Solo la fuerza de la clase trabajadora impulsará el Plan Guayana Socialista
Arrancó el Plan Guayana Socialista
Por primera vez en la historia de Venezuela un Gobierno Nacional trata de impulsar un plan para la transformación del modelo productivo de las empresas públicas y los trabajadores de Guayana le toman la palabra y lo convierten efectivamente en un Plan para crear un nuevo modelo de gestión basado en el control de la producción por los trabajadores. El Presidente Chávez al analizar, en mayo de 2.009, el diagnóstico inicial y las demandas de los trabajadores (as) en las mesas de trabajo expresó: “…todo el proceso productivo y la comercialización ¡debe estar bajo control obrero! Y estoy de acuerdo y así tiene que ser”.
De esta manera, se inició el Plan Socialista Guayana 2009-2019, como un camino para construir el control obrero en la producción y la transformación de los sistemas productivos en la industria básica. Sin embargo, en la actualidad, después de un arduo trabajo colectivo observamos una situación de retraso y obstáculos en su implementación que resulta peligrosa para la construcción del socialismo y de la cual hay que alertar a los trabajadores para renovar fuerzas en su impulso y exigir al propio Presidente que continúe acompañando a la clase trabajadora en esta tarea revolucionaria.
De no haberse iniciado esta revolución bolivariana, hoy todas estas empresas básicas, tanto del aluminio como del hierro-acero, estarían en manos privadas o se hubiesen cerrado ante la crisis del capitalismo mundial. Después de 5 años de haber definido como socialista a esta revolución, no se ha podido golpear este modelo de capitalismo de Estado dominante en las empresas básicas. Prácticamente, permanece intacta la estructura jerárquica de poder y tampoco se ha modificado la organización del trabajo que obedece a la división social del trabajo capitalista, impuesta por las multinacionales que dominan el sector. La meta de mantener la producción y responder a los compromisos internacionales parece más importante que introducir cambios significativos al modelo productivo, a la estructura y a las relaciones sociales de producción capitalista.
El Plan Guayana Socialista (PGS) se inició el 21 de Mayo de 2009 con mesas de trabajo conformadas por trabajadores (as) de las empresas básicas del hierro-acero y del aluminio, con la intención de construir, de manera unitaria, la transformación de estas empresas en socialistas. Para ello se conformó una Comisión Ministerial entre los Ministerios del Poder Popular del Trabajo, Planificación y Desarrollo y de Industrias Básicas y Minería. En las tres etapas del proceso participaron alrededor de 600 trabajadores (as) directamente en las distintas mesas de trabajo, que a la vez involucraron a gran parte de los trabajadores (as) de las empresas básicas. Prevaleciendo, en el seno de la clase obrera una posición unitaria, activa, propositiva y protagónica en todo el proceso.
Entre los principales lineamientos de trabajo para la construcción del Plan Guayana Socialista dividida en dos etapas, una hasta el 2012 y otra hasta el 2019, se encuentran:
- -La integración de los procesos productivos del Hierro-acero y del Aluminio (cadenas productivas integrales) a partir de la creación de las Corporaciones Socialistas en cada uno de ellos. La intención es superar la suma de unidades económicas independientes en una misma cadena productiva, que elimine la competencia, la falta de solidaridad y complementariedad y contribuya a la transformación socialista de estas industrias básicas.
-Formación ideológica-política y técnico-productiva de los trabajadores y rescate del patrimonio tecnológico como propiedad social, producto de la experiencia del trabajo en la creación colectiva de los trabajadores (as) de soluciones productivas a problemas concretos en el mejoramiento de la calidad de vida en general.
- -El saneamiento ambiental y la mejora de las condiciones de trabajo.
- -La viabilidad financiera de los proyectos de inversión con participación decisoria de los propios trabajadores conocedores de la realidad.
- -Revisar y obtener al máximo la disponibilidad energética para los proyectos,
- -Ejercicio de la Contraloría y Auditoría Pública de las unidades productivas y proyectos.
El Plan y la construcción del socialismo
Entre diciembre de 2009 y las primeras semanas de enero de 2010, tal como estaba previsto, se culminó el trabajo para ser entregado al Presidente de la República que en palabras de los propios protagonistas, los trabajadores (as), contiene: “la creación por parte de los trabajadores (as) de las Corporaciones Socialistas del Hierro-Acero y del Aluminio bajo la concepción filosófica de los Consejos de trabajadores y trabajadoras y el control de la producción y de gestión por los trabajadores (as), así mismo, en el último trimestre de 2009 los trabajadores (as) con el acompañamiento del MPPPD elaboramos el plan de inversión trienal 2010-2012 (desde el punto de vista financiero, laboral, energético, ambiental y tecnológico) que sustentará a las Corporaciones Socialista los primeros tres años de funcionamiento”
En el PGS se plantean formas concretas, de carácter conceptual, legal y organizativo de cómo asumir la integración de los dos grandes procesos productivos en corporaciones socialistas, tanto del Hierro-acero (Ferrominera Orinoco, Orinoco Iron, Matesi, Comsigua, Venprecar, Sidor, Siderúrgica Nacional, EPS Perfiles y Rieles) como del Aluminio (Bauxilum, Carbonorca, Alcasa, Venalum, Rialca, Alucasa, Cabelum, Alunasa y Laminalum). Así como, la manera de impulsar en lo inmediato el control de todos los procesos productivos por parte de los trabajadores (as) bajo la estructura orgánica de los Consejos de Trabajadores (as). Para lograr esto, las corporaciones deben desarrollar e implantar un Sistema Centralizado de Información, con el fin de democratizar y socializar toda la información asociada a los procesos tecno-productivos, administrativos y socio-humanos.
Como una manera concreta de integrar toda la cadena productiva se plantea mejorar los sistemas logísticos de distribución de materiales y productos que pasa por recuperar, de manera inmediata, los puertos y buques patrimonio del Estado y crear una Empresa de Servicios Navieros y Portuarios del Estado venezolano bajo control de los trabajadores de esta actividad y así conseguir la soberanía en nuestros ríos y la eliminación de la tercerización y precariedad del trabajo de este importante sector.
Ninguno de estos planteamientos debe olvidar los logros reivindicativos laborales que significan un compromiso del Estado ante la exclusión y el incumplimiento de compromisos contractuales, muchos de ellos heredados de la IV República (tercerizados en las empresas que componen las corporaciones, liquidas, pasivos laborales, seguridad social, HCM, pasivos ambientales, adecuaciones tecnológicas, entre otros).
Las otras medidas significativas del Plan se orientan hacia la reducción de las ventas internacionales de materia prima y su colocación prioritaria a nivel nacional para su transformación y darle valor agregado. Esto garantizaría el consumo de la industria nacional aguas abajo y promovería el desarrollo de nuevas industrias de bienes y servicios bajo control obrero de la producción. Así como facilitaría el establecimiento de un sistema de distribución de la producción de aluminio primario, hierro y acero de acuerdo a la capacidad real de las empresas transformadoras del Estado, aguas abajo y aguas arriba.
Igualmente se manifestó la necesidad de la difusión del Plan, de su relación con el ahorro y uso racional de la energía eléctrica y de la necesidad de la formación integral de la clase (política-ideológica, técnico productiva y de gestión con la investigación y desarrollo tecnológico) que permita fortalecerla en el control de la producción, en el cambio de las relaciones sociales de producción y en la planificación e incorporación progresiva de soluciones tecnológicas ambientales e inmediatas de carácter correctivo y preventivo que mejore sustancialmente la calidad de vida y reduzca los efectos ambientales no deseados sobre el entorno y la salud de los trabajadores (as). En esta materia se reconoce la necesidad de reformar, a la brevedad posible, el marco legal vigente asociado a los procesos productivos, con la participación protagónica de los trabajadores que permita constituirse en la base para una gestión ambiental bajo los principios socialistas, aplicar efectivamente los planes de manejo de materiales, sustancias y desechos peligrosos y favorecer la sustentabilidad y la preservación del planeta para futuras generaciones.
La lucha de la clase trabajadora en la transformación social
Este caudal de propuestas en la actualidad no cuenta con el pronunciamiento del Ejecutivo Nacional, a pesar de haberlo solicitado para el mes de diciembre de 2009. Este retraso ha traído como consecuencia una gran preocupación no solo por los trabajadores (as) que participaron en las mesas, sino por los que se fueron adhiriendo y comprometiendo en el camino. En síntesis los principales reclamos que los trabajadores y trabajadoras han hecho son: a) que aún se solicitan inversiones y se presentan proyectos al margen de los colectivos, creados para este fin, b) que se elaboran presupuestos negando la participación y obviando los planteamientos hechos en este Plan, c) que muchos directivos han asumido conductas negadoras al estilo de la cuarta república, sin que existan reparos de la alta dirigencia del ejecutivo. Todo esto a pesar de los llamados y advertencias del propio Presidente.
Además durante esta crisis capitalista, agudizada por la situación energética, se han violentados los planes de soberanía productiva al impedir que se transforme la materia prima en el país para ir rompiendo la dependencia e ir favoreciendo progresivamente la producción nacional, que debe estar orientada a la satisfacción de necesidades reales de la población. Contrario a esto, como expresan los trabajadores: “en las empresas Venalum, Alcasa y Ferrominera se firman convenios de venta a futuro de hierro y aluminio primario con las transnacionales Glencore y Nobel, por ejemplo. En Sidor, por su parte, ante el racionamiento de energía, la dirección pretendió paralizar la producción de cabilla para nuestro pueblo y seguir produciendo planchones por compromisos ya adquiridos con transnacionales. A las empresas públicas de transformación Alucasa, Cabelum, Rialca, Alunasa y Ceproca se les ha negado la materia prima para el funcionamiento acorde con su capacidad instalada; y en contraposición se le garantizó el aluminio primario a la empresa privada CTA y SURAL a pesar de tener deudas con el Estado, superiores al valor de los activos de las mismas”.
La dependencia a una economía capitalista de mercado parece controlar aún las mentes de los dirigentes fundamentales de estas empresas. Producir y vender aún en condiciones de desventaja para el país, subsidiando a los grandes capitales trasnacionales al asumir los costos de producción y prácticamente regalando la energía eléctrica producida con nuestros recursos hídricos, evidencia la existencia de un modelo colonial que requiere una ruptura definitiva.
Indudablemente, para que este Plan se convierta en una estrategia para construir el socialismo en Venezuela, es necesario que se transforme en un programa de lucha de los trabajadores (as) de Guayana, que permita su movilización y su unidad para conformar una dirección del movimiento obrero para implementarlo en la práctica revolucionaria.
Es indispensable responder a una clara política antiimperialista en defensa de la soberanía productiva nacional que golpee a las trasnacionales y a las posiciones imperiales que amenazan y vulneran nuestra capacidad y potencialidad productiva. Mientras exista el dominio comercial y tecnológico de estos grupos de poder económico, con la alianza de sectores de la burocracia estatal, no podremos avanzar hacia el socialismo. No podremos evitar la fuga de capitales al exterior y mucho menos pretender que sea realidad un desarrollo endógeno y sustentable que eleve la calidad de vida de los productores directos y de las comunidades en general.
Dentro de la legalidad burguesa que estamos combatiendo, o a nivel de las instituciones existentes que queremos destruir, no hay solución. La clase trabajadora debe asumir la transformación de la sociedad capitalista en socialista. Para ello, se debe nacionalizar la banca bajo control de la clase obrera, se debe destruir el viejo Estado burgués, se debe eliminar la estructura jerárquica existente y aplicar medidas para combatir la corrupción y el burocratismo. Se debe implantar el control obrero en la producción con la creación de consejos de trabajadores y la contraloría social permanente, a fin de conocer y dirigir la producción (qué, cómo, cuánto y para quién se produce). Así como profundizar la democracia revolucionaria, directa y protagónica articulando los Consejos de Trabajadores (as) con los Consejos Comunales, Campesinos y Estudiantiles para iniciar la construcción del autogobierno de los productores y el pueblo en general.
¡El Plan Guayana Socialista 2019 debe ser la base estratégica para la construcción del socialismo en nuestra Patria!
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(CMR) Bolívar