Aspirinas contra el cáncer.
Ante la crisis alimentaria que se vive en todo el planeta y sus efectos sobre México, el espurio Calderón presentó el domingo 26 de mayo un plan con el supuesto objetivo de asegurar el abasto de alimentos y al mismo tiempo tratar de impedir que los precios de éstos continúen ascendiendo.
La iniciativa refleja ya el nerviosismo del régimen ante la tensión que se ha venido acumulando porque, entre otras cosas, a lo largo del calderonismo los trabajadores han padecido diferentes ataques a su ya limitada capacidad de consumo. Primero fue el caso del Tortillazo, cuando el 18 de enero del 2007 Calderón pactó con los productores, empresarios y comercializadoras un incremento del 42% al precio del kilogramo de tortilla, pasando este de 6.50 a 8.50 pesos. Después, en ese mismo año, vino el Gazolinazo, el cual, ya tan sólo su aprobación en septiembre, se trasformó en un factor de peso para que en ese mismo mes, y como resultado de la evolución de los precios desde septiembre del 2006, el valor de la canasta básica se inflara en un 34.17%.
A este par de fatalidades se les han unido de manera mas reciente los efectos en nuestro país de la crisis alimentaria mundial la cual ha provocado que de mayo de 2007 a mayo de 2008, de acuerdo al Banco de México (Banxico), los precios del arroz en el mercado nacional se hayan incrementado en un 33.6%, los del aceite vegetal comestible en un 50.6%, el del pan de caja en un 21.7%, la harina de trigo en 30.40%, el pollo en pieza en un 10.2 y la carne y el huevo en un 6.5%.
Todo los anteriores factores, al lado del desempleo y de los minisalarios, por ejemplo, han contribuido para mantener a cuando menos la mitad de la población en un situación de pobreza. De entre ellos, unos 20 millones viven en extrema miseria, es decir que no pueden cubrir satisfactoriamente sus requerimientos nutricionales mínimos diarios.
Calderón, consciente del costo político que puede tener este fenómeno inflacionario, ha reaccionado ofreciendo un paquete de medidas para tratar de revertir dicha situación, o cuando menos contenerla. Pero una revisión detenida de las propuestas de Calderón hace evidentes que éstas tendrán un efecto más que limitado en relación a sus objetivos.
¿Qué es lo que propone en general Calderón para atajar esta crisis? Veamos algunos de los puntos mas destacados de su estrategia:
1.- La importación de diferentes productos agrícolas de cualquier parte del mundo y libre de aranceles. A este respecto es necesario destacar que ya por sí mismo la importaciones de esta clase de productos a partir de los acuerdos del TLC, mismo que posibilitó la eliminación de aranceles de manera paulatina hasta lograr su totalidad en enero de este año, ha significado la ruina para millones de productores rurales medianos y pequeños, propiciando la caída en la producción del campo mexicano e incentivando la dependencia alimentaria del exterior. Tal tendencia ha provocado que, para poder cubrir la demanda interna, México haya tenido que importar 110 mil millones de dólares en alimentos entre 1994 y 2006. Se calcula que hoy día esa cantidad ya acumuló otros 10 mil millones de dólares. Tan sólo durante el primer trimestre de este 2008, ya se tuvieron que invertir para dicho objetivo 5044.9 millones de dólares, es decir un 31.4% más de lo que se requirió un año antes en el mismo lapso de meses.
Con dicha medida lo único que se va a lograr es profundizar esa clase de dependencia, traduciéndose ello en una ruina mayor para el campo mexicano. Si esa multimillonaria cifra empleada durante todos esos años hubiera sido destinada a fortalecer el campo mexicano la situación sería diametralmente opuesta a la que se vive hoy pues la independencia alimentaria y la importante oferta de productos estarían asegurando el acceso a alimentos suficientes y con precios bajos. Pero ello implicaría tener a las mayorías en el centro de la política del Estado, sin embargo bajo el capitalismo esto es imposible. En este sistema lo primero son los negocios y los intereses de un puñado de banqueros y empresarios. Los verdaderos ganadores de la libre importación de productos agrícolas debido al TLC han sido las grandes empresas que monopolizan esa clase de mercado, que se benefician de su papel como intermediaros y del hecho de que no tienen que pagar impuestos por sus importaciones. Esto último se trata de un subsidio indirecto que reciben estos empresarios por parte del Estado, y en ese mismo sentido se encuentra otra medida definida por Calderón en el sentido de reducir los aranceles en un 50% de las importaciones de leche en polvo.
2.- Se incrementa en $ 120 el apoyo otorgado a través del programa Oportunidades, pasando de 535 a 655 pesos mensuales. La ínfima cantidad entregada por medio de este programa para combatir la pobreza extrema es de por sí ya una broma de mal gusto para la población que lo recibe. Además, si miramos el porcentaje en que será incrementada esta clase de ayuda resulta que ni siquiera este aumento compensa la pérdida real para los que reciben este apoyo pues, mientras Oportunidades aumenta un 22,4%, los precios de 42 productos de la canasta básica ya se incrementaron en un 47% entre diciembre del 2007 y mayo del año en curso. De paso, esta realidad anula los efectos que podría tener otra iniciativa anunciada por FeCal sobre la integración, en coordinación con tiendas de autoservicio, de una canasta básica alimentaria a precios accesibles [¿pero acaso siguen siendo accesibles?]para evitar incrementos abruptos. Nótese el descaro de Calderón: el objetivo de esta canasta es evitar aumentos abruptos, es decir repentinos, no el de impedir los aumentos.
3.- No habrá incremento del precio del kilo de tortilla, el cual se fijo en enero a 8.50 pesos. Pues duró poco el encanto: Banamex reporta que en varias regiones del país este producto ya se vende a 11.50 pesos. (La Jornada 070608) Dicho reporte es sólo el anticipo de lo que está por venir respecto a este producto que cubre el 70% de la dieta de las familias trabajadoras, y en especial la de los más pobres de México.
4.- El litro de la leche Liconsa se mantendrá a 4 pesos. Esto suena bien, pero si pasamos al terreno de las cifras nos daremos cuenta de que esta medida es parcial y muy limitada. La cobertura de Liconsa en 2007 alcanzo a 5 millones 828 mil 760 de mexicanos, de un universo aproximado de 50 millones de pobres de los cuales 20 viven en extrema pobreza. Dada la política de ajustes de Calderón es imposible pensar que dicha cobertura se haya incrementado significativamente en 2008, por consecuencia los números de un año a otro seguramente son muy similares. Así que, dada esta situación, aproximadamente el 70% de la población en extrema pobreza será marginada de las migajas que arrojará Calderón por medio de Liconsa. Ese porcentaje es por mucho mayor si tomamos como parámetro a los 50 millones considerados en situación de pobreza a secas. Los millones que quedan marginados de Liconsa tendrán dos opciones: una, hacer mayores sacrificios para adquirir un litro de leche que se cotiza entre 10 y 11 pesos en tiendas de autoservicio, o dos, renunciar al consumo de este lácteo. Millones de familias seguramente optarán por la segunda opción.
Para explicar la problemática alimentaría en México Calderón sólo mira hacia fuera (el aumento de la demanda de alimentos en China e India y los altos precios internacionales del petróleo…) pero no dice ni una sola palabra sobre factores de carácter interno que también están jugando un papel relevante en la crisis que se padece. Por un lado esta el caso de los monopolios especuladores como Maseca, Minsa, Monsanto y Cargill, que imponen toda clase de condiciones en el mercado nacional de granos y alimentos con el beneplácito del gobierno.
Por ejemplo Cargill ya ha acaparado 200 mil toneladas de maíz en lo últimos 12 meses, recibiendo por ello subsidios del gobierno por 500 millones de pesos, y también ha adquirido de manera anticipada uno de los 5 millones de toneladas de maíz que se producirán en la siguiente cosecha del estado de Sinaloa. Esta clase de acaparadores y de intermediarias hacen que, por ejemplo, una tonelada de maíz en Sinaloa sea adquirida en bodega a 2 mil 800 pesos, para ser vendida en el DF a 3 mil 250 y culminar en su venta para molino y su transformación en harina para tortilla en 3 mil 300 pesos.
Por si fuera poco, por lucrar con el hambre del pueblo trabajador, esos acaparadores y especuladores recibirán un nuevo subsidio del gobierno definido tan sólo un día después de que Calderón anunciara su pseudo estrategia antihombre, consistente en un apoyo de 100 pesos por cada tonelada de maíz que sea importada. Esta cantidad se suma a los 190 pesos de flete por tonelada y a los 185 pesos de almacenaje por tonelada que ya desde antes recibían, sumando en total ahora un subsidio por tonelada 475 pesos.
A este factor se une la ruina del campo mexicano, el cual, ante el abandono estatal y la clase de competencia a la que se ha visto obligado por medio del TLC, ha agotado rápidamente sus reservas y en tres décadas fue trasformado en una fuente débil e insegura para cubrir la demanda alimentaria del mercado interno pues, a lo largo de esos años, y su participación en el desarrollo de la economía nacional, el PIB, paso del 10.3 al 3.9%. Este desarrollo raquítico del campo mexicano ha terminado por paralizarlo ante la crisis alimentaría que está afectando a México.
Calderón no habla de estos parásitos monopolios ni de la ruina del campo porque su gobierno, junto con el de Fox y sus antecesores del PRI, son responsables de todo ello. Ellos abandonaron a sus suerte al campo y a los campesinos, fomentado y dándole vida a zánganos como Roberto González, el dueño de Maseca, que ha hecho cuantiosas fortunas monopolizando el mercado interno y externo del maíz.
Ante esta política y ante la barbarie que se aproxima, si es que le dejamos las manos libres a Calderón y la burguesía, los trabajadores debemos actuar unificando a nuestras organizaciones, los sindicatos y el PRD, levantando nuestras demandas, luchando por una huelga nacional de 24 horas contra la carestía y exigiendo un aumento salarial de emergencia del 100%.
El Estado gobierna para los burgueses sin importar en lo más mínimo la situación de los trabajadores y los campesinos pobres. Bajo el capitalismo esto no puede ser de otra manera. Ante ello tomamos medidas o la burguesía nos terminará imponiendo una realidad mas amarga de la que vivimos en la actualidad. Un síntoma de esa posibilidad es la caída del 5% de consumo de alimentos naturales y procesados registrada a lo largo del primer trimestre de este año, ello de acuerdo a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios. Esto es sólo el inicio, y lo peor esta por venir siempre y cuando no derroquemos a la burguesía y a su gobierno. Socialismo o barbarie, esa es la disyuntiva para el proletariado mexicano y de todo el mundo.