a la movilización callejera de masas para romper toda clase de resistencia.
La políticas antiaborto es criminal por las miles de muertas en que deriva todos los años y también porque encierra una concepción sobre la mujer que se asemeja al status de un esclavo sin derecho a sobre su voluntad y su persona, tal como era en viejo imperio romano. Por ello la clase trabajadora, hombres y mujeres unidos hombro a hombro, debemos actuar sin descanso hasta frenar esa forma no reconocida de feminicidio masivo.
¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!