Más de dos millones de trabajadores del sector público participaron el 30 de noviembre en una huelga general de 24 horas contra el gobierno tory-liberal. Se trata de la mayor huelga en más de treinta años.
La movilización de jóvenes y trabajadores en Gran Bretaña ha recuperado intensidad desde la llegada de los conservadores al Gobierno hace tan solo 18 meses, de esta forma ante el incremento salvaje de los costes de matriculación universitaria (que pasa de las 3.000 libras a las 10.000 anuales) en noviembre de 2010 tuvimos la primera respuesta masiva en las calles de Londres con decenas de miles de estudiantes que ganaron el apoyo del conjunto de la sociedad. Poco después, en marzo de 2011 centenares de miles de personas retomaban las movilizaciones contra los planes de austeridad aprobados por Cameron. Por último el 4 de agosto y ante el asesinato por parte de la policía de un joven en un barrio empobrecido, se desataba una verdadera revuelta que se extendió por toda Inglaterra, poniendo en jaque a Gobierno y policía.
Los recortes
Con esta situación previa es con la que el Gobierno de coalición de conservadores y liberales aprobaba una reforma de las pensiones contra los funcionarios que ha puesto en pie de guerra a todo el sector. La agresión recibida por parte de los trabajadores públicos no tiene nada que envidiar a las que se aplican en los países del sur de Europa.
La reforma del sistema de pensiones obligará a trabajar (de los 60 que actualmente hace la mayoría) hasta los 67 años, a aumentar sus contribuciones un 3% más de lo que ya aportan y reducir el monto final, que se calculará con una media del salario obtenido en toda la vida laboral, y no con el recibido durante el último año.
Además congelará los salarios de los funcionarios en 2011 y 2012, con un aumento máximo del 1% en 2013 y 2014, así como el anuncio del despido, inicialmente de 400.000, que pasa a 710.000 en 2017. En un año ya han despedido a 240.000 empleados públicos. Todo esto en un momento en el que la inflación ha subido un 5%.
Ante una agresión de estas características, no es de extrañar que más de 2 millones de trabajadores del sector público participaran el 30 de noviembre en una huelga general de 24 horas. Fue convocada por 30 sindicatos y apoyada por el TUC. Secundaron la huelga profesores, trabajadores de sanidad, ayuntamientos y ministerios. El objetivo era frenar los planes del gobierno de que los empleados públicos trabajen más horas, reducir sus pensiones e incrementar la edad de jubilación a 67 años.
Aunque el gobierno y la prensa intentaron minimizar los efectos de la huelga las cifras dicen otra historia diferente. Fue la mayor huelga desde 1979. De hecho los intentos por frenar la movilización por parte del Gobierno no han sido pocos. De esta forma Cameron propuso una nueva oferta a los sindicatos para que desconvocaran la movilización. La modificación en concreto pasa por aplazar en el tiempo la aplicación de los recortes, de tal forma que los funcionarios que se jubilen ahora mismo lo hagan en las condiciones que existen hasta ahora, pero eso sí, los que vengan después se verán afectados de lleno.
Sin embargo esta oferta no ha servido de nada, y las relaciones entre sindicatos y Gobierno han ido tensándose cada vez más, hasta el punto de que Cameron ha amenazado con una reforma sobre la ley de huelga, que entre otras cosas, incluiría la eliminación de todos los liberados en la función pública.
30 de noviembre, una Huelga histórica
En Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte sólo abrieron el 13% de las escuelas, pero en Escocia sólo lo hicieron un 2%. Se suspendieron 60.000 intervenciones quirúrgicas y citas sanitarias, el paro también fue importante en la policía, ambulancias, centros de atención al cliente. Se ha puesto como ejemplo el funcionamiento de los aeropuertos para quitar importancia a la huelga, pero Sky News informaba que el secretario de prensa de Cameron estaba entre los “voluntarios” en Heathrow para mantener abierto el control fronterizo. En Irlanda del Norte la huelga del transporte público fue prácticamente total.
Decenas de miles participaron en unas 1.000 manifestaciones. Distintos medios de comunicación publicaron encuestas sobre el apoyo a la huelga entre la población y estaba entre el 60% y 90%. En Manchester se manifestaron casi 30.000 personas (la manifestación más grande en décadas)
El asalto a las pensiones de los trabajadores públicos es el último de una serie de ataques. Después de la congelación salarial llegaron los despidos masivos, en un año se han despedido a 240.000 empleados públicos. Dos tercios de la fuerza laboral, tanto del sector privado como público, han sufrido retrocesos en sus condiciones laborales, congelaciones o reducciones salariales. En 2010 los salarios reales cayeron un 3% al mismo tiempo que la inflación se dispara, actualmente un 5%, lo que significa una pérdida de poder adquisitivo importante. En su último informe la OCDE pronostica una nueva contracción económica, aumento del desempleo y “el debilitamiento de la economía probablemente tenga un impacto proporcionalmente más grande sobre el empleo que en la última recesión”.
La economía británica se acerca al abismo de la recesión
La huelga coincide con el anuncio del empeoramiento de la situación económica. Un día antes de la huelga el Ministro de Economía, George Osborne, reconoció que la economía crece menos de lo esperado y que eso supondrá extender el plan de ajuste económico, entre otras cosas que los 400.000 despidos anunciados en el sector público pasarán a 700.000. Además de ampliar la congelación salarial hasta el año 2014.
Las jornadas previas a la movilización se han vivido con cierto pánico por parte del Gobierno, como así han reconocido algunos medios de comunicación, debido al serio deterioro que un día antes de la jornada de huelga se daría a conocer sobre el estado de las cuentas y finanzas públicas.
De esta forma “La Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria” anunciaba una revisión optimista sobre el crecimiento previsto para este año, que era del 1,7%, reduciéndolo al 0,9%, así como una rebaja del 2,5% previsto para 2012, que se quedará en un raquítico 0,7%. La caída monumental en las previsiones tiene si cabe mayor impacto, cuando los responsables de este organismo recuerdan que las previsiones que ahora se modifican fueron aprobadas hace tan solo seis meses.
Estos datos han hecho que el Gobierno anuncie que los planes de ajuste tendrán que prolongarse tres años más de lo previsto, así como que se producirá un incremento del endeudamiento público en 128.000 millones de euros más de lo calculado por el Gobierno inicialmente.
Esta situación, aparte de ser el preámbulo de nuevos ataques contra los trabajadores, supone un serio trastorno para el Gobierno conservador que esperaba poder reducir su endeudamiento hasta los 38.600 millones en 2015, año de elecciones, algo que ya está completamente descartado, y que se sitúa, en estos momentos, en los 92.500 millones de euros para ese año.
Los responsables financieros son conscientes de la gravedad de esta situación, y así lo declaraba el director del Instituto de Estudios Fiscales hace unas semanas: “La economía será en 2016 un 13% más pequeña de lo que esperábamos hace un par de años y más de un 3% menor de lo que pensábamos hace seis meses. Es un cambio extraordinario respecto de lo que se esperaba […] la gente va a ser mucho más pobre. Y no volverá hasta 2015 a tener los niveles de vida que tenía en 2001”
Con todos estos datos sobre la mesa el Ministro de economía admitía que Gran Bretaña está al borde de la recesión, a la vez que se espera una gran subida del desempleo en los próximos meses, precisamente en un momento en el que el paro juvenil en torno al 22%.
Como decíamos, la revelación de estos datos, así como la movilización de los trabajadores del sector público se suma a la efervescencia social que existe desde hace meses en Gran Bretaña. Ahora se cumple un año de las históricas movilizaciones estudiantiles contra el aumento de las tasas universitarias, este año de nuevo miles de estudiantes salieron a las calles para manifestarse para celebrar el aniversario de esta lucha y protestar de nuevo contra los recortes educativos. Las organizaciones estudiantiles apoyaron públicamente la huelga de trabajadores públicos. Como en otros países se ha extendido el movimiento de “indignados” con acampadas en diferentes ciudades, la más notable la de Londres que incluso obligaron al cierre de la Catedral de San Pablo, la primera vez que sucede desde la Segunda Guerra Mundial.
La desigualdad social y económica ha alcanzado niveles récord y empeorará dramáticamente en el próximo período debido a estos ataques. La lucha de los empleados públicos británicos es la misma que están desarrollando los trabajadores en otros países (Portugal, Grecia, Italia o EEUU) provocada por la contraofensiva generalizada contra la clase obrera en todo el mundo. Ahora es necesario continuar la lucha y extenderla también al sector privado, sólo así se podrán frenar los ataques y derribar al gobierno Cameron.