Economía

Escrito por Pepe Blanes
20 de mayo de 2008

El papel determinante del Mercado Mundial

Cuando uno aborda el estudio de la nueva etapa de crisis a que se enfrenta el sistema capitalista no puede menos que evocar al viejo Heráclito, quién basándose en la observación de la naturaleza afirmaba aquello de que "El sol es el mismo y es nuevo cada día".

La traducción marxista en el campo de la economía de esta profunda idea, es la de que sólo se puede abordar el estudio y comprensión de las crisis del sistema capitalista partiendo de sus leyes fundamentales, de su movimiento, de sus contradicciones básicas. Las mismas, como Marx explicó de manera sistemática en El Capital, proceden de sus fundamentos y aportaciones originarias -la propiedad privada de los medios de producción y cambio y la formación del Estado nacional- características que ayer, en su etapa de lozanía juvenil, significaron elementos de avance y progreso negando el viejo particularismo de la sociedad feudal (en cuyo seno se había gestado la clase burguesa ascendente) y que ya, en los albores del siglo pasado, habían devenido en freno absoluto para el desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, para el avance social.

Si reflexionamos sobre la "Esencia" de la historia Humana, o dicho de otra manera, acerca de la evolución en el tiempo de las formas de organización social de la especie animal Homo Sapiens Sapiens (que representa el estadio en el que la materia se hace consciente de sí misma), podemos afirmar con Marx que ésta se reduce en última instancia a la lucha de clases antagónicas. Esto, en lenguaje de la economía política se traduce en afirmar que la historia de la sociedad humana está ligada indisolublemente a la lucha por lograr una forma o estructura de organización socioeconómica que en su contexto concreto de tiempo y espacio garantice la producción de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de subsistencia de la especie y de sus descendientes inmediatos. Cuando esa forma de organización no permite seguir desarrollando las fuerzas de producción inevitablemente deja de jugar un papel progresivo y entra en crisis. En su seno, y desde su propio éxito inicial, se generan las fuerzas (una nueva clase ascendente) que la negarán, garantizando una forma de organización social superior. Por supuesto que ningún proceso en la naturaleza es automático y mucho menos aún en la evolución de la sociedad humana, donde la intervención consciente de los hombres es decisiva. De hecho, ninguna clase dominante se suicida, y es imprescindible que si la nueva clase ascendente quiere triunfar tiene que dar una forma acabada a sus objetivos y en torno a ese programa organizarse para la toma del poder y así destruir las viejas formas sociales, la superestructura (política, jurídica, moral; en suma, la maquinaria estatal) y crear un nuevo Estado, instrumento de dominio de la clase revolucionaria, adaptado a las nuevas necesidades para el desarrollo de la producción.

Podemos, por tanto, afirmar que las crisis periódicas a las que en la época actual se enfrenta de forma recurrente la Economía de Mercado responden, de un lado, a las mismas contradicciones fundamentales y al mismo tiempo son distintas y específicas, porque en cada ocasión se manifiestan de acuerdo a unas coordenadas particulares de tiempo y lugar, que se encarnan y concretan en unas relaciones políticas y sociales dadas entre las distintas clases y Estados y, así mismo, en un grado determinado de desarrollo de las relaciones y contradicciones económicas.

Características de la actual crisis

Para entender algunas de las características de la fase actual de crisis en la que está entrando la economía a nivel mundial, vamos a tomar en consideración los aspectos más significativos que desarrollaremos a lo largo de tres artículos:

1.- Qué representa hoy para la vida de las distintas naciones el Mercado Mundial, o utilizando la jerga de los expertos económicos del sistema: qué significa la "Globalización".

2.- Ayer y hoy de un coloso, los EEUU en el siglo XXI.

3.- El papel del Capital Financiero y la División Mundial del Trabajo. La lucha a muerte por la redistribución de los Mercados.

1.- El dominio aplastante del Mercado Mundial

Si partimos de que el criterio fundamental de la razón humana es el de la Experiencia, podremos afirmar que la corrección o validez de una ideología sólo se puede evaluar en su correspondencia con la realidad viva. Dicho de otra forma, sólo a través de un método de análisis que corresponda con la realidad podremos anticipar la evolución de un proceso y, por tanto, intervenir activamente para cambiarlo o modificarlo.

En este sentido merece la pena calibrar a la luz de la experiencia la capacidad de previsión del marxismo en cuanto a la significación y trascendencia del desarrollo del mercado mundial y, frente a ello, contraponer la propaganda masiva acerca del inicio de la era de la "globalización" a la que sólo hace tres lustros, en los comienzos de la década de los 90 del siglo XX, los gurús económicos del establishment presentaron como un prodigio de modernidad.

La supremacía de la previsión sobre la sorpresa

Si existe un fenómeno recurrente a lo largo de los últimos 160 años es el anuncio reiterado de la muerte del marxismo por parte de la burguesía y toda su cohorte de ideólogos a sueldo. Como si de un grupo de lamas repitiendo un único mantra se tratara, la burguesía intenta que se alejen los malos augurios que anuncian que, hace mucho ya, el sistema del que derivan sus privilegios y prebendas se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas y en una amenaza para la propia supervivencia de la humanidad.

Realmente lo que se oculta tras su obstinada insistencia en enterrar, cada poco, al mismo muerto es el miedo de las clases poseedoras a la fuerza revolucionaria de las ideas marxistas. De hecho, este temor tiene mucho que ver con la capacidad de previsión con que, desde la infancia misma de la burguesía, Marx y Engels explicaron las causas y raíces de la inevitable decadencia senil del capitalismo. Y dentro de su brillante anticipación, entre otros aspectos claves, destacaron el factor revolucionario que representaba el desarrollo del Mercado Mundial; y de esto hace ya 160 años.

"La Gran Industria ha creado el mercado Mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El Mercado Mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte por tierra. Este desarrollo influyó a su vez en el auge de la industria y a medida que se iba extendiendo la industria, el comercio, la navegación y los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía multiplicando sus capitales y relegando a segundo término a todas las Clases legadas por la Edad Media. La Burguesía Moderna, como vemos es ya de por sí fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el Modo de Producción y de cambio". (Marx y Engels, El Manifiesto Comunista. Febrero 1848, pág. 40 de la edición de la Fundación Federico Engels).

Y continúa:

"La Burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y por consiguiente las relaciones de producción y con ello todas las relaciones sociales.

"Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero, necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes.

"Mediante la explotación del Mercado Mundial la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas Industrias cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas nacionales, sino materias primas de las regiones más lejanas del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de las naciones y regiones, se establece un intercambio universal una interdependencia universal de las naciones."

(Ibíd., pág. 42 y 43).

El Comercio Mundial: interdependencia universal de las naciones

Una de las conquistas históricas que supuso el triunfo del dominio político de la burguesía entre los siglos XVI y XIX fue el de la creación de los Estados Nacionales (Guerra de Independencia Americana, unificación de Alemania y de Italia,...). Desde un punto de vista histórico, muy rápidamente (ya a principios del pasado siglo XX), este avance frente a las barreras feudales, que posibilitó el desarrollo de amplios mercados nacionales y por ende el de la gran industria, había devenido en un freno absoluto para el desarrollo de la sociedad. De hecho, las fronteras nacionales eran ya como una camisa de fuerza que constreñía el desarrollo de las fuerzas productivas. La interdependencia universal de las naciones que Marx había anticipado a mediados del siglo XIX, era ya hace un siglo una verdad incuestionable.

A principios del siglo XX, el proceso de concentración y la tendencia al monopolio del capital que surge como inevitable producto de la libre competencia inauguró, como explicara brillantemente Lenin en su magnífico opúsculo de El Imperialismo, fase superior del capitalismo, es la era del dominio del mercado mundial por el capital financiero y monopolista y, por tanto, de la consolidación del imperialismo como expresión política de esta fase en el desarrollo del capitalismo.

En este período las contradicciones derivadas de la anarquía del sistema, unidas a la lucha entre las distintas potencias por la redistribución de las colonias y mercados mundiales, condujeron a las dos Guerras Mundiales y al período de revolución y contrarrevolución más intenso visto hasta hoy en la historia de la humanidad. Lo que aquí nos interesa resaltar es el hecho de que estos colosales acontecimientos, ya entonces, pusieron de manifiesto la bancarrota desde una perspectiva histórica del capitalismo. Realmente lo que se estaba expresando de manera convulsa era la rebelión de las fuerzas productivas contra la camisa de fuerza impuesta por la propiedad privada de los medios de producción y cambio y por la existencia de las fronteras nacionales, que ahogaban e impedían su desarrollo.

Sin lugar a dudas, y aunque este no sea el lugar y no podamos desarrollar este aspecto decisivo, la lucha viva entre las clases fue a la vez causa y efecto de este desarrollo histórico concreto. En particular, el histórico triunfo del proletariado en el Octubre Rojo Ruso de 1917, y las especiales circunstancias históricas que le sucedieron, marcó con tinta indeleble un antes y un después en las páginas de la historia humana y, en gran medida, determinó el devenir de todo el siglo XX.

Uncidos al yugo del Mercado Mundial

Partiendo del axioma de que "la Verdad siempre es concreta", lo que demuestran los datos estadísticos del comercio mundial es que, en los albores del siglo XXI, ninguna nación del mundo, sea cual sea la superficie que abarque su territorio, el tamaño de su población, su poderío militar o económico, puede escapar al dominio tiránico del mercado mundial.

Pero pasemos revista a los datos para en base a la realidad objetiva detraer las conclusiones que de ellos se derivan.

Cuadro nº1.

PIB de las cinco primeras potencias y de los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Fuente: Banco Mundial.

Cifras en Miles de Millones de $ nominales

AÑO USA JAPON ALEMANI CHINA G.BRET. BRASIL RUSIA INDIA
2000 9.646,00 4.337,00 2.058,00 1.077,00 1.463,00 611,20 456,99
2001 9.901.,80 4.574,30 1.948,00 1.129,30 1.451,50 528,70 --- ---
2002 10.110,09 4.265,62 1.870,38 1.209,53 1.486,19 497,39 --- 501,53
2003 10.945,79 4.389,79 2.084,63 1.417,30 1.680,30 478,92 --- ----
2004 12.150,93 4.749,91 2.488,97 1.676,85 2.016,39 552,09 ---- 674,58
2005 12.969,56 4.988,21 2.852,33 2.263,82 2.263,73 644,13 --- 793,02
2006 13.446,03 4.899,97 3.018,04 2.641,87 2.425,21 892,81 822,36 906,54

Cuadro nº2.

Porcentaje sobre el PIB y la población mundial de los estados reseñados arriba y PIB per cápita de los mismos en el año 2006.

PAIS

PIB Miles Mill $

% PIB MUNDIAL

%Población Mundial

PIB per cápita $

USA

13.446,03

28,00%

5,00%

44.800

JAPON

4.899,97

11,00%

2,14%

38.300

ALEMANIA

3.018,04

6,20%

1,34%

37.725

CHINA

2.641,87

5,50%

21,00%

2.032

G.BRETAÑA

2.425,21

5,01%

1,09%

37.311

BRASIL

892,81

1,85%

3,34%

4.500

RUSIA

822,36

1,70%

2,50%

5.500

INDIA

906,54

1,90%

20,00%

755

PIB MUNDIAL

48.461,85


Cuadro nº3.

Año 2006, Intercambios Comerciales en miles de millones de $ y porcentaje que representa respecto al PIB. (Fuente: Wto-OMC).

PAIS

PIB

EXPORT.

IMPORT.

TOTAL

% SOBRE PIB

USA

13.446,03

1.038,30

1.919,40

2.957,70

22,00%

JAPON

4.899,97

649,90

579,60

1.229,50

25,10%

ALEMANIA

3.018,04

1.112,00

908,60

2.028,60

67,00%

CHINA

2.641,87

968,90

791,50

1.760,40

66,65%

INDIA

906,54

120,30

174,80

295,10

32,56%

BRASIL

892,81

159,20

115,60

274,80

30,78%

RUSIA

822,36

365,00

260,00

625,00

76,00%

Total Mundial

48.461,85

11.783,00

12.113,00

23.896,00

49,31%


Cuadro nº4.

Volumen en miles de millones de $ del Comercio Mundial entre 1973 y 2006, peso específico de las distintas áreas del mundo en % sobre el total mundial. (Fuente: WTO).

ZONA

Export.

1973

Import.

1973

Export

1983

Import.

1983

Expor

1993

Impor

1993

Expor

2003

Impor

2003

Expor

2006

Impor

2006

Mundo

579

595

1838

1882

3675

3770

7371

7650

11783

12113

N.Ameri.

17,30%

17,20%

16,80%

18,50%

18,00%

21,50%

15,80%

22,60%

14,20%

21,00%

USA

12,30%

12,30%

11,20%

14,30%

12,60%

16,00%

9,80%

17,00%

8,80%

15,80%

Canada

4,60%

4,20%

4,20%

3,40%

4,00%

3,70%

3,70%

3,20%

3,30%

3,00%

Mexico

0,40%

0,60%

1,40%

0,70%

1,40%

1,80%

2,20%

2,30%

2,10%

2,20%

S y C America

4,30%

4,40%

4,40%

3,80%

3,00%

3,30%

3,00%

2,50%

3,60%

3,00%

Brasil

1,10%

1,20%

1,20%

0,90%

1,00%

0,70%

1,00%

0,70%

1,20%

0,80%

Argentin

0,60%

0,40%

0,40%

0,20%

0,40%

0,40%

0,40%

0,20%

0,40%

0,30%

Europa

50,90%

53,30%

43,50%

44,20%

45,40%

44,80%

45,90%

45,30%

42,10%

43,10%

Alemani

11,60%

9,20%

9,20%

8,10%

10,30%

9,10%

10,20%

7,90%

9,40%

7,50%

France

6,30%

6,30%

5,20%

5,60%

6,00%

5,80%

5,30%

5,20%

4,20%

4,40%

G.Breta.

5,10%

6,50%

5,00%

5,30%

4,90%

5,60%

4,10%

5,20%

3,80%

5,10%

Italy

3,80%

4,70%

4,00%

4,20%

4,60%

3,90%

4,10%

3,90%

3,50%

3,60%

C.I.S

1,50%

1,20%

2,60%

1,70%

3,60%

2,30%

Africa

4,80%

3,90%

4,50%

4,60%

2,50%

2,60%

2,40%

2,10%

3,10%

2,40%

O.Medio

4,10%

2,70%

6,80%

6,20%

3,50%

3,40%

4,10%

2,70%

5,50%

3,10%

Asia

14,90%

14,90%

19,10%

18,50%

26,10%

23,30%

26,20%

23,10%

27,80%

25,00%

China

1,00%

0,90%

1,20%

1,10%

2,50%

2,80%

5,90%

5,40%

8,20%

6,50%

Japon

6,40%

6,50%

8,00%

6,70%

9,90%

6,40%

6,40%

5,00%

5,50%

4,80%

India

0,50%

0,50%

0,50%

0,70%

0,60%

0,60%

0,80%

0,90%

1,00%

1,40%

Tigres Asia

3,40%

3,70%

5,80%

6,10%

9,70%

9,90%

9,60%

8,20%

9,60%

8,60%

Aus yN.Z

2,10%

1,60%

1,40%

1,40%

1,50%

1,50%

1,20%

1,40%

1,20%

1,40%

URSS

3,70%

3,50%

5,00%

4,30%


Cuadro nº5.

Stock de inversiones acumuladas de un país en el resto del mundo y viceversa. Año 2006. Miles de millones de $.

PAIS Inversiones realizadas por terceros países Inversiones realizadas por el pais referenciado en el exterior

USA

1.818,00

2.306,00

ALEMANIA

764,00

941,40

CHINA

759,00

93,75

JAPON

88,62

459,60

BRASIL

214,30

99,99

RUSIA

209,60


El primer dato esclarecedor para evaluar lo que representa en los comienzos del nuevo siglo el intercambio universal de mercancías es que en promedio el mercado mundial representa entre un 40-50% del PIB global (ver cuadro nº3), esto es casi 24 billones de dólares de un PIB que en ese año osciló entre los 48,5 y los 51 billones de $ según las distintas fuentes (Banco Mundial, FMI, Eurostat...). Indudablemente, la dependencia no es la misma en todos los casos, ni en términos cuantitativos ni tampoco porcentuales. Por ejemplo, no es lo mismo el caso de EEUU o Japón, donde el comercio externo representa más o menos una cuarta parte de sus respectivas economías, que el caso de Alemania, China o Rusia, con una dependencia mucho mayor del mercado mundial. Por otra parte, de manera simultánea, se puede observar que cuantitativamente el peso del mercado norteamericano sigue siendo el mayor del planeta; representa el 12,5% de todo el comercio internacional, casi 3 billones de dólares, con un porcentaje aún mayor en las importaciones (casi un 16%).

Hay otros datos comparativos significativos. En el caso de USA el peso de su economía en el PIB mundial (el 28%) duplica lo que representa su porción en el comercio internacional. Mientras que, por ejemplo, en el caso de China ocurre el proceso inverso: su PIB supone un 5,50% y sus intercambios representan casi el 8% del total mundial.

También es necesario hacer un análisis equilibrado de lo que cada Estado representa en el concierto de las naciones, para ello tenemos que tener en cuenta no sólo las magnitudes cuantitativas de producción e intercambio de mercancías, o el ritmo de crecimiento económico anual, sino también otros muchos factores como la población, renta per cápita, productividad del trabajo, etc. En este sentido las diferencias en el caso de los países BRIC y los países desarrollados siguen siendo abismales. Por ejemplo, la Renta per Cápita China es aún 20 veces inferior a la norteamericana, 10 veces menor en el caso de Brasil y 40 en el caso de la India.

Por supuesto que también hay que tener en cuenta el tipo de mercancías que se compran y venden entre cada una de las zonas y naciones, aspectos todos de gran trascendencia y en los que nos detendremos cuando abordemos el estudio de la actual división mundial del trabajo.

Otro dato esclarecedor es el importante desarrollo de los intercambios comerciales (ver los cuadros nº4 y nº5) y que sirve para explicar, al menos parcialmente, tanto el período de crecimiento económico de los últimos 15 años, como también la conversión en su contrario conduciendo, merced a las contradicciones acumuladas, a la actual crisis que afecta a la economía mundial. Así, en la evolución reflejada en las cifras del Comercio Mundial, se observa un salto cualitativo y cuantitativo a partir de la década de los 90; en concreto de un volumen total de 3,72 billones de $ en 1983, se pasa a 7,50 billones en 1993, 15 billones en 2003 y se llega a los 24 billones de 2006. Esto significa que en poco más de dos décadas el volumen de mercancías intercambiadas se ha multiplicado por siete. Teniendo en cuenta que en ese período el PIB de USA, Japón, Alemania y las demás economías avanzadas en promedio creció aproximadamente un 300%, y considerando además que tanto Latinoamérica como África han reducido aún más su parte, y que Oriente Medio no ha incrementado de manera significativa su porción del mercado mundial, la explicación plausible de este desarrollo exponencial del mercado mundial, se debe básicamente al incremento del peso en el comercio mundial de Asia, que en 2006 sumaba el 27,80% de las exportaciones y el 25% de las importaciones globales.

Entrando en el detalle de las cifras del continente asiático, se ve claramente que los 7,5 puntos en que sube su participación se deben al papel de China que pasa del 1,20% de 1983 a un 8% en 2006. Así mismo, y aunque en menor medida, también ha influido en el mismo sentido, la incorporación de Rusia y su zona de influencia y también la de Europa del Este, que básicamente se encuentra bajo la órbita del imperialismo alemán.

Para llegar a esta situación en lo que se refiere a la cuenca del Pacífico, lo más significativo es el dato apuntado en el cuadro nº5 en lo que respecta a las inversiones extranjeras en China (759.000 millones de dólares). La relevancia de este dato tiene trascendencia mundial y esto por varias razones:

a) Por su volumen cuantitativo, China es ya el tercer país con mayores inversiones del exterior.

b) Por la intensidad y velocidad del proceso inversor, casi un 60% del total se hizo efectivo entre 1999 y 2006.

c) Por el tipo y calidad de las mismas. Se calcula que entre 400 y 450 de las 500 mayores multinacionales han invertido en China, y un porcentaje muy alto de estas inversiones lo son de las denominadas "Green fields", esto es en la construcción de nuevas plantas o fábricas o en la expansión de las ya existentes. En conclusión podemos decir que la explicación de estos procesos hay que buscarla en el desarrollo vivo de la lucha de clases. En este caso el triunfo de la contrarrevolución burguesa y la consiguiente restauración capitalista, a finales de los 80 y principios de los 90, en la URSS, Europa del Este y en China actuó como factor de causalidad, con los efectos indudables que han generado la incorporación a la órbita del mercado capitalista de cerca de 2.000 millones de personas. Estos acontecimientos han tenido un efecto dual. Inicialmente ampliaron el mercado y provocaron un efecto global de tirar hacia abajo de los salarios, de esta forma generaron un aumento de la tasa de beneficios y ayudaron al alargamiento del ciclo alcista de la economía mundial. Al mismo tiempo, todo lo anterior se combinó, como explica el FMI, con un crecimiento desproporcionado del peso del capital financiero y con el hecho de que aunque la inversión ha crecido durante el ciclo, lo ha hecho de manera muy inferior al nivel existente durante el período de crecimiento que se abrió tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (de mediados de los años 40 hasta los años 70). De hecho, en lo que se refiere a los países industrializados (que siguen representando la parte del león, el 80% de la inversión mundial) la inversión ha crecido en estas tres décadas en un promedio que oscila entre el 15 y el 18% del PIB, mientras que hasta la crisis de la década de los setenta, la media era de más del 22%.

Por otra parte, el efecto de la industrialización acelerada y masiva de China y del Sudeste Asiático es un factor importante que, junto a otros, ha introducido enormes desequilibrios y contradicciones que, catalizadas por el accidente del pinchazo de las burbujas financiera e inmobiliaria, han ayudado a impulsar de nuevo una crisis clásica de sobreproducción.

La Historia de nuevo depara algunas amargas lecciones a todos los apologetas del capital que, hasta ayer, hablaban de la nueva economía y las maravillas del mercado. Por nuestra parte, los marxistas damos la bienvenida a todos estos procesos, especialmente por lo que representan en cuanto al enorme fortalecimiento del proletariado asiático. Los acontecimientos titánicos que se avecinan permitirán que de nuevo las ideas del socialismo científico empiecen a corresponderse con la experiencia de millones de oprimidos y, en palabras de Lassalle, se conviertan en una fuerza física capaz de transformar el mundo.

Fuente: El Militante (http://www.elmilitante.org)

Escrito por Aníbal Montoya Aumento de preciosLa suba desbocada de los precios de los alimentos está hundiendo el poder adquisitivo de las masas trabajadoras en todo el mundo, y amenaza con provocar una hambruna a gran escala en los países más pobres. Es una expresión del nivel de irracionalidad y degeneración al que ha llegado el sistema capitalista al final de la primera década del siglo XXI. Según el Banco Mundial, los precios de los alimentos básicos subieron un 83% desde el año 2005. Sólo en el 2007 lo hicieron un 48%. El precio del arroz subió un 60% este año, y el del maíz un 35%. El precio del trigo subió un 130% en doce meses. La harina, la leche y la carne subieron un 57% desde fines del 2007. Los economistas y “especialistas” burgueses tratan de culpar de esto al incremento de la población urbana en países como China e India. Este factor tiene una incidencia, pero no es el más relevante. El factor más importante es la codicia insaciable de los grandes capitalistas. Los grandes grupos económicos han visto reducirse su esfera de negocios por la depreciación del dólar (haciendo menos rentables sus inversiones en esta moneda), por el estallido de la burbuja inmobiliaria y por los desplomes de la Bolsa, y están destinando ingentes cantidades de dinero a comprar petróleo, cereales y oleaginosas, que revenden apostando a que los precios seguirán subiendo. Se estima que esta actividad especulativa es responsable de un aumento artificial del 25% en el precio del petróleo y de los alimentos básicos. Esta suba especulativa del precio de los alimentos se potencia a su vez por la suba histórica del precio del petróleo, 115 dólares por barril, que encarece los combustibles y otros productos derivados del petróleo (como algunos fertilizantes agrícolas), e incrementan los precios de la cosecha. Por otro lado, la producción de combustibles más baratos con base en aceites vegetales (maiz, soja, girasol y caña de azúcar), también refuerza la demanda de estos productos básicos y hace subir todavía más sus precios. La paradoja es que la producción agrícola crece, pero no para alimentar a la población, sino para producir estos biocombustibles. EEUU ya destina a esto el 20% de su cosecha de maíz. Según la asociación norteamericana Food Policy Research Institute la producción de biocombustibles explica entre un 25% y un 33% el aumento de los precios agrícolas (Clarín, 20 abril). Es falso que no haya alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de la población mundial a bajo precio. Gran parte de la tierra cultivable del planeta permanece ociosa. Los avances científicos en producción de semillas, maquinaria moderna, y nuevas técnicas de cultivo, duplican y triplican el rendimiento del suelo. El desarrollo tecnológico actual podría crear verdaderos vergeles en los desiertos. El problema está en quién produce, qué produce y con qué objetivo produce y, particularmente, a quiénes pertenece la tierra y las cadenas agroindustrial y comercial anexas a la producción agropecuaria. La producción de alimentos no puede ser un negocio privado de un puñado de terratenientes y multinacionales. Los latifundios, monopolios agroindustriales y redes de comercialización deben ser expropiados sin indemnización, y puestos bajo el control democrático de las masas trabajadoras. Esta es la única manera de producir alimentos suficientes para todos, sanos y baratos. En su hambre voraz por las ganancias, los grandes capitalistas están dispuestos a conducir al planeta y a las masas trabajadoras a la ruina y la desolación. Debemos parar esta locura.
escrito por Michael Roberts En el momento de escribir este artículo, los mercados mundiales aún se están recuperando de otro shock del sistema provocado por la crisis crediticia que se ha venido desarrollando en los mercados financieros capitalistas desde finales del verano pasado. La última sacudida fue aún más grande. A última hora del domingo por la noche, 16 de marzo, la Reserva Federal estadounidense anunció que Bear Stearns, el quinto banco de inversión más grande de EEUU, se había hundido. Así que acordaron que JP Morgan-Chase, un banco aún mayor, absorbiera Bearn Stearns. JP Morgan pago sólo 2 dólares por acción y no tendrá que pagar nada más en efectivo, sólo tendrá que ofrecer acciones de JP Morgan a los accionistas de Bear Stearns. Al mismo tiempo, los enormes préstamos y bonos valorados en 30.000 millones de dólares que Bearn Stearns tenía en sus libros estarán garantizados por un préstamo de la Reserva Federal a JP Morgan. En realidad, JP Morgan se hace con Bear Stearns y sus empresas por prácticamente nada. Ha pagado 256 millones de dólares (y no en efectivo) por un banco que sólo sus edificios valen 2.000 millones de dólares y cuyas acciones ¡valían más de 100 dólares cada una hace unos pocos meses! Y los préstamos de riesgo que Bear Stearns tenía, que son la causa de su caída, estarán garantizados por la Fed. ¡Un buen acuerdo para JP Morgan! Las autoridades norteamericanas hacen esto porque saben que Bear Stearns no podría cumplir con sus obligaciones hacia otros bancos y los acreedores. Se había quedado sin efectivo y nadie en Wall Street, el centro financiero de Nueva York, estaba dispuesto a prestarle. Si se le hubiera permitido caer todos los demás bancos de Wall Street y Europa también habrían sufrido enormes pérdidas por los préstamos y contratos con Bear Stearns, quizá alguno de ellos habría entrado en bancarrota. La Fed tuvo que actuar rápidamente para apuntalar el gran sistema financiero capitalista. Así que ha asumido una obligación considerable hacia el resto del sistema bancario en nombre del contribuyente, es decir, nosotros. Lo que ha hecho la Fed recuerda a lo ocurrido en Gran Bretaña con Northern Rock. En ese caso era un prestamista hipotecario de tamaño medio que tenía la pretensión de convertirse en un banco más grande, pero cayó por que no pudo pedir prestado el dinero suficiente para pagar los intereses o el principal a los bancos e inversores que habían comprado sus hipotecas. En este caso, el Banco de Inglaterra rechazó una oferta de Lloyds Bank para comprar Northern Rock por una miseria con garantías sobre sus préstamos, como hizo la Fed con JP Morgan para comprar Bear Stearns. En su lugar, optó por salvar el banco poniendo dinero directamente de los fondos de los contribuyentes. El plan del Banco de Inglaterra no funcionó y acumuló enormes obligaciones, casi 100.000 millones de dólares comparados con los 30.000 millones que ha puesto la Fed. Finalmente, el gobierno tuvo que nacionalizar Northern Rock con el objetivo de despedir a la mayor parte de la fuerza laboral y liquidar la mayoría de las hipotecas para recuperar nuestro dinero. Cualquiera de las soluciones por las que optaron las autoridades monetarias de EEUU o Gran Bretaña, lo que demuestra es que la contracción del crédito ha alcanzado tal proporción que son ahora los bancos grandes los que están contra la pared. No es extraño que el anterior presidente de la Fed, Alan Greenspan, calificase esta crisis financiera global como la peor desde los años treinta. El sector financiero del capitalismo se tambalea. ¿Cómo ha llegado a esta situación lamentable? La clave para comprender la crisis es el cambio de relación entre los sectores productivo y no productivo del capitalismo. El capitalismo es un sistema de producción de mercancías necesarias para conseguir un beneficio. La producción no es la necesidad, sino el beneficio. Si no hay beneficio no hay producción, aunque las personas necesiten mercancías o servicios. Según esta definición, los sectores productivos del capitalismo son aquellos que generan beneficio. Marx explicó que sólo el trabajo puede generar un valor y que el beneficio se materializa cuando el valor de las mercancías o servicios se venden en el mercado por encima del coste de emplear mano de obra, de la inversión en plantas y materias primas necesarias para fabricar las mercancías o servicios. Pero algunos sectores del capitalismo parecen que pueden generar un beneficio, pero lo que en realidad hacen es extraer o redistribuir los beneficios generados en otros sectores de la economía. De este modo, las empresas de bienes inmuebles pueden hacer beneficios de la compra o venta de propiedades o de los honorarios que ellas cobran. Pero en ese proceso no se produce nada. También se consiguen beneficios cuando los constructores privados construyen una casa y la venden. Pero en este último caso si se produce algo. Desde el punto de vista del capitalismo, el sector productivo es la construcción de casas y el improductivo sería el sector de bienes inmuebles, porque en el primero es donde se genera originalmente el beneficio que después consiguen los agentes inmobiliarios. Para el capitalismo, los sectores productivos que generan beneficios son la manufactura, minería, transporte y comunicaciones. Pero estos sectores deben comprar los servicios de abogados, agentes inmobiliarios, asesores y sobre todo deben pedir dinero prestado a los bancos e instituciones financieras para financiar inversiones y pagar a sus empleados. Estos sectores son necesarios para lubricar los engranajes del capitalismo, pero no son productivos porque no generan beneficios para el conjunto de la economía, sino que sencillamente recogen un pedazo de los ingresos producidos por los sectores productivos. Igual de "necesario" e improductivo para el capitalismo son los sectores gubernamentales de la sanidad, educación, policía y fuerzas armadas. Son necesarios para preservar la salud y las habilidades de la fuerza laboral, y para mantener la "ley y el orden". Pero no generan plusvalía ni generan beneficio por sí mismos. Lo que ha ocurrido durante los últimos veinticinco años ha sido una masiva expansión de los sectores improductivos de la economía capitalista (al menos en las economías capitalistas desarrolladas maduras de Norteamérica, Europa Occidental y Japón). Según ha madurado el capitalismo, cada vez se ha orientado menos hacia la producción. Los reducidos sectores productivos han tenido que financiar un sector productivo en expansión o economías capitalistas maduras que han tenido que extraer beneficios de los sectores productivos de China, India y América Latina que han crecido rápidamente. Como resultado de este proceso, el crecimiento económico en las economías maduras se ha desacelerado poco a poco comparado con las décadas doradas de los años cincuenta y sesenta. El crecimiento económico no ha sido tan convulsivo y volátil como en los años setenta, pero no ha superado la media del 3 por ciento anual en las economías desarrolladas, comparado con el 5-6 por ciento del período posterior a 1948. Por eso cada vez más inversión se ha desviado hacia los sectores no productivos que sólo tenían la apariencia de mejor rentabilidad. Peor aún, como la rentabilidad caía en los sectores productivos, las autoridades monetarias intentaron estimular el crecimiento bajando los tipos de interés y poniendo más dinero en circulación. El capital monetario creció, dando la apariencia de que había mucho capital o beneficio para reinvertir. Pero como diría Marx, era capital ficticio. No era real porque no se basaba en los beneficios de los sectores productivos del capitalismo, sino que sólo era el resultado de poner más dinero en circulación, de los contratos de bonos, hipotecas y otros instrumentos financieros. En los últimos quince años han aparecido nuevos y exóticos instrumentos financieros destinados a financiar la compra de acciones, edificios, casas e incluso algo de inversión en la producción real. Este capital ficticio alcanzó niveles astronómicos. La producción anual mundial alcanzó un valor de aproximadamente 53 billones de dólares en 2007. Sin embargo, los préstamos bancarios alcanzaron los 40 billones de dólares, los mercados de acciones del mundo llegaron a los 70 billones de dólares y, más asombroso aún, los mercados de derivados (contratos para comprar o vender bonos, acciones o préstamos a una fecha determinada) alcanzaron los 500 billones de dólares, ¡diez veces más que el PIB mundial! Es evidente que el capitalismo mundial cada vez es más irreal. Esta situación no podía durar. El detonador fue el sector inmobiliario, después de todo, era una de las partes más grandes del capital ficticio. Durante aproximadamente los últimos quince años, las hipotecas baratas y la gran afluencia de dinero permitió a los asalariados medios entrar en el mercado inmobiliario. En todas partes el mercado inmobiliario se disparó: los precios subían alimentados por hipotecas cada vez mayores e incluso precios más elevados. La apariencia de prosperidad llevó a los propietarios de casas a pedir dinero prestado sobre sus casas y gastar como si no existiera el mañana. Y los bancos no sólo concedían cada vez más hipotecas a personas que no se las podían permitir, también vendías estas hipotecas como bonos a otros bancos e inversores atraídos por intereses y precios más elevados de lo que ellos ganaban. Después, aproximadamente a mediados de 2005, los precios inmobiliarios norteamericanos dejaron de subir tan rápido e incluso comenzaron a caer. Los precios ya eran tan altos que muchas personas ya no podían comprar, incluso con hipotecas accesibles y baratas. Los sectores productivos de la economía ya no generaban aumentos salariales y beneficios suficientes para costear los elevados precios inmobiliarios. Igual que la burbuja bursátil estalló en 2000, lo que llevó a la recesión económica de 2001, ahora le tocaba el turno a la burbuja del mercado inmobiliario. Los precios inmobiliarios en EEUU han caído ya más de un 10 por ciento, con caídas del 30 por ciento en estados clave como California y Florida. La gente comenzó a dejar de pagar sus hipotecas. Los bancos han tenido que cancelar como incobrables estas deudas. Pero muchas de estas hipotecas fueron empaquetadas como bonos y vendidas a terceros. Los inversores ahora se encuentran con que sus bonos no valen nada. Habían pedido dinero prestado basados en el valor de estos bonos y ahora tampoco podrán pagar a sus acreedores. Pronto la crisis del crédito se trasladó a los sectores financieros de EEUU, Europa y Asia. Finalmente hemos llegado a Bear Stearns. Cuando los bancos tienen que pagar las pérdidas con el dinero de sus accionistas, se ven obligados a encontrar más inversores o sino deben reducir el préstamo. Por eso no pueden prestar más de diez veces el valor del capital de sus inversores o de los depósitos que tienen. La mayor parte del tiempo, los inversores y los depositarios no quieren disponer de la totalidad de su dinero, por eso los bancos se ‘apalancan', sumen que sólo necesitan desembolsar aproximadamente el 10 por ciento de su exigible. Así, si su capital desaparecer cuando tienen que saldar pérdidas y si todos los depositarios exigen el reembolso de su dinero, entonces se enfrentan a la bancarrota. Deben ser cuidadosos y reducir los préstamos si no quieren derrumbarse como Bear Stearns. Así que deben desapalancarse. Los bancos y otras instituciones financieras ahora se están desapalancando como locos. No quieren prestar más a los propietarios de viviendas o manufactureros, cada vez prestarán menos y con tipos de interés más elevados. El capital ficticio está desapareciendo y la lamentable situación del capital real es evidente. Esta situación alimenta la recesión económica. Como ya hemos explicado muchas veces, la rentabilidad capitalista sube y baja de acuerdo con los ciclos, como explicaba Marx en la ley de la tendencia a la caída de la tasa de beneficios. Es una tendencia, la rentabilidad no siempre cae. En realidad, en EEUU, Gran Bretaña y Europa subió desde 1982 hasta 1997. Pero ahora estamos en medio de una fase descendente de la rentabilidad y que probablemente pueda durar hasta 2013-2015. En la fase descendente, la caída de los beneficios algunas veces puede llevar a una caída real de la masa de beneficios generada por el capitalismo, provocando una recesión económica donde la producción cae, el desempleo aumenta y la inversión cae hasta que se consiguen restaurar los beneficios. Este proceso está ocurriendo ahora. Los beneficios empresariales en EEUU están cayendo y pronto ocurrirá también en las empresas europeas. Después caerá la inversión o se frenará, el desempleo, que había bajado en EEUU y Europa desde 2002, comenzará a subir, y lo hará rápidamente. La última recesión económica en 2001 fue muy suave porque, aunque cayeron los beneficios, la enorme explosión del capital ficticio en el mercado inmobiliario consiguió mantener alto el consumo. Ahora estamos entrando en una recesión económica, los mercados inmobiliarios están a la baja en todas partes y el crédito se ha agotado. Esta puede ser la peor crisis económica del capitalismo desde 1991 o 1981, y quizá tan mala como la de 1975-1975.
“En el capitalismo lo importante no es la satisfacción de las necesidades sociales sino la obtención de ganancia: si no hay posibilidad de ganancia, de realizar la plusvalía, el capitalista no producirá. Este es el rasgo fundamental del modo de producción capitalista.” Juan Ignacio Ramos crac financiero y sobreproducción

Mercancía

“Mercancía es, en primer lugar, un objeto que satisface una necesidad humana cualquiera. En segundo lugar, un objeto susceptible de ser cambiado por otro.” V.I. Lenin Carlos Marx Para comprender la teoría del valor en todo su esplendor es necesario y suficiente entender la dialéctica, de lo contrario esta no se entenderá y en consecuencia se perderá el carácter revolucionario de esta teoría. Puesto que en las universidades no se entiende la dialéctica es natural que en los cursos de economía no se explique el carácter revolucionario de esta obra cumbre El Capital de Carlos Marx y sólo se quedan con el carácter “académico” del Capital. Lo primero que hay que entender es que sólo el trabajo humano en interacción con la naturaleza es capaz de crear el valor y que toda mercancía tiene dos tipos de valor. Un valor que se define por el empleo que se le dará a la mercancía llamado valor de uso y otro valor que permite comparar a un producto respecto a otras mercancías llamado valor de cambio. La mercancía se llama así porque puede ser intercambiada. Podemos tener mercancías cualitativamente distintas y a pesar de ello son intercambiables entre si, esto significa que entre ellas hay algo que las vuelve comunes ¿Qué es eso que las vuelve comunes? Pues el trabajo humano, así que cuando nosotros intercambiamos mercancías buscamos que esa mercancías tengan exactamente la misma cantidad de trabajo materializado en ella. Para medir la cantidad de trabajo que esta materializado en cada mercancía se mide el tiempo de trabajo que socialmente necesario para crear esa mercancía. Así que el valor es la cantidad de trabajo socialmente necesario para crear esa mercancía y la cantidad de trabajo la medimos con el tiempo total de trabajo socialmente necesario para crear esa mercancía. Pues bien un capitalista es capaz de adquirir los instrumentos de producción e incluso un lugar donde elaborar la mercancía pero eso no es suficiente, un capitalista necesita de una mercancía que sea capaz de crear nuevas mercancías y esa mercancía es la fuerza de trabajo. Tal y como explica Marx en su obra Salario, Precio y ganancia: “Lo que el obrero vende no es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo, cediendo temporalmente al capitalista el derecho a disponer de ella” Más adelante en esta misma obra Marx cita a Hobbes con el afán de que se entienda mejor la fuerza de trabajo: “Lo que un hombre vale o en lo que se estima es, como en las demás cosas su precio; es decir, lo que se daría por el uso de su fuerza”

Salario

El salario es el precio que el capitalista debe de pagar al trabajador por su fuerza de trabajo. Decimos correctamente precio porque la fuerza de trabajo es una mercancía como cualquier otra y de la misma manera lo que determina su valor es la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo. Por eso es incorrecto hablar del valor del trabajo, hablar del valor del trabajo es como hablar del peso de la gravedad. Sin embargo ahora en adelante al igual que Marx con el afán de ahorrarnos tiempo diremos en lugar de “fuerza de trabajo” “trabajo” aunque el lector debe de entender lo que arriba se explicó. Para reproducir y mantener la fuerza de trabajo es necesario que el poseedor de la fuerza de trabajo descanse bien, que disfrute de sus alimentos, que pueda vestirse bien, que pueda reproducirse etc. Todo lo anterior es simplemente lo mínimo para mantener la fuerza de trabajo y todo aquello que se encuentre dentro de este mínimo es a lo que se le conoce como canasta básica. El precio de esta canasta básica debería ser el salario mínimo. Hoy el salario mínimo en México es de alrededor de 50 pesos y es más que obvio que con esto no alcanza para comprar una canasta básica. Lo que ocurre aquí es que esto es visto de manera general habrá quienes ganen más y habrá quienes ganen menos pero general una canasta básica puede ser comprada con el salario promedio. La canasta básica desde el gobierno del espurio ha aumentado un 40% mientras que en sólo los dos primeros meses del gobierno del espurio cayó 18% el poder adquisitivo del salario. Esto supone una extracción superior de plusvalía, no obstante a la larga esta misma necedad de los capitalistas por pagar un salario inferior a su valor real genera distorsiones que luego explicaremos. Con el afán de dar menos salario a los trabajadores el capitalismo se ve en la necesidad de echar a andar la maquinaria ideológica. Las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante en esa época. El machismo, el feminismo, el racismo y cosas por el estilo son prejuicios que se inventa el burgués para mantener divididos a los trabajadores y evitar que se organicen en su contra y al mismo tiempo para dar menor salario. Por ejemplo según “la jornada on line” 20/2/ 08 “Las mujeres perciben, en promedio, 8.8 por ciento menos de salario que los hombres por el mismo empleo, lo que significa que se les sigue discriminando, a pesar de desempeñar una labor igual a la del sector masculino dio a conocer el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres)” La fuerza de trabajo al igual que cualquier otra mercancía esta sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Esto significa que si hay mucha gente “con empleo” los desempleados serán pocos (a los desempleados también se les conoce como el ejercito de reserva) y por lo tanto los empleos que se ofrezcan serán con “buenos salarios” porque la demanda es mayor que la oferta, sin embargo en momentos en los que hay mucho desempleo es decir cuándo el ejercito de reserva es grande los pocos empleos que hay serán con un salario mucho muy bajo puesto que la oferta es mayor que la demanda.

Plusvalía

Cuando el capitalista compra la fuerza de trabajo de un obrero está a completa disposición del capitalista durante el tiempo por el que fue pagada la fuerza de trabajo. Durante todo este periodo de tiempo el trabajador genera nuevo valor y este nuevo valor es mayor al salario que se le paga. Este valor excedente producido por el obrero es a lo que se le llama Plusvalía. Escuchemos a Marx decirlo con sus propias palabras: “La plusvalía, o sea, aquella parte del valor total de la mercancía en que se materializa el plustrabajo o trabajo no retribuido del obrero, es lo que yo llamo ganancia. Esta ganancia no se la embolsa en su totalidad el empresario capitalista.” Carlos Marx Salario, Precio, Ganancia. En efecto el capitalista tiene que repartir esta plusvalía ya que tiene que pagar la renta del suelo, el desgaste de las maquinas etc. Por ejemplo en la acerera de Sicartsa en Larazo Cárdenas Michoacán basta con que los trabajadores laboren durante quince días para producir el valor equivalente a su salario ¡De todo el año! Por supuesto la burguesía cuida de los lacayos útiles para expoliar a los trabajadores, por ejemplo; la CFE da como prestación a los altos funcionarios un automóvil gasolina y celular mientras que a un trabajador del SME no se le da nada de esto. Según el IFAI Jorge Gutiérrez Vera, director general de LFC recibe al mes 700 litros de gasolina y una vagoneta de cuatro puertas; también se le financiaron 2 mil 26 pesos de celular de septiembre a noviembre de 2007 y un sueldo mensual de 171 mil 901, mientras el trabajador de más alto salario percibe 19 mil 990 –el de menor percepción, 3 mil 540–, y el promedio diario que ganan los trabajadores es de 200 pesos. La posición de nosotros los comunistas ante esto esta brillantemente expuesta en el manifiesto comunista: “El precio medio del trabajo asalariado es el mínimo del salario, es decir, la suma de víveres necesaria para sostener al obrero como tal obrero. Todo lo que el obrero asalariado adquiere con su trabajo es, pues, lo que estrictamente necesita para seguir viviendo y trabajando. Nosotros no aspiramos en modo alguno a destruir este régimen de apropiación personal de los productos de un trabajo encaminado a crear medios de vida: régimen de apropiación que no deja, como vemos, el menor margen de rendimiento líquido y, con él, la posibilidad de ejercer influencia sobre los demás hombres. A lo que aspiramos es a destruir el carácter oprobioso de este régimen de apropiación en que el obrero sólo vive para multiplicar el capital, en que vive tan sólo en la medida en que el interés de la clase dominante aconseja que viva.” ¡Hasta la muerte del capital! ¡Construyamos la Corriente Marxista Internacional!
El obstruir la educación a la cual se tiene derecho por haber cumplido con los requisitos establecidos por el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec (TESE) para tener carácter de alumno, es incongruente a lo determinado en el reglamento de la institución. En el capitulo sexto, artículo veintiocho, párrafo uno y cinco, en los cuales la única credencial autorizada por la escuela es la que otorga la secretaria de educación pública (SEP), sin embargo se le impone al alumnado, el tener una credencial de un banco (Santander) con intereses monopólicos, el cual su objetivo es que los estudiantes no vean demás opciones financieras y ellos tengan clientes seguros para toda la vida. Además de que si no se tramita esta credencial se le niega al estudiante el derecho a los laboratorios de cómputo. Pero el capitalismo no para ahí; obliga a todo alumno a contestar una encuesta socioeconómica, la cual sino se concreta, no se le permite a los alumnos el poder llenar su ficha de inscripción y reinscripción, esto con el interés de ver si sus clientes pueden solventar el aumento de cuotas educativas que de por si son elevadas, llegando a superar estas más de dos mil quinientos pesos semestrales. El desperdicio de los recursos económicos es también algo que provoca disgusto entre los alumnos y profesores de la carrera de electrónica, ya que en este edificio desde hace poco más de dos meses empezó una obra en la cual se levantó el piso para sustituirlo por uno nuevo, sin embrago sólo se ha quitado una mínima parte y no se ha remplazado en lo absoluto el piso anterior que des de luego estaba en buen estado. ¿Qué pensará el jefe de carrera al ver que los recursos destinados a la educación se gastan de una forma tan absurda, cuando en los laboratorios se trabaja con material obsoleto y en mal estado? Velásquez Solórzano Rodrigo N de la R: La hipocresía contra los estudiantes a todo lo que da. Para contrastar, en el ITAM, la credencial bancaria se plantea como opcional. Claro, ahí si hay libertad de elección. Más, en la Universidad Veracruzana esto mismo se trató de aplicar de manera obligatoria, pero los estudiantes se organizaron, se movilizaron y llegaron a la huelga. El resultado: triunfo contundente, las autoridades pidieron perdón y dieron pasos atrás.
Toda la crisis en las espaldas de los trabajadores Uno de los elementos básicos de los postulados monetaristas en la economía es la suposición de que si el estado de las finanzas publicas está bien (es decir si no hay déficit), entonces la economía está bien. Incluso si el crecimiento económico es raquítico o nulo. Un ejemplo de ello es el mito respecto a los años de “populismo”. Los economistas burgueses no se cansan de repetir que durante los años 40-82 las cosas en materia económica se hicieron muy mal y que desde 1982 se han hecho muy bien. La base para medir el grado de salud de una economía es la inversión productiva. Antes, cuando el Estado poseía un fuerte sector paraestatal (cercano al 50% del total del PIB), se podían establecer políticas que significaran palancas para impulsar tal o cual área sobre la base de una prioridad de desarrollo. Seguramente estamos todos de acuerdo en que los gobiernos priístas, profundamente corruptos y autoritarios, pesaba más el capricho del presidente o político influyente, que las necesidades de las masas. Había un problema de democracia que pasaba desde la gestión del Estado hasta la gestión de las empresas públicas, las cuales eran saqueadas por cada nueva capa de funcionarios que tocaba turno hacerse cargo de ellas. No obstante, era una realidad que una palanca económica de esa magnitud era clave para asegurar que una política económica publica tuviera impacto. Así, el país se industrializó y emergió un proletariado de más de 10 millones de personas, cuyo trabajo se expresaba en el desarrollo económico y social del país. Actualmente, la orientación del gasto público no va a la inversión productiva, como en otros tiempos, sino a establecer subsidios al consumo de sectores específicos de población supuestamente en “extrema pobreza”. En suma, el gasto publico en el área social está orientado, no a modificar los factores estructurales que generan la pobreza, sino a paliar un poco los efectos de los bajos salarios, el desempleo y la falta de inversión productiva en el campo. La política fiscal y monetaria en realidad sólo ha podido funcionar como una especie de camisa de fuerza del desarrollo de las fuerzas productivas: ha limitado el desarrollo económico y lo ha orientado sólo a los sectores más convenientes para la inversión extranjera y con posibilidades de recuperación más rápidas. Bajo el punto de vista de los economistas que dirigen la economía, el “crecimiento económico es sobrecalentamiento” e implica la confesión implícita del sistema capitalista en el sentido de que no pueden evitar el advenimiento de una crisis, por tanto prefieren un crecimiento raquítico limitando el circulante y dificultando el crédito y la inversión productiva en el conjunto de la economía, que un crecimiento que no pueden controlar. La parte de la sociedad que tiene el control de los sectores claves de la economía - la burguesía socia del imperialismo - sólo exige una cosa del gobierno: que le permita acceso ilimitado a fuentes de ganancia rápida y de bajo riesgo y le garantice que en caso de algún problema, el Estado (con los recursos del pueblo) acuda a su rescate. El Estado tiene importantes reservas monetarias: más de 80 mil millones de dólares, más la acumulación de los excedentes por los precios del petróleo, que en este año superarán los 20 mil millones de dólares. Por lo tanto una crisis económica no necesariamente implica una crisis de las finanzas del Estado, de hecho hemos contemplado desde 1995 (año de la crisis del error de diciembre) cómo el Estado acumula y acumula reservas mientras que el desempleo, la miseria, los bajos salarios y todo lo que implican, sumen en la desesperanza a millones de familias trabajadoras. Es decir, un Estado en relativa bonanza y una economía estancada y con crisis permanente. Con todo, el tamaño de la economía mexicana no es insignificante. Éste año será superior a los 900 mil millones de dólares en su Producto Interno Bruto. Es la economía más grande de América Latina después de Brasil, así que las políticas que pretendan “estimularla” deben estar acordes con estas dimensiones, deben intervenir en la actividad productiva para forzar al conjunto hacia delante y deben, al mismo tiempo, suponer una mejora tanto en las condiciones de trabajo, como en los niveles de vida de las masas. Pasemos entonces a comparara estas necesidades con el “plan emergente” que el gobierno de facto ha propuesto. Uno de ellos es el pago por parte del gobierno del 5 % de las cuotas patronales al IMSS, esto sólo significa un subsidio más a la burguesía con cargo para los contribuyentes, especialmente los asalariados, que como sabemos son los únicos que pagan puntualmente sus impuestos. Otra medida es la reducción del 20% de las tarifas eléctricas en horas punta, esto es también un subsidio a las empresas en la media en que, como se sabe son las únicas que efectúan un pago extra producto del empleo de energía eléctrica en dichos horarios. En los cuales se tiene que poner en marcha plantas generadoras tan sólo para cubrir con sus necesidades. En suma, estamos hablando de una medida que trata de evitar que paguen los que pueden pagar. Otras medida son la reducción e incentivos fiscales a empresas por 50 mil millones de pesos. Por cierto, esto no representa algo en lo que el gobierno vaya a invertir, sino en lo que dejara de recibir. Por tanto, no supone un impacto o estimulo directo a la dinámica de la economía sino más bien una forma de resarcir a las empresas por las posibles pérdidas que se vayan a generar. En pocas palabras, ni un centavo para la creación de nuevas industrias, de nuevas fuentes de riqueza. Resultado: 0% de valor añadido al crecimiento. Otra medida es la reducción de 3% de pago provisionales al IETU y el impuesto sobre la renta empresarial, lo que significa otros 6 mil millones de pesos que el Gobierno dejará de recibir. No hay compromisos de que ese dinero que la burguesía no pagara se traducirá en inversión productiva, ni un niño pequeño puede creer que en un entorno de crisis la burguesía va a invertir los impuestos que el Estado no le va a cobrar, sobre todo cuando en el marco de la crisis las perspectivas de recuperar rápidamente sus inversión son más que inciertas. Por alguna razón un tanto rara, se incluyó dentro de las medidas la inversión de 10 mil millones de pesos el presupuesto de mantenimiento y del Sistema Nacional de Ductos de Petróleos Mexicanos, resulta extraño porque hubiese o no un entorno complicado es indispensable invertir en dichos ductos o la pregunta sería ¿si no hubiera habido crisis entonces ni un centavo para dichos trabajos? La verdad es que se esta pretendiendo incluir un gasto programado en un programa emergente para darle más vista en la medida del carácter francamente mezquino de dicho plan. Una propuesta que el gobierno hace como para que no digan que “todo para ellos y nada para nosotros”, es la contribución gubernamental a las cuotas del IMSS de obreros y patrones en municipios de menos de 50 mil habitantes. Al respecto decimos: muy poco y muy tarde, en la medida en que el único impacto que reflejará esta medida es el mantenimiento de un servicio que es obligación del Estado. En suma, esta medida tampoco supone imprimir una mayor dinámica a la economía. La otra medida es recortar los gastos en trámites hasta por 1 500 millones de pesos. Es decir, otro recorte de ingresos directo a los bolsillos de los patrones. Ah, pero que no se diga que el Gobierno sólo mira en favor de sus amos burgueses. Dentro de las propuestas esta el portal www.empleo.gob.mx, para que las masas puedan ocupar unas 130 mil vacantes frente al millón y medio de empleos que se requieren incrementar anualmente para mantener en el mismo nivel el desempleo. Por supuesto, la diferencia es que ahora el portal está más “bonito” e incluirá estadísticas y asesoría para convencernos de que si no hay empleo es por culpa de nuestra falta de capacitación. En definitiva, toda una burla al pueblo trabajador que no supone un solo empleo. Lo único en donde se supone habrá inversiones frescas es en “acelerar” la entrega de 3 mil millones de pesos para la banca de desarrollo. Si, lo leyó usted bien, 3 mil millones de pesos es lo único que todo el plan de Calderón ofrece para invertir, ello representa el 0.03% del PIB. Es decir: nada. Como si se echara una gota de agua en un comal ardiendo. Si hacemos una revisión, el Estado dejará de percibir unos 100 mil millones de pesos en impuestos. Le estará regalando a la burguesía esos montos y tan sólo invertirá 3 mil millones de pesos extra. Cabe recordar que los excedentes petroleros superarán los 200 mil millones de pesos y por supuesto, lejos de reflejarse en inversión productiva, se quedarán nuevamente para cubrir las necesidades de los buitres burgueses que requieran nuevos rescates. La recesión no es producto de la falta de dinero y liquidez de los burgueses sino de la incapacidad del mercado para absorber la producción de bienes y servicios, es decir de las mercancías y para mantener operando la planta productiva un nivel pleno. Esos elemento no son contrarrestados con el plan, y por lo tanto la crisis se expresará en cierres de empresas, crisis de deudas impagables y reducción de la actividad comercial, que como siempre los burgueses pretenderán que los trabajadores seamos lo que paguemos. Escudados en el pretexto de la crisis, los señores del Gobierno tratarán de lanzar más ataques, no hay de otra tenemos que unificarnos y luchar para derribar al Gobierno o este último continuará con sus ataques y sus burlas al pueblo trabajador. Únete a Militante y lucha por un programa socialista, el único que realmente puede generar crecimiento económico combinado con bienestar social.
escrito por Michael Roberts Viernes, 28 de marzo 2008 En el momento de escribir este artículo, los mercados mundiales aún se están recuperando de otro shock del sistema provocado por la crisis crediticia que se ha venido desarrollando en los mercados financieros capitalistas desde finales del verano pasado. La última sacudida fue aún más grande. A última hora del domingo por la noche, 16 de marzo, la Reserva Federal estadounidense anunció que Bear Stearns, el quinto banco de inversión más grande de EEUU, se había hundido. Así que acordaron que JP Morgan-Chase, un banco aún mayor, absorbiera Bearn Stearns. JP Morgan pago sólo 2 dólares por acción y no tendrá que pagar nada más en efectivo, sólo tendrá que ofrecer acciones de JP Morgan a los accionistas de Bear Stearns. Al mismo tiempo, los enormes préstamos y bonos valorados en 30.000 millones de dólares que Bearn Stearns tenía en sus libros estarán garantizados por un préstamo de la Reserva Federal a JP Morgan. En realidad, JP Morgan se hace con Bear Stearns y sus empresas por prácticamente nada. Ha pagado 256 millones de dólares (y no en efectivo) por un banco que sólo sus edificios valen 2.000 millones de dólares y cuyas acciones ¡valían más de 100 dólares cada una hace unos pocos meses! Y los préstamos de riesgo que Bear Stearns tenía, que son la causa de su caída, estarán garantizados por la Fed. ¡Un buen acuerdo para JP Morgan! Las autoridades norteamericanas hacen esto porque saben que Bear Stearns no podría cumplir con sus obligaciones hacia otros bancos y los acreedores. Se había quedado sin efectivo y nadie en Wall Street, el centro financiero de Nueva York, estaba dispuesto a prestarle. Si se le hubiera permitido caer todos los demás bancos de Wall Street y Europa también habrían sufrido enormes pérdidas por los préstamos y contratos con Bear Stearns, quizá alguno de ellos habría entrado en bancarrota. La Fed tuvo que actuar rápidamente para apuntalar el gran sistema financiero capitalista. Así que ha asumido una obligación considerable hacia el resto del sistema bancario en nombre del contribuyente, es decir, nosotros. Lo que ha hecho la Fed recuerda a lo ocurrido en Gran Bretaña con Northern Rock. En ese caso era un prestamista hipotecario de tamaño medio que tenía la pretensión de convertirse en un banco más grande, pero cayó por que no pudo pedir prestado el dinero suficiente para pagar los intereses o el principal a los bancos e inversores que habían comprado sus hipotecas. En este caso, el Banco de Inglaterra rechazó una oferta de Lloyds Bank para comprar Northern Rock por una miseria con garantías sobre sus préstamos, como hizo la Fed con JP Morgan para comprar Bear Stearns. En su lugar, optó por salvar el banco poniendo dinero directamente de los fondos de los contribuyentes. El plan del Banco de Inglaterra no funcionó y acumuló enormes obligaciones, casi 100.000 millones de dólares comparados con los 30.000 millones que ha puesto la Fed. Finalmente, el gobierno tuvo que nacionalizar Northern Rock con el objetivo de despedir a la mayor parte de la fuerza laboral y liquidar la mayoría de las hipotecas para recuperar nuestro dinero. Cualquiera de las soluciones por las que optaron las autoridades monetarias de EEUU o Gran Bretaña, lo que demuestra es que la contracción del crédito ha alcanzado tal proporción que son ahora los bancos grandes los que están contra la pared. No es extraño que el anterior presidente de la Fed, Alan Greenspan, calificase esta crisis financiera global como la peor desde los años treinta. El sector financiero del capitalismo se tambalea. ¿Cómo ha llegado a esta situación lamentable? La clave para comprender la crisis es el cambio de relación entre los sectores productivo y no productivo del capitalismo. El capitalismo es un sistema de producción de mercancías necesarias para conseguir un beneficio. La producción no es la necesidad, sino el beneficio. Si no hay beneficio no hay producción, aunque las personas necesiten mercancías o servicios. Según esta definición, los sectores productivos del capitalismo son aquellos que generan beneficio. Marx explicó que sólo el trabajo puede generar un valor y que el beneficio se materializa cuando el valor de las mercancías o servicios se venden en el mercado por encima del coste de emplear mano de obra, de la inversión en plantas y materias primas necesarias para fabricar las mercancías o servicios. Pero algunos sectores del capitalismo parecen que pueden generar un beneficio, pero lo que en realidad hacen es extraer o redistribuir los beneficios generados en otros sectores de la economía. De este modo, las empresas de bienes inmuebles pueden hacer beneficios de la compra o venta de propiedades o de los honorarios que ellas cobran. Pero en ese proceso no se produce nada. También se consiguen beneficios cuando los constructores privados construyen una casa y la venden. Pero en este último caso si se produce algo. Desde el punto de vista del capitalismo, el sector productivo es la construcción de casas y el improductivo sería el sector de bienes inmuebles, porque en el primero es donde se genera originalmente el beneficio que después consiguen los agentes inmobiliarios. Para el capitalismo, los sectores productivos que generan beneficios son la manufactura, minería, transporte y comunicaciones. Pero estos sectores deben comprar los servicios de abogados, agentes inmobiliarios, asesores y sobre todo deben pedir dinero prestado a los bancos e instituciones financieras para financiar inversiones y pagar a sus empleados. Estos sectores son necesarios para lubricar los engranajes del capitalismo, pero no son productivos porque no generan beneficios para el conjunto de la economía, sino que sencillamente recogen un pedazo de los ingresos producidos por los sectores productivos. Igual de "necesario" e improductivo para el capitalismo son los sectores gubernamentales de la sanidad, educación, policía y fuerzas armadas. Son necesarios para preservar la salud y las habilidades de la fuerza laboral, y para mantener la "ley y el orden". Pero no generan plusvalía ni generan beneficio por sí mismos. Lo que ha ocurrido durante los últimos veinticinco años ha sido una masiva expansión de los sectores improductivos de la economía capitalista (al menos en las economías capitalistas desarrolladas maduras de Norteamérica, Europa Occidental y Japón). Según ha madurado el capitalismo, cada vez se ha orientado menos hacia la producción. Los reducidos sectores productivos han tenido que financiar un sector productivo en expansión o economías capitalistas maduras que han tenido que extraer beneficios de los sectores productivos de China, India y América Latina que han crecido rápidamente. Como resultado de este proceso, el crecimiento económico en las economías maduras se ha desacelerado poco a poco comparado con las décadas doradas de los años cincuenta y sesenta. El crecimiento económico no ha sido tan convulsivo y volátil como en los años setenta, pero no ha superado la media del 3 por ciento anual en las economías desarrolladas, comparado con el 5-6 por ciento del período posterior a 1948. Por eso cada vez más inversión se ha desviado hacia los sectores no productivos que sólo tenían la apariencia de mejor rentabilidad. Peor aún, como la rentabilidad caía en los sectores productivos, las autoridades monetarias intentaron estimular el crecimiento bajando los tipos de interés y poniendo más dinero en circulación. El capital monetario creció, dando la apariencia de que había mucho capital o beneficio para reinvertir. Pero como diría Marx, era capital ficticio. No era real porque no se basaba en los beneficios de los sectores productivos del capitalismo, sino que sólo era el resultado de poner más dinero en circulación, de los contratos de bonos, hipotecas y otros instrumentos financieros. En los últimos quince años han aparecido nuevos y exóticos instrumentos financieros destinados a financiar la compra de acciones, edificios, casas e incluso algo de inversión en la producción real. Este capital ficticio alcanzó niveles astronómicos. La producción anual mundial alcanzó un valor de aproximadamente 53 billones de dólares en 2007. Sin embargo, los préstamos bancarios alcanzaron los 40 billones de dólares, los mercados de acciones del mundo llegaron a los 70 billones de dólares y, más asombroso aún, los mercados de derivados (contratos para comprar o vender bonos, acciones o préstamos a una fecha determinada) alcanzaron los 500 billones de dólares, ¡diez veces más que el PIB mundial! Es evidente que el capitalismo mundial cada vez es más irreal. Esta situación no podía durar. El detonador fue el sector inmobiliario, después de todo, era una de las partes más grandes del capital ficticio. Durante aproximadamente los últimos quince años, las hipotecas baratas y la gran afluencia de dinero permitió a los asalariados medios entrar en el mercado inmobiliario. En todas partes el mercado inmobiliario se disparó: los precios subían alimentados por hipotecas cada vez mayores e incluso precios más elevados. La apariencia de prosperidad llevó a los propietarios de casas a pedir dinero prestado sobre sus casas y gastar como si no existiera el mañana. Y los bancos no sólo concedían cada vez más hipotecas a personas que no se las podían permitir, también vendías estas hipotecas como bonos a otros bancos e inversores atraídos por intereses y precios más elevados de lo que ellos ganaban. Después, aproximadamente a mediados de 2005, los precios inmobiliarios norteamericanos dejaron de subir tan rápido e incluso comenzaron a caer. Los precios ya eran tan altos que muchas personas ya no podían comprar, incluso con hipotecas accesibles y baratas. Los sectores productivos de la economía ya no generaban aumentos salariales y beneficios suficientes para costear los elevados precios inmobiliarios. Igual que la burbuja bursátil estalló en 2000, lo que llevó a la recesión económica de 2001, ahora le tocaba el turno a la burbuja del mercado inmobiliario. Los precios inmobiliarios en EEUU han caído ya más de un 10 por ciento, con caídas del 30 por ciento en estados clave como California y Florida. La gente comenzó a dejar de pagar sus hipotecas. Los bancos han tenido que cancelar como incobrables estas deudas. Pero muchas de estas hipotecas fueron empaquetadas como bonos y vendidas a terceros. Los inversores ahora se encuentran con que sus bonos no valen nada. Habían pedido dinero prestado basados en el valor de estos bonos y ahora tampoco podrán pagar a sus acreedores. Pronto la crisis del crédito se trasladó a los sectores financieros de EEUU, Europa y Asia. Finalmente hemos llegado a Bear Stearns. Cuando los bancos tienen que pagar las pérdidas con el dinero de sus accionistas, se ven obligados a encontrar más inversores o sino deben reducir el préstamo. Por eso no pueden prestar más de diez veces el valor del capital de sus inversores o de los depósitos que tienen. La mayor parte del tiempo, los inversores y los depositarios no quieren disponer de la totalidad de su dinero, por eso los bancos se ‘apalancan', sumen que sólo necesitan desembolsar aproximadamente el 10 por ciento de su exigible. Así, si su capital desaparecer cuando tienen que saldar pérdidas y si todos los depositarios exigen el reembolso de su dinero, entonces se enfrentan a la bancarrota. Deben ser cuidadosos y reducir los préstamos si no quieren derrumbarse como Bear Stearns. Así que deben desapalancarse. Los bancos y otras instituciones financieras ahora se están desapalancando como locos. No quieren prestar más a los propietarios de viviendas o manufactureros, cada vez prestarán menos y con tipos de interés más elevados. El capital ficticio está desapareciendo y la lamentable situación del capital real es evidente. Esta situación alimenta la recesión económica. Como ya hemos explicado muchas veces, la rentabilidad capitalista sube y baja de acuerdo con los ciclos, como explicaba Marx en la ley de la tendencia a la caída de la tasa de beneficios. Es una tendencia, la rentabilidad no siempre cae. En realidad, en EEUU, Gran Bretaña y Europa subió desde 1982 hasta 1997. Pero ahora estamos en medio de una fase descendente de la rentabilidad y que probablemente pueda durar hasta 2013-2015. En la fase descendente, la caída de los beneficios algunas veces puede llevar a una caída real de la masa de beneficios generada por el capitalismo, provocando una recesión económica donde la producción cae, el desempleo aumenta y la inversión cae hasta que se consiguen restaurar los beneficios. Este proceso está ocurriendo ahora. Los beneficios empresariales en EEUU están cayendo y pronto ocurrirá también en las empresas europeas. Después caerá la inversión o se frenará, el desempleo, que había bajado en EEUU y Europa desde 2002, comenzará a subir, y lo hará rápidamente. La última recesión económica en 2001 fue muy suave porque, aunque cayeron los beneficios, la enorme explosión del capital ficticio en el mercado inmobiliario consiguió mantener alto el consumo. Ahora estamos entrando en una recesión económica, los mercados inmobiliarios están a la baja en todas partes y el crédito se ha agotado. Esta puede ser la peor crisis económica del capitalismo desde 1991 o 1981, y quizá tan mala como la de 1975-1975. Fuente: El Militante
escrito por Luz Práxedis miércoles, 25 de abril de 2007 Supervivencia obrera hasta el último día de quincena El salario como explicaba Marx es, en pocas palabras, la parte de la producción que se destina a reproducir la fuerza de trabajo, es decir que es lo que al os trabajadores nos permite seguir viviendo para trabajar al siguiente día y aumentar las ganancias del patrón, el problema es que los nuevos empresarios y capitalistas ignoran deliberadamente, sumiendo a la clase obrera en una situación de miseria y desesperación inhumanas. Una autopsia necesaria Tan solo por dar algunos datos mientras que en 1976 el salario mínimo era de $96.70 aproximadamente $.097 actuales, esto significa que el salario mínimo actual para alcanzar ese nivel tendría que ser de $208.33 esto para recuperar el 69.25% de perdida que ha tenido; esto a su vez significa que el trabajador actual con un salario mínimo solo puede comprar el 31% de la canasta básica. Con base en el estudio "El salario y la necesidad de un proceso de recuperación de su poder adquisitivo", el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM se estima que para cubrir sus necesidades elementales, medidas a través de la canasta básica, los trabajadores con salario mínimo tendrían que laborar al menos 48 horas diarias. Actualmente, el mínimo asciende a 48.67 pesos diarios (zona A), mientras que la canasta básica cuesta 288.23 pesos, lo cual implica que este último valor equivale a más de cinco veces el monto del primero. La canasta básica que considera el CAM tiene 35 componentes, que se distribuyen en 27 alimentos, tres productos para el aseo personal y el hogar, transporte, energía eléctrica y gas domestico. Quedan excluidos: renta de vivienda, educación, salud, vestido, recreación y cultura. Estos son algunos datos duros (de la dura realidad): a principios de los ochenta del siglo pasado con el mínimo se podían pagar 27 kilos de tortillas de maíz, mientras que en 2006 únicamente siete; antes se podían adquirir 53 litros de gas doméstico, ahora 5.6; y de pan blanco eran 293 piezas contra 40 actualmente. Por ultimo, las estadísticas oficiales indican que alrededor de 10 millones 78 mil trabajadores no reciben salario o perciben ingresos menores al mínimo, los cuales representan 23.9 por ciento de la población ocupada total. Estamos hablando, como ya lo dijimos del recalentamiento global de este infierno diario para muchos de nosotros. Una de hadas y una de obreros La burguesía (los patrones y empresarios) nos quieren hacer creer que como el salario mínimo ha aumentado, los trabajadores en este país viven mejor nos hablan de la lindezas de las privatizaciones y la globalización. Nos dicen que con el pensiónISSSTE estaremos mejor, que los soldados necesitan aumento y nosotros no, que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos esta de nuestro lado etc. etc. El patrón necesita de nosotros para vivir pero nosotros no necesitamos de el, esto es tan cierto como el hecho de que esto se consigue a través de la organización de todos los sectores obreros en los sindicatos para proponer y hacer avanzar una política obrera entre la mas amplias masas. Es bien conocido que las dirigencias y representaciones sindicales no siempre representas los intereses genuinos de la base, pero esto no es razón para abandonarlos, los sindicatos, por mas que la derecha y el capital los quiera deformar, son armas de combate creadas por los obreros y lo seguirán siendo durante mucho tiempo y para poder recuperarlos se necesita crear círculos de discusión - acción al interno de los sindicatos que puedan transformarse en núcleos marxistas que lleven de manera coherente y consecuente las consignas del proletariado a su triunfo. Pero también hay que llamar a lucha a todos los sectores no sindicalizados o politizados, a las masas oprimidas no directamente proletarias, muchas veces ese trabajo se realiza en las colonias y es el más arduo pues hay que trabajar contra todos los prejuicios sociales que se arrastran. En este sentido algo que la propia experiencia internacional de la lucha nos ha dejado bien en claro, es que este llamado se va a ser extensivo y va a cobrar fuerza entre mas decisión y confianza en su fuerza tenga el proletariado y su vanguardia este mejor organizada. Hay que construir una propuesta de lucha contra la carestía de la vida, contra el empobrecimiento de la gente que lo único que logra y refleja es la podredumbre y descomposición social que tarde o temprano terminaran consumiendo a la sociedad hasta asfixiarla. La única salida ante esto es la lucha por el control de la economía y de la sociedad de quienes realmente saben pensar para todos y resolver las necesidades de la humanidad , es decir, los trabajadores luchando por un estado proletario que saque de la humanidad del hoyo de muerte lenta que significa el empobrecimiento de los trabajadores. ¡Salario mínimo de $7000! ¡Escala móvil automática precio - salarios! ¡Por la ocupación de fabricas y el control obrero!
Indudablemente la lucha de clases no se puede resolver a base de actos al margen de la lucha de masas, pues como ya lo señala correctamente el compañero David García, todo aquel individuo u organización que se autoproclame, o cuando menos se considere ya no marxista, sino revolucionario debe considerar que la mejor manera de consolidar la toma del poder por parte de los trabajadores es por medio de la prensa obrera y la toma conciente del poder por parte de los trabajadores.

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