Miles de mujeres jóvenes, trabajadoras y trabajadores por todo el mundo, hemos salido los últimos años a protagonizar marchas multitudinarias contra la violencia machista, este 25 de noviembre, volveremos a salir porque en medio de la contingencia sanitaria por la COVID-19, la violencia no sólo no para, sino que se ha incrementado. Al contrario de lo que señala el Gobierno Federal, basado en cifras sesgadas, la violencia hacia la mujer como el resto de lacras del capitalismo, se han recrudecido en medio de la desoladora perspectiva con la pandemia.

El “aislamiento social” ha vulnerado aún más a las mujeres de los sectores más humildes en todo el mundo, en México las cifras son escalofriantes, las llamadas al 911 por violencia machista aumentaron 45.8%, ésta es una realidad que el Gobierno se niega a ver y valorar su dimensión para actuar en consecuencia. Estas cifras asoman apenas los daños que ha representado la pandemia para miles de oprimidos y sectores ya de por sí vulnerables.

No mirar el problema de frente, en la realidad, significa no tomar las medidas concretas necesarias para solucionarlo, las mujeres trabajadoras estamos pagando la peor parte de los despidos, el cierre de las escuelas y el cuidado de los enfermos. Nos negamos a ser reconocidas por ello, no queremos ser heroínas, sino que el Estado se encargue de esta catástrofe que nos vulnera, desgasta y enferma física y mentalmente, las mujeres también lideramos las cifras de depresión, así como las del desempleo.

La agudización de la opresión y violencia que sufrimos las mujeres trabajadoras y jóvenes, sólo puede ser respondida con la lucha organizada, cómo lo han demostrado los pueblos de América Latina o los miles de votantes anti-Trump en Estados Unidos. La lucha no para, porque la explotación, la desigualdad y la opresión continúan de manera aún más cruel. Ahora más que nunca las medidas tímidas para luchar contra la violencia machista son totalmente insuficientes, no nos sirve de nada la aprobación de la Ley Olimpia cuando las instituciones corroídas por el machismo desdeñan las denuncias o los mismos ministros son los victimarios.

No sirve de nada una Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia si nuestras manifestaciones por obtención de justicia y derechos son reprimidas. Exigimos destitución y castigo ejemplar a las autoridades, funcionarios y miembros de fuerzas armadas y policiacas que repriman y cometan violencia contra nosotras.

De ser prioridad el combate a la violencia machista, una de las primeras acciones sería la depuración de todas las instituciones del Estado, pero esto no está siendo así, al contrario, la política del Gobierno Federal, le está lavando la cara a las fuerzas armadas. Mientras desde estas instituciones se reproduzca el machismo, no habrá ley, por muy progresista que sea, que logre terminar con la violencia machista.

La falta de respuesta y soluciones por parte del Gobierno y la falta de una alternativa masiva anticapitalista y revolucionaria ante la grave problemática de la violencia, da cabida a acciones individualistas y aisladas, por encima de la organización colectiva y amplia que unifique las demandas de todas y todos los explotados. Es urgente la tarea de construir esta alternativa para cohesionar nuestras luchas y acabar con este sistema que pretende cobrar su bancarrota con más explotación, miseria y violencia en todos sus tipos, al mismo tiempo que ponemos un freno y denunciamos la infiltración y uso político de la derecha en nuestras luchas.

Rumbo a este 25 de noviembre, nos hemos unido jornaleras, trabajadoras, estudiantes y activistas, para salir a las calles este 22 de noviembre y gritar al unísono ¡Basta de violencia machista y capitalista! ¡Basta de mirar a otro lado, queremos soluciones y las queremos ya, porque nos siguen asesinando!

¡Súmate a Libres y Combativas y lucha por un feminismo revolucionario y anticapitalista!

Reunión de balance 29 de noviembre, 12:00 horas. Visita nuestras redes para participar.


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