Las huelgas combativas y las manifestaciones de masas de decenas de miles de profesores, estudiantes y de la población en general que apoya dicha lucha, se han extendido, desde finales de febrero, como una bola de fuego por los estados de Virginia Occidental, Kentucky, Arizona y Oklahoma. Ha habido otras protestas, manifestaciones y huelgas de un día de profesores en Nueva Jersey, Puerto Rico y existe la amenaza de que se extiendan los paros al estado de Colorado.
Estas protestas y movilizaciones están ocurriendo mientras cientos de miles de estudiantes de secundaria llevan a cabo paros y manifestaciones masivas en todo el país contra la violencia armamentística y millones de mujeres protestan contra Trump inspiradas por el movimiento MeToo.Todo esto señala la radicalización y el “despertar” de ese gigante dormido, la clase obrera norteamericana, debido a la conmoción y el impacto que ha tenido la profundización de la crisis social y política del capitalismo norteamericano.
Aunque las rebeliones de los profesores no han logrado todos sus objetivos, sí han conseguido subidas salariales y logros importantes para la educación pública en general. El movimiento comenzó con una huelga de nueve días de 20.000 profesores en Virginia Occidental a finales de febrero. El resultado de la lucha fue que los profesores y los 75.000 empleados públicos del estado lograron un aumento del 5% en un estado donde Trump ganó consiguiendo casi el 70% de los votos y donde hace muy poco se aprobó una dura legislación antisindical. Los profesores expresaron la enorme rabia que existe en la sociedad contra la agenda neoliberal de recortes en educación, sanidad y servicios sociales al tiempo que se dan ayudas financieras a ricos y empresas. Cuando la asamblea del estado intentó castigar a los huelguistas reduciendo el aumento salarial al 4%, los profesores amenazaron con ocupar el Capitolio (edificio que alberga la asamblea legislativa del estado) y quedarse allí hasta que se satisficieran sus demandas.
Inspirados por la victoria de sus hermanas y hermanos en Virginia Occidental, 30.000 profesores de Oklahoma fueron a la huelga a principios de abril. Estos profesores llevan más de una década de congelación salarial al mismo tiempo que la financiación de las escuelas y los servicios públicos han sufrido duros recortes. En Oklahoma, sólo en educación, ha habido un recorte del 28% por estudiante desde 2008.
Durante nueve días, de 20.000 a 30.000 profesores, estudiantes y otros trabajadores asediaron el Capitolio en Oklahoma City exigiendo no sólo salarios más altos sino el fin de las condiciones tercermundistas que existen en sus escuelas, incluidos libros viejos y anticuados o la masificación en las aulas. Como en Virginia Occidental, los profesores contaron con el apoyo masivo de la comunidad, con comida gratuita que repartían diariamente empresas locales y cientos de miles de dólares recogidos en todo el país para apoyarles. Los obreros de la construcción que trabajaban en las obras del Capitolio se negaron a trabajar mientras los profesores y sus simpatizantes estuvieran protestando allí. Junto a los profesores, más de 100.000 empleados públicos del estado de Oklahoma comenzaron a movilizarse para exigir aumentos salariales. Una encuesta al final de la huelga demostró que un asombroso 72% de los habitantes del estado apoyaban el paro de los profesores “hasta que lograran sus demandas”. Cifras increíbles para un estado considerado bastión de la derecha.
El reaccionario gobierno republicano del estado se vio obligado a conceder un aumento salarial anual de 6.000 dólares a los profesores (que eran los peor pagados del país) y un pequeño incremento del dinero destinado a educación, aunque se negó a dar marcha atrás en los recortes de impuestos a ricos y grandes empresas.
Kentucky y Arizona
Hubo también enormes protestas, bajas médicas intencionadas y paros de los profesores en Kentucky cuando el gobierno del estado, dominado por los republicanos, intentó imponer brutales ataques a los programas de pensiones y amenazó con más recortes en educación. Miles de estudiantes, sus padres y madres, y comunidades obreras de todo el estado se movilizaron para apoyar a los profesores. Una multitud de más de diez mil personas se congregó en la capital del estado, Frankfort, y aunque mayoritariamente eran profesores también incluía a otros empleados públicos movilizados, a sindicatos del sector privado y a estudiantes. Finalmente, obligaron al gobernador republicano y a la asamblea legislativa a retirar los ataques.
Mientras, en Arizona, el gobernador Ducey se vio obligado el 12 de abril a ceder a las peticiones de subida salarial del 20% de los profesores para el 2020, después de un mes de protestas masivas ante el Capitolio del estado y en sus escuelas. Es significativo que los profesores no sólo han luchado en su propio beneficio sino que también han buscado el aumento salarial de todos los demás profesionales del sector que realizan tareas de apoyo en las escuelas, así como por que se congelen los recortes de impuestos previstos en favor de las grandes empresas hasta que el gasto por alumno en Arizona alcance la media nacional. Finalmente, los profesores de Arizona han votado ir a la huelga el 26 de abril si los legisladores republicanos se niegan a restablecer los aproximadamente mil millones de dólares recortados a la educación pública durante la última década, ya que además están preocupados porque la subida salarial prometida se produzca a costa de otras partidas del presupuesto educativo.
Antecedentes
Las huelgas y movilizaciones de masas en Oklahoma, Kentucky, Virginia Occidental y Arizona se están produciendo en partes del país que la izquierda liberal y la elite Demócrata consideran “atrasadas” porque votaron a Trump en 2016. Sin embargo, estos estados también sufren recortes en educación pública y en otros servicios públicos, y los profesores y trabajadores en general tienen peores condiciones salariales y laborales. En Virginia Occidental, el Gobernador Jim Justice es un multimillonario del carbón que ha concedido desgravaciones fiscales a las industrias del carbón o del gas, y él mismo debe millones de impuestos atrasados.
En Oklahoma, como en otras partes de dichos estados, cuando hay déficit presupuestario, el gobierno republicano del estado responde reduciendo los impuestos a los ricos y concediendo, como la última vez, 470 millones de dólares en desgravaciones fiscales a las rentables industrias del gas y del petróleo.
La demanda de cambio y la frustración con la situación actual en estos estados, supuestamente la parte políticamente más atrasada del país, se reflejó en los votos que recibió Bernie Sanders en las primarias demócratas de 2016, ganando por ejemplo en todos los condados de Virginia Occidental frente a Clinton sobre la base de su llamamiento a una “revolución política” contra los multimillonarios, planteando subir los impuestos a los ricos y grandes empresas o defendiendo una educación gratuita y un sistema sanitario universal.
En un artículo reciente que publicamos en Socialist Alternative escribíamos:
“Mientras la mayoría de la izquierda liberal estadounidense llegó a la conclusión de que la clase obrera en estados como Virginia Occidental, donde un 68,7% voto a favor de Trump, debería ser descartada por formar parte de una masa reaccionaria, Socialist Alternative explicó la realidad contradictoria de esta situación y la necesidad del movimiento obrero de tener una posición política y construir un movimiento que hable de los intereses comunes de todos los trabajadores mientras combate audazmente el racismo y el sexismo. Los profesores de Virginia Occidental, si bien menos propensos a votar a Trump que el electorado del estado en general y también inspirados por el emergente movimiento de mujeres, señalan precisamente las contradicciones de clase existentes en el “país” de Trump. Encabezados por activistas de izquierdas, la rebelión desde las bases ganó el apoyo de la masa de trabajadores de Virginia Occidental en su lucha contra una asamblea dominada por los reaccionarios republicanos.”
La huelga inicial en Virginia Occidental y la extensión de las protestas de masas rebelaron la enorme crisis a la que se enfrentan los gobiernos republicanos en estos estados. Hasta cierto punto las importantes victorias de los profesores y el apoyo a los mismos en estos solidos estados Repúblicanos representan una rebelión de un sector grande de votantes republicanos contra el propio establishment republicano. Durante la campaña electoral, Trump habló demagógicamente sobre “mejorar las infraestructuras e inversiones públicas, los controles de precios sobre el coste de las medicinas e impuestos más altos a los ricos”. Ya en el cargo, Trump y el Partido Republicano en el Congreso han aprobado desgravaciones fiscales masivas a los ricos mientras atacan la sanidad, especialmente para los estadounidenses más pobres.
Los profesores en su trabajo diario afrontan las consecuencias de las políticas aplicadas durante las pasadas décadas y de la gran crisis social generada por las mismas que afectan ya a grandes partes de EEUU, y que se manifiestan en grandes bolsas de pobreza, falta de vivienda, desempleo, desplazamiento social y el incremento en el consumo de drogas y opiáceos. Al mismo tiempo, tres magnates empresariales tienen la misma riqueza que el 50% más pobre de la población (150 millones de personas) de EEUU.
Los profesores que han entrado en acción han relatado a los medios nacionales cómo tienen que trabajar en dos o tres empleos porque no pueden pagar sus préstamos estudiantiles y se enfrentan al incremento de su factura sanitaria y del coste de la vida en general. Se trata de experiencias compartidas por un gran sector de la clase obrera en EEUU incluso durante este supuesto periodo de “recuperación” económica.
Es importante destacar el papel de las mujeres en estos movimientos. Las huelgas de Virginia Occidental y Oklahoma estuvieron dirigidas en parte por mujeres radicalizadas, activistas de base. Fuerzas laborales predominantemente femeninas como las profesoras o las enfermeras han estado en primera línea en las luchas militantes de la clase trabajadora durante el último período. Una clara expresión del emergente movimiento feminista que exige igualdad salarial y denuncia el acoso sexual que sufren las mujeres en los centros de trabajo.
Implicaciones nacionales
Las leyes antisindicales actuales significan que los profesores en estos estados no tienen derecho a la negociación colectiva o a una representación sindical automática. Eso también conlleva que cuando los profesores se levantan no hay un aparato sindical burocrático que les ate, expresándose el movimiento a través de una rebelión contra el gobierno del estado. La única forma de garantizar una subida salarial no es a través de la negociación colectiva sino obligando a la Asamblea legislativa estatal a que apruebe una ley y encuentre financiación de cara a garantizar dicho aumento del gasto.
Como decía un profesor en Virginia Occidental: “si la huelga es ilegal significa que no tenemos que seguir las reglas que han hecho para nosotros”.
La estrategia de la dirección sindical existente, junto a los políticos demócratas locales, no fue preparar huelgas o acciones de protesta sino intentar lograr algún tipo de acuerdo, algo totalmente rechazado por las y los profesores que comenzaron a organizarse en sus escuelas incluyendo al personal de servicio en sus debates. Cuando las huelgas comenzaron, los dirigentes sindicales fueron incapaces de detener el movimiento de masas que estaba explotando bajo sus pies. Varias veces en el curso de las luchas en Virginia Occidental, Oklahoma y Arizona, los dirigentes sindicales estuvieron dispuestos a aceptar la primera oferta que se presentaba antes que luchar realmente por conquistas sustanciales. Una y otra vez, el profesorado y todos aquellos que simpatizaban, en asambleas de masas y en las redes sociales y medios de comunicación alternativos, rechazaron dichas propuestas y obligaron a los dirigentes sindicales a continuar la lucha hasta que los políticos republicanos se vieron obligados a dar marcha atrás ante el abrumador apoyo popular y la audaz estrategia para impulsar la lucha.
Durante las huelgas y las movilizaciones, los Demócratas jugaron el papel de intermediarios entre los sindicatos de profesores y los gobernantes republicanos. Su estrategia y la de los dirigentes sindicales no fue apoyar y organizar rebeliones desde la base contra el sistema político, sino desviar y canalizar la rabia existente hacia las elecciones de medio mandato que se celebrarán noviembre para intentar que los Demócratas ganen. La política del Partido Demócrata en estos estados ha sido la de colaborar con los republicanos aprobando recortes presupuestarios y apoyando sus políticas. En algunos estados como Virginia Occidental estuvieron hasta hace poco en el poder. A nivel nacional, la administración Obama llevó a cabo la destrucción de cientos de miles de empleos de profesores durante la Gran Recesión y promovió la privatización de la educación pública mientras entregaba billones de dólares para el rescate de Wall Street.
Es probable que este otoño los Demócratas sean los principales beneficiarios de las luchas del profesorado en todos estos estados. A pesar de sus políticas, pesará más el deseo de echar a los republicanos de los gobiernos de dichos estados. Sin embargo, los profesores y los trabajadores en general necesitan tener su propia representación política independiente que se niegue entre otras cosas a recibir dinero de las grandes empresas. Puede que esta posibilidad no se materialice antes del próximo noviembre, pero los profesores ya han aprendido a través de su experiencia que no pueden basarse en estos políticos demócratas y que si quieren conseguir todas sus demandas, deben mantener vivo su movimiento incluso aunque los demócratas lleguen al poder.
Nueva formas de lucha
El New York Times, comentando las espectaculares movilizaciones y acciones de miles de profesores vistiendo pañuelos rojos, decía que las huelgas estaban “organizadas por profesores corrientes a través de Facebook”. Bloomberg News, correctamente, advirtió a la clase dominante que las huelgas tienen el potencial de extenderse por todo el país con el profesorado dispuesto a ir a la huelga en contra de los deseos de las mismas direcciones sindicales.
Las redes sociales e Internet jugaron un papel importante en el éxito de la organización de los profesores, permitiendo, en varios casos, a los profesores superar el conservadurismo de sus dirigentes, y extender o continuar sus acciones.La clave de la organización en Virginia Occidental, Kentucky y Oklahoma han sido las nuevas redes informales, principalmente Facebook, donde profesoras y profesores discutían la estrategia a seguir. Un ejemplo fue la página de Facebook, “Paro de profesores en Oklahoma. ¡Ha llegado el momento!”, que creció rápidamente hasta superar los 60.000 seguidores a través de una discusión vibrante. En Virginia Occidental, prácticamente la totalidad de los 20.000 profesores confirmaron en la página de Facebook su participación en la huelga. Las redes sociales pueden jugar un papel importante en hacer avanzar la lucha, vinculándola a una comunidad más amplia y, especialmente, a jóvenes y trabajadores del sector privado que se enfrentan a ataques similares del mismo establishment.
Esto refleja las primeras etapas del despertar político de centenares de miles de trabajadores en las redes sociales estadounidenses, aunque, no obstante, no es un sustituto de la organización real, sobre el terreno, de las luchas locales o de la construcción real de organizaciones democráticas con raíces entre los activistas, a través de asambleas democráticas y mediante debates abiertos. Esto implicará en algunos casos reformar los sindicatos existentes y en otros crear nuevas organizaciones.
Las rebeliones y los triunfos históricos de las y los profesores y de los trabajadores del sector público en Virginia Occidental, Oklahoma, Arizona y Kentucky representan una oportunidad para comenzar a impulsar una lucha seria del conjunto de los trabajadores del sector público en todo EEUU. El Tribunal Supremo pronto dictaminará sobre el caso Janus, y si la sentencia es negativa a los trabajadores, las condiciones antisindicales que existen en Virginia Occidental, Oklahoma, Kentucky y Arizona se extenderán a todo el sector público a nivel nacional. Aunque sería un revés significativo, la audacia y la resistencia heroica del profesorado, y su capacidad de ganar en todos estos estados, demuestra que no tiene por qué ser una sentencia de muerte para los sindicatos del sector público. Desde Socialist Alternative defendemos preparar desde ya un día nacional de lucha contra una posible sentencia negativa en el caso Janus y en defensa de otras reivindicaciones, incluyendo el aumento de los impuestos a los ricos de cara a revertir todos los recortes y una financiación digna de la educación, lo que llevaría al movimiento obrero a un enfrentamiento con Trump y los republicanos. Tal y como han hecho los profesores a nivel estatal, es necesario extender la lucha para desencadenar un movimiento de masas de toda la clase trabajadora, incluidos pobres, personas de color e inmigrantes, contra este régimen podrido.
Como explica Socialist Alternative, la “estrategia política” de los sindicatos de basarse en el Partido Demócrata controlado por las grandes empresas es una estrategia complemente en bancarrota. La campaña de 2016 de Bernie Sanders señaló el camino hacia una estrategia política real para defender los intereses de los trabajadores al negarse a recibir dinero de las empresas y recaudar decenas de millones de dólares con un programa de la clase trabajadora. De esta manera, recuperando las tradiciones de la lucha colectiva, incluida el arma de la huelga, necesitamos preparar el terreno para un nuevo partido socialista de masas que represente los intereses de la clase trabajadora y de todos los oprimidos.