¡Fortalezcamos la lucha por escuelas libres de violencia machista!

El pasado 9 y 10 de abril se cumplió un mes del paro en la Universidad Autónoma Metropolitana UAM, las características de este paro y las demandas lo hacen histórico y no puede ser de otra manera, la violencia a la que nos enfrentamos las mujeres de familias trabajadoras no tiene precedente tampoco: más de 11 asesinadas cada día sólo por el hecho de ser mujeres y con una especial brutalidad, más de 60 violaciones diarias y un sin número de casos de acoso y abuso, es el panorama que se vive en el país y las universidades no escapan a esta realidad. 

Es por eso que la lucha mantiene una gran legitimidad e importancia, porque confronta a los poderes enquistados en la UAM, pero también al sistema político y social que reproduce la violencia: el capitalismo y el patriarcado. Ni el orgullo universitario, ni el trimestre importan, cuando hay que luchar contra la violencia machista y en defensa de nuestras vidas, como señalan los carteles que se han pegado afuera de los planteles. 

La lucha es por tener escuelas dignas y libres de violencia machista, es lamentable como muchas estudiantes y trabajadoras se ven obligadas a dejar la universidad o abandonar espacios universitarios porque no se toman medidas contra nuestros agresores o nos obligan convivir con ellos reviviendo en cada encuentro el trauma y la inseguridad que esto nos genera, mientras ellos se pasean a sus anchas.

La educación pública ha sido una conquista histórica y poder acceder a la universidad implica un gran esfuerzo personal y familiar, no podemos permitir que la violencia machista siga siendo un obstáculo para que miles de mujeres hijas de familias trabajadoras podamos estudiar. Y esta no es una exageración, la violencia si no es detenida, escala y escala. Basta con señalar el caso del feminicidio de Lesvy Osorio, al interior de Ciudad Universitaria o el feminicidio de Marichuy a manos de un profesor y al menos un estudiante del IPN, la violencia machista no sólo nos expulsa de la educación, un derecho que tenemos todas y todos, sino también nos asesina, por eso es urgente y requiere medidas contundentes para detenerla.

El machismo institucionalizado

La peor violencia que se ejerce contra nosotras es la que viene desde la institución misma, la rectoría y sus organismos de atención a la violencia de género así como la abogacía general, nos revictimiza y trabajan para encubrir a los agresores e intentan acallar a las víctimas para mantener el prestigio de la universidad, a costa de que la impunidad envíe el mensaje de que nuestras vidas y nuestros cuerpos no importan, se nos puede agredir y nadie hará nada, este es el caldo de cultivo para una violencia cada vez más salvaje y descarada. ¡¿Qué esperan las autoridades para actuar?! ¿Qué ocurra un feminicidio?

Muchas de nosotras hemos señalado cómo las mismas instancias como la Defensoría de los Derechos Universitarios (DDU) actúa para revictimizar y exponer las denuncias ante la Abogacía General, para que esta tenga los elementos necesarios para reprimir a las denunciantes, este fue el caso de más de 12 compañeras trabajadoras de confianza que fueron despedidas de la contraloría y la misma Abogacía General, bajo el mismo modus operandi y en contubernio con la DDU. 

En este contexto tiene mucho sentido que las y los estudiantes exijamos que no haya represalias por participar en el paro y que cese el hostigamiento. Una de estas compañeras que alzó la voz contra la violencia machista, el clasismo y la misoginia que se vivía en la contraloría, fue perseguida e incluso amenazada de muerte, por mismos funcionarios de la UAM, este es el nivel de la gravedad de lo que estamos viviendo en esta Universidad. 

Pero no ha sido el único caso, en el mismo paro no se han hecho esperar las agresiones espontáneas u orquestadas, desde las agresiones la primera noche en la UAM Azcapo, la criminalización de las activistas de la UAM Iztapalapa, señalándolas de grupo de choque, incluso el pasado 23 de marzo varías camionetas de la UAM rodearon algunas unidades y la toma de fotografías ha sido constante, en Lerma las amenazas se vuelven más serias en las condiciones en que se encuentra la unidad y por la delincuencia que azota la zona, por otro lado, los ataques en redes han arreciado en los últimos días, haciendo amenazas de violaciones. 

Frente a todo esto las autoridades se hacen omisas y fortalecen el ambiente de criminalización en cada entrevista pública. El rector ha tomado nota de la estrategia de las autoridades de la UNAM y está generando un discurso “antiparista” y criminalizador. Es por ello que se rompió el diálogo en Lerma, frente a las burlas y el discurso evidentemente ensayado, hipócrita y artificial del rector.

La hipocresía de la rectoría

En las últimas entrevistas realizadas en los medios masivos de comunicación, el rector, De los Reyes Heredia, asegura que “ya hay solución” pero la realidad es que solo se ha dado respuesta a 7 de los 27 puntos que se han presentado, y una y otra vez se niegan a reconocer las deficiencias del mismo Reglamento Orgánico (RO), que en su página 19, párrafo 4, reconoce que los agresores incluso podrían tomar nuevamente cargos de gestión (¡), hay muchos huecos y un desbalance total en el RO que le da toda la ventaja a los funcionarios frente a la comunidad estudiantil y a la base trabajadora. 

Las supuestas negociaciones de las que presume la rectoría, han ido a lugares comunes, como la capacitación del personal en perspectiva de género o la realización de protocolos, lo que no quieren que veamos es que esas capacitaciones y protocolos que ya existen los ignoran conscientemente todos sus funcionarios y funcionarias, así no lo han hecho saber las propias trabajadoras y extrabajadoras de las unidades. 

El problema de fondo es que no hay ley, protocolo o reglamento que valga si los funcionarios de alto rango que deben hacerlos valer, son ellos mismos agresores. ¿Cómo podemos esperar justicia de la abogacía general si su titular Rodrigo Serrano, es agresor y solapador de la violencia machista que ocurre en su mismo piso de la rectoría?

Es por eso que exigimos ¡Que se vayan todos! desde Esther Morales Franco, hasta el Abogado General Rodrigo Serrano y sus secuaces, así como hemos logrado echar al Contralor General con la campaña #FueraMachistasYMisoginosDeLaUAM, hay que echar a todos los machista, corruptos y misóginos.Y si el rector no tiene competencia para rescindirlos, pues que se vaya también, evidentemente está demostrando su incapacidad para resolver el problema o más bien su deseo de mantener la situación cómo esta para seguir sometenido a la comunidad y que ellos sigan haciendo grandes negocios con la educación pública, porque estos funcionarios lo que están demostrando es que no ven la educación como un derecho sino como mina de oro donde hacerse de privilegios económicos y políticos.  

Hasta ahora el movimiento ha logrado grandes avances, en primer lugar está demostrando la fuerza del movimiento estudiantil organizado, también está siendo un referente de lucha para otras escuelas. Hemos logrado la expulsión del violador de la UAM-C, caso por el que se desataron los paros, también hemos logrado el despido y la detención de Jaime Leopoldo, un profesor de UAM-A que abusó de tres menores, pero queda una lista enorme  frente a los que no se ha tomado ninguna medida concreta.

La rectoría presiona el levantamiento del paro “para asegurar mejores condiciones de negociación” pero no somos ingenuas, sabemos muy bien que lo que buscan es quitarse presión de encima, en esta como en cualquier lucha, lo primero es que se resuelvan las demandas con acciones reales, medibles y concretas, no con discursos y promesas.

Fortalecer y extender la lucha

Sin embargo, los paros indefinidos son desgastantes, el apoyo también disminuye sino lo mantenemos vivo, por ello proponemos una serie de acciones que creemos pueden ayudar a fortalecer el paro hasta resolver todos los puntos de los pliegos petitorios:

• Organizar brigadas de información. El rector está dando su versión e intentando generar la ilusión de que se ha dado respuesta y el paro ya no tiene sentido, para preparar el terreno para alzarlo, por la buena o por la mala. Es por eso que necesitamos dar nuestra versión, llegar a la comunidad aledaña, ir a otras escuelas, repartir en el transporte y los mercados nuestra versión a través de volantes. Encontraremos mucha solidaridad pues todxs queremos escuelas seguras para las generaciones actuales y las que vienen.
• Ampliar las demandas para incluir a más sectores, por ejemplo, necesitamos comedores dignos, para evitar la violencia económica que muchas de nosotras vivimos, pero nuestrxs compañerxs también se verán beneficiados con esa demanda. Lo mismo aplica para la ampliación y dignificación de becas, gratuidad en el transporte público para todx estudiante, etcétera.
• Necesitamos casas de estudiantes para la población foránea y para las mujeres y la comunidad sexodiversa que sufrimos violencia.
• Debemos tener un movimiento abierto y democratico, creación de comisiones para cada uno de los aspectos de organización de la lucha, todas elegidas democráticamente por el conjunto de la comunidad y todas deben de rendir cuentas del trabajo ante la asamblea, el paro debe ser de todxs.
• Unidad con las y los trabajadores de base, tanto administrativxs y profesoradx, siempre y cuando no tengan señalamientos de agresiones y debemos exigir al sindicato que también elabore protocolos y una comisión para la mujer que atienda con igual gravedad la violencia machista como cualquier otra falta sindical.
• Expliquemos a nuestras familias la importancia de la lucha e invitarles a participar activamente apoyando en las guardias, en las brigadas, en las asambleas y actividades.
• Demandas como alumbrado, o en el caso de Lerma, la barda perimetral; acceso a transporte público y gratuito, no son menores y las requerimos en todas las unidades, todas ellas nos permitirán reducir la exposición a la violencia que enfrentamos de camino a nuestras casas.

¡Basta de machismo institucional dentro de las universidades!

¡Fuera el machismo de nuestras escuelas, ni una más!

¡No se va a caer, lo vamos a tirar!