Los últimos treinta años han sido muy duros para la clase obrera de EEUU, condiciones de vida, derechos laborales y sindicales, sanidad, educación, pensiones…, todo ha estado en el punto de mira de la burguesía estadounidense. El resultado es que millones de personas se enfrentan a unas condiciones de vida extremas. El “sueño americano” se ha convertido en una “aterradora pesadilla”.
Prueba de ello son los niveles de pobreza en el país capitalista más desarrollado del mundo. Según datos oficiales, 98 millones de personas (31,7% de la población) viven por debajo o ligeramente por encima del umbral de pobreza. La clase obrera aprende a través de la experiencia, saca sus propias conclusiones y finalmente comprende que el capitalismo es un sistema fracasado y la necesidad de un cambio radical. La crisis económica y sus efectos han permitido que en poco tiempo millones de personas cuestionen la eficacia de este sistema.
‘Ocupa Wall Street’
Era sólo cuestión de tiempo que la furia y frustración acumuladas tras décadas de ataques salieran a la superficie, el movimiento de masas “Ocupa Wall Street” (OWS) es una expresión de este proceso. Representa el resurgimiento de la lucha social de masas en el corazón del capitalismo y es un reflejo de las condiciones sociales existentes en EEUU.
El movimiento OWS nació hace apenas dos meses con una acampada en Nueva York, en cuestión de semanas se extendió a todo el país, actualmente hay acampadas en más de 200 ciudades. En las manifestaciones han participado decenas de miles de personas, sus reivindicaciones abarcan todo tipo de problemas (educación, sanidad, paro, derechos de las minorías, vivienda...) pero con un objetivo común: la necesidad de un cambio radical y una redistribución igualitaria de la riqueza. Según una encuesta del Financial Times (31/10/11) “el 59% de los estadounidenses están total o prácticamente de acuerdo con los objetivos de OWS”.
Los jóvenes están participando masivamente en OWS, como en el resto del planeta la juventud estadounidense se enfrenta a un futuro sombrío. El gobierno de Obama está aplicando recortes salvajes en la educación y el aumento de las tasas universitarias se convierte en un obstáculo insalvable para los hijos de las familias obreras. Los estudiantes están en pie de guerra contra estos ataques, desde hace meses han protagonizado huelgas, manifestaciones, sentadas y ocupaciones. El último ejemplo son los estudiantes de la Universidad California-Davis contra el aumento de las tasas, el campamento fue desalojado violentamente por la policía y la respuesta fue una huelga el 28 de noviembre, decidida con el 95% de los votos de las asambleas.
Represión feroz
Los medios de comunicación intentan minimizar y criminalizar el movimiento, pretenden dar una imagen de movimiento minoritario encabezado por “jóvenes radicalizados”, pero nada más lejos de la realidad. Una de las características de OWS es la vinculación directa con el movimiento obrero, expresada en la participación masiva de activistas sindicales y el apoyo (en mayor o menor grado) de las direcciones sindicales. Un ejemplo es el llamamiento que hacen a sus afiliados a defender las acampadas contra la amenaza de desalojo policial. Pero también se expresa en el apoyo de OWS a los trabajadores en lucha. Han participado y apoyado activamente la huelga de los 45.000 trabajadores de Verizon, al mismo tiempo que éstos acudían a OWS para explicar sus reivindicaciones y solicitar su apoyo. Algo similar sucede con la lucha de los trabajadores de las tres refinerías más importantes de la Costa Este (Bahía de San Francisco) sobre las que pesa una amenaza de cierre a principios de año si no encuentran comprador, eso significaría el despido directo de 2.000 trabajadores y la desaparición de otros 20.000 puestos de trabajo indirectos.
El carácter antisistema del movimiento y su magnitud aterroriza a la clase dominante, por eso su respuesta ha sido una represión feroz de las acampadas y manifestaciones. En estos dos meses ha habido más de 4.600 detenidos, el gobierno ha recurrido a todo tipo de métodos, infiltrados del FBI en los campus universitarios, balas de goma e incluso gas pimienta contra los estudiantes de la Universidad California-Davis o en Seattle. Pero la represión, como hemos visto en otros países sólo ha tenido el efecto de radicalizar y extender el movimiento, un ejemplo es lo sucedido en la ciudad californiana de Oakland.
La huelga general en Oakland: una nueva fase de la lucha
La respuesta al brutal desalojo del campamento el 25 de octubre en Oakland fue una masiva asamblea en la que participaron más de 3.000 personas, en ella se decidió la convocatoria de una huelga general el 2 de noviembre. La huelga fue un éxito y ese día la manifestación congregó a más de 30.000 personas, una de las más grandes de la historia en la ciudad, entre las consignas más coreadas estaban “huelga general” y “muerte al capitalismo”. Pero además, con el apoyo de los estibadores y de su sindicato (ILWU) ocuparon el puerto de la ciudad que quedó totalmente paralizado, demostrando el potencial de lucha y la fuerza de la clase obrera. Ese mismo día hubo manifestaciones de apoyo a la huelga general en el resto del país. Estos acontecimientos representan un punto de inflexión en la lucha al situar, por primera vez desde los años treinta, la huelga general en el orden del día.
El giro a la izquierda se ha expresado también en las elecciones locales celebradas en noviembre. Se reelegían algunos gobernadores y alcaldes, además de algunos refrendos decisivos cuyo resultado es un ejemplo de la creciente radicalización. En Arizona varias organizaciones consiguieron las firmas necesarias para someter a referéndum la revocación del responsable de la legislación antimigración SB1070 y ha sido revocado. En Mississippi se ha rechazado una legislación que pretendía impedir el libre acceso de las mujeres al control de la natalidad. Pero lo más importante es el referéndum en Ohio, donde los sindicatos consiguieron las firmas necesarias para que se realizara un referéndum sobre la legislación antisindical aprobada por el gobernador del Estado, que ha sido rechazada con el 63% de los votos. Esta victoria de los trabajadores de Ohio ha servido de ejemplo y los sindicatos en Wisconsin han iniciado una campaña para recoger un millón de firmas para revocar al gobernador, en los primeros cuatro días ya habían recogido 100.000.
En EEUU existe una enorme rabia que lleva décadas bullendo debajo de la superficie, el movimiento OWS ha servido de cauce para expresar el deseo de luchar y conseguir un cambio real. Estas movilizaciones son sólo el inicio de las grandes luchas que veremos en el próximo período en EEUU y que se convertirán en un ejemplo para los jóvenes y trabajadores del resto del mundo.