Este es un ejemplo, entre muchos que se podrían citar, del panorama de crecimiento, paz y equilibrio mundial que no hace mucho la burguesía preconizaba para el mundo. Hoy Argentina está inmersa en la crisis más grave de su historia, EEUU acaba de aprobar un más que significativo incremento de los presupuestos militares, haciendo aún mayor el abismo que le separaba de cualquier otro país o región del planeta en ese terreno. No sólo EEUU no tira de la economía mundial sino que todas las grandes potencias del mundo se debaten entre el estancamiento y la recesión. Este es el panorama real.
En este contexto, cada burguesía nacional tratará de exportar la crisis al país vecino e internamente se prepara para descargar sobre las espaldas de los trabajadores los costes de la crisis.
En ese sentido, en el Estado español, la agenda del gobierno PP es clara: privatización de la sanidad, reforma de las pensiones, cuestionamiento de los derechos laborales, elitización de la Universidad, etc. Ahora el turno le ha tocado a la enseñanza secundaria, con la mal llamada ‘Ley de Calidad’, afectando de lleno los intereses de millones de familias trabajadoras y de la juventud. El modelo de educación pública del PP está inspirado en el norteamericano, en el que los hijos de las familias humildes están recluidos en guetos, y los servicios públicos, incluyendo la sanidad, tienen un carácter meramente asistencial. Los ‘itinerarios basura’ y las reválidas acentuarán sin duda la segregación social en el sistema educativo.
La necesidad de recortar el gasto social por parte de la burguesía, unido a seis años en los que la oposición política y sindical al PP ha sido muy débil o inexistente —debido a la política de consenso y del "mal menor" practicada por los dirigentes políticos y sindicales de la izquierda— ha animado a la derecha a lanzar el mayor ataque sobre educación pública de la caída de la dictadura. ¿Cuál es el escollo mayor para los planes educativos del PP? Sin duda la oposición de la juventud.
No es casualidad que el anuncio de la convocatoria de huelga general contra la ‘Ley de Calidad’ por parte del Sindicato de Estudiantes haya desatado el histerismo de la prensa más estrechamente ligada a la reacción, como el ABC, La Razón y El Mundo.
Peligro de contagio
La lucha de la juventud puede ser contagiosa y esto preocupa al gobierno. Es significativo que Aznar haya anunciado que "quiere ganar en esta ocasión, con la Ley de Calidad de la Educación, la batalla de la opinión pública, que entiende perdió en el caso de la polémica Ley de Ordenación Universitaria (LOU)" El País.
El ambiente social está cambiando y el gobierno no dispone de un respaldo en la calle ni a su política educativa ni a su política en general. De eso deberían tomar buena nota los dirigentes de UGT y CCOO para que abandonen de una vez la política de pactos y pasen a la movilización.
Está claro que uno de los pilares de la táctica del PP con la ley de Calidad es dar una imagen de una juventud criminalizada, que vive de la sopa boba y con el cerebro empapado en alcohol. ¡Qué casualidad que en vísperas de una huelga general de estudiantes de secundaria Mariano Rajoy anuncie a bombo y platillo la aprobación de una ley contra el consumo de alcohol en la calle y eleve el botellón a la categoría de cuestión de Estado!
Quieren disociar la lucha de la juventud de los intereses generales de los trabajadores, presentar la lucha contra la ‘Ley de Calidad’ como la lucha de los malos, de los que no quieren estudiar, como ha dicho explícitamente la ministra.
Ya es hora de que las Federaciones de Enseñanza de CCOO y UGT y de los partidos de la izquierda pasen de las palabras a la hechos. Se presenta en los próximos meses una batalla muy importante que afecta a la juventud y su futuro, a los hijos de los trabajadores. Fernando Lezcano, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO argumentó que la huelga general de toda la Comunidad Educativa era una arma demasiado fuerte para utilizarla contra la LOU, que había que esperar a la ley de Calidad. Ya la tenemos aquí. ¿A qué esperan?