Cuando el “gran acuerdo” contra la pobreza y la deuda se anunció en la cumbre del G-8 en Escocia el pasado mes de julio, algunas personas aplaudieron aunque muchas otras permanecieron escépticas ya que el G-8 es el protector de los intereses de los pCuando el “gran acuerdo” contra la pobreza y la deuda se anunció en la cumbre del G-8 en Escocia el pasado mes de julio, algunas personas aplaudieron aunque muchas otras permanecieron escépticas ya que el G-8 es el protector de los intereses de los países ricos. Ahora las cifras hablan por sí solas, la realidad confirma qué eran realmente las promesas del G-8. Por ejemplo, un artículo de Mark Curtis publicado el 23 de agosto por The Guardian, contiene la siguiente información sobre el prometido incremento de la ayuda valorado en 48.000 millones de dólares al año y la cancelación del 100 por cien de la deuda multilateral.

“En primer lugar, en una reciente declaración ante el Comité del Tesoro, Gordon Brown hizo la asombrosa admisión de que el aumento de la ayuda incluye dinero ahorrado previamente en el alivio de la deuda. Es decir, que los fondos de los países ricos dedicados a acabar con las deudas de los países pobres también deben contarse como ayuda... El acuerdo de la deuda no se suma al aumento de la ayuda, como decía Blair, sino que es parte de ella”.

“Lejos de representar la condonación del cien por cien de la deuda, el acuerdo se aplica inicialmente a sólo 18 países, que se ahorrarán 1.000 millones de dólares al año en concepto de pago del servicio de la deuda. Los 62 países que necesitaban la condonación completa de la deuda para alcanzar los objetivos de pobreza de la ONU, están pagando diez veces más en concepto de servicio de la deuda. En unos documentos publicados recientemente por el Banco Mundial, se demuestra que el acuerdo del G-8 sólo prevé el alivio de la deuda por el valor de tres años y sólo para estos 18 países. El informe dice que ‘los países no se beneficiarán de esa iniciativa’ a menos que exista un ‘donante total de la financiación’”.

“El acuerdo también implica sólo las deudas con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Africano para el Desarrollo, aunque muchos países tienen deudas con otras organizaciones”.

El artículo continúa:

“La pretensión del gobierno de que el alivio de la deuda liberaría recursos para la sanidad y la educación también es un engaño. El acuerdo dice explícitamente que aquellos países que reciban ayuda para aliviar la deuda tendrán verán reducida otro tipo de ayuda en la misma cantidad. Si a Senegal se le perdonan 100 millones de dólares al año en concepto de servicio de la deuda, el Banco Mundial reducirá los préstamos en la misma cantidad. Esta suma la retendría el Banco Mundial para prestarla a otros países pobres, pero sólo cuando acepten las condiciones políticas y económicas del Banco Mundial y el FMI”.

El artículo destaca el aumento de la privatización que se está imponiendo a los países pobres como una condición explícita para recibir ayuda:

“La afirmación de Blair de que la ayuda sería sin condiciones es rebatida por Hilary Benn, su secretaria para el desarrollo, que en un comité parlamentario del 19 de julio dijo que ‘aproximadamente la mitad’ de los programas de ayuda del Banco Mundial tendrán como condición la privatización. Una reciente investigación de la red de ONG Eurodad demuestra que... Once de los trece países analizados tienen que promover la privatización para recibir préstamos del Banco Mundial, las dos excepciones ya han realizado un amplio programa de privatizaciones”.

El artículo concluye:

“Los países pobres son libres de hacer lo que les digan los ricos. El coste es enorme. Christian Aid estima que África ha perdido 272.000 millones de dólares en los últimos veinte años y se la ha obligado a promover la liberalización comercial como un precio para recibir préstamos del Banco Mundial y alivio de la deuda”.

Los anuncios hechos en la cumbre del G-8 llenaron los titulares de los medios de comunicación. Pero la realidad de sus extravagantes pretensiones es más dura. La realidad es la continuación de la pobreza, el hambre y la muerte en todos estos países. No conseguirán ninguna ayuda de las naciones capitalistas ricas del G-8.


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