Introducción
La lucha de los trabajadores, campesinos y demás sectores populares bolivianos contra el gobierno oligarca, proimperialista y asesino de Sánchez de Lozada ha conmocionado a todos los trabajadores latinoamericanos. La clase obrera boliviana ha dado un ejemplo de combatividad, decisión y coraje.Toda la máquina represiva del estado ha sido impotente frente a la movilización de las masas obreras y populares organizadas.
Tal y como ocurrió en Venezuela el 13 de abril de 2002, cuando los sectores populares inundaron las calles para derribar al gobierno fascista y proimperialista de Pedro Carmona y devolver a su lugar al gobierno democráticamente elegido de Hugo Chávez, los oprimidos de Bolivia comprendieron que sólo mediante su lucha , su organización y su participación podrían cambiar el país y arrancarlo de las manos de esa minoría oligárquica y parásita (los “escuálidos” bolivianos en definitiva) que vive rodeada de lujos insultantes y malvende las riquezas del país al imperialismo mientras el pueblo pasa penalidades.
Algunos sectores de la oposición venezolana, sobre todo esos que han brincado la talanquera desde supuestas posiciones de izquierda para actuar ahora como agentes del imperialismo y de la contrarrevolución fascista, han tenido la desfachatez de presentar el movimiento boliviano como un ejemplo a seguir por la oposición, explicando que eso demuestra que el gobierno de Chávez también puede caer si consiguen movilizar a las masas como en Bolivia.
Como dijo alguien, la ignorancia es sorda y ciega, pero rara vez es muda. Además de su infinita estupidez, los autores de esta peculiar teoría sólo tienen un pequeño problema. Las masas populares venezolanas ya están movilizadas, se movilizaron masivamente el 23 de agosto y lo hicieron precisamente contra ellos y en defensa del proceso revolucionario que intentan tumbar.
La “pequeña” diferencia entre el gobierno de Chávez y el derribado gobierno boliviano es que los mismos sectores populares que se movilizaron en Bolivia para derribar a Lozada (un presidente que por otra parte nunca ha contado con apoyo popular, en las elecciones no pasó del 22%) son los que aquí apoyan a Chávez. Y lo hacen precisamente porque este no ha sido puesto ahí por la oligarquía como Lozada sino por el pueblo, que lo ha ratificado en más de seis convocatorias electorales y lo que es más importante , en la calle con la lucha en abril, en diciembre y ahora en agosto.
Cada una de esas tentativas fue aplastada, y lo fue precisamente porque para las masas populares era evidente que se trataba de un movimiento dirigido por los explotadores para continuar con su explotación. Pero –lo más importante- fueron aplastadas porque los explotados somos muchos más y somos más fuertes, somos la inmensa mayoría de la sociedad. Esa es la principal lección de la respuesta de abril de 2002 contra el gobierno ilegítimo de Carmona en Venezuela o la reciente lucha de las masas bolivianas. La insurrección boliviana –o el proceso revolucionario bolivariano en Venezuela- sí son movimientos en los que han puesto todas sus esperanzas, su imaginación y su creatividad los trabajadores y el pueblo, y de ahí nace su fuerza.
Los trabajadores y el pueblo revolucionario de Venezuela saludamos la insurrección de nuestros hermanos bolivianos y esperamos luchar codo a codo con ellos por profundizar y extender la revolución en Venezuela, Bolivia y en toda América Latina y luchar por un mundo sin opresión nacional, racial ni de clase. Bajo el sistema capitalista sólo podemos esperar nuevos ataques y más explotación de las multinacionales y de la oligarquía, es necesario avanzar hacia el poder obrero y popular y hacia una sociedad socialista donde los recursos estén controlados democráticamente por el pueblo trabajador y puedan ser empleados para satisfacer todas las necesidades sociales.
Este documento intenta contribuir al debate en el seno del movimiento revolucionario venezolano sobre los orígenes y el desarrollo de la revolución boliviana pero sobre todo sobre las perspectivas y oportunidades que se abren para esa revolución hermana.
Los camaradas bolivianos han derribado al asesino pro imperialista Lozada pero la explotación y el dominio de la oligarquía siguen en pie. El nuevo gobierno, aunque intenta ganar tiempo y dar una imagen dialogante, no es un gobierno de los trabajadores y sectores populares sino de un sector de la clase dominante que intenta cambiar la fachada para que todo siga igual. Bajo la presión del imperialismo y de la crisis internacional que vive el sistema capitalista, la burguesía boliviana volverá a atacar al pueblo. Pero los trabajadores y campesinos bolivianos están descubriendo a través de su propia experiencia que sin su permiso nada funciona en la sociedad y que los trabajadores, en cualquier país, somos la fuerza más poderosa. Lo único que les falta es construir una dirección revolucionaria que haga avanzar la revolución hacia la victoria definitiva, la transformación socialista de la sociedad. En esa lucha los revolucionarios bolivianos, venezolanos y de América Latina y todo el mundo estaremos juntos y hoy más activos que nunca, pues la revolución latinoamericana está a la orden del día.
La revolución inconclusa de Bolivia, con sus marchas y trancas de caminos y carreteras, la conformación de organizaciones de base y milicias obreras y populares, ambas verdaderos embriones de organismos de “poder dual”, todas estas bajo el mando de las organizaciones obreras, rememorando las formas soviéticas de organización y desarrollo de la revolución, forma parte del ascenso continental de la lucha que pasa por Argentina, Ecuador, Brasil y Venezuela y los revolucionarios sabremos cumplir con la nueva cita histórica que nuestros pueblos están marcando en medio de la crisis que recorre el mundo capitalista.
Venezuela, Octubre de 2003
(El Topo Obrero- El Militante)