¡Solo la solidaridad internacionalista puede pararles! ¡Huelga general contra el genocidio!
“Mohammed retira una manta delgada para mostrar el abdomen de su hija mayor. Amna, de 12 años, pesa apenas 18 kilos, menos de la mitad de lo que pesaba antes de la guerra. Sus costillas sobresalen agudamente bajo una piel casi transparente, y apenas logra hablar más allá de un susurro. “Como unas cucharadas de lentejas o pasta al día y me sostengo principalmente con agua”, dice Amna, avergonzada por su estado. “Intento dar mi parte a mis hermanos, que no dejan de llorar por el hambre”[1].
Escenas estremecedoras como esta son el día a día para centenares de miles de familias en Gaza. Los propios funcionarios de Naciones Unidas definen lo que está pasando como una “hambruna inducida intencionalmente”, una parte sádica pero imprescindible de un genocidio atroz que pesará para siempre en el haber de los criminales que lo han organizado: Netanyahu y Trump, y de todos sus cómplices en Europa y a lo largo del mundo.

“Las puertas del infierno”
Desde el 2 de marzo, cuando el Gobierno nazisionista de Israel cerró todos los pasos hacia la Franja de Gaza para cortar el suministro de alimentos a la población, la hambruna golpea ya a 514.000 personas, alrededor del 25% de los habitantes de un territorio convertido en un campo de exterminio a cielo abierto.
Antes de acabar septiembre, según previsiones de la ONU, podrían superar las 640.000. Como consecuencia ya han fallecido 281 personas de hambre y las autoridades gazatíes advierten que más de 100.000 niños, incluidos 40.000 bebés, se enfrentan a la “amenaza de muerte”. El peso medio de los recién nacidos se ha desplomado de 3-3,5 kilogramos antes del inicio de la ofensiva genocida sionista a 1,5 y 2,5. Y a esto hay que sumar que los palestinos asesinados directamente por los bombardeos sionistas superan ya los 60.000, mayoritariamente niños, mujeres y hombres indefensos.
Paralelamente a esta hambruna planificada, el ejército sionista practica el tiro al blanco sobre las personas desesperadas por conseguir alguna de las raciones miserables que reparten los mercenarios estadounidenses que han sustituido a la ONU y las ONG, y que ya han provocado miles de muertos más. O asesinan a los periodistas palestinos que son testigos directos de estas atrocidades. Pero todo parece insuficiente para Netanyahu y sus mentores internacionales.
Siguiendo implacablemente esta hoja de ruta, el pasado 8 de agosto el Gobierno sionista aprobaba la ocupación militar de Ciudad de Gaza, en estos momentos el espacio donde se hacinan en condiciones infrahumanas más 800.000 personas. Esta nueva ofensiva, después de casi dos años de destrucción, significará la muerte segura para decenas de miles de personas como consecuencia del propio ataque y su expulsión al desierto. Se trataría de empujar a la limpieza étnica definitiva.
Dejando claro el mensaje, el ministro de Defensa sionista, Israel Katz, ordenó la movilización de 60.000 reservistas mientras anunciaba que “las puertas del infierno se abrirán sobre la ciudad de Gaza”. Y lo está cumpliendo. El fin de semana del 23 y 24 de agosto aviones de combate israelíes ya ejecutaron docenas de bombardeos, arrasando edificios y causando decenas de víctimas. Según la organización de defensa civil de Gaza, desde el 6 de agosto han sido destruidos 1.000 edificios y hay cientos de cuerpos atrapados bajo los escombros.
Con la misma lógica asesina con que los nazis enviaban a los judíos a las cámaras de gas, el régimen nazisionista de Netanyahu y el Gobierno ultraderechista de Donald Trump están decididos a consumar el holocausto que llevan meses planificando. La diferencia es que Hitler y Goebbels intentaban ocultarlo. Netanyahu y sus ministros se ufanan orgullosos en tuits y ruedas de prensa, hablando de “solución final” y “borrar Gaza del mapa”, mientras Trump enseña vídeos a los inversores internacionales del fantástico negocio que supondrá levantar un resort de lujo para uso y disfrute de los oligarcas del planeta sobre las cenizas de la Franja.
Todo ello con la complicidad criminal de los Gobiernos de la Unión Europea que, cuantas más declaraciones hipócritas hacen “lamentando” la situación y pidiendo “negociación”, más alimentan la máquina de muerte y destrucción sionista con nuevos acuerdos para la compra y venta de armas y jugosas inversiones de las empresas europeas.

El gran negocio del genocidio palestino
Mientras Macron, Starmer, Sánchez y todos los demás se llenan la boca con sus “esfuerzos diplomáticos por la paz”, el número de inversores europeos en sectores y proyectos sionistas relacionados directamente con el genocidio supera a los estadounidenses (aunque estos siguen por delante en el volumen de capital, especialmente en el sector militar).
Presenciamos una infame división de papeles, un reparto entre bandidos y asesinos imperialistas del botín multimillonario que está proporcionando la expulsión de sus tierras y el exterminio del pueblo palestino, empezando, por supuesto, por la industria militar y siguiendo por los bancos y fondos de inversión que se llenarán los bolsillos con los planes turísticos y de especulación inmobiliaria para reconstruir todo lo que están arrasando. A todo ello se une la explotación de los ricos yacimientos de gas descubiertos hace pocos años en las aguas y el territorio de Gaza, con los que la burguesía sionista planea reducir su dependencia del petróleo. Y los planes del sector agropecuario israelí, que mediante las bandas de colonos fascistas y efectivos del ejército israelí despojan a punta de fusil de sus tierras a familias palestinas de Cisjordania para apropiárselas.
Un ejemplo singular de hipocresía y doble lenguaje es el Gobierno PSOE-Sumar. Pedro Sánchez se presenta en los foros internacionales como un campeón de la causa palestina, que tomó la iniciativa de reconocer ese ente inexistente que es el “Estado palestino” y mantiene distancias con el lenguaje repugnante de otros colegas, como los socialdemócratas alemanes o los laboristas británicos. Pero no nos engañemos con las palabras, que son gratis.
El Gobierno de Sánchez sigue manteniendo todas las relaciones comerciales y militares con el Estado sionista y, con su beneplácito, los negocios de bancos y empresas españolas con los fabricantes de las armas que masacran al pueblo gazatí o de Cisjordania no han parado de aumentar durante estos años de genocidio[2]. Empezando por el Santander y BBVA (entre los diez principales financiadores europeos de la industria sionista de guerra)[3] y siguiendo por Caixabank, Ibercaja, CAF, Comsa, y un largo etcétera. También empresas públicas como INECO participan de este macabro mercado... ¡Que cinismo despreciable[4]!
Son estos beneficios escandalosos que el genocidio está proporcionando por diferentes vías a los capitalistas de todo el mundo, y los planes para maximizarlos aún más, lo que explica la impunidad de Netanyahu. Pero esto vale no solo para el Occidente imperialista.
En cuanto a China, Rusia y el resto de los BRICS, incluida Sudáfrica (país promotor del juicio internacional contra el Gobierno sionista), no se ha producido tampoco ningún tipo de ruptura en el comercio y las inversiones en Israel. A pesar de las declaraciones públicas, las resoluciones indignadas y todos los discursos del mundo, los BRICS -que concentran actualmente el 40% de recursos fósiles del planeta, el 30% del producto bruto mundial y el 50% del crecimiento económico- no solo no han declarado ningún boicot activo a la economía sionista, no solo no han puesto en marcha ninguna agenda de sanciones, sino que han incrementado sustancialmente sus relaciones económicas con el Gobierno de Netanyahu en estos años de holocausto.
China en particular es ya el principal proveedor comercial y uno de los principales inversores en infraestructuras civiles, en seguridad e inteligencia artificial en Israel junto a EEUU y la UE. En 2022 el régimen de Beijing exportó a Israel mercancías por valor de 13.000 millones de dólares, que alcanzaron los 16.000 millones en 2023 y 19.000 millones en 2024. Las previsiones para 2025 es que se superarán los 20.000 millones[5].

Si China, Rusia y sus socios rompiesen relaciones comerciales con Israel y decretasen un embargo a las empresas y países que las mantengan infligirían un golpe decisivo al régimen nazisionista. Pero anteponen los beneficios de sus empresas y su objetivo de mantener la estabilidad regional, claves para sus planes de la Ruta de la Seda y su expansión en todo Oriente Medio. A esto es a lo que queda reducida toda la palabrería sobre el multilateralismo y el supuesto “imperialismo bueno” de Xi Jinping y Putin.
En este contexto de hipocresía imperialista, el papel miserable que están desempeñando todos los regímenes capitalistas árabes y musulmanes no tiene parangón. El caso del Gobierno egipcio es especialmente repugnante. Al Sisi no solo ha consentido la masacre y la hambruna en Gaza, ha reprimido salvajemente las marchas de solidaridad internacionalista que intentaban romper el bloqueo humanitario y ahora está reforzando militarmente sus fronteras para impedir ninguna fuga de refugiados palestinos. Con la misma política actúan la monarquía hachemita jordana, las monarquías reaccionarias del Golfo, con Arabia Saudí al frente, Erdogan en Turquía y sus títeres fundamentalistas de Siria.
Las movilizaciones en Israel y lo que representan
El pasado 17 de agosto las familias de los rehenes convocaban una huelga general y manifestaciones a favor del acuerdo de alto el fuego con Hamás y contra los planes para arrasar Ciudad de Gaza. Aunque la dirección burocrática de la central sindical sionista Histadrut, que desde la imposición del Estado de Israel actúa como un pilar más del régimen, se negó a llamar a sus 850.000 afiliados a la huelga, la movilización del 17 ha sido la más masiva desde el comienzo del genocidio. Más de 300.000 personas desafiaron las amenazas del Gobierno y la policía, y se produjeron choques en varias ciudades y decenas de detenidos y heridos. Los convocantes han llamado a una nueva huelga general el domingo 31, inicio de la semana laboral en Israel, si el Gobierno mantiene sus planes militares y no negocia.
Dentro de la sociedad israelí el sionismo sigue teniendo un peso muy mayoritario, y el Gobierno encabezado por el Likud, aliado con los fascistas supremacistas, cuenta con una base de apoyo importante y está imponiendo todo tipo de medidas totalitarias. Pero es un hecho que la oposición al genocidio entre la población está creciendo. El rechazo no se limita únicamente a la minoría árabe de Israel (que representa el 20% y está sometida a un régimen cada vez más discriminatorio y represivo). Abarca sectores de la juventud trabajadora y estudiantil judía. Según diferentes fuentes periodísticas, más de 100.000 jóvenes podrían haber desertado o buscado diferentes formas de eludir el servicio militar, que en Israel es obligatorio.

Al impacto psicológico de la movilización mundial contra el genocidio, el hecho es que decenas de miles de jóvenes judíos que ven degradarse sus condiciones de vida, son sacados de sus centros de trabajo o estudios y movilizados para ir a matar a un pueblo indefenso. Sin duda, en la base de las FDI predomina el apoyo a la masacre, pero las fisuras que se están produciendo entre los futuros soldados son reveladoras. Mientras la burguesía sionista se hace de oro[6], Israel es el segundo país de la OCDE con mayor tasa de pobreza (21,2% frente al 17% de media de la UE) y pobreza infantil[7]. Según el último informe de desigualdad mundial elaborado en 2023, en Israel el 10% más rico multiplicaba por 16 los ingresos del 50% más pobre[8].
Durante dos años de genocidio en Gaza y agresiones militares a distintos países la situación ha empeorado. El PIB ha ralentizado su crecimiento (1% en 2024 y una previsión similar para 2025). Para sostener el gasto militar, 8,8% del PIB (el mayor del mundo solo superado por Ucrania) y que este año ha aumentado la friolera de un 20%, la clase dominante está aplicando recortes en educación, sanidad y vivienda que alimentan el malestar social. A todo ello se une el impacto provocado por las mentiras sobre la invulnerabilidad del sistema defensivo de la Cúpula de Hierro, que puso de manifiesto el conflicto militar con Irán, y la evidencia de que las políticas del régimen nazisionista significan más guerra, militarismo, sangre y muerte.
Apenas estamos al inicio de este movimiento de contestación y dentro del mismo existen evidentes contradicciones: tanto los portavoces de las familias de los rehenes como sectores que se declaran de izquierda siguen sin cuestionar la ocupación colonial y el sistema de apartheid, la limpieza étnica de décadas, ni al sionismo como tal. Pero al mismo tiempo, la magnitud y los brotes de radicalidad de estas movilizaciones muestran que el régimen no es inexpugnable y dentro de la sociedad israelí se acumulan contradicciones de clase que van a seguir creciendo.
¡Por una huelga general que pare la masacre!
La única alternativa para detener el holocausto contra el pueblo palestino es continuar fortaleciendo la movilización de masas en todo el mundo. Una lucha que concita cada día más apoyo y que ya ha obstaculizado planes que Trump y Netanyahu daban por hechos, despertando una oposición masiva al sionismo en todo el mundo e impactando entre sectores de la población israelí.
Pero las manifestaciones de masas, que son claves, deben ir de la mano de acciones que involucren de manera directa al movimiento obrero, que puedan paralizar la producción, que afecten al corazón de las empresas que se lucran con el negocio del genocidio. Desde Izquierda Revolucionaria estamos impulsando una campaña pública por la huelga general, que es la mejor herramienta para visibilizar la oposición de masas a la masacre en Gaza y Cisjordania.

Evidentemente es una propuesta que por el momento se mueve en el terreno de la propaganda. Pero es fundamental que todo el movimiento implicado en la lucha contra el genocidio, los miles de activistas y colectivos que participamos directamente en esta batalla, la levantemos con fuerza e interpelemos directamente a los sindicatos de clase, impulsando asambleas en todas las empresas posibles, aprobemos resoluciones en nuestras secciones sindicales, movilicemos fuerzas en barrios y centros de estudio, para que la consigna de la huelga general se haga presente en el día a día.
Sabemos que no es una tarea fácil. Nos enfrentamos al apoyo activo de la derecha y ultraderecha al sionismo, a las maniobras, excusas y falsas promesas del propio Gobierno y a una burocracia sindical de CCOO y UGT que ha hecho de la desmovilización su razón de ser. Pero estos obstáculos pueden ser superados por el movimiento si contamos con un plan de lucha en ascenso y que popularice la idea de la huelga general: parar todo, para acabar con el genocidio.
Solo la lucha masiva en las calles y la defensa de un programa revolucionario puede frenar este genocidio.
¡Preparar una huelga general ya y obligar al Gobierno PSOE-Sumar a romper relaciones comerciales y diplomáticas!
¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!
¡Por la Federación Socialista de los pueblos de Oriente Medio!
Notas:
[1]Gaza se muere de inanición: “¿Por qué nos están matando de hambre?”
[2]El intenso negocio con Israel: desde España y hasta A Coruña
[3]Santander y BBVA entre los 10 principales financiadores europeos de empresas que suministran armas a Israel
[4] Así es cómo tu dinero puede acabar financiando el genocidio de Israel en Gaza
[5]Para un examen detallado de las relaciones de China y otros países BRICS con el Gobierno sionista de Netanyahu, se puede consultar el magnífico trabajo de Eric Toussaint ¿Por qué los BRICS no denuncian el actual genocidio en Gaza?
[6]Empresas de armas israelíes ganan millones mientras avanza la ofensiva en Gaza; más de 55 mil civiles palestinos han muerto desde el inicio del conflicto
[7]Con 900.000 niños pobres, Israel ocupa el segundo lugar en el ranking de la OCDE
[8]World Inequality Report: Israel entre los países más desiguales