El movimiento de las mujeres jóvenes y trabajadoras contra la violencia machista, el machismo institucional y la opresión capitalista, sigue vigente en todo el mundo, y en México ha escalado en los últimos días. La mayoría del pueblo apoya al movimiento y reconoce su legitimidad, al mismo tiempo que las últimas movilizaciones ponen en la discusión los métodos y la estrategia que debemos seguir para lograr nuestro objetivo de acabar con esta violencia sistemática para mantenernos en la opresión.

En México en 2018, fueron asesinadas 3,663 mujeres; 66% de nosotras de más de15 años hemos sufrido algún tipo de violencia machista; 71 mil violaciones; 4.4 millones de mujeres han sufrido abuso sexual en su infancia… sólo por mencionar algunas cifras (El Universal, 20 agosto 2019).

Esta es una razón poderosa para salir a manifestarnos con la rabia expresada en las últimas movilizaciones, si a esto sumamos, la falta de oportunidades para las jóvenes, la desigualdad social, la precarización laboral, etc. Tenemos un volcán que ha comenzado a hacer erupción.

Para algunos la causa está en el gen del género, pero los humanos somos más que un conjunto de genes, somos seres sociales que nos hemos educado desde muy temprana edad en una sociedad profundamente machista, patriarcal, desigual, opresora, es decir, capitalista; que cosifica el cuerpo de las mujeres, para después mercantilizarlo, vendiéndonos en los medios de comunicación como un mercancía que hay que poseer y usar al antojo de su “dueño”. Esta ideología domina y mantiene la opresión de la mujer, nuestra minusvaloración es aprovechada por el sistema contra las mujeres para rebajar sus salarios, sus prestaciones, atarnos a la cárcel de la familia capitalista, etc.

La única manera de detener tal situación de violencia sistémica, es a través de la lucha contra el capitalismo, que no sólo oprime a las mujeres, sino también al conjunto de los trabajadores, a la comunidad sexo diversa, a las razas históricamente esclavizadas y explotadas, etc. Desafortunadamente no somos las únicas que sufrimos esta opresión, pero en esta condición podemos encontrar nuestra fuerza, pues una lucha unificada de todos estos sectores contra el enemigo común será profundamente liberadora, por ejemplo, para aquellas mujeres que además son indígenas y trabajadoras.

Será clave para el futuro de nuestro movimiento, que avancemos en la integración de más sectores a esta batalla y no en su segregación. En esa dirección debemos orientar nuestros esfuerzos organizativos, aglutinar cada vez a más mujeres, concientizar a sectores amplios de la población e invitarlo a participar. Las acciones que impidan o bloquen esta labor, sólo nos aislarán y tarde o temprano nos harán presas nuevamente del olvido. ¡Ni una lucha aislada, más!

La mayoría de las luchas por los derechos, aún los más mínimos, han sido luchas con ciertas dosis de violencia, pero a diferencia de la violencia que vivimos todos los días las mujeres, la expresada en las manifestaciones no ha sido para mantener la opresión, sino para liberarnos de ella. Sin embargo, la violencia por sí misma, no resuelve, ni nos ha dado nada, más allá de la violencia, lo que nos ha permitido arrebatar algunas conquistas ha sido la participación y el apoyo masivo a nuestras demandas. Nunca nadie nos ha regalado nada, todo lo hemos conquistado a través de la movilización organizada. 

Debemos continuar la manifestación y la organización, involucrando a todos los sectores oprimidos en nuestra lucha que es también suya, en contra de la apropiación privada de las mujeres, l@s trabajador@s, el territorio y el planeta entero.

Seguiremos denunciando la violencia ahora redoblada por los sectores más histéricos y reaccionarios, repudiamos la infiltración de nuestro movimiento por agentes de la derecha y llamamos a todas las mujeres jóvenes y trabajadoras a retomar los métodos que históricamente nos han permitido poner al sistema en una encrucijada: la movilización masiva, la huelga general, el debate democrático y los comités barriales, escolares y centros de trabajo para garantizarnos seguridad y solución a nuestras demandas.

Unidas y organizadas…Venceremos


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