Cientos de trabajadores, estudiantes y activistas por el acceso a la vivienda se reunieron alrededor de la sede de Amazon en el deslumbrante barrio de Belltown, en Seattle, para enviar un contundente mensaje a Jeff Bezos y al poder corporativo de la ciudad: La crisis por la falta de vivienda y por los sin techo no puede esperar más. ¡Hay que prepararse para imponer impuestos inmediatamente a las grandes empresas! Portavoces de Real Change, UAW Local 4121, UFCW Local 21, Housing for All Coalition, Democratic Socialists of America, United Students Against Sweatshops, y miembros de Socialist Alternative de Seattle, entre otras muchas organizaciones, se dirigieron a una multitud entregada que portaba pancartas con el lema “Impuestos sobre Amazon”, reflejándose el mismo en las paredes de brillante cristal de las icónicas esferas de la sede del gigante tecnológico. Los manifestantes reclamaron al Ayuntamiento de Seattle que aprobase un impuesto de 150 millones de dólares sobre el 5-10% de las grandes empresas más ricas de la ciudad y que se utilice dicho dinero para financiar la construcción de viviendas sociales y para servicios sociales para personas sin techo.
La manifestación fue consecuencia del reparto masivo de panfletos, llamadas de teléfono y pegada de carteles por toda la ciudad, llevadas a cabo por la Affordable Housing Alliance, una coalición de activistas por la vivienda y la justicia social agrupados por la concejala de Seattle Kshama Sawant para luchar por reivindicaciones audaces que permitan hacer frente a la profunda crisis de la vivienda que padece la ciudad. A la manifestación acudieron tanto de activistas experimentados en la lucha por la vivienda como nuevas personas para los que se trataba de su primera protesta.
Mientras se cantaban consignas como “Amazon debe pagar” y “La vivienda es un derecho humano”, diversos portavoces hablaban criticando el incremento brutal de los alquileres que padece la ciudad, así como la crisis de los sin techo, que ha crecido al tiempo que se desarrollaba el campus de Amazon en South Lake Union, actualmente en fase de expansión, y que ha sido descrito por Tiffani McCoy, organizadora de Real Change y miembro de Socialist Alternative, como la zona cero de la crisis de la vivienda. En muchos de los que intervinieron se mezclaba la rabia contra empresas millonarias como Amazon, que “sabemos que tienen dinero”, y también contra a las recientes recomendaciones del grupo de trabajo “One Table”. La alcaldesa de Seattle, Jenny Durkan, convocó a un grupo de dirigentes empresariales, del gobierno y de diversas organizaciones sin ánimo de lucro, para abordar la crisis de los sin techo, pero, como señaló uno de los oradores, las propuestas de “One Table” no especificaban ni una sola fuente de ingresos para su muy meditada lista de “acciones prioritarias”.
Sara C, miembro de Socialist Alternative y trabajadora de la industria tecnológica, explicó que los métodos de la lucha de clases son necesarios ahora más que nunca para poner las palancas de la sociedad en manos de la clase trabajadora: “¡Apoyamos a los trabajadores de Amazon, tanto técnicos como de almacén, en su lucha por sindicalizarse y lucharemos juntos por el aumento de sus salarios y por una mejora de sus condiciones laborales!”. Posteriormente señaló que “¡para llevar hasta el final lo que ya hemos ganado, tenemos que construir una movilización permanente que persiga reivindicaciones audaces y estratégicas!”.
La legislación “Impuestos Amazon” es conocida oficialmente como “Employee Hours Tax” (EHT), un impuesto sobre el 5-10% de las grandes empresas de Seattle para invertir millones de dólares en vivienda pública y servicios sociales para personas sin hogar.
Sawant explicó que Amazon y las grandes empresas pueden permitirse pagar dichas cantidades sin problema y rechazó la propuesta realizada por las grandes empresas de que se aplique también a las pequeñas empresas, que ya sufren en exceso los impuestos, el EHT. Este “caballo de Troya” de las grandes empresas y el establishment político es solo una maniobra deshonesta de cara a tratar de convertir a las pequeñas empresas en la “cara amable” de la oposición a esta nueva legislación, habiendo tenido ya como respuesta una carta firmada por 301 empresas oponiéndose al EHT.
El año pasado, Jeff Bezos se convirtió en el hombre más rico del mundo. En el mismo año, Amazon, de forma escandalosa, pagó 0 dólares en impuestos federales después de obtener billones en beneficios. ¡Además de esto, recibirá un recorte de impuestos de 789 millones por la nueva reforma fiscal aprobada por Trump para las empresas! Imponiendo impuestos sobre las grandes empresas de Seattle como Amazon, Microsoft o Vulcan Real Estate, de cara a construir viviendas y dar albergue a las personas sin techo, los habitantes de la ciudad están allanando el camino para que se produzca la mayor transferencia de riqueza de las grandes empresas a los bolsillos de la clase trabajadora tras la aprobación del salario mínimo de 15 dólares.
La batalla sobre el EHT está lejos de haber terminado. La mayoría de los concejales de Seattle, controlados por las grandes corporaciones, votaron en noviembre en contra de un impuesto similar, al tiempo que Amazon invertía 350.00 dólares en la campaña de la actual alcaldesa Jenny Durkan. A medida que nuevas capas de trabajadores y jóvenes, fortalecidas por la acción audaz y directa de ayer contra las fuerzas directamente responsables de la crisis de la vivienda, se mueven hacia la lucha, será cada vez más crucial presentar con la mayor contundencia posible la exigencia de que se cumpla con la recomendación anual total de 150 millones de dólares inicialmente presentada por el equipo de trabajo del Ayuntamiento que exige dichas reivindicaciones. Se palpa en nuestros barrios y comunidades el apoyo social existente de cara a imponer impuestos a las grandes empresas para poder financiar viviendas y servicios públicos que se necesitan con urgencia, pero serán necesarias movilizaciones más grandes, así como aumentar la campaña de acciones, de cara a presionar al establishment político de la ciudad para que adopte las medidas necesarias inmediatas de cara a que la enorme riqueza acumulada sobre las espaldas de los trabajadores comience a cubrir nuestras necesidades, ¡y no las cuentas de resultados de las grandes empresas!