El éxito de esta protesta, refleja el impacto que han tenido entre los estudiantes de toda América Latina las grandes movilizaciones estudiantiles de los últimos nueve meses en Chile y Colombia. La principal reivindicación estudiantil en todos estos conflictos ha sido el rescate de la educación pública frente a la ofensiva por privatizarla, en el intento de hacer de ella un negocio y ponerla al servicio de los capitalistas.
Chile: uno de los países donde está más privatizada la educación.
Chile, tras 30 años de dictadura militar y gobiernos de la concertación, (coalición del partido socialista y la democracia cristiana) es uno de los países del mundo donde más avanzó la privatización de la educación y se deterioró la educación pública. Se ha llegando al extremo de que el estado financia el 25% del gasto educativo mientras que los estudiantes cubren los gastos del restante 75% a través de créditos. Como señala en su artículo Chile: Tras el éxito de la huelga general de 48 horas, continuar y ampliar la lucha hasta ganar escrito por: Jorge Rossel., “El costo de cinco años de carrera en la Universidad para un estudiante chileno es aproximadamente de 80.000 dólares. Como la gran mayoría de estudiantes no los tiene el estado financiaba la educación y el estudiante quedaba una vez graduado adeudándole al estado el pago de su educación. Incluso en las universidades públicas, a pesar de ese carácter público, también se paga, y en ocasiones más incluso que en algunas privadas. El gobierno de Bachelet (Partido Socialista) acometió un cambio radical al modificar este sistema de financiamiento en un sentido aún más capitalista: eliminó los préstamos por parte del estado –que tenían un interés bajo- y se los transfirió a la banca privada, la cual como en todo lo demás los utiliza para especular. Esto no lo hizo Pinochet sino Bachelet. Como resultado de estos cambios, el estudiante no sólo salen debiendo 100.000 dólares de préstamos sino que además van a tener que pagar eso varias veces y llenar los bolsillos de los banqueros”. Es por ello que una de las principales demandas de los estudiantes Chilenos ha sido que la educación debe ser un derecho y no un instrumento de lucro para los banqueros, a costa de dejar endeudados de por vida a los estudiantes.
Las movilizaciones estudiantiles en Chile se iniciaron en mayo de este año siendo promovidas por los estudiantes de secundaria a los que pronto se unieron los de universidad. Según pasan las semanas el movimiento va creciendo, agrupando a más y más sectores de entre los estudiantes que confluyen en la gran movilización del día 30 de junio, siendo capaces de reunir a 200 mil estudiantes en Santiago de Chile, de un total de 400 mil en todo el país. Esto supone el salto definitivo de la lucha que durante meses será la pesadilla del actual gobierno del derechista Piñera, sacudiendo la vida política del país y contribuyendo decisivamente a socavar su popularidad. Tras el éxito del 30 de junio, continuaron las movilizaciones el 14 de julio que contaron con la presencia de 150 mil en Santiago: un gran éxito que empieza a incomodar al gobierno y la burguesía.
Represión y criminalización no frenan la movilización
En un intento de frenar el movimiento, el gobierno de Piñera ve la amenaza de que la movilización estudiantil se convirtiese en un estallido social y recurre a todo tipo de maniobras para descarrilarla. Piñera, que había despreciando a los estudiantes durante los primeros meses de la movilización, se ve obligado a reunirse con ellos. Al mismo tiempo la policía infiltra agentes de paisano en las manifestaciones para provocar destrozos, reventar las marchas y criminalizar ante la opinión pública la movilización estudiantil. Todo ello acompañado de un aumento de la represión policial de los carabineros con detenciones masivas de jóvenes. Sirva de ejemplo la marcha convocada el 4 de agosto que tuvo como saldo represivo 875 detenidos. En esas semanas los estudiantes denunciaron maltratos durante las detenciones e interrogatorios, al mismo tiempo que jueces y policías trataban de involucrar a los dirigentes estudiantiles en actos delictivos. El cenit de esta campaña represiva fue el asesinato del estudiante Manuel Gutiérrez a manos de un agente carabinero en el contexto de la represión de las manifestaciones convocadas tras el paro nacional organizado por la CUT.
Unidad de obreros y estudiantes: Huelga General de 48 horas
La protesta de la juventud trabajadora Chilena en respuesta a la falta de perspectivas laborales y académicas ante los obstáculo sembrados al acceso de la educación superior dejó un gran calado y simpatía entre la clase obrera; los trabajadores del cobre se unen a la protesta y posteriormente la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) principal central sindical Chilena, convoca un paro nacional de 48 horas durante los días 24 y 25 de Agosto. La huelga general fue histórica, teniendo una gran repercusión y demostrando las raíces profundas del movimiento que surge del descontento de la clase obrera con años de políticas de recortes, privatizaciones y explotación.
La movilización estudiantil no se frenó tras la huelga general, si no que de nuevo el 22 de septiembre de 180 mil jóvenes volvieron a manifestarse en todo el país.
Recientemente el gobierno ha aprobado el nuevo presupuesto educativo que no recoge las reivindicaciones de los estudiantes ante el cual la Confederación Nacional de Estudiantes de Chile (Confech) que agrupa a los estudiantes universitarios, tiene previsto continuar las movilizaciones en 2012.
Los estudiantes Colombianos derrotan la reforma universitaria de Santos
Esta misma situación de movilización social se ha contagiado a todo el continente y sirvió de ejemplo y estímulo para que los estudiantes colombianos comenzaran a movilizarse en protesta por el Proyecto de Reforma a la Educación Superior presentado por el gobierno derechista de Santos en octubre de 2011. Tal proyecto tenía por punto más conflictivo la creación de instituciones de enseñanza superior con ánimo de lucro, que suponían abrir la puerta a la privatización de la enseñanza universitaria.
Contra esta ley decenas de miles se manifestaron el 7 de abril; estudiantes, profesores y padres realizaron una de las mayores manifestaciones de los últimos años en Colombia, Toda la reforma de esta ley tenía el propósito de destruir y privatizar la enseñanza pública universitaria a través de los mecanismos ya vistos en otros países: obligar a los centros universitarios a privatizar los servicios, competir por los recursos financieros, dificultando el acceso a la universidad de los hijos de los trabajadores, etc.
La lucha fue en ascenso culminando en el paro indefinido de las 32 universidades del país del pasado 12 de octubre que se saldó con un tremendo éxito. Entrado el mes de noviembre, Santos ante la presión en la calle como consecuencia del miedo a la extensión de la lucha se comprometió a retirar el proyecto de ley a condición de que los estudiantes cesaran el paro. También se compromete a retirar la propuesta inicial de la creación de universidades con ánimo de lucro y la propuesta de financiación del gasto de la carrera universitaria con créditos que serían pagados al finalizar los estudios. Todo ello en un intento de, sobre la base de promesas, evitar la llamada toma de Bogotá del pasado 10 de noviembre donde miles de estudiantes (120 mil) se manifestaron en la mayor de las movilizaciones contra los planes del gobierno Santos. Finalmente el movimiento se ha saldado con la victoria temporal de los estudiantes al ser retirada la reforma en la perspectiva de negociaciones con los estudiantes.