El 25 de agosto pasado la ciudad de Monterrey sería sacudida por uno de los actos de barbarie más dramáticos en la historia moderna de todo México: aproximadamente a las 15:45 horas un grupo de individuos incursionarían en el casino Royale, rociando su interior con gasolina para acto seguido lanzar unas granadas y provocar el incendio del inmueble, mismo que cobró la vida de 52 personas. Ya antes, el 17 de enero, ese mismo casino había sufrido un ataque armado que dejó un muerto como saldo. El ataque sería atribuido a la banda de narcos conocidos como Los Zeta y al momento ya han sido detenidos 14 de los 18 atacantes.
No obstante lo anterior y la incuestionable responsabilidad del crimen organizado en dicho acto de barbarie, la responsabilidad también recae sobre los criminales de cuello blanco, mismos sobre los cuales, a más de un mes de la tragedia que enlutó a la capital neoleonese, no se ha tomado ninguna acción legal.
El atentado terrorista contra el Royale forma parte de una cadena de episodios en Monterrey en los que las casas de juego han sido el blanco de diferentes ataques: el 4 de abril sería atacado con lanza granadas el casino Revolución, sin dejar víctimas; también el 25 de mayo serían atacados con ráfagas de fuego cuatro casinos, entre ellos el Royale. Todo ello sin olvidar que el 8 de julio un ataque al bar Sabino Gordo, también en Monterrey, se traduciría en el asesinato de 21 personas.
Los acontecimientos del Royale han hecho palidecer al atentado terrorista a cargo de los cárteles del narco en la ciudad de Morelia en la cual, en una plaza repleta de personas en pleno festejo de las fiestas de independencia el 15 de septiembre del 2008, un ataque con granadas dejó un saldo de ocho muertos.
La respuesta de Calderón y su gobierno ante la lamentable tragedia desarrollada en el casino Royale no se dejo esperar e inmediatamente condenaría al atentado con un mensaje en cadena nacional para acto seguido fustigar a los Estados Unidos (EEUU) al acusar a dicho país de ser el principal consumidor de drogas en el mundo y en tanto tal responsable del desarrollo y fortalecimiento de los cárteles de las drogas en México. Tras el presidente surgió un coro de políticos y de empresarios condenando la tragedia en Monterrey y llamando a cerrar filas en torno a México. Tanto Calderón como su coro de burgueses solamente derramaron hipócritamente lágrimas de cocodrilo, pues explicar el drama vivido por la población regiomontana solamente a partir del crimen organizado sería alejarse de la realidad pues tanto la clase dominante como su gobierno también son directamente responsables del asesinato de esas 52 personas. El casino y el narco significan enormes fortunas de las cuales se benefician también burgueses y políticos.
Dela industrial “Sultana del norte” a “Las Vegas de México”.
Nada puede brotar de la nada y la favorable posición que el narcotráfico ha logrado en la Ciudad de Monterrey y el resto de Nuevo León no es un accidente casual. Si bien es cierto que la frontera de dicha entidad con los Estados Unidos (EEUU) los ubica en una posición estratégica frente al principal mercado de la drogas, la anterior realidad no agota la explicación. Monterrey y Nuevo León no sólo son disputados por las diferentes bandas de narcotraficantes en tanto ruta de trasiego de drogas, sino también por las ventajas que ese Estado, en particular su capital, representa para el lavado de dinero y especialmente para la inversión en cientos de diferentes tipos de negocios de toda magnitud, desde salones de belleza hasta agencias de venta de automóviles, especulación inmobiliaria, casa de cambio de divisas, hoteles, clubes nocturnos y por supuesto casinos.
En Monterrey y Nuevo León (en San Nicolás de los Garza y en San Pedro Garza García, por ejemplo) los narcos no sólo encuentran una plaza adecuada para sus actividades relacionadas con el tráfico de drogas y otros actos ilegales como la extorción y el rapto, sino también condiciones económicas favorables para, por medio de la inversión de su dinero negro, transformarse en prominentes hombres de negocios, reproduciéndose económicamente como empresarios y viviendo al mismo tiempo como respetables burgueses sin que el Estado los moleste (o más correctamente al amparo de este). Esa clase de ventajas también son un estupendo imán para los capos de narco y también explica el enorme arraigo que estos han desarrollado en Monterrey. Las ventajas económicas son otra razón de disputa por Monterrey entre los diferentes cárteles de la droga.
La historia de los últimos años en Monterrey ha sido la de que los narcos llegan, se instalan, continúan con sus negocios ilícitos, pero también al mismo tiempo se transforman en hombres de negocios, es decir en capitalistas. ¿Qué es lo que está detrás de esta lógica? Cuando menos durante aproximadamente un siglo (de hecho hasta hace apenas unos cuantos años) el tema más recurrente al momento de hablar de la ciudad de Monterrey era el de su extraordinario desarrollo industrial. Sin embargo gradualmente todo ello ha ido quedando en el pasado, jugando cada vez un mayor peso el sector servicios en la economía de la ciudad y de Nuevo León en general, creándose así condiciones favorables para el lavado de dinero no sólo a través de la banca, sino además por medio de la compra o apertura de negocios del llamado sector terciario de la economía.
Monterrey es presa del proceso de desindustrialización que padece el país desde hace ya bastantes años. De acuerdo a la Cámara Nacional de la Industria del Acero (Canacero) dicho proceso ha derivado en la destrucción de 700 mil empleos del sector manufacturero entre 2000 y 2010. Por ejemplo, en el marco anterior, tan sólo en diciembre del 2003 en la Sultana del norte se perdieron cinco mil empleos manufactureros. También en mayo del 2009 se cerraron 250 empresas del mismo sector en dicha ciudad. Ya más recientemente, de acuerdo al INEGI, entre mayo del 2010 y mayo del 2011 fueron cerradas en todo el país 198 industrias maquiladoras, quedando en primer lugar Baja California (44 cierres); el segundo sitio fue para el Edomex (29 cierres) y el tercero para Nuevo León (léase Monterrey y su área conurbada) con 24 cierres.
Otro parámetro para medir la desindustrialización de Monterrey es el crecimiento de las manufacturas locales: mientras que a lo largo de la década de los años 90 dicho sector sólo reportó crecimiento negativo en 1995 (-5.9%), logrando su mejor registro en 1997 (12.6%), en la década pasada se contrajo en tres ocasiones (2001, -2.2%; 2003, -1.9%; y 2009, -12.9%). En esa misma década el mayor crecimiento se alcanzó en 2006 (7.4%) y en el resto de años el crecimiento fue marginal (osciló entre el 2 y 3%), muy por debajo de la media lograda en los año 90 (7%).
La desindustrialización de Monterrey ha sido seguida de un mayor impulso al capital financiero que ha marcado un viraje en el que el capital productivo cada vez pierde más terreno cediéndoselo gradualmente al capital parasitario. La anterior aseveración puede ser sustentada con los propios informes oficiales del gobierno de Nuevo León, los cuales destacan los resultados señalados en la siguiente tabla:
Cambios porcentuales en el PIB por sector [Nuevo León]
Sector |
2004 |
2003 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
Industrias manufactureras |
7.2 |
4.5 |
7.4 |
3.6 |
2.1 |
-12.9 |
Servicios Financieros y de seguros |
5.1 |
46.4 |
6.5 |
23.7 |
19.3 |
3.4 |
Fuentes: Gobierno de Nuevo León (http://sg.nl.gob.mx/DataNL/files%5CDNL00000379.pdf).
Las diferencias son claras y abismales: el capital parasitario está desplazando al capital productivo cambiando la fisonomía de Nuevo León, en especial de Monterrey, y creando a la vez un entorno favorable para negocios que no generan riqueza social pero que sí procuran toda clase de ganancias rápidas, fáciles y buenas pera los negocios amables para el lavado de dinero. Dicha realidad, es decir la enorme facilidad para lavar dinero gracias al significativo papel que juega el capital financiero, también ha trasformado a Monterrey en un plaza sumamente ambicionada por los diferentes cárteles del narco.
Históricamente es sabido que la mafia de todo el mundo ha encontrado en el juego y en los casinos magníficos instrumentos para el lavado de dinero; instrumentos estos tan eficaces que incluso les permitió a la mafia de los EEUU fundar una ciudad con toda la impunidad y, en los hechos, al amparo del Estado: Las Vegas. Es por ello que no es ninguna casualidad, ni tampoco ningún accidente histórico, el que el boom del capital financiero en Nuevo León en combinación con el auge de narcotráfico en México hayan cambiado el perfil de Monterrey a tal grado que ahora se le conozca como “Las Vegas de México”.
Jugosos negocios.
En promedio en México cada máquina de juegos en lo individual arroja ganancias que oscila entre los 50 y 70 dólares diarios, sin embargo para el caso de Monterrey dicha cantidad asciende de los 85 a los 125 dólares. Este ejemplo por sí mismo ya destaca a dicha ciudad como especialmente rentable para el negocio de los casinos.
Las Vegas logran ganancias anuales de 7 mil millones de dólares (MUSD) gracias al juego. A nivel mundial tan sólo para el caso de EEUU y Europa las utilidades superan los 91 mil MUSD, cantidad que equivale al 81% del total de los beneficios económicos generados a escala global por esta clase de industria.
En nuestro país, de acuerdo a la Asociación de Permisionarios de Juegos y Sorteos (APJS), las utilidades de los casinos en 2009 fueron de 890 MUSD y se calcula que en 2011 estas llegarán a los Mil MUSD; y para 2014 se estima que las ganancias escalarán hasta los 2 mil 585 MUSD. De cumplirse este último pronóstico ello querrá decir que en pocos años, en realidad muy pocos, el juego en nuestro país incrementaría sus ganancias en aproximadamente un 150%. Con esas expectativas tan prometedoras seguramente para los empresarios y para muchos narcos deseosos de transformase en respetables hombres de negocios, la inversión en la industria del juego resulta más que atractiva.
De acuerdo al Departamento de Seguridad Nacional de los EEUU, desde hace 15 años la ciudad de Monterrey es el principal centro de lavado de dinero de todo México; este hecho no hace más que ratificar la asociación existente entre el desarrollo de las actividades del narco y el auge del capital financiero en la capital neoleonese. Esa misma dependencia yanqui destaca que anualmente ingresan al país para su blanqueo entre 19 mil y 29 mil MUSD.
No obstante lo anterior, dicha realidad no es más que la expresión nacional de un fenómeno mundial ya que, de acuerdo a la OCDE por ejemplo, tan sólo en 2009 se blanquearon entre 800 mil y 2 billones de dólares en todo el orbe.
Es evidente que para la burguesía tanto mexicana como del conjunto del plantea el narco y el resto de actividades ilícitas son un negocio más que rentable. El capital no tiene moral ni tampoco principios, sólo sabe de ganancias y mejor aún si estas se obtienen pronto y casi a cambio de nada, es decir bajo las mejores tradiciones del capital financiero y parasitario. En este marco, de acuerdo a las normas del capitalismo, lo de menos es si todo ello es utilizado por los capos y la mafia para reproducirse como tales e incluso para que estos se transformen en un buen burgués. Lo anterior no sólo pone en entredicho la hipócrita (y realmente inexistente) ética capitalista sino que además deja en claro que la legalidad burguesa es una pantomima que sólo tiene vigencia en cuanto los intereses de la clase dominante están en riesgo o cuando es un pobre el infractor (e incluso a pesar de que no lo sea). Como bien lo explicó el reformador griego Solón, la ley es como una tela de araña ya que mientras los poderosos la rompen, los pequeños son atrapados en ella.
A finales de abril pasado el Senado aprobó una nueva ley anti lavado de dinero en la cual se establecen penas de hasta 16 años de cárcel por este delito y se determina la creación de una unidad especializada “antilavado” bajo el mando de la PGR. Sin embargo, y no obstante esta medida, el secreto bancario fue dejado intacto y la ley que rige a las Sofomes, por mencionar un par de ejemplos, no fue modificada ni en un milímetro. Además, no podría ser de otra manera, el Estado al servicio de los burgueses es juez y parte, y por ello la historia a este respecto seguirá siendo exactamente la misma que la del pasado: sólo caerán los peces chicos y los peces gordos, esos que hacen negocios con el Chapo Guzmán y demás capos seguirán impunes.
Para hacernos de una idea de la magnitud del capital manejado por el narco en México basta señalar que, de acuerdo a un informe de la ONU publicado en marzo pasado, el mercado ilegal de las drogas en nuestro país obtiene ingresos anuales por 14 mil MUSD, siendo esta suma equivalente a dos terceras partes de la Inversión Extranjera Directa (IED) que ingresaron al territorio nacional en 2010. No obstante lo anterior, otros informes destacan que dichos beneficios oscilan entre los 25 mil y los 40 mil MUSD. Por otra parte es necesario recordar que, por mencionar tan sólo el caso más representativo, hoy en día la fortuna del Chapo Guzmán supera los mil millones de dólares.
En definitiva esos gigantescos volúmenes de capital no se pueden transformar en negocios lícitos, ni circular al interior del país, y mucho menos transitar fronteras sin el amable auxilio del sistema financiero. De acuerdo al propio Departamento del Tesoro de los EEUU muchas de las ganancias terminan en las bóvedas de los bancos mexicanos; de hecho en agosto del 2009 Bloomberg News publicó un amplio reporte en el que destaca a Banamex, Santander, HSBC y American Express como las principales instituciones financieras de soporte para el lavado de dinero del narcotráfico.
De acuerdo a Guillermo Ibarra, economista de la Universidad Autónoma de Sinaloa, tan sólo en dicha entidad los bancos han lavado 680 millones de dólares aproximadamente. De hecho este economista señala que durante la crisis del 2009 esa clase de recursos le dieron importante liquidez a la banca nacional para soportar en mejores condiciones la sacudida económica de aquel año.
¡Todo ello en total impunidad! Pues de acuerdo a la propia PGR desde que arrancó la administración de Calderón hasta el 2009 tan sólo habían sido incautados 400 MUSD por actividades relacionadas con el narco, sin que prácticamente nada de esa suma haya sido incautada a los bancos.
Esta clase de resultados por sí mismos resaltan el carácter totalmente hipócrita de la “guerra” de Calderón contra el narco y evidencía a todas luces que el problema de las drogas encierra grandes intereses de clase en los cuales la burguesía ha encontrado una firme palanca de beneficios a costa de embrutecer a millones de jóvenes en México y todo el mundo. Para los burgueses el narco representa un doble beneficio: en lo económico porque les genera grandes ganancias directas e indirectas; y en lo político porque pauperiza y degrada a millones de seres humanos que en lugar de luchar contra su amarga realidad de ausencia total de un futuro digno se hunden en el pandemónium de las drogas para fugarse de esta. Es por ello que para los marxistas y para el conjunto de la clase trabajadora la lucha contra el consumo de las drogas y contra el narcotráfico es una cuestión de clase y en tanto tal irrenunciable. Por ello nos oponemos categóricamente a cualquier planteamiento que reclame la legalización de la drogas.
El sistema financiero actúa impunemente al servicio del narcotráfico y se beneficia de este porque simplemente las leyes para perseguir esa clase de delitos no son aplicables sobre la clase dominante, sino además porque existen otra clase de leyes que les permite actuar con el mayor de los descaros, tal es el caso del secreto bancario y de las Sofomes, es decir sociedades anónimas cuyo objetivo es otorgar créditos y la celebración de arrendamientos financieros, instituciones que por ley no necesitan la participación de las autoridades financieras para que puedan operar. De acuerdo a declaraciones de Guillermo Ortiz, ex gobernador del Banco México, en 2010 en nuestro país ya existían 1704 Sofomes, de las cuales únicamente 23 estaban reguladas. ¡Más claro, ni el agua!
Los imperialistas ganan más.
Sin embargo los beneficios del narco no sólo son un negocio para los empresarios mexicanos, los son también para la burguesía de todo el mundo, en particular la de los países desarrollados. En este caso también opera a favor de las naciones imperialistas la división internacional capitalista del trabajo.
Ya más arriba comentamos los cálculos de la OCDE sobre el lavado de dinero a escala internacional, a ello hay que agregar que, de acuerdo a la misma ONU, la mayor parte de las ganancias del tráfico de drogas se queda en EEUU, Canadá y Europa. Por ejemplo de los 55 mil millones de ganancias anuales del mercado de heroína, sólo el 5% se quedan en Afganistán, principal productor mundial de opio; y en el caso de la coca de los 72 mil millones de ganancias anuales, sólo el 30% se queda en los países productores.
A esas cantidades hay que sumar otras que forman parte de negocios paralelos ilegales de la mafia en todo el mundo, uno de ellos es el tráfico de seres humanos (que tan sólo en el caso de los que se trasladan a los EEUU deja ganancias anuales que se aproximan a los 6 mil 600 millones de dólares) y otro caso es el del mercado ilegal de armas, mismo que arroja utilidades mundiales cada año por 45 mil MUSD. En este caso se estima que esta clase de tráfico para armar a las diferentes bandas del narco mexicano deja utilidades para la industria armamentista y para los comerciantes de este rubro del lado de los EEUU por 6 mil MUSD. Este negocio es tan rentable que, de acuerdo a la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, se registran 10 mil establecimientos de ventas de armas a lo largo de todas las ciudades fronterizas de los EEUU con México. Por otro lado, según el reporte de Business Pundit titulado Las actividades más lucrativas del mundo, la prostitución genera ganancias anuales por 108 billones de dólares.
Sin excepción el manejo de todas esas cantidades, obra del accionar de las mafias en todo el mundo, tiene el mismo manejo y el mismo destino que el dinero producido por el narco: transformar en un buen burgués a los capos de los cárteles y generar extraordinarias ganancias para empresarios y banqueros. Un camino distinto a nuestra argumentación para llegar a esta conclusión es la forma “enérgica” con que el imperialismo yanqui combate el lavado de dinero en su propio territorio. Las cifras y lo hechos hablan por sí mismo: desde el año 2000 al 2009 las autoridades de los EEUU solamente habían congelado fondos bancarios por 16 millones (léase bien, 16 millones) de dólares sospechosos de pertenecer a narcotraficantes mexicanos.
El anterior ejemplo basta y sobra para describir con creces la hipocresía del imperialismo yanqui, pero por si no fuera suficiente también podemos mencionar el caso del Wachovia Bank del cual, en abril del 2006, se encontró en Ciudad del Carmen, México, un jet comprado con fondos lavados en dicha institución financiera, cuyo cargamento era 100 MUSD en cocaína. Después, en 2010, dicho banco fue acusado por lavar 380 MUSD, recibiendo a cambio una multa de 160 MUSD. Otra sanción fue obligar al Wachovia Bank a prometer que no volvería a incurrir en esa conducta (¡¡¡!!!).
Estado putrefacto.
Según Francisco Forgione, ex presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia de Italia, en todo el mundo el “70% de las ganancias que obtienen el crimen organizado y las mafias del narcotráfico ingresan a la economía formal”, resultado que definitivamente es imposible de obtenerse sin la colaboración del capital financiero, de la burguesía y de su Estado.
En la supuesta “guerra” contra el narcotráfico otro frente de batalla ha sido el combate a la corrupción al interior del aparato del Estado, en particular entre las filas de su brazo armado: la policía y el ejército. En ese marco las noticias sobre el cese de policías son frecuentes: por ejemplo, en agosto del 2010 serían despedidos 3 mil 200 policías federales por reprobar los controles de confianza; ya antes, en abril del mismo año, ese mismo destino y por la misma razón fue el de 105 policías de Monterrey, y ahora, tras el atentado del Royale, han sido cesados 241 policías de localidades aledañas a la capital de Nuevo León.
En definitiva la corrupción corroe a todas las agrupaciones policiales y al mismo ejército, sin embargo las anteriores medidas y el encarcelamiento de varios de sus elementos y de uno que otro funcionario menor o medio son sólo hojas de parra con las que el Estado pretende tapar sus vergüenzas. Las medidas del Estado sólo han tocado a los eslabones más débiles de la cadena de corrupción, misma que se extiende hasta las esferas más altas de poder político en México, tal como lo relata el hasta hace muy poco jefe de la oficina del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Stanley Pimentel, quien en su informe titulado “Legado de Corrupción en México" y publicado por la revista especializada Tendencias en Crimen Organizado, señala que a las propias oficinas del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari “llegaba dinero del narcotráfico”. Para el extitular del FBI la venta de plazas por parte de la PGR para las diferentes bandas del narco “es toda una realidad”.
Por otra parte Anabel Hernández en su libro “Los señores del narco” denuncia que el Chapo Guzmán sobornó a Fox con 20 millones de dólares para preparar su huida en enero del 2001. Además, siguiendo con el recuento de hechos, caso también relatado por “Los señores del narco” es el de Juan Camilo Mouriño, quien en vida, y por encima de cualquier otro, fuera el hombre más cercano y de mayor confianza de Calderón y a la vez el más importante operador político del presidente espurio. De acuerdo a Anabel Hernández, el propio Chapo Guzmán le confesó al general “X”, enlace entre el gobierno y los cárteles de la droga, que Mouriño le vendió en 10 millones de USD la plaza del Estado de México al cártel de los Beltrán Leiva, tras ya antes habérsela vendido a él.
Por otro lado es un hecho público que a la boda del Chapo Guzmán en 2007, misma que fue custodiada por elementos del ejército, asistieron connotados panistas y priístas.
Toda esa información que se ha logrado filtrar por algunos medios informativos jamás ha sido desmentida por nadie. De ese tamaño es la desfachatez con que actúa el régimen.
Durante décadas, debido al decreto emitido por Cárdenas en 1938, las operaciones de los casinos en México fueron muy limitadas, sin embargo todo ello cambió con la llegada del PAN al poder en el año 2000. Ya en la presidencia Fox decretaría el Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos en 2004, despejando con ello el camino para el auge de los casinos y creando a la vez una nueva palanca de apoyo bastante fiable para el lavado de dinero. Inmediatamente Televisa se beneficiaría de ello con 130 permisos para operar casas de juego.
Antes del gobierno de Fox sólo operaban en el país 120 casinos para luego esa cifra escalar a las más de mil casas de juego que existen en la actualidad. En ese marco, en el caso de Monterrey, los casinos pasaron de 10 en 2004 a más de 57 en muy pocos años.
El auge de este negocio, y su asociación con el lavado de dinero, creo un nuevo emporio de poder dominado por los ocho llamados “zares” de los casinos, encabezados por el connotado priísta Jorge Hank Roon, por Televisa y el ibérico Grupo Cordero. Un caso a destacar es el de Rodrigo Aguirre Vizzuet, hijo de Ramón Aguirre Velázquez, ex Regente del DF entre 1982 y 1988, el cual recibió de manos de Salinas de Gortari como premio de consolación por la primera concertacesión con el PAN para cederle a este partido el gobierno de Guanajuato tras las elecciones en dicha entidad en 1991, los permisos necesarios para abrir casas de juego, transformándolo durante algunos años en uno de los empresarios nacionales más prominentes de esta clase de industria. Después de algunos años Rodrigo heredaría el emporio de su padre.
El casino Royale abre sus puertas en 2007 sin los permisos necesarios pero bajo el auspicio del entonces alcalde panista de Monterrey, Alberto Madero. Durante un tiempo el consejo directivo de dicho casino estuvo integrado entre otros, por Rodrigo Madero, José Francisco Madero y por Agustín Madero, todos ellos primos de dicho exalcalde.
Y por si faltaba algo, también es digno señalar el papel del actual alcalde panista de Monterrey, Fernando Larrazabal, de quien cuyo hermano, Manuel Jonás Larrazabal, y tras la masacre del Royle, se filtraron videos a los medios informativos en el cual se le ve recibiendo fajos de dinero al interior de cuando menos tres casinos. Esto último en clara alusión al concubinato también del actual ayuntamiento panistas con los casinos y su funcionamiento fuera de la ley.
¿Qué hacer?
La burguesía y su Estado exudan pus por todos los poros; el flagelo del narcotráfico es un subproducto acabado del capitalismo tanto en México como en todo el mundo. No sólo se trata del hecho de que las bandas del narco se reproduzcan al amparo del Estado, sino que además la propia lógica de las leyes económicas que rigen al capitalismo las asimila y termina transformándolo en una estupenda fuente de beneficios. Es por ello que no sólo es que a Calderón o a Obama verdaderamente no les interese terminar con esa lacra, sino que además no pueden, pues realmente ir a fondo significa tocar parte de las fibras más sensibles de los intereses de la clase dominante.
Para la burguesía el costo en miles de vidas inocentes debido a las acciones de los cárteles de la droga y a la aventura de Caderón denominada “guerra” contra el narco es lo menos importante siempre y cuando sus beneficios financieros sigan creciendo, es por ello que más que verse la luz al final del túnel todo indica que la amarga problemática que padece Monterrey,y que ha tenido por el momento una de sus expresiones más dramáticas en la masacre del casino Royale, no sólo se profundizará sino que además se extenderá a más ciudades del país.
Al amparo de la “guerra” contra el narco el Estado se ha transformado en el peor asesino contemporáneo (de ello hablan las más de 50 mil víctimas que ha dejado como saldo esta aventura de Calderón) y en un maquinaria de terror que viola sistemáticamente los derechos de miles todos los días. Por otro lado, si bien es cierto que ha sido capturada decena y media de entre el grupo de sicarios que atentaron contra el casino Royale asesinando a 52 personas inocentes, ello no quiere decir que el resto de los asesinos, los delincuentes de cuello blanco, es decir la estela de empresarios y políticos que se benefician directa o indirectamente del narco, serán llevados ante la ley.
Los trabajadores de Monterrey y todo México debemos luchar a toda costa contra el gris panorama que nos ofrece el decrépito y degenerado capitalismo mexicano organizándonos y siguiendo el ejemplo de los pobladores de Cherán, Michoacán, quienes fastidiados del sistemático acoso de las bandas del crimen organizado y ante la complicidad de la policía, desarmaron a estos últimos, los expulsaron de su poblado y tomaron el control del mismo y de la seguridad de sus familias bajo sus manos. Desde mayo a la fecha en Cherán no hay más poder que el del pueblo organizado y armado abatiendo al flagelo del narco y tomando decisiones sobre la mayor parte de los asuntos más importantes de su localidad. La autodefensa por medio de brigadas de obreros, campesinos, colonos y estudiantes, es ya una primera medida trascendente para luchar contra el flagelo del narco y la complicidad del Estado.
También el empleo de los métodos tradicionales de lucha de la clase obrera es una vía de defensa contra esta expresión de barbarie capitalista, siendo este el caso del paro laboral que han desarrollado desde el 26 de septiembre y a lo largo de varias semanas aproximadamente 4 mil 500 profesores del puerto de Acapulco, Guerrero, y su área conurbada, exigiendo mayor seguridad ante el acoso y extorción en su contra por parte de las bandas de narcos de la localidad.
Los trabajadores de Monterrey y de todo México debemos pronunciarnos por el regreso del ejército a los cuarteles y la desmilitarización del país, así como por el respeto incondicional a los derechos humanos y democráticos de todo el pueblo trabajador, además de exigir la renuncia de Calderón y todo su gabinete por corruptos. También debemos demandar cárcel para todos los implicados en la masacre del casino Royale, desde los propios narcotraficantes hasta el resto de criminales de cuello blanco.
Si bien acciones de autodefensa de esa naturaleza son un significativo paso al frente, es necesario ir a fondo para abatir de una vez por todas el flagelo del narco y demás expresiones de barbarie que el capitalismo le hace padecer al pueblo trabajador. El narco hunde sus raíces en el capitalismo, brota de este y se reproduce gracias a él; por otro lado el capitalismo lo asimila y lo pone a su servicio como fuente generadora de ganancias. Todo ello a costillas de la clase trabajadora, la cual es obligada a padecer todos los días severas atrocidades a consecuencia de esa asociación.
Es por ello que el único camino posible para solucionar esta problemática y regresarles la dignidad a los trabajadores de Monterrey y de todo México, es eliminado la propiedad privada capitalista por medio de la expropiación de la burguesía para poner bajo el control democrático de los trabajadores las principales palancas de la economía. Todo ello dirigido por un estado obrero y en medio de una economía planificada.
El capitalismo, como decía Lenin, es horror sin fin. Es por ello que la lucha contra el narcotráfico por parte de la clase trabajadora es al mismo tiempo la lucha por el socialismo. Únete a Militante y lucha por estas ideas en el seno del movimiento obrero.