Continúan y no paran los recortes en el transporte público madrileño. A partir del 30 de septiembre la Empresa Municipal de Transportes (EMT) reducirá de un plumazo la frecuencia en 22 líneas, suprimirá otras tres (una diurna y dos nocturnas) y eliminarán todo el servicio de buhometro, servicio nocturno de autobuses que hacía por superficie un recorrido idéntico a las líneas de metro. El servicio de autobuses se une, de esta manera, a los recortes ya sufridos en el Metro con la reducción de frecuencias en sus líneas, el cierre de vestíbulos en las estaciones y a la disminución de los servicios de vigilancia y mantenimiento. Además, las tarifas no hacen más que aumentar. Por ejemplo, el abono A de metro-bus cuesta un 25% más respecto a 2008 y el billete sencillo ha duplicado su coste. Los trenes de cercanías incrementaron su precio un 11% sólo el año pasado.
Los empresarios ganan, los trabajadores pagan
El ayuntamiento de Madrid tiene una deuda insostenible que supera los 7.500 millones de euros, y gasta tres veces más dinero en el pago de la misma que en gastos sociales. No fueron tampoco los gastos sociales los que están precisamente en la base de dicha deuda, esta se origina fundamentalmente por la construcción de obras faraónicas (como el soterramiento de la M-30) a las que era tan aficionado el anterior alcalde y actual ministro de Justicia, y de las que se beneficiaron y lucraron sobre todo las grandes empresas de la construcción, con unos propietarios muy buenos amigos del Partido Popular como parecen señalar los papeles de Luis Bárcenas, extesorero de dicho partido.
Pero no sólo se trata de recortar costes para pagar deuda. Como bien señalaba en sus últimos comunicados la Plataforma Sindical de la EMT, el deterioro que se va a producir con estas medidas unido a la pérdida de viajeros por la subida de las tarifas es la antesala de una estrategia más a largo plazo para justificar la privatización del transporte público madrileño que conllevaría además una brutal disminución en los derechos laborales de las diferentes plantillas. Lo mismo que con la educación o la sanidad, el PP sólo entiende el transporte público como un negocio lucrativo para los grandes capitalistas.
Frente a la estrategia privatizadora, la movilización es el camino.
Aceptar acuerdos a la baja o pactar despidos, aunque se presenten como "voluntarios" como el último ERE planteado en Metro para 670 trabajadores (todos los mayores de 58 años), es una táctica que sólo va en beneficio de la estrategia privatizadora del Partido Popular y del empeoramiento progresivo de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores.
Las grandes movilizaciones en educación y sanidad vividas en el último periodo muestran que sólo a través de una lucha contundente y decidida es posible parar los ataques, que con la excusa de la crisis, los trabajadores venimos sufriendo. Esa es también la única vía de acción posible para poder salvar el transporte público, una vía que pasa primero de todo por unificar a todos los sectores involucrados (EMT, Metro, Interurbanos, Cercanías), apoyándose en unos usuarios cansados del deterioro del servicio y de unas tarifas cada vez más abusivas, y buscando confluir con el resto de las luchas que se están dando en la defensa del sector público y con el conjunto de los trabajadores en una movilización contundente que fuerce la vuelta atrás de todos los recortes y ataques sufridos en los últimos años.