En todo el 2018 salimos a las calles a combatir los recortes presupuestarios y de derechos sociales que gobiernos obedientes a intereses capitalistas echan a andar, en el caso de México después de años de democracia robada, el 1 de julio millones de trabajadores recuperamos ese voto para sacar a la planilla de la derecha declarada del poder. Sin embargo, ésta victoria no ha sido otorgada en bandeja de plata, la hemos tenido que arrebatar en las calles, porque nuestro pueblo está harto de despidos, del aumento en la edad jubilatoria, de la precarización e inestabilidad laboral, y por lo tanto no dimos un voto de confianza, dimos uno de trabajo, en el cual las promesas de campaña no nos bastan y nuestra lucha se debe mantener en pie y en las calles.
En el 2019 la cosa no pinta para menos. La crisis del 1% se está recrudeciendo en todo el mundo, victorias que ahora parecen lejanas como el 1 de julio y la cancelación del NAICM, dieron a las y los trabajadores las lecciones y conclusiones para dar una lucha más amplia y combativa en contra del sistema capitalista patriarcal, racista y ecocida. Proyectos como el Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos, la mal llamada Reforma Educativa, los despidos a trabajadores del gobierno, los desplazamientos forzados de comunidades triquis y tzeltales, la represión a las y los obreros de Matamoros, así como también los recortes a estancias infantiles y refugios para mujeres, nos han demostrado que aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
El gobierno reformista de MORENA está en una encrucijada, tratando de complacer a la iglesia y a los empresarios, pasando por alto los intereses de la clase trabajadora, en quienes se sustenta la riqueza de los que se intenta complacer. Pero hay otro factor que por ceguera avariciosa siempre pasan por alto, y es nuestra fuerza de organizarnos y luchar para transformar nuestra sociedad.
La violencia es un tema que nos azota día a día, y se acrecienta cuando las condiciones de vida se deterioran. Ejemplo cruel de esto son los feminicidios que han alcanzado cifras salvajes, éste año ya suman 10 compañeras asesinadas al día, así como también la violencia doméstica y sexual ha aumentado 32% y 15%, siendo los barrios más pobres los focos rojos de tales delitos.
El movimiento feminista se ha mantenido con una fuerza cada vez más brutal y constante en las calles, reclamando derechos como la educación sexual integral desde la infancia, anticonceptivos accesibles para no abortar, aborto seguro, legal y gratuito para no morir. Las mujeres trabajadoras hemos estado en resistencia en las calles contra los planes de recortes que nos afectan particularmente, somos a quienes menos se paga por el mismo trabajo que un hombre, las más vulneradas, violentadas y las relegadas al cuidado y la crianza en los hogares más pobres. Tan sólo millones de mujeres de cientos de países en todo el mundo salieron a la Huelga Feminista a reclamar estos derechos renegados y que a éstas demandas no se despegaban nunca las consignas de “Ni una más, ni una asesinada más”. Esto sin duda pone a temblar a la oligarquía y nos sirve a nosotras para quitarnos la duda de que no hay otro camino más que la lucha organizada.
Desde Libres y Combativas defendemos un feminismo de clase, anticapitalista y revolucionario en donde luchamos por la emancipación de la mujer trabajadora de la opresión económica, doméstica y patriarcal, pero estamos conscientes de que no podemos dar una lucha sectarizada como si fuera solo de mujeres, porque en ésta lógica se abre una puerta a la idea de que “todas somos iguales”, pero eso si distintas de los hombres. Con esta lógica se condona que grupos de mujeres del PRD se cuelen en la marcha del 8M o que mujeres como Lili Téllez u Olga Sánchez Cordero nos representen. El machismo es un problema real que sufrimos y es el arma predilecta del sistema capitalista para explotarnos sin defensión a las mujeres de la clase trabajadora, por eso luchamos para que el capitalismo patriarcal caiga en su conjunto.
Necesitamos que la pequeña burguesía radicalizada que se encuentra sumergida en el movimiento feminista, se cuestione sus privilegios de clase y se proletarice, que sus cauces de lucha se unan a la lucha de las y los trabajadores de éste país y del mundo, adoptando métodos democráticos para construir organizaciones honestas y no pequeños grupos violentos que se hacen llamar feministas o radicales, que lo único que logran es entorpecer y manchar el avance del movimiento con su método de imposición y opresión sobre otras mujeres.
Nos enorgullece y llena la sangre de euforia vivir y luchar en los tiempos que nos tocaron, en donde vemos las batallas que nuestra clase da día con día alrededor de todo el mundo, que nos dan las lecciones para no dar ni un paso atrás, hombro con hombro hasta la transformación feminista y socialista de nuestra sociedad.
Oh compañera, me voy contigo
Feminista quiero ser
Oh compañera, me voy contigo
El socialismo va a vencer