¡Endurecer las huelgas y unificarlas con una gran huelga general de todo el sector público!
El pasado jueves 23 de marzo se produjo la primera huelga de advertencia[1] de 24 horas en todo el sector público en Hamburgo.
La huelga fue todo un éxito: 8.000 trabajadores salieron a la calle. El puerto de Hamburgo quedó paralizado durante dos días ya que la HPA (Autoridad Portuaria de Hamburgo) prohibió el tráfico de grandes barcos debido a la huelga de controladores marítimos. Barcos de más de 90 metros de largo y 13 metros de ancho quedaron varados y numerosos barcos que se dirigían al puerto de Hamburgo se quedaron en la Bahía Alemana, al no poder continuar su viaje por el Elba. Cada barco de 400 metros de eslora supone un gasto de 50.000 euros al día al quedarse varado. ¡Un éxito inmenso que demuestra el poder de las y los trabajadores del sector público!
La clase obrera está decidida a continuar la lucha. Este lunes había previsto un paro nacional en todas las infraestructuras de transporte públicas junto con el sindicato ferroviario EVG. Una huelga que ha sido un completo éxito, paralizando completamente el transporte a lo largo y ancho de toda Alemania, y que demuestra la enorme disposición a la lucha por parte de la clase obrera. En la huelga en Hamburgo, hoy y la semana pasada, los discursos de los trabajadores han sido muy claros respecto al camino a seguir: ¡paralizar completamente la ciudad y el país entero!
¡Hay que unificar las huelgas! ¡Hay que golpear con la máxima contundencia!
La huelga de advertencia en Hamburgo ha sido un ejemplo de lo que es posible cuando se unen todas las luchas del sector público y las luchas de otros sectores.
Según el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (WSI), este año se llevarán a cabo negociaciones salariales que involucrarán a casi 8 millones de trabajadores. Con una estrategia que una a todos los sectores, sería posible paralizar todo el país sin ningún problema: se podría interrumpir el comercio, paralizar el tráfico ferroviario, detener el transporte de contenedores, mantener los aviones en tierra, dejar la basura sin recoger en las calles, cerrar los hospitales excepto para emergencias, y cerrar las guarderías y colegios.
Una situación que supondría millones de euros en pérdidas, y que permitiría luchar hasta que cesen los ataques contra las y los trabajadores en todos los sectores y niveles y se cumplan nuestras reivindicaciones.
Hay que ser muy claros al respecto: ¡Hay fuerza! ¡Sería posible lanzar una poderosa ola de huelgas unificadas y que sea un primer paso hacia una huelga general en toda Alemania!
La burocracia sindical llega a acuerdos con la patronal
Sin embargo, a pesar de esta fuerza, la dirección de los sindicatos está utilizando la estrategia opuesta, dividiendo la lucha por regiones y sectores, y tratando de convocar las huelgas de forma aislada. Según diversos informes, la Comisión Federal de Pagos del Sector Público, donde negocian patronal y sindicatos, ya está discutiendo la aprobación de una oferta similar a la aprobada para las y los trabajadores postales: no una subida salarial acorde con la inflación, sino un pago único, una compensación, libre de impuestos, al tiempo que se congelan los salarios.
Estos dirigentes sindicales, que sí cobran buenos salarios, están dispuestos a conformarse con auténticas migajas para los trabajadores. Señalan que una subida salarial acorde con la inflación “probablemente no pueda conseguirse”. Pero, ¿no podría lograrse por parte de unos sindicatos de masas que pueden convocar a la huelga a casi 8 millones de trabajadores?
¡Estos dirigentes sindicales no están representando nuestros intereses! ¡Cada vez que las y los trabajadores hablan, queda claro que están dispuestos a luchar, que no tiene intención de aceptar nuevos ataques al derecho de huelga, a la edad de jubilación o a nuestros salarios!
Hace unas semanas se anunció que el sindicato del sector público Verdi tuvo 45.000 nuevas afiliaciones en los dos primeros meses del año, más que nunca en la historia del sindicato. Un número que continúa incrementándose acercándose a las 60.000 nuevas afiliaciones.
En Correos se llevó a cabo una votación para impulsar una huelga indefinida, que contó con la aprobación del 85,9% de la plantilla. Sin embargo, posteriormente, a través de maniobras burocráticas por parte de los dirigentes sindicales parte del Comité de negociación colectiva, y en contra la mayoría de las y los trabajadores, se llegó a un acuerdo que ha establecido la congelación de los salarios y el pago de una prima única, acabando por el momento con la huelga.
Hace una semana se celebró en Hamburgo una reunión con cerca de 200 trabajadores y delegados sindicales de todo el sector público, en la que dos miembros de la Comisión Federal de Negociación Colectiva tantearon la posibilidad de un acuerdo similar al de Correos para todo el sector público en Hamburgo. Pero la respuesta de las y los trabajadores y delgados fue muy clara: ¡Ningún sector está dispuesto a aceptar una prima única, una compensación, en el proceso de negociación! ¡Todos pidieron a la Comisión de Negociación Colectiva que, si esta es la oferta, abandonen la mesa de negociaciones y llamen directamente a las y los trabajadores a una huelga forzada!
¡Necesitamos sindicatos democráticos!
Maniobras como la que hemos visto en la huelga de correos demuestran que los empresarios saben lo que está en juego. ¡Están viendo en Francia que la clase obrera unitariamente puede convocar con éxito una huelga general tras otra, sacudiendo a todo el país y poniendo contra las cuerdas al gobierno capitalista!
Lo que más temen los empresarios es nuestra herramienta más poderosa, la huelga general. Pero para llevar adelante la lucha, debemos asegurarnos de que los sindicatos estén subordinados a la voluntad de las y los trabajadores. ¡Para hacerlo, necesitamos de la acción directa de las y los trabajadores y sus delegados sindicales, trabajando en coordinación, colectivamente, y luchando para extender las huelgas! Tenemos que formar comités de acción para organizar las huelgas. Tanto en la huelga de los servicios públicos como en los diferentes sectores que están negociando ya sus convenios colectivos, necesitamos organizar conferencias periódicas de delegados sindicales a nivel federal, estatal y regional, elegidos directamente por los trabajadores, discutiendo y votando la estrategia de huelga.
Los dirigentes sindicales que incumplan con el mandato democrático de las y los trabajadores deben poder ser expulsados en cualquier momento. ¡Son nuestros sindicatos, financiados con nuestros impuestos, y debemos luchar por que estén bajo nuestro control!
DIE LINKE se abstiene en esta batalla
Mientras que en Francia La France Insoumise está jugando un papel importante como catalizador de la lucha de la clase obrera, utilizando sus posiciones parlamentarias, la situación es completamente distinta con DIE LINKE.
Janine Wissler, diputada en el Parlamento y Presidenta de Die Linke, correctamente se solidarizó con los huelguistas y pidió la nacionalización del servicio de correos. Por otro lado, Sahra Wagenknecht, que lleva años planteando la necesidad de llegar a los “trabajadores alemanes”, no ha dicho por ahora una sola palabra al respecto, a pesar de tratarse de la lucha más importante de la clase obrera alemana de la última década.
En la manifestación de Hamburgo de la semana pasada, con 8.000 trabajadores, no se vio ni una sola bandera del partido, lo que pone en evidencia su actitud respecto a estas huelgas. Como hemos señalado en repetidas ocasiones, esta es precisamente la causa de la crisis histórica que atraviesa Die Linke. No es consecuencia del bajo nivel de conciencia de la clase trabajadora y los oprimidos, sino de que el partido observa pasivamente el desarrollo de la lucha de clases, sin atreverse a intervenir decididamente.
Die Linke se mantiene completamente al margen de estas luchas de la clase obrera y en consecuencia ha perdido toda autoridad en ella.
Solo podrá transformarse esta situación si el partido da un giro y se pone al frente de la lucha de clases. No sólo repitiendo las exigencias del sector público, sino impulsando una política sindical combativa que aumente la presión sobre los dirigentes sindicales. Proponiendo a los trabajadores un programa para unificar las luchas y emprender una lucha política consciente contra la austeridad, contra cualquier política propatronal y contra las políticas capitalistas. Die Linke podría comenzar a presentar mociones en los parlamentos contra estas políticas de austeridad por parte de los gobiernos regionales y locales, al tiempo que apoya las luchas del sector público y extiende el movimiento en las calles. Por supuesto, para hacer eso, tendría que abandonar todos los gobiernos estatales y municipales en los que participa impulsando políticas capitalistas.
Die Linke ha realizado muchos discursos sobre la lucha contra la derecha. Pero, como era de esperar para los revolucionarios y los comunistas, no ha logrado que estos tuvieran un efecto a nivel electoral. Al tiempo que las encuestas le dan a la extrema derecha de AfD un 15% en intención de voto, Die Linke se ha hundido por debajo del 5%, estando amenazada su permanencia en el Parlamento. Este es el resultado de las llamadas "alianzas democráticas" contra el fascismo que han llevado adelante en los parlamentos e instituciones burguesas: ¡34% para el SPD y los Verdes, 5% para LINKE, y un 45% para la CDU y AfD, según recientes encuestas!
Las y los trabajadores son muy claros al respecto: ¡Queremos hechos, no palabras! El movimiento huelguístico que actualmente se extiende por toda Europa demuestra que la clase obrera y la juventud tienen el poder de barrer la derecha y ala extrema derecha tanto en los parlamentos como, sobretodo, en las calles; de conquistar condiciones de vida digna y servicios públicos de calidad; de poner en cuestión al poder y al capitalismo, ¡y de superar las dificultades hasta vencer!
¡Hay que continuar la lucha en las calles hasta alcanzar todos nuestros objetivos!
La huelga de advertencia de Hamburgo ha demostrado lo que es posible cuando la clase obrera une sus fuerzas en la lucha. ¡Y lo mismo ha ocurrido con la impresionante huelga del transporte público que ha paralizado el país! Los dirigentes sindicales impulsan una táctica para intentar dividir las luchas reduciendo enormemente su potencial. Pero el ánimo entre la clase obrera es claro: ¡hay que seguir luchando hasta lograr la victoria! ¡Tenemos que llevar este espíritu de lucha a las calles! ¡La clase obrera necesita un programa para extender la lucha y convertirla en una autentica rebelión por la revolución socialista!
[1] Las huelgas de advertencia son huelgas cortas, de hasta 24 horas, que tienen limitaciones y se realizan en un contexto en el que se mantienen negociaciones. Las huelgas forzadas son huelgas que requieren el acuerdo y voto de los trabajadores, que solo se convocan cuando se han roto todas las negociaciones, y que son muchos más duras, normalmente indefinidas.