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En pleno siglo XXI la humanidad está siendo empujada a un callejón sin salida. El reguero de guerras imperialistas y el rearme, el asecenso de la ultradercha y el genocidio sionista contra el pueblo palestino, que ha segado la vida de decenas de miles de hombres, mujeres y niños reduciendo a escombros Gaza, o la devastación medioambiental confirman que a los capitalistas nada les detiene en su ansia de concentrar riqueza y poder.

Los ataques a nuestros derechos y condiciones de vida, la precarización absoluta del trabajo, los recortes en educación, la falta de acceso a vivienda digna por gentrificación y especulación inmobiliaria, las desapariciones, feminicidios y la violencia del crimen organizado, son el pan de cada día. Como también lo son las políticas antiinmigrantes, el despojo imperialista y la represión contra el movimiento estudiantil. La descomposición del capitalismo está provocando fenómenos que se vivieron en la década de los años treinta del siglo pasado. El avance de la extrema derecha, racista, machista, sionista y nacionalista, la que representan Trump, Bolsonaro, Netanyahu, Milei, Salinas Pliego o Verástegui, no es para tomarlo a la ligera. Es una amenaza muy real hacia los derechos democráticos y lxs oprimidxs.

No se puede combatir a la reacción defendiendo las políticas capitalistas que nos han llevado a esta situación. La demagogia ultraderechista solo se puede vencer con la movilización más contundente y masiva de lxs trabajadores.

Toda esta situación insostenible para la mayoría trabajadora es alimentada por los gobiernos que, ya sean abiertamente de derechas o reformistas de izquierda, aceptan la lógica del sistema. Todos ellos nos hablan de “democracia” pero lo cierto es que una minoría de privilegiados, que vive en el lujo más obsceno y en la impunidad más completa, es la que decide sobre nuestras vidas.

Si no se rompe con esta élite privilegiada, que nadie ha votado pero que gobierna la sociedad con puño de hierro, los discursos “progresistas” se convierten inevitablemente en una farsa.

 

¿Un sistema reformable?

Tenemos claro que el imperialismo estadounidense, sus esbirros mexicanos y también la clase empresarial nacional nos han declarado la guerra. Y lo creemos así porque los hechos lo han demostrado con su negativa a reducir la jornada laboral, dignificar las pensiones o en su despojo a las comunidades y territorios.

La experiencia también ha señalado a esa izquierda del sistema que cuando alcanza posiciones gubernamentales tarda muy poco en someterse a los grandes poderes económicos, y a un aparato del Estado colmado de jueces y policías derechistas que asfixian los derechos democráticos. Para ellos y ellas, que tan a gusto se acomodan en las curules, el capitalismo no es ningún problema, al contrario, es la fuente de sus privilegios.

La idea que nos venden de un capitalismo de rostro humano o de empresarios humanistas es una falacia. El capitalismo no es reformable, es un sistema completamente reaccionario que sobrevive sobre la explotación y opresión de la mayoría de la sociedad. Por eso los intentos de humanizarlo han fracasado y fracasarán.

Según cifras oficiales de 2024, un total de 46 millones de personas en México viven en situación de pobreza, el 63% de la población mexicana padece pobreza multidimensional. Mientras que la clase trabajadora y la juventud se mantienen empobrecidas, el 1% de la población posee el 41.2% de la riqueza total . Son esos burgueses explotadores, como Carlos Slim, German Larrea y Alejandro Bailléres con más de 113 mil millones de dólares los que controlan las principales palancas económicas del país y se apropian de los beneficios para luego dictar las normas y decidir las políticas que nos afectan.

¿Por qué entonces esta insistencia en un discurso que nos habla de que “llegamos todas” o que se gobierna con el pueblo? No tiene ningún sentido cruzarnos de brazos y pensar que los problemas están solucionados porque tenemos un gobierno reformista de izquierda, cuando lo que ha hecho es garantizar la desmovilización mientras los más ricos se siguen hinchando los bolsillos con nuestro trabajo. Tan sólo en 2024, la banca en México, obtuvo un beneficio de más de 288 mil millones de pesos, un récord histórico.

 

Organízate en Izquierda Revolucionaria

Los capitalistas cuentan con organizaciones poderosas, cuentan con medios de comunicación para bombardear con su propaganda día y noche, cuentan con la inercia y la costumbre de vivir bajo un sistema opresivo, y compran a las cúpulas de la izquierda parlamentaria y de los grandes sindicatos convirtiéndolas en dóciles instrumentos a su servicio.

Por eso los que aspiramos a romper con el capitalismo necesitamos construir una organización revolucionaria de masas y poderosa con un programa de clase, comunista e internacionalista. Esto es lo que hacemos desde Izquierda Revolucionaria y por eso intervenimos activamente en el movimiento obrero y juvenil, exigiendo empleos dignos, vivienda pública y servicios sociales de calidad, contra la violencia machista y LGTBIfóbica, denunciando el despojo y construyendo la resistencia antifascista.

Izquierda Revolucionaria México tiene una estructura de funcionamiento basada en la democracia y la participación de sus miembros. Nuestro organismo básico son los llamados “grupos de base” que se reúne semanal o quincenalmente, agrupando a compañeros y compañeras por colonias, centros de estudio o de trabajo.

En estas reuniones se debate sobre los acontecimientos de la lucha de clases internacional y en México, y abordamos la historia del movimiento revolucionario y la teoría marxista. También concretamos nuestra intervención de manera colectiva en los conflictos obreros, contra la opresión de la mujer y la sexodiscidencia, en las movilizaciones estudiantiles y populares, y en todas aquellas acciones que consideramos fundamentales en la lucha de clases y por lo tanto en la construcción de Izquierda Revolucionaria.

Las reuniones de militantes eligen democráticamente un comité que se encarga de coordinar e impulsar la actividad. Todos los compañeros y compañeras elegidos para cualquier responsabilidad son revocables en cualquier momento por parte de la militancia.

Cada dos años celebramos un Congreso de Izquierda Revolucionaria de México. Se trata de la reunión más importante de nuestra organización, puesto que garantiza la participación de toda la militancia en la elaboración de la política que defendemos. El Congreso elige un Comité ejecutivo por el sistema de listas abiertas, que constituye el órgano de dirección permanente.

La democracia interna es un principio fundamental en Izquierda Revolucionaria para garantizar que todxs lxs militantes expresemos con libertad lo que pensamos. El marxismo revolucionario no tiene nada que ver con las organizaciones reformistas, ni con el estalinismo, ni con sectas con líderes coronados. Si luchamos por desarrollar el pensamiento y la actividad consciente y creativa de nuestra clase, necesitamos una militancia crítica y formada políticamente. Este es el mejor antídoto contra la burocratización, la violencia machista y la degeneración que domina en los partidos y sindicatos institucionales.

Nuestra actividad se basa en la aportación voluntaria y desinteresada de nuestros compañeros y compañeras, por eso tenemos compromisos básicos para no depender de nada más que de nuestras propias fuerzas.

 

1. Pagamos una cuota mensual para financiarnos, siguiendo las tradiciones del movimiento obrero y la convicción de que nos debemos al movimiento y a nuestros militantes: “el que paga, manda”

2. Nuestros periódicos, Militante y Libres y Combativas los distribuimos en centros de estudio, en empresas y fábricas, en los sindicatos, organizaciones y movimientos sociales en los que participamos, así como en las manifestaciones del movimiento de izquierda.

3. Impulsamos la teoría y el debate a través de la Fundación Federico Engels (FFE), actualmente la editorial marxista más importante en lengua castellana. Gracias a ella disponemos de los textos fundamentales de Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo y de otros teóricos sobresalientes del socialismo científico, así como de libros sobre feminismo revolucionario, memoria histórica, la guerra civil y la revolución española, y obras clásicas de la literatura de combate.

 

Ser comunista hoy

Como comunistas rechazamos la idea de considerar a Marx y Lenin dogmática y mecánicamente o como líderes espirituales como lo hace la parafernalia estalinista. Esa visión del marxismo es antidialéctica e inútil. Sin embargo, somos marxistas porque comprendemos que mientras exista la sociedad dividida en clases, mientras exista el capitalismo, el marxismo seguirá siendola mejor herramienta para luchar contra él, no es ninguna casualidad que la ultraderecha en ascenso nos siga poniendo en su diana.

Los comunistas no existimos para formar parte de gobiernos que gestionan el capitalismo, como algunos intentan justificar diciendo que “hay que matar la fiera desde dentro”. Existimos para organizar e impulsar las fuerzas de la clase obrera y de los oprimidos. Ser comunista, ser marxista, ser leninista, ser un revolucionario no es un rótulo que te pones, no es una estética, es tener conciencia de que estamos asistiendo a una barbarie que crecerá aún más mientras no arrebatemos el poder a la oligarquía.

Ser comunista, como hacemos desde Izquierda Revolucionaria junto a lxs jóvenes del Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas, es intervenir enérgicamente en cada huelga, en cada lucha, en el movimiento de la mujer trabajadora y la sexodiscidencia, defendiendo el feminismo de clase y anticapitalista, contra la violencia fascista y las agresiones LGTBIfóbicas, contra la represión policial y judicial a la juventud, en cada movilización antiracista, y en las luchas contra el depojo y la opresión imperialista.

 

Dar el paso hacia la organización

La clase obrera es más fuerte que en ningún otro momento de la historia. Y lo ha demostrado sobradamente en los últimos años, en los levantamientos revolucionarios de toda América Latina, en las grandes movilizaciones obreras contra Macron en Fancia y las que sacudieron Gran Bretaña, en las huelgas generales contra el fascista de Milei, las movilizacioens contra Trump a unos mesas de su segudno gobierno, en los 8 de marzo y marchas del orgullo de clase que inundan las calles, en la enorme solidaridad internacionalista con el pueblo palestino y contra el genocidio sionista...

Pero esa fuerza inmensa hay que organizarla, hay que dirigirla contra los puntos clave del sistema, hay que dotarla de un programa comunista.

Aquellxs que pensaron que sacando al PRI y al PAN de la silla presidencial y haciendo reformas a la constitución sería igual a gobernar con el pueblo y para el pueblo han cosechado un resultado pírrico y endeble.

No. Lo que puede cambiar las cosas y modificar la correlación de fuerzas no son las reformas constitucionales, sino la lucha de clases, las movilizaciones, las huelgas generales, las ocupaciones de fábricas, las insurrecciones.

Desde Izquierda Revolucionaria defendemos el socialismo. ¿Y qué significa eso? Poner la inmensa riqueza que ya existe en la sociedad a disposición de la mayoría de la población trabajadora de la única manera posible: mediante la expropiación de los grandes empresarios nacionales y transnacionales, banqueros y terratenientes que no representan ni el 0.1% de la población. Solo así contaremos con una economía socialista gestionada de manera democrática y enfrentaremos positivamente los acuciantes problemas que nos asolan, sin el parasitismo de los multimillonarios, sus excentricidades y desperdicios.

Sabemos muy bien que la verdadera libertad, no es la caricatura anarquista e individualista de que cada quien haga lo que quiera, la verdadera libertad no es otra cosa que la ausencia de necesidad.

En una sociedad sin necesidades, sin explotación, sin opresión ni represión será posible establecer otro tipo de relaciones humanas en las que cada persona, sin importar su raza, nacionalidad o condición sexual, disfrute de una vida plena, en la que florezca el talento y la libre expresión de cada persona.

Ahora es el momento. Izquierda Revolucionaria es tu organización para desafiar y vencer a los que nos quieren sumisxs y calladxs.

 

¡Lucha con nosotrxs y construyamos juntxs el socialismo!

 

Nuestro programa

• ¡Basta de recortes al gasto público! Por una salud pública digna, contratación inmediata de miles de trabajadores sanitarios, y nacionalización de la salud privada y de los monopolios farmacéuticos.

• Rescatar la educación pública. Gratuidad total de la educación desde infantil hasta posgrado y democratización del presupuesto.. Expropiación de la escuela privada.

• Expropiación forzosa de las viviendas vacías en manos de los grandes bancos, empresas inmobiliarias y fondos buitres, y creación de un parque de vivienda pública con rentas sociales no superiores al 20% del SMI. Anulación por ley de todos los desahucios.

• Elevación del Salario Mínimo Interprofesional a $16,000 pesos al mes para tener una vida digna. ¡Basta ya de beneficios récords de los bancos y grandes empresarios a costa de robarnos y explotarnos! Reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales. Jubilación a los 60 años.

• Por un seguro de desempleo de $16,000 pesos al mes financiado con impuestos a las grandes fortunas y la banca.

• Por la derogación íntegra de las contrarreformas laborales y de las pensiones y jubilaciones, a la contrarreforma eléctrica y de la Ley Federal del Trabajo.

• Contra la extrema derecha, el fascismo y el racismo, movilización y organización.

• ¡Libertad para lxs presxs políticxs!

• Contra la violencia machista, el machismo institucional y la discriminación LGTBI. A igual trabajo, igual salario. Derecho al aborto libre, seguro y gratuito y en la salud pública. Necesitamos educación sexual integral en las aulas ya. Plenos derechos para la comunidad trans.

• ¡Basta de sumisión a las políticas antiinmigrantes del imperialismo estadounidense! Combatir el racismo otorgando todos los derechos a los inmigrantes y sus familias.

• Frenar la catástrofe medioambiental: por una planificación socialista, ecológica y sostenible de la economía.

• Para garantizar una vida digna y el pleno empleo, nacionalización de la banca y los grandes monopolios bajo control de la clase trabajadora.

• ¡Basta de despojo y opresión a los pueblos indígenas! Reconocimiento a sus autogobiernos y usos y costumbres.

• ¡Basta de tolerar el intervencionismo imperialista, fuera tropas estadounidenses del país y ruptura de relaciones con gobiernos ultraderechistas y genocidas!

• Por el internacionalismo proletario. ¡Abajo las guerras imperialistas y el militarismo!

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