Los sindicatos y la izquierda deben convocar una huelga general para tumbar al gobierno corrupto del PP
La publicación en El País de las anotaciones manuscritas del extesorero del PP, Luis Bárcenas, en la que se reflejan las donaciones privadas procedentes de grandes constructoras y empresas de la alimentación, entre otras, y el reparto de este dinero entre los miembros de la cúpula del partido es una confirmación rotunda de que el gobierno de Rajoy es el gobierno de los capitalistas, de los poderosos, de los privilegiados, de los corruptos, de esa minoría social que domina los destinos de millones de personas sin haber sido elegidos por nadie.
Según las informaciones publicadas por la prensa, el PP recibió de Sacyr Vallermoso, OHL, FCC, Mercadona y otras grandes empresas, en las “cuentas B” anotadas por Bárcenas, 7,5 millones de euros durante 15 años. En el reparto de sobres aparecen como beneficiados Rajoy, Cospedal, Acebes, Trillo, posiblemente Aznar, Oreja y otros cargos o excargos de peso de la derecha. También se lucraron del reparto Libertad Digital de Jiménez Losantos.
El escándalo ha puesto de manifiesto toda la podredumbre del sistema capitalista, de la derecha, de la hipocresía y el cinismo sin límite de las llamadas “instituciones” del Estado. Son los señores untados por esta trama los que han justificado los brutales recortes en sanidad y educación alegando que los trabajadores están “viviendo por encima de sus posibilidades”. Son los receptores de estos sobres los que en nombre de la “legalidad” han protagonizado los episodios de represión policial más brutales de los últimos 40 años.
A pesar de la contundencia de las pruebas, la portavoz del PP, declaró que la “contabilidad del PP es única y limpia”. Aunque el propio presidente del Senado, Pío Escudero, reconoció haber recibido un pago anotado por Bárcenas, lo que confirma la veracidad de las cuentas, la cúpula del PP sigue emperrada en negar la evidencia. Así, después de un año en el que se han dilapidado decenas de miles de millones de euros de dinero público para salvar a los banqueros, se han emprendido brutales recortes sociales y se han atacado derechos fundamentales de los trabajadores, la única función que le queda a este gobierno es la de encubrir a sus miembros y la cúpula del PP de una de las mayores tramas de corrupción de los últimos 40 años.
¡Este gobierno tiene que dimitir ya! No tiene absolutamente ninguna legitimidad. Ya la había perdido por la masividad de las movilizaciones sociales contra su política, pero ahora la situación ha llegado a un límite absolutamente intolerable, es un gobierno totalmente suspendido en el aire y sin ningún tipo de apoyo social.
La izquierda debe pasar a la ofensiva: huelga general ya hasta tumbar al PP
Es absolutamente lamentable que Rubalcaba no haya pedido ya la dimisión del gobierno del PP, lo que sería indudablemente una gran oportunidad para frenar en seco toda la política de ataques impulsados por los capitalistas que, de palabra, la cúpula del PSOE dice estar en contra. Aún más lamentable es que en los días anteriores a que saliera a la luz las cuentas de Bárcenas, la cúpula del PSOE, estuviese suministrando continuos balones de oxígeno al gobierno del PP (que ya estaba profundamente desgastado por la movilización social) ofreciéndole un “gran pacto social por el empleo” o firmando con la derecha un pésimo y demagógico acuerdo sobre el escándalo de las preferentes. Cayo Lara, el portavoz de Izquierda Unida, sí ha exigido la dimisión del gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas, lo cual es muy positivo, pero ha señalado que el objetivo de la misma sería una ambigua “regeneración de la democracia”. Ni Toxo, secretario general del CCOO, ni Méndez, secretario general de UGT, han pedido la dimisión del gobierno del PP ni han anunciado movilizaciones. Días antes, seguían enfrascados en retomar el diálogo social con los empresarios, los mismos empresarios que han sostenido al gobierno del PP.
Las organizaciones políticas y sindicales de la izquierda tienen una gran responsabilidad. No tiene ningún sentido solicitar comisiones de investigación en el Parlamento, cuando el PP tiene la mayoría en él para sepultarlas con toneladas de arena. Lo que hay que hacer es responder a la indignación de la mayoría de la población y pasar a la ofensiva. CCOO, UGT y toda la izquierda, especialmente la dirección de IU, tienen la obligación de convocar ya una huelga general para lograr la caída de este gobierno corrupto, al servicio del capital financiero y los grandes empresarios, y forzar la convocatoria de elecciones anticipadas. Este es el camino para que la formación de un gobierno de izquierdas, esté realmente al servicio de la mayoría y se oponga frontalmente a los planes de los banqueros y grandes empresarios.
Un gobierno de izquierdas que debería tomar las siguientes medidas inmediatas:
- Derogación inmediata de la reforma laboral
- Derogación inmediata de los Presupuestos Generales del Estado para revertir todos los recortes de los gastos sociales, los planes de privatización, y suspender el pago de intereses a la banca privada
- Renacionalización de todos las empresas públicas privatizadas
- Derogación de la reforma judicial y la reforma del código penal
- Paralización de la reforma franquista de la educación del ministro Wert
- Depurar toda la trama de corrupción que liga el PP al poder económico y que incluya en encarcelamiento de todos los corruptos
- Depurar del aparato represivo a todos los elementos fascistas y reaccionarios, empezando por investigar todos los numerosos caso de represión policial contra la movilización social bajo el gobierno del PP
- Abolición de la monarquía, e investigar todos los nexos de la misma con el poder económico
- Diputado obrero, sueldo obrero
- Nacionalización de todos los bancos, ya que en la práctica se están sosteniendo con fondos públicos, y orientar todo sus recursos a la creación de millones de puestos de trabajo
- Nacionalización de todas las grandes empresas, empezando por las que controlan servicios fundamentales para la mayoría de la sociedad, como la luz, el agua, la electricidad, los transportes, la telefonía... ¡No tiene ningún sentido social y económico que estas empresas estén dirigidas por unos cuantos clanes oligárquicos!
La defensa de un programa de estas características generaría un enorme entusiasmo social, barrería a la derecha en las elecciones y frenaría en seco los recortes y la tremenda degradación social a la que nos está llevando la crisis del capitalismo. Para hacer frente a la contraofensiva de los capitalistas contra un gobierno de izquierdas al servicio de la mayoría, la movilización y la organización de los trabajadores y de la juventud, en todas las esferas de la vida económica y social, tendría que redoblarse.
Los trabajadores tenemos fuerza para tumbar al gobierno del PP, pero es en los dirigentes del PSOE, de IU, de CCOO y de UGT donde recae la principal responsabilidad de poner fin a la pesadilla de los recortes y de la regresión social termine de una vez. Para ello es necesario que den un giro profundo en su política y si no lo hacen hay que luchar para que al frente de la organizaciones de nuestra clase estén otras personas entregadas a los intereses de los trabajadores, que tengan las mismas condiciones de vida que la mayoría de los trabajadores, que sientan las mismas presiones y dificultades que la mayoría de la gente, que realmente tengan voluntad de luchar y enfrentarse a la derecha y a los capitalistas.
Sería un flaco favor al servicio de los trabajadores encauzar la lucha contra el gobierno del PP hacia una abstracta “lucha contra la corrupción de los políticos”: el capitalismo es consustancial a la corrupción; luchar contra la corrupción es luchar contra el sistema capitalista, corrupto por naturaleza, y luchar por una profunda transformación social poniendo al servicio de la mayoría todas las palancas de creación de riqueza, ahora en manos de una minoría fuera de control y que amenaza con llevar a toda la sociedad a la catástrofe. La lucha contra la corrupción, la lucha por regeneración democrática, es por tanto la lucha por la transformación socialista de la sociedad.